La mujer de mi hijastro 2
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Mireya resultó mucho mejor de lo que pensaba.
Creí que mi hijastro se había casado con la clásica peruana aburrida, pero me di cuenta que es de las mujeres que van por lo que quieren o les gusta.
Y ella es de esas.
Al otro día, en el trabajo, no dejaba de pensar como habíamos cogido, como sin pensarlo hasta le rompí el culo, lo que me dijo de lo mal que la coge Rodrigo, todo eso me daba vueltas en la cabeza.
Cuando llego a casa me recibe Mireya con una hermosa sonrisa, nos dimos un beso en los labios, estaba con ropa muy liviana, de ojotas, me quedé mirando a mi hermosa nuera.
Nos pusimos a conversar mientras yo en mi cuarto me iba desnudando, ella estaba sentada en el borde de la cama.
«Nos duchamos juntos?», le dije ya en bolas delante de ella, «ya, si», me dijo y se sacó su ropa también.
En la ducha nos empezamos a acariciar, mi pija se puso dura y veo que sin que le diga nada, se arrodilla y me la empieza a chupar.
Me sorprendió lo bien que la chupaba, se notaba que no era la primer pija que tenía en la boca.
«Mireya, me vas a hacer acabar, sacame la leche con la boca», le dije disfrutando como me la chupaba, hasta que no aguanté más y le llené la boca.
Quedé gratamente convencido que no era la primer pija que chupaba ni era la primera vez que tragaba leche.
Salímos de la ducha, nos secamos y fuimos a la cama.
Yo estaba sentado, con la espalda apoyada contra el cabecero y ella con su cabeza casi sobre mi pija.
«Mireya, que bien que chupas la pija.
Quién te enseñó, ya que no creo que hayas aprendido con mi hijo», le dije acariciando sus cabellos mojados.
«Hay, me da pena contarlo», me dijo tapándose la cara con las manos.
«Dale,.
contame», le dije apretando una de sus tetas.
«Mi tío, el hermano de mi papá me enseñó cuando estábamos todavía en Perú.
Cuando yo tenia 9 años él me hacía chupar su pinga, hasta que cuando cumplí los 11 años, fue cuando me cacho por primera vez, después me cachaba y hacía que se la chupe, hasta los 15 años.
Y una vez mi papá vino borracho y se la chupe a él también.
Así también mi papá me cachaba.
Le tuve que contar que mi tío y yo teníamos relaciones, ya que no estaba pito.
Un cumpleaños del tío fuimos con mi papá, y ellos empezaron a beber, hasta estar bien borrachos los dos, me hicieron desnudar y yo bailaba marinera para ellos.
Se las chupe a los dos, pero de borrachos que estaban, no se les paraba, intente que me la metan en la chucha, la acomodaba con la mano, pero no entraba ninguna de las dos», me contaba Mireya besando mi pija, «hasta que nos hicimos evangelistas y dejaron de cacharme y que chupe sus pijas», siguió diciendo, metiendo mi pija en su boca, chupando despacio, saboreando lo que estaba haciendo.
«Y mi hijo sabe lo que hacían tú padre y tú tío con vos?, le pregunté acariciando las dos tetas de mi nuera, mientras ella seguía con mi pija en su boca.
«Le dije solo lo de mi tío, no quise contarle lo de mi padre, me dio mucha vergüenza», hablaba y chupaba mi pija.
Yo me estire bien en la cama y la hice subir sobre mí, mi nuera acomodó con su mano, mi pija contra su concha y se fue sentando, haciendo entre gemidos de placer, que le entre toda.
Mireya movía su cintura y yo acariciaba sus cobrizas tetas.
«Quiero que me hagas un hijo,así como tú, rubio, con tus ojos azules», me decía entre gemidos de placer.
«A mi madre le gustas mucho, dice que eres un hombre muy hermoso», decía con la voz temblorosa de lo caliente que estaba.
«No te gustaria que las coja a las dos juntas», le dije sin dejar de moverme y acariciar sus duras tetas.
«hay que dices?, como me vas a cachar a mi junto a mi madre?», me dijo riendo.
Mi hijastro tiene 24 años, Mireya tiene 22, y su madre tiene 39 años.
Es como Mireya pero mas mayor, aindiada, pelos lasios, de su altura, de buen culo, madre e hija del mismo color de piel.
Mireya jadeaba moviéndose sobre mí, se notaba que estaba disfrutando mucho.
«No le vas a dar la colita a tú suegro», le dije acariciando sus nalgas.
«Me la quieres meter por el chiquito?», me dijo apoyando sus manos en mi pecho, subiendo y bajando su cuerpo, haciendo que mi pija entre y salga de su concha.
Mi nuera sa baja de encima mío y se pone en el borde de la cama, abriendo sus nalgas, le vi su ano abierto, salido para afuera.
Le pasé vaselina y pasé vaselina por mi pija, la apoyo contra su ojete y escuchar sus ayes de placer cuando se la voy metiendo es una delicia, sentir como su ojete se abre, como mi pija va desapareciendo dentro de su hermosa cola, eso me da un placer increíble.
Como gime de placer cuando saco y meto mi pija de su ojete, «dale Mireya, intenta convencer a tú madre así cogemos los tres», le dije moviendo mi pija en círculos bien adentro de su culo», le decía acariciando sus nalgas.
«Hagamos una cosa, si yo la convenzo tú me preñas», me dijo dando un fuerte y largo gemido, abriendo todo lo mas que podía sus nalgas.
No es nada tonta la peruana esta, menos mal que es religiosa.
Le saco la pija de su culo, haciendo que se ponga boca arriba, le levanto las piernas y mientras le mordisqueo los pies, se la vuelvo a meter por el culo.
«Haaaaaaaaaaa», gimio cuando se la metí toda.
«Que dices entonces?», me dijo con los ojos apenas abiertos de placer.
«Mireya, una cosa es cogerte y otra preñarte, que va a decir mi hijo si se da cuenta?», le dije sintiendo que esta conversación mientras cogiamos me calentaba más.
«Mira, con lo mal que me cacha tú hijo, era cuestión de tiempo que le ponga los cachos.
Y tú dices eso de tú hijo, y como nos veríamos con mi madre viendo como nos cachas?, bueno, dejemos de hablar y sigamos cachando», me dijo Mireya, pasando sus pies por mi cara, moviendo sus caderas para los costados.
Nos miramos sonrientes y le empecé a morder los dedos de sus pies sin dejar de mover mi pija bien adentro de su culo.
«Tú si que me sabes follar», dijo sin dejar de gemir, «me puedo quedar a dormir contigo?», me pedia temblando, respiraba que parecía que tenía frío, sus hermosas tetas iban y venían, mi pija entraba y salía del ojete de mi nuera, nuestros gemidos, ya parecían gritos, hasta que nos tensamos los dos y me empecé a acabar bien adentro del culo de Mireya, y ella entre gritos de placer, se tapaba la concha con sus manos porque se estaba meando mientras acababa.
A partir de esa noche dormimos juntos con mi nuera, ya eramos amantes, y esperaba a ver que pasaba con la madre de Mireya, si me las podía coger a las dos juntas.
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