La hija de mi novia
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Me llamo Federico, tengo 38 años, soy argentino y vivo en España hace 12 años.
Mi casa queda en una urbanización privada a las afueras de Madrid.
Hace un tiempo llegaron a vivir una señora con su hija, son venezolanas.
Con el tiempo nos hicimos amigos, la señora se llama Plinia tiene 48 años y su hija, Karen de 18 años.
Hemos salido muchas veces los tres, Karen parece que siempre estuviera ausente de todo, en su mundo, una chica de piel muy blanca, muy menudita, de poco mas o menos de metro cincuenta, su voz es muy aniñada, pero buena chica.
Una tarde de sábado, salimos Plinia y yo solos, tomamos unas cervezas y terminamos en mi casa.
Plinia es una mujer con unos kilos de mas, de nalgas gordas, de buen culo, y un par de tetas, bastante pequeñas y caídas.
Pero lo bueno es que en la cama, es muy completa.
Ya la primera vez que nos acostamos, me dejo que le coja el culo, que ya lo tenía roto, no voy a decir que fui yo el que se lo rompió, ya que sería una tremenda mentira y me la chupo hasta que me acabe en su boca y se tragó toda la leche, que me di cuenta a las claras que estaba acostumbrada a tragarla.
Una mujer muy compañera, salíamos siempre a caminar, hacíamos muchas cosas juntos los tres, pero Karen siempre es de pocas palabras.
Se nota a las claras que entre ellas no hay secretos, y me di cuenta hablando con ellas y escuchando lo que entre ellas hablaban.
Plinia me contó delante de la hija que Karen es bisexual, y a Karen no se le movió un pelo, y le comentaba a la hija de como la cogía.
Mas de una vez yo fui a su casa, y Plinia salió completamente desnuda del baño delante de su hija como si nada, y me agarraba del brazo y me decía, aprovechemos que estoy desnuda, vamos a echar un polvo, y nos metíamos en su habitación y cogíamos como los mejores sin cerrar la puerta y la hija en el salón.
Una tarde viene Plinia y me dice que tiene que viajar a su país, pero que no tenía con quien dejar a su hija, "mira, si Karen no tiene problemas, que se quede en casa", le dije, hablamos con Karen y ella aceptó quedarse conmigo.
Cuando llegó el día del viaje, llevamos a su madre al aeropuerto y cuando veníamos a casa, le dije de irnos a comer a una parrilla.
Después de comer, volvíamos a casa y le pregunté sobre su tendencia sexual, y me empezó a contar que ella había tenido una sola vez relaciones sexuales con un chico, el que la había desvirgado, que el chico le había echo sexo oral y ella a él, pero ninguno de los dos se vino en la boca del otro, "y la colita no te la lamió el chico que te desvirgó?", le dije, ya casi llegando a casa, "no, solo me lamió la cuca nada más", me dijo, sin darle importancia a lo que había echo.
Entramos en casa y la invité a tomar unas cervezas, pero antes nos cambiamos, ella se puso una pijama corto y una ojotas, que le dejaban todo el pie descubierto.
Yo me puse un pantalón corto y quedé con el torso desnudo.
Nos sentamos en el salón de casa y me dijo que solo una de sus amigas con la que había tenido relacione, si le había lamido el chiquito, como le decía ella, y que le había gustado mucho.
Seguimos bebiendo cerveza y le pregunté sobre su madre y me empezó a contar de que el único hombre de su edad que le había conocido, había sido su padre, que se divorciaron estando aún en Venezuela y que todos los novios que ha tenido, siempre fueron mucho mas jóvenes que ella, que cuando ella tenía 8 años, se acuerda que su madre salía con un chico de 15 años.
"O sea que tu madre salía con ese pibe de 15 años, y ella tenía 38 años?", le pregunté un poco incrédulo, a lo que ella me dijo que mas o menos era esa la edad que tenía su madre, que después los novios no pasaban de los 25 años.
Karen a medida que seguía bebiendo se le iba soltando la lengua y me empezó a contar de que ella había cogido una sola vez, pero que se había acostado con cinco chicas, y todo lo contrario de su madre, siempre le gustaron las mujeres mayores que ella, que la única que le había lamido el ano, era una mujer de unos cincuenta años que había conocido cuando iba al gimnasio, que con las mujeres si le gustaba acabarse en las bocas de ellas y que ellas se acaben en su boca, yo le seguía diciendo que traiga mas cerveza y que sigamos tomando, y que como se había puesto para que esa señora le lama el ano, y me dijo que habían echo el 69, y que estando arriba, la señora le había abierto las nalgas y le lamió el ano, "que delicia tuvo que haber sido eso, esa cola bien blanca que tenes, tendrás un ano bien rosado", le dije, ya buscando irme para otro lado.
Karen, cuando le dije eso, se empezó a reír, "es que yo nunca me vi el ano, no se de color lo tengo", me dijo riendo y bebiendo, "me dejas que yo te lo vea?", le dije, agarrando uno de sus pies y empezando a hacerle caricias en el pie, "y si mi madre se entera?", me dijo, dejando que le acaricie el pie, "solo que vos se lo digas, yo jamás le diré nada", le dije, haciendo que se ponga de pie, y mirando sus ojos que estaban turbios por tanta cerveza que había bebido, le empecé a sacar la parte de arriba del pijama, dejándola con las tetas al aire, hermosas, duras, bien blancas y su aureola y su pezón, bien rosados.
Ver esas tetas y atraerla hacia mi, para empezar a chuparlas, fue todo uno.
Se las lamía, metía sus pezones en mi boca, se las besaba, y con las manos le bajaba la parte de abajo del pijama, apretando sus nalgas, se las acariciaba sin poder dejar de chupar sus hermosas tetas.
Pase mi mano por debajo de su cola y llegué a su concha, y la sentí mojada, ahí no más la alce en mis brazos y la llevé a mi cama, haciendo que se acueste boca arriba, le abrí las piernas y ahora le chupaba la concha, entre gemidos de placer.
Una concha sin un solo bello púbico, de labios regordetes, un olor y un sabor que me hacían poner mas loco de lo que estaba, la di vuelta, haciendo que quede con su cola para arriba y le empecé a besar sus blancas nalgas, una cola bien redonda, de nalgas duras, las besaba, las mordía, Karen gemía, solo movía su cuerpo, cuando le abro sus nalgas y le veo el ojete, quería gritar de alegría, el ojete mas lindo que había visto en mi vida, rosadito, bien apretado.
Metí mi cara entre sus nalgas y se lo empecé a besar, a lamer, apoyaba mis labios y chupaba como buscando sacar algo.
La escuchaba gemir, casi gritar a medida que le comía el ojete con la lengua, ella lo apretaba y hacía fuerza para fuera como si quisiera hacer caca, y yo estaba loco por romperle la cola a la hija de mi novia, "te gusta Karen?", le dije, sacando mi cara de entre sus nalgas, haciendo que ahora se ponga en cuatro patas, volviendo a abrir sus nalgas le seguí chupando el ano, buscando con mis dedos su concha, que estaba totalmente mojada, "siiiiii, me encanta", grito, aplastando su cara contra el colchón.
Yo loco como estaba, me puse bien detrás de ella y sin decirle nada, le metí la pija en la concha, escuchando como gemía de placer a medida que le cogía y le acariciaba el ojete con mi dedo, haciendo que lo afloje.
Saqué vaselina de la mesita de luz mía, pero antes de embadurnarle el ojete, se lo volvía a lamer, a chupar, quería meter mi cara dentro de su cola.
Le dije que se abra ella las nalgas, y le empecé a pasar vaselina por el ano, metía suavemente mi dedo dentro de su cola, escuchando como gemía y apretaba el ojete, me pasé bastante vaselina por mi pija y ahí estaba, a punto de romperle el ojete a Karen, quería que esa hermosa cola fuera mía.
Empecé a hacer fuerza, a sentir como Karen se quejaba, como su ano se iba abriendo a medida que mi pija le iba entrando, no quería ser brusco, no quería que le duela mas de lo necesario, que no se asuste y poder meterle toda la pija en su cola.
La saqué, le volví a pasar vaselina, me volví a pasar vaselina por mi pija, mientras ella seguía en cuatro patas abriendo sus blancas y hermosas nalgas, me volví a ubicar detrás de ella y se la seguí metiendo a medida que ella se seguía quejando, pero no me decía que la saque ni nada, solo se quejaba mientras mi pija terminaba de entrar toda en su cola.
Le había roto la cola a Karen, tenía toda mi pija dentro de su cola.
Yo no me movía, solo le tenía dentro mientras ella se relajaba y dejaba de bufar como estaba bufando.
Muy despacio la empecé a mover para los costados sin despegar sus nalgas de mi pelvis, se la empecé a mover en círculos, sentía el calor del interior de sus nalgas en mis huevos.
Le estaba abriendo el ojete lo mas despacio posible.
Muy despacio se la saco, viendo como le había quedado el ojete, manchado de sangre, abierto, salido para afuera, pero me pareció hermoso.
Volví a lamerlo, ella gimió, la hice poner boca arriba, volviendo a chupar sus tetas, a acariciar su concha, le levanté las piernas y se la volví a meter en la cola, tan despacio como cuando se lo estaba rompiendo, ella no dejaba de gemir a medida que mi pija le entraba en la cola, hasta volver a meterla toda, la tenía agarrada de la planta de sus pies, hice que los apoye en mis hombros, y empecé con una mano a acariciar sus tetas y con la otra su concha, ella tenía los ojos cerrados, su cara reflejaba mucho placer, lentamente empecé a sacarla y a volver a meterla, Karen solo gemía, mis movimientos de mete y saca se iban haciendo mas fuertes y profundos, se la sacaba casi toda y se la volvía a meter, escuchando como gozaba.
Quería romperle bien la cola y que no tenga miedo del dolor, así le podía seguir cogiendo esa hermosa cola.
A medida que yo le acariciaba el clítoris, ella respiraba mas agitada, mas fuerte, sus gemidos se hacían mas fuertes, eran casi gritos que daba Karen.
Empezó a temblar, parecía que estaba convulsionando, levantaba sus caderas, haciendo que mi pija le entre mas todavía, yo le sacaba y le metía la pija a un ritmo constante, su ojete totalmente abierto, ella dio un fuerte "haaaaaaa", y me clavó sus uñas en mi brazo, yo la empecé a coger mas rápido, se notaba que Karen se estaba acabando, deje de acariciarla y solo le agarre los tobillos, mordiendo uno de sus talones, cuando yo también me empecé a acabar dentro de su cola.
Sentía como me salían los chorros de leche de mi pija, llenando la cola de la hija de mi novia, llenando esa hermosa cola que acababa de romper, Cuando terminé, me temblaban las piernas, parecía que estaba en una nube.
Karen apenas podía abrir sus ojos, "que rico me rompiste la cola", me dijo, los cerró.
A medida que le iba sacando la pija de la cola, escuchaba su respiración, pausada, profunda, totalmente relajada.
Me di cuenta que se había dormido.
Le quedé mirando el ojete como se lo había dejado, veía como a medida que Karen respiraba, le salía la leche de la cola, para mi fue un espectáculo hermoso.
La acomodé bien, y me acosté a su lado y nos quedamos dormidos los dos desnudos y bien abrazados.
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