La meserita
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Me fui de comisión a otra ciudad unos 15 días. Y había una meserita súper linda que todos los días me atendía. Era morena de 1, 60 m de altura. No tenía mucha colita pero si un par de senos grandes muy provocativos. Se ponía siempre como un chaleco que le ajustaba la cintura pero escotado que al cerrarlo le resaltaba aún más los senos.
Yo me sentaba siempre en su zona para verla y ella si noto que la miraba mucho. Con el paso de los días me sonreía cuando me le quedaba mirando y estaba siempre más atenta a lo que necesitara. Yo trataba de ir a almorzar solo y quedarme todo el tiempo que pudiera solo para verla. Después de 10 días de ir al mismo lugar siempre ya me conocía y trataba de tocarla. Se entrelazaban mis dedos con los de ella. Le hablaba en voz baja para que se me acercara a oírme y sentir su perfume. Eso me excitaba mucho. Un día planee algo para ver si el plan me salía. Me fui con un pantalón ligero y unos boxers que dejaban mi pene muy suelto. Cosa que si se endurecía así fuera solo un poco cualquiera que estuviera viendo lo notaria. Pedí lo de siempre y deje el vaso de jugo con muy poco en la copa para que cuando estuviéramos hablando se regara sobre mi pantalón. (La verdad no le daba mucha fe a la idea y pensé que no saldría, pero no perdía nada intentándolo).
Al pedir la cuenta ella vino y deje el vaso justo para que al regarse callera sobre mi pene. Y al acercarse efectivamente lo deje caer (salió súper postizo) pero ella si se avergonzó pues varios se le quedaron viendo. Ella extendió una servilleta de tela para que me secara (mi plan No funciono, imagine que ella se iba a poner a limpiarme allí mismo) pero lo que paso fue que me indico donde había un baño para que fuera a secarme.
Entre al lavabo y a los dos minutos entro ella. Le sonreí (ella estaba molesta) y me dijo porque se hecho el jugo encima? Si sabe que Me llamaron la atención. Acá estoy por orden de mi jefe para asistirlo.
Erika se llamaba, así decía su membrete. Le dije, mira Erika fue una estupidez no se en que pensaba. Lo siento no quería. Me interrumpió y me dijo bueno ya que. Vamos a limpiar eso. Tomo la servilleta de tela y se acercó la humedeció y empezó a limpiar al lado del pantalón. El tenerla de rodillas enfrente de mí me puse a imaginar cosas y obviamente se me endureció el pene. Ella se percató de ello abrió los ojos y bajo la mirada. Dijo bueno parece que ya está. Y cuando estaba saliendo la tome de la cintura por la espalda y la abrace al tiempo que le decía.
No te vayas. Le dije.
Ni siquiera se tu nombre, y alguien puede entrar. Me respondió con afán.
Alberto le dije, y empecé a besarle el cuello. Yo la vi por el reflejo del espejo que cerró los ojos y se recostó contra mí. En ese momento desabroche lentamente uno de sus botones y fui a meter una mano en su escote. Solo pude estar así unos segundos cuando se incorporó y me dijo: -“Aquí no, espera salgo y te metes al cuarto al lado de la caja donde esta lo de aseo” y luego salió del baño..
Fui a mi mesa y pague la cuenta. En el momento que nadie me veía me metí al cuarto y allí espere. Pasaron casi 15 minutos y yo no perdía la esperanza cuando ella entró. Me dijo solo tengo 5 minutos. Pedí un descanso, Alberto, porque hiciste todo eso. Le calle la boca con los dedos y le dije. Solo tenemos 5 minutos al tiempo que empecé a besarla y acariciar sus senos. Ella bajo su mano y empezó a tocarme el pene sobre el pantalón masajeándolo y poniéndolo nuevamente muy duro.
Me abrí la cremallera y salió todo mi pene al aire con la puntita muy mojada. Ella decía. Que rico, esta eso papi. Se arrodillo y empezó a metérsela lentamente a la boca, siempre mirándome a los ojos. Se abrió la camisa y sacaba mi pene de su boca para pasar la punta de mi glande por una de las tetillas de sus senos. Empezó a pajearme muy rápido y a chupármela. Me masajeaba los testículos con suavidad y me la chupaba muy fuerte y muy delicioso. Yo quería gritar pero no podía. 5 minutos después no lo creía ya quería eyacular estaba muy excitado. Le susurré que parara, pero no me dejo, me cogió las nalgas con fuerza para que no se la sacara de la boca y empecé a eyacular dentro de su boquita mucho semen. Luego de que eyacule ella se tomó todo mi semen y continuo lamiendo mi verga un rato hasta que quedara limpia.
Erika que rico. Déjame a mí ahora. Ella me miro y me dijo tendrá que ser después se me acabo el tiempo. Me dio un beso en la boca se organizó y salió.
Al otro día regrese a almorzar pero no estaba. Pregunte que pasaba con Erika y me comentaron que había ido en la mañana y que había renunciado. No quisieron darme ningún dato de ella. No la volví a ver y regrese a mi ciudad.
Aun pienso en ese día y espero que no se haya metido en problemas por mi culpa.
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