La desesperación de Cristina
Cristina fue mi primera novia, y con ella empecé mi vida sexual. Nos conocimos en el bachillerato y fuimos novios los tres años de escuela y dos años mas al terminarla. Es una chica linda, de buen cuerpo, una mujer promedio, nada del otro mundo, pech.
La primera vez que tuvimos sexo fue a los 16 y fue la primera vez para ambos. Debo decir que siempre ha guardado un lugar especial para mi por eso mismo, aun recuerdo como la hice mía varias veces en un departamento vacío que nos prestaba un amigo mío, como desde la primera vez demostró ser toda una putita enrejándose con gran pasión y lujuria a los placeres carnales conmigo.
La primera vez que la desnude y vi su cuerpo sin ropa fue hermosa y excitando, aun se me enchina la piel cuando en mi mente veo esa imagen de los dos desnudos en la cama besándonos como locos, como baje lentamente por su cuerpo besando sus hermosos pechos hasta llegar a su sexo y comerlo disfrutando de ese aroma de hembra tan dulce y rico, como me tomo con sus manos jalándome hacia ella hasta quedar hincado sobre su cuerpo y besando mi verga dura comenzó a chuparla como loca, sus gemidos y caras de placer mientras la penetraba y como disfrutó cuando finalmente eyacule sobre su cuerpo tendido en la cama.
En fin, así pasamos los 5 años que duro nuestro noviazgo. El destino nos separo y cada quien tomo su camino, pero nunca perdimos contacto. Los años pasaron y hoy en día seguimos siendo buenos amigos, como lo dije, aunque no nos frecuentábamos la comunicación nunca se perdió.
Hace poco mas de un año ella finalmente se casó. Era un matrimonio que parecía condenado desde el principio pues en ocasiones ella me llamaba para contarme de problemas que surgían en su noviazgo con el que ahora es su esposo. Yo trataba de hacerla ver que eso no la conduciría a algo bueno, pero ella decidió casarse, más tarde conocería las razones por las que tomo esa decisión.
Hace cinco meses un día recibí una llamada de ella, estaba llorando desconsolada y necesitaba desahogar sus penas con un amigo. La escuche quejándose por un buen rato sobre los problemas constantes que tenia en su matrimonio, principalmente debido a que su esposo ya había estado casado antes y tiene dos hijos, la mayoría de sus problemas surgían por cosas relacionadas con eso. Yo trate de animarla y aconsejarla, finalmente ella se tranquilizo un poco y terminamos la charla telefónica. Pasaron un par de días, yo me encontraba en mi trabajo, (ella y yo terminamos siendo profesores) como al medio día recibí una llamada de ella, me saludo y conversamos unos minutos, finalmente ella me pidió que nos viéramos para platicar con mas confianza, era un miércoles y acordamos una cita para el viernes por la tarde en un café en el centro de la ciudad.
Llego el viernes, la hora de la cita era a las 6 por la tarde. Después del trabajo fui a mi departamento a comer y descansar un poco. Llegado el momento me dirigí al lugar acordado para la cita, llegué 5 minutos antes y pedí una mesa, a las 6 en punto llego Cristina, la vi entrar y lucia hermosa, usaba un vestido negro de una sola pieza que se cerraba con botones desde el cuello a las rodillas, unas zapatillas blancas descubiertas, el cabello recogido con una cola de caballo, maquillada muy natural y con un agradable aroma a perfume floral. Al verla recordé nuestros buenos tiempos de juventud.
Ella me localizo con la mirada y sonriéndome se dirigió a la mesa, me levanté para saludarla y al estrechar nuestras manos y darnos un beso en la mejilla percibí ese rico aroma florar de su perfume, a pesar de sus problemas lucia radiante y hermosa. Ya no era esa jovencita de 16 años que perdió su virginidad conmigo, ahora era toda una mujer. Tomamos asiento y después de platicar algo, el mesero nos proporciono el menú, solo pedimos un par de cervezas. Después de los saludos comenzamos a platicar recordando nuestra juventud, todo muy ameno y agradable. Entre risas y recuerdos se empezó a pasar el tiempo, y ya íbamos por la tercera cerveza. Llego el momento en el empezamos a charlar sobre los problemas de su relación, el tiempo se paso y ya eran cerca de las 9 de la noche, cuando caí en cuenta de la hora le pregunté.
- Oye Cris y a todo esto, ¿apoco le dijiste a tu esposo que ibas a ver a un viejo amigo?
- No, claro que no, se hubiera puesto como loco, es un poco celoso, le dije que saldría a tomar un café con unas compañeras de trabajo que necesitaba relajarme un poco y pues lo entendió.
- A ya veo, jaja es clásico decir eso, bueno afortunadamente yo sigo soltero y no tengo que ocultarle nada a nadie.
- Jaja, eres afortunado.
Charlamos unos minutos mas y pedimos la cuenta. Antes de salir del café ell paso al baño y yo la espere afuera, cuando salió la mire de los pies a la cabeza y ella noto mi mirada.
- ¿Ocurre algo?
- No, solo miraba lo hermosa que te vez, te han sentado los años muy bien.
- Jaja, insinúas que ya estoy viejita
- No para nada, estas perfecta, eres como lo buenos vino, te pones mejor y mas rica con los años
- Jaja, te agradezco el cumplido, ojalá mi esposo me lo dijera…
Salimos del café y nos dirigimos al estacionamiento donde deje mi coche. Ya en el auto, comencé a manejar y le pregunté si sería correcto que la llevara hasta su casa. Ella me dijo que si, pero que la dejara una o dos calles antes para que obviamente su esposo no viera que realmente salió conmigo. Mientras manejaba me sentía hipnotizado por su rico aroma y de reojo le miraba las piernas, durante un tramo del trayecto hubo silencio, se sentía algo raro en el ambiente, Cristina parecía querer decirme o hacer algo, pero no se animaba. Al pasar por cierto lugar.
- Mira, ¿recueras ese lugar?
- Claro que si, como olvidarlo.
Era un cerro donde había un mirador muy frecuentado por parejas, solíamos ir a aquel lugar cuando jóvenes cuando me prestaba su auto mi hermano. De inmediato pasaron por mi mente varios recuerdos con Cristina en ese lugar. Varias veces me hizo sexo oral en el auto estacionado en el mirador, nos dábamos unos fajes increíbles y en ocasiones ella sentada en mis piernas usando falda la llegué a penetrar.
- ¿Por qué no vamos un rato?
- ¿Estas segura?, ya es algo tarde.
Sin decir nada saco su teléfono celular de su bolso y le marco a su esposo.
- Hola amor! Oye sigo con mis compañeras de trabajo, salimos del café y se nos antojo pasar a ver una película…. Si claro no te preocupes, no es necesario yo tomo un taxi… Bye amor.
Cristina termino la llamada y me voleo a ver sonriendo.
- Listo, ahora ya podemos pasar un rato al mirador.
Yo solo sonreí y de inmediato me manejé el auto hasta ese lugar. AL llegar allí busque un sitio para estacionar. El lugar ya había cambiado mucho, antes era un sitio un poco abandonado, por eso era perfecto para parejas de calientes que buscaban un lugar privado para hacer travesuras. Ahora era un lugar mas arreglado y familiar, incluso paseaban familias completas y jóvenes novios tomados de la mano.
Finalmente encontré un lugar para estacionarme, salimos del auto y nos dirigimos a un lugar en el que se podía apreciar la ciudad. Hubo un silencio por un rato, yo seguía sintiendo algo raro en Cristina. Despues de unos minutos le hable.
- ¿en qué piensas?
- Pues… solo estoy recordando todo lo que vivimos en este lugar. Dijo mirándome de una manera traviesa y con un tono de voz pícaro.
- Jaja, recordaba lo mismo hace un momento.
- Fueron muy buenos tiempos, éramos jóvenes y alocados, jaja.
- Sin duda, pasamos muy buenos momentos aquí…
- Me acuerdo cuando te dije que cerraras los ojos, tú lo hiciste y yo me pase al asiento trasero del coche de tu hermano, mientras los tenias cerrados me quite la panti, después te dije que los abrieras y te pasaras con migo, me senté en su piernas y puse tu mano ente mis piernas y te dije que la subieras, tu sentiste que ya no tenia la panti y mi panochita estaba mojadita, jaja, empezamos a fajar como locos y después te saque la verga del pantalón y me acomode y empezaste a cogerme bien rico.
- Jaja, como olvidarlo fue una de muchas de nuestras travesuras aquí.
Y así los dos comenzamos a mencionar anécdotas de nuestra juventud en aquel lugar, debo ser sincero que por el tono de la conversación y los recuerdos comencé a excitarme. Llego un momento en el que me daban ganas de tomar a Cristina entre mis brazos y besarla y manosearla como en antaño, aunado a lo hermosa que se miraba esa noche. Unos minutos después, los dos reíamos y de repente nos quedamos mirando fijamente con una sonrisa en la cara. En ese momento paso lo inesperado. Cristina se mordió un labio de una manera muy sexy y sonriendo me tomo de la mano y comenzó a caminar hacia el auto, yo me deje llevar. Al llegar al coche Cristina abrió la puerta trasera y se metió invitándome a entrar. Sinceramente yo presentía lo que iba a pasar, pero me resultaba increíble de pensar.
Al estar ya los dos sentados en asiento trasero de mi coche ella me tomo la mano y comenzó a acariciármela. Me mir de una manera entre traviesa y tierna.
- Dicen que recordar es vivir, este lugar tiene muchos de nuestros mejores recuerdos, porque no volvemos a vivirlos…
En ese momento sin decir más, Cristina se sentó sobre de mis piernas acomodando las suyas a los costados de mí, me rodeo la cabeza con sus brazos y me miro fijamente.
- Te necesito, necesito hacer esto, no puedo más con tanta presión de mi matrimonio, necesito estar con alguien como tu…
En ese momento Cristina comenzó a besarme de una manera muy tierna, yo me sentía aun incrédulo de aquello, pero también lo deseaba, era un momento muy excitante para ambos, querer revivir los momentos de nuestra juventud y saber que ahora ella era una mujer casada me ponían muy caliente. Comencé a corresponderle el beso y de inmediato llevé mis manos a su hermoso culo, ese culo que hacía varios años atrás manoseaba a placer. En ese momento Cristina comenzó a besarme con más pasión, mis manos apretaban sus nalgas y ella comenzaba a mover su cuerpo sobre mi de una manera muy sensual.
No paso mucho tiempo cuando Cristina comenzó a desabotonar su vestido, hasta que termino y lo abrió como su fuera una tolla de baño, allí pude ver su ropa interior, usaba un conjunto de bra y tanga en encaje negro.
- Woao, te vez hermosa.
- ¿te gusta?
- ¡Me encanta!
Entonces mientras nos besábamos y la manoseaba con pasión comenzó a susurrarme.
- Sabes una cosa, me vestí así para ti. Desde un principio quería que esto pasara, pedirte que nos viéramos para platicar fue el pretexto para poder estar contigo, necesitaba estar contigo, con alguien a quien si le importo…
Aquello y la forma en lo que lo dijo me puso a mil. Me sentía un poco culpable pero no podía parar. No pude decir nada en ese momento, solo me dejé llevar por la pasión y la lujuria, mi verga ya estaba bien dura y ella lo sintió.
- Mmm bebe, que es esto que estoy sintiendo tan duro y grande.
- Tu sabes lo que es…
Estábamos tan excitados por el momento que olvidamos que ese lugar ya no era lo que solía ser cuando éramos jóvenes, no fue sino hasta que notamos las luces de una patrulla de policía que pasaba por el lugar haciendo rondas de seguridad que los dos reaccionamos un poco asustados y de inmediato Cristina se bajó de mis piernas y comenzó a abrocharse el vestido.
Los dos nos asustamos un poco. La patrulla se quedo estacionado cerca de mi auto, por lo que no podríamos continuar con aquello. Nos miramos y nos reímos con tontos y sin decir nada mas solamente seguimos dándonos algunos besos y caricias. Después de un trato Cristina me pidió que ya la llevara a su casa. Fua algo raro pues en el camino los dos no dijimos ni una sola palabra. Una calle antes de su casa me pidió que parara el auto, y así como si nada hubiera pasado simplemente se despidió de mi y me agradeció por la salida, bajo del auto y se fue caminando a su casa.
De camino de regreso a mi casa yo pensaba en aquello y me sentía un poco confundido. Me preguntaba hasta donde habríamos llegado si la patrulla de policía no hubiera aparecido, por que se quedo completamente callada en el camino a su casa, tal vez recapacito y pensó que no fue correcto aquello, en fin, me sentía confundido. Ya en mi departamento abrí una cerveza y me senté en sillón, en mi cabeza seguían rondado esas preguntas. Comenzaba a quedarme dormido cerca de la media noche cuando sonó mi teléfono, al verlo note que era un mensaje de Cristina.
- Bebe, discúlpame si me quedé callada en el camino a mi casa, sabes no te mentí cuando te dije que la verdadera razón de querer verte era para eso que paso. Me quede con muchas ganas, de no haber sido por esa patrulla me hubiera gustado hacer travesuras contigo como cuando jóvenes. Voy a ser muy sincera, no estoy siendo feliz en mi matrimonio, en ningún sentido incluyendo la vida sexual, necesito un hombre que me haga sentir mujer, que me de el placer que necesito. Quiero tener una aventura contigo. Quiero engañar a mi esposo contigo, claro si tu aceptas. Me gustaría que me respondieras ahorita, el imbécil de mi esposo ya esta durmiendo, así que no te preocupes en responderme…
Aquello me dejo helado, pero sin lugar a duda me excito, sentí un poco de lastima por el esposo de Cristina, pero era algo que yo también deseaba. Así que le respondí el mensaje.
- ¡Qué directa Cris! No sé qué decir más que me gustaría mucho hacer lo que me propones, me gustaría estar contigo como cuando jóvenes y darte lo que necesitas…
Cristina respondio.
- Eso era justo lo que quería que me dijeras. Sabes se me está mojando la panochita de pensar en lo que estábamos haciendo hace rato, necesito desesperadamente que me des lo que necesito, dime si podemos vernos mañana.
- ¿Mañana? ¿Estas segura?
- Mañana mi esposo trabaja el turno de noche en la empresa, entra a las 8 de la noche y sale a las 6 de la mañana. Tu dime a qué hora nos vemos.
- Te parece a las 10 de la noche.
- Perfecto, pasas por mí, me recoges donde me dejaste hoy.
- Allí estaré puntual…
Y así, aquel sábado pase todo el día esperando con ansias que llegara el momento de ver a Cristina. Llegado el momento me aliste y acudí a la cita, llegue a las 10 en punto y estacione el coche esperando la aparición de Cristina, casi en ese momento me mando un mensaje preguntando si ya había llegado, le respondí que sí y ella me dijo que entonces ya saldría de su casa, que no me bajara del coche que solo abriera la puerta. Unos 10 minutos después por fin la vi que se acercaba caminado, se miraba espectacular. Usaba unos leggins muy ajustados en color blanco con zapatillas rojas, una blusa negra con un escote que dejaba ver parte de sus hermosos pechos. El cabello recogido nuevamente con una cola de caballo y ese delicioso aroma floral de su perfume. Cuando llego al auto, se subió e inclinándose hacia mi me saludo con un beso en la mejilla.
- Que bueno que tu coche tiene los cristales oscuros, digo por aquello de los vecinos chismosos jaja. Anda vámonos.
Arranqué el auto y comencé a manejar alejándonos del rumbo de su casa.
- Te vez espectacular Cris.
- Gracias bebe, opino lo mismo de ti, te has puesto aun mas apuesto con el tiempo.
- Y bien te parece si vamos a mi departamento.
- Suena bien, pero me gustaría que fuéramos a un motel, digo para recordar los buenos tiempos de nuestra juventud cuando tu hermano te prestaba su auto, además es como mas apropiado para empezar a engañar a mi esposo jaja.
- Eres una traviesa Cris…
En el camino al motel comenzamos a darnos algunos besos y caricias, yo acariciaba sus piernas sobe la suave licra de su leggin. Ella me besaba la mejilla y recargaba su cabeza en mi hombro. Platicábamos de cualquier cosa, era realmente como en los viejos tiempos. Al llegar al motel entramos en el auto y la empleada nos indicó que habitación tomar, pagamos la cuota y estacione el auto en el garage y la empleada cerro la puerta. Antes de salir del auto, comenzamos a besarnos como locos. Después de unos minutos Cristina dijo que era el momento de subir a la habitación.
Al ir subiendo las escaleras que llevan al cuarto, yo detrás de ella no podía dejar de ver ese hermoso culo bajo su leggin moviéndose de una manera tan sensual, el pantalón era tan ajustado que se le marcaba el panti, parecía ser un cachetero de encaje. Finalmente entramos al cuarto, ella me tomo de la mano y ansiosa me llevo junto a la cama solo para comenzar a verme con una pasión increíble, en verdad parecía muy necesitada de placer. Yo comencé a besarla y manosearla todita, comenzamos a gemir lentamente, después de unos minutos la lleve a la cama, me recosté sobre ella jalándola para que quedara acostada sobre mi cuerpo, seguimos con el beso apasionado mientras yo apretaba sus nalgas y las acariciaba con lujuria. Ella me besaba de una manera salvaje. Cristina comenzó a despojarse de su blusa y su bra aun acostada sobre mí, dejándome ver esas hermosas tetas que hacía años no disfrutaba.
Acto seguido comenzó a despojarme de mi camisa quedando desnudos de la cintura para arriba los dos, sus tetas sobre mi cuerpo se sentían tibias, sus pezones morenos ya duros. Solo disfrutábamos el momento. Pasados unos minutos comenzó a desabrocharme el pantalón y besando mi pecho fue deslizándose hacia abajo hasta quedar como perrita con su cara justo frente de mi paquete. Me miraba pícaramente y comenzó acariciarme la verga sobre el boxer.
- Mmm bebe, ha pasado mucho tiempo desde la ultima vez que la tuve en mis manos…
- Mucho nena, Ancio volver a sentir tus manos acariciándomela
- Pues hoy por fin lo vas a volver a sentir.
Cristina comenzó a besar y lamer mi verga sobre el boxer gimiendo excitada, sabia como provocarme muy bien. Finalmente, luego de juguetear con mi verga tomo el resorte de mi boxer y jalándolo hacia abajo libero mi verga que salto dura y babeando. De inmediato Cristina la tomo entre sus manos y comenzó a jalarla suavemente.
- Mmm bebe, esto si es una verdadera verga, tan hermosa, dura, jugosa, justo como la recuerdo.
- Y tu eres toda una zorrita provocadora, justo como te recuerdo…
Cristina empezó a lamer y besar mi verga al tiempo que la jalaba. Después de un rato procedió a devorarla como loca, en verdad esta hambrienta de una buena verga. Mi verga entraba y salía de su boca tibia y húmeda, su saliva bañaba y hacia brillar mi verga dura, sus gemidos me excitaban. La tomé por la cabeza y comencé a acariciarla mientras me la chupaba con gran maestría.
- Oh si, chupa mi amor, chupa…
- Si bebe, si, que delicia de verga.
Después de una buena mamada Cristina se puso de pie sobre la cama invitándome a hacer lo mismo, comenzamos a besarnos como locos mientras terminábamos de desnudarnos. La despoje de su pantalón y observe que efectivamente su panti era un cachetero de encaje blanco, que ya estaba bañado en su néctar. Ella me quito el pantalón quedando nuestros cuerpos desnudos, sus manos no paraban de jalar y acariciar mi verga que ya babeaba mi liquido lubricante. Yo apretaba sus tetas y su culo con pasión, le abría las nalgas y acariciaba con la llama de mi dedo índice su ano haciéndola vibrar y gemir de placer como una perra en celo.
Me incliné y comencé a chupar sus tetas, al tenerla allí nuevamente a mi disposición vi ese lunar en forma de ovalo que tiene cerca del pezón derecho, mi, lengua jugaba con sus morenos y duros pezones, los mordisqueaba suavemente provocándole unos gemidos increíbles. Las rodeaba con mis manos y las apretaba suavemente, las succionaba con un bebe recibiendo el pecho de su madre.
- Ay si mi amor, si, que rico, hazme sentir mujer como tu solo lo sabes hacer.
Yo solo gozaba con ese par de hermosas tetas, después de un rato la acosté sobre la cama y abriéndole las piernas comencé a devorarme su chocha, emanaba un delicioso aroma a hembra y ese delicio sabor de su néctar que hacia años no disfrutaba. Después de mi relación con Cristina han sido gran cantidad de mujeres con las que he estado, en ese momento me di cuenta que el chocho de Cristina tiene un aroma y un sabor únicos, jamás lo había vuelto a disfrutar, por mas chochos que he comido.
Cristina se retorcía de placer sobre la cama gimiendo sin parar, apretándome la cabeza y empujándome hacia su coño para que se lo comiera todito. Con mi lengua acariciaba su vulva en círculos besándola y lamiendo su delicioso néctar. Comencé a lamer con pasión y fuerza su clítoris l que la hizo casi gritar sin control.
- Oh bebeeee, así no pares así, hazme sentir mujer, que delicia.
Podía sentir su cuerpo vibrar y sus gemidos mas el aroma y sabor de su coño me ponían a mil. Después de darme tremendo boquete con ese coño de ensueño me arrodillé sobre la cama tomando y tomando sus piernas y poniéndolas en mis hombros comencé a follarla con pasión u lujuria, de inmediato comencé martillarla con potencia sintiendo como mis huevos chocaban contra su culo y su panocha chorreaba tanto néctar que con cada embestida se podía escuchar como sus jugos provocaban ese sonido tan peculiar de una follada. Cristina estaba hambrienta de sexo y yo estaba propuesto a darle lo que tanto anhelaba. Los dos jadeábamos y gemíamos como perros hambrientos.
Así seguimos la faena. Pasado un rato le que la verga del coño la tomé por las caderas y la puse como perra, Cristina dócilmente obedeció, arqueando su espalda y levantando ese hermoso culo procedí a continuar follandola, la tomaba con fuerza de la cintura mientras no paraba de martillarla como una bestia. Empecé a introducirle un dedo en el ano, sabia que eso la volvía loca. Cristina no paraba de gemir pidiéndome más y más. Yo daba mi mejor esfuerzo.
- Bebe, ahora por el culo, rómpeme el culo como hace años lo hacías con esa vergota
- Con gusto mi nena hermosa.
Así que le saqué la verga del coño y comencé a meterla lentamente en su culo, ella gritaba de placer sintiendo cada centímetro de mi carne entrando por su orificio rectal. Cuando comencé a martillarla sus tetas se sacudían sin control.
- Como extrañaba este culo
- Y no te imaginas como extrañaba tu verga ese culo
Seguí follándole el culo por un rato hasta que le saqué la verga para dejarme caer sobre la cama, de inmediato Cristina se puso sobre de mi para hacer un 69. Nos conocíamos muy bien, aun recordábamos nuestros gustos y rutinas en la cama. Teniendo ese culo y esa chocha sobre mi cara no paraba de comerlos, lamia su ano y bajaba hasta su chocha que me seguía brindando chorros de sus deliciosos jugos íntimos. Cristina devoraba mi verga con maestría, lamia y acariciaba mus huevos dándoles pequeñas mordidas.
Pasado un rato cristina se levanto solo para acomodarse sobre mi y comenzar a cabalgar mi verga dejando caer su cuerpo sobre mi para besarme de una manera lujuriosa. Así seguimos la faena hasta que la tome de la cadera y la zafe de mi verga, la acosté sobre la cama y arrodillándome a un lado de ella me jale la verga hasta que un chorro de leche broto de mi manguera de carne cayendo y bañándole las tetas y el rostro. Cristina solo jadeaba y gemía de placer. Sin decir nada mas que gimiendo Cristina tomo mi verga y comenzó a apachurrarla para exprimir toda la leche, después comenzó a frotarse con sus manos mi semen sobre sus tetas y lamio las palmas de sus manos para comerse la que tenia embarrada.
Finalmente me deje caer sobre la cama y quedamos juntos abrazándonos y besándonos hasta que fuimos recuperando el aliento.
- Mi vida eres el mejor, nunca me volvieron a coger tan rico como tú, no te imaginas como te extrañaba y como me hacía falta una buena cogida.
Nos quedamos hablando de como su esposo era un inútil en la cama, que no sabia tocarla y darle placer. Eso y los problemas que tenían hacia de su vida con él un infierno. Le pregunte porque no lo dejaba y ella me dijo que simplemente no sabia por qué. Me dijo que tal vez tenia miedo al que dirían sus familiares si se divorciaran, que además se casó con él porque sentía que ya estaba pasándose su tiempo. En fin, tuvimos una buena charla y finalmente acordamos mantener nuestra relación.
- Sabes me excita y me encanta pensar que el pobre infeliz esta trabajando ahorita pensado que yo estoy en la casa durmiendo cuándo en realidad estoy aquí contigo recibiendo lo que el no me da.
- Eres una pequeña traviesa.
- Pero eso te gusta no
- Me encanta…
Después tuvimos un segundo round, al ultimo y ya cerca de las 3 de la mañana después de una ducha en el baño del cuarto de aquel motel salimos rumbo a su casa.
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