La mujer de mi hijastro 3
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Me molesta lo que pasa, pero mi hijastro está cada vez mas metido en la religión casi no le da bola a su mujer.
Sale del trabajo y se va a la iglesia, viene a casa, come y duerme nada más.
Los he escuchado discutir a mi hijastro y a mi nuera por eso, he hablado con él y es como si le hubieran lavado el cerebro.
Sus conversaciones son exclusivamente religiosas, es como si hubiera caído en un fanatismo sin límites.
Mireya me cuenta que su padre está igual, que ha llegado a levantarle la mano a su madre por hablar mal de la iglesia donde van a hacer el culto.
Lo único positivo de todo esto,es que Mireya cada vez se entrega más a nuestra relación, y por lo que me cuenta, está tratando de convencer a su madre de que este conmigo, para después intentar convencerla de que cojamos los tres juntos.
«Te gustaría sentir a tú madre chuparte las tetas o vos a ella mientras las estoy cogiendo?, de solo imaginarlo mira como me pongo», le dije riendo y pasando mi pija por su mano, «hay no me digas eso que me da cosa», dijo Mireya agarrando mi pija y empezó a subir y bajar el prepucio.
«Y si me pongo celosa de ver como la cachas?», me dijo besando mi pija.
Yo me reí y me subí sobre mi nuera que estaba acostada a mi lado y la empecé a coger.
«Vos estas metida conmigo», le dije chupando sus tetas mientras moviendo mi cintura, sacaba y metia mi pija de su concha.
«Malo, sabes muy bien que sí, que me tienes rendida a tus pies», me dijo entre gemidos.
Mireya gemia, se movía, me agarraba la cabeza y la metía entre sus tetas.
Me envolvía con sus piernas, estaba como desesperada, «mi amor, que bien me cachas, me haces venir enseguida», me dijo temblando, quedando tendida sobre la cama, agitada, de piernas abiertas, yo le miraba la concha como le salía la leche que le había dejado.
«Como me gusta cogerte», le dije metiendo uno de sus pies en mi boca.
Esa noche, como todas las noches dormimos juntos, desnudos, abrazados.
Al otro día cuando llego del trabajo, Mireya me contó que había hablado con su madre y que ella estaría dispuesta a salir conmigo, como amigos para conocernos, pero que no estaba segura si iba a dormir conmigo.
«Y si la invitamos acá a casa y la hacemos tomar, y cuando esté en pedo hacemos lo que queremos hacer?», le dije.
«No se, me da cosa de como pueda reaccionar al otro día y se de cuenta lo que hicimos», decía Mireya, «no se, otra no se me ocurre», le dije.
«Bueno probemos con lo que tú dices», y quedamos de acuerdo cuando mi hijastro y mi consuegro iban a hacer un retiro espiritual, con el pastor y el resto de los hombres de la iglesia.
Cuando ellos se fueron, Mireya fue a buscar a su madre, llegué del trabajo y estaban las dos, igualitas madre e hija, Vilma que es el nombre de mi consuegra, estaba con su falda negra mas abajo de la rodilla, una camisa blanca olvada y unas chatitas.
Mireya estaba vestida como su madre, yo casi me río a carcajadas, pero por respeto no lo hice.
Vilma no quería beber alcohol, decía que eso no lo permitía la iglesia.
Insistí bastante, hasta que Mireya dio el primer paso y empezó a beber cerveza, insitimos con ella y aceptó también.
Mireya le traía cervezas a su madre, al cabo de un rato Vilma estaba bastante mareada, se pone de pie y abraza a Mireya llorando, besando su cara, «perdóname hija, perdóname», le decia besando su cara, su boca.
«Que tengo que perdonarte mamá?», le dijo Mireya, «yo sabía lo de tu tio y después con tú padre, y por cobarde no hice nada», le dijo llorando, poniéndose de rodillas, apoyando su cara contra la concha de Mireya por sobre la ropa, abrazandola por sus nalgas, lloraba con mucho sentimiento, la pusimos de pie, «no te preocupes mamá, eso ya pasó, olvidalo», le decía Mireya llorando también, besando la cara de su madre.
Lo que yo espetaba hacer con ellas, se estaba tornando en un drama familiar.
Las abracé a las dos, empezando a hablar con ellas, a calmarlas, como quien no quiere la cosa, le acariciaba las piernas a Vilma, metiendo mi mano debajo de la falda, Mireya se dio cuenta lo que hacía y empezó a besar suavemente la cara y los labios de su madre.
Le trajo mas cerveza mientras yo seguía acariciando sus piernas, subiendo lentamente para evitar que Vilma no me deje seguir.
Mireya seguía besando a su madre, ya casi exclusivamente en la boca, yo le agarre una mano e hice que la ponga sobre una de las tetas de su madre y se las acaricie sobre la ropa.
Vilma estaba como ausente, no decía nada, se dejaba hacer, yo pasé mis dedos por su concha sobre la bombacha, busqué el elástico de la pierna y metí mis dedos acariciando los bellos de su concha.
Mireya le abre la camisa y le saca una de sus tetas del sujetador y se la empieza a chupar, veía como pasaba su lengua por el pezón, haciendo que Vilma gima.
Yo le buscaba la concha con mi dedo, y para mi sorpresa, estaba mojada la mujer.
Suavemente le fui metiendo el dedo, escuchando como Vilma suspiraba.
Mireya ya le había abierto la camisa y estaba con sus dos tetas al aire.
La única diferencia de las tetas de Mireya a las de su madre, era que las de su madre eran un poco mas grandes y estaban algo caídas, nada más.
Vilma estaba de piernas abiertas dejando que le dedee la concha, gimiendo y acariciando la cabeza de su hija que le estaba chupando sus tetas.
Yo le saqué las chatitas que tenia puestas y metí mi otra mano debajo de su falda, notando como ella levantaba la cola para que se la baje.
Le dije a Mireya que se desnude mientras yo terminaba de sacarle la bombacha a Vilma.
Yo tenía la pija dura, cuando Mireya se estaba desnudando, yo saque mi pija y se la puse en la boca a Vilma, que la empezó a chupar, mientras Mireya y yo nos abrazamos y nos besamos, yo le apretaba las nalgas.
Mireya me empezó a.
desnudar a mi, mientras Vilma me.
seguía chupando la pija.
La pusimos de pie ahora a ella, y entre Mireya y yo, la terminamos de desnudar.
Asi desnudos los tres fuimos a mi dormitorio, basándonos, metiendonos mano entre los tres.
Mireya besaba la boca de su madre, Vilma le acariciaba las tetas a la hija, nos acostamos los tres, ellas me hicieron acostar boca arriba, y casi grito de placer al ver a la madre y a la hija chupando mi pija.
Vilma empezo a subir sobre mi, ahora besando la boca de su hija, Mireya acomodó mi pija contra la concha de Vilma que gimiendo se fue sentando hasta que desapareció toda dentro de ella.
Mientras yo estaba cogiendo a Vilma, madre e hija no dejaban de besarse y acariciar sus tetas, veía como se metían las lenguas en sus bocas, Vilma movia sus caderas con toda mi pija dentro.
Se bajo ayudando ahora a su hija a que se siente y la coja a ella.
Mientras cogía a Mireya, Vilma se tiraba sobre mi, metiendo sus tetas en mi boca, sacandolas y basándome y volviendo a darme sus tetas para que las chupe, mientras Mireya gemia moviendo sus caderas sobre mi, bien clavada en mi pija.
Se abrazó a su hija besando su boca, la hizo bajar de encima mio, besando las tetas de Mireya, bajando por su cuerpo, Mireya gritó cuando sintió como su madre le chupaba la concha, levantando su cola.
Le abrí las nalgas a Vilma viendo su ojete, no era como el de Mireya, este estaba abierto, se notaba que ya la habían cogido por el culo, pero me importó una mierda yde se lo empecé a chupar, le pasaba la lengua.
Vilma gemia y seguía chupando a su hija, los gemidos de las dos eran gritos.
Me ubique detrás de Vilma y le acomodo la pija contra el ojete, el haaaaaaaaaa de placer que dio cuando se la empecé a meter por el culo, fue tremendo.
Mireya estaba con sus piernas abiertas y levantadas, gritando, sintiendo como su madre le chupaba la concha y Vilma gemia sintiendo como yo le cogía el culo.
«Ahora yo, ahora yo», dijo Mireya, haciendo que le saque la pija del culo a su madre, poniendo su culo para arriba, metiendo su cara entre las piernas de Vilma, el grito que dio Vilma cuando su hija le empezó a chupar la concha, creo que se escuchó de la calle.
Yo le abrí las nalgas a Mireya, deje caer saliva sobre su ano, y en dos embestidas le metí toda la pija en su cola.
Los pies de Vilma son iguales a los de Mireya, mas iguales no pueden ser madre e hija.
Vilma acariciaba la cabeza de su hija mientras le chupaba la concha, y yo metía y sacaba mi pija abriendo más el ojete de Mireya.
Vilma empezó a gritar acabando en la boca de Mireya, Mireya gritaba acabando con mi pija cogiendo su culo y yo me mordia los labios por no acabarme también, era todo muy fuerte, casi una locura.
Se la saqué de la cola a Mireya y me acosté boca arriba, enseguida madre e hija se fueron a chupame la pija.
Por favor, creí que me moría acabando en la boca de Vilma, mientras Mireya me lambia y me chupaba los huevos.
Cuando me dejaron seca de leche la pija, Mireya y Vilma se besaban pasando la leche de boca en boca, hasta que mirándome las dos, se tragaron lo que habían compartido.
Esa noche dormimos los tres en la misma cama, desnudos, satisfechos, la reacción de Vilma fue increible, fue como si ella también había querido tener relaciones con su hija, pero nunca se animó a decirle nada.
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