La mamá de Lorena
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Me llamo Eduardo, vivo en España desde hace muchos años, yo soy argentino.
Soltero 50 años, vivo en una urbanización donde la mayoría de mis vecinos son rumanos.
Un día cualquiera estaba paseando a mis perras, cuando pasa una señora de la mano con una niña de unos cinco o seis años, la cual se voltea riendo y me dice que su hija le preguntó si yo era Papá Noel.
Nos reímos de la acurrencia de la niña, hablamos dos palabras y seguimos en lo nuestro.
A los dias voy al estanco a comprar cigarrillos y las vuelvo a encontrar, nos saludamos, hablamos unas tonterias referidas a la niña y seguimos.
Asi estuvimos como mas de un mes, hasta que un día hablando le pregunte el nombre y me dijo que se llama Irina, y.
como teníamos mas o menos confianza la acompañé a buscar a su hija.
Irina me preguntó si tenia mujer, le dije que no, y ella me empezó a hablar del marido, que nunca estaba en casa, que ella siempre estaba sola.
con su hijita.
Me contó que su hermana estaba casada con un cubano, que la mimaba mucho, cosa que su marido no hacia, que su marido es un hombre muy frío.
Mientras me contaba esto, vi sus ojos llenos de lágrimas.
Yo intenté cambiar el tema, pero era como que se estaba desahogando conmigo «Irina, y si cuando dejas a tu hija en el colegio te invito a desayunar en algun bar, o a la tarde cuando Lorena va a inglés, vamos a tomar una cerveza?», le dije.
Note miedo en su mirada y no quise insistir.
Una mañana nos volvimos a encontrar, nos saludamos y me invitó un café en su casa, «Irina, y si para.
evitar problemas venis a la mía?», le dije, ella lo pensó unos segundos y me dijo que sí.
Irina es una mujer de estatura media, muy blanca de piel, no es bonita de carami, pero tiene unos ojos grises muy hermosos.
Mientras yo hacía el café ella me volvía a hablar de su marido, de como la trataba y se puso a llorar.
La abracé contra mi pecho, buscando consolarla, acariciaba su cabeza, «mi marido jamás me abrazó asi, con tanta ternura como me abrazas tu», me dijo levantando su cabeza, me miraba con lágrimas en sus ojos, una mirada tan tierna, que baje mi cabeza y le bese los labios.
Nos quedamos mirando sin decir nada, y nos volvimos a besar, ya con mas intensidad, nuestras lenguas se buscaban, ella se abrazaba mas fuerte a mi, y yo bajé mis manos a su culo, apretando sus nalgas, metiendo mi mano dentro de su pantalón deportivo, mientras nos seguíamos besando, yo pasaba mis manos por sus nalgas, por la raja de su culo.
Por un momento dejamos de besarnos y nos fuimos de la mano a mi habitación, nos empezamos a besar de nuevo y a desnudarla.
La hice acostar completamente desnuda, Irina solo me miraba y sonreia.
Vi su cuerpo de piel bien blanca, sin un solo pelo en la concha, una concha de color rosado, me desnude y abriendo sus piernas le empecé a chupar la concha, mojada, muy mojada.
Irina me acariciaba la cabeza y gemia muy fuerte retorciendo su cuerpo, moviendo sus piernas, las estiraba y las doblaba, empecé a subirla besando su cuerpo, buscando los pezones bien rosados, acomodando mi pija contra su concha y mientras le chupaba las tetas y le iba metiendo la pija, Irina daba fuertes gemidos de placer, tratando de envolver mi cintura con sus piernas.
Con sus manos me agarró la cabeza, haciendo que deje de chupar sus tetas y me besó metiendo su lengua en mi boca.
Mi pija entraba y salía de su concha haciendo que ambos gimamos de placer sin dejar de besarnos.
«Ojala mi marido me follara como tú», me dijo entre gemidos y hayes de placer.
Le saqué la pija y me metí de nuevo entre sus piernas volviendo a chupar su concha, escuchando el grito de placer que dio y como me tiraba los pelos retorciendo el cuerpo.
La hice dar la vuelta, mordiendo y besando sus nalgas, Irina mordió la almohada cuando le empecé a lamer el ano, tan rosado como el resto de sus partes.
Estaba abierto, se notaba que ya le habían cogido el culo.
Se lo besé, se lo lami, me fui subiendo sobre ellael, que enseguida se abrió sus nalgas, dejando que acomode mi pija y la escucho gritar.
con la cara aplastada contra la almohada cuando mi pija le empezó a entrar por el ano.
«Cariño, hay cariño como me haces disfrutar», me decía Irina moviendo su culo en círculos, gimiendo, gritando de placer.
Yo subía y bajaba mi cuerpo, haciendo que mi pija entre y salga de su ojete.
No dejaba de abrir sus nalgas y daba patadas en la cama disfrutando, gozando de como la estaba cogiendo.
«Cariño, me corro, me corro cariñooooo», grito desesperada, haciendo que yo también le meta la pija bien adentro de su culo y me empecé a acabar, gimiendo como un animal llenando de leche el culo de Irina.
Cuando le saqué la pija del culo, me acosté a su lado, «gracias cariño, me haz echo muy feliz», me dijo besando mi boca.
Ahora Irina viene de vez en cuando y pasamos momentos maravillosos, aunque es muy reacia a chupar la pija, pero la voy a educar en eso, ya que Irina es una mujer muy sumisa.
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