La pequeña sirvienta y yo (infidelidad doble)
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Debo indicar que he cambiado nombres y lugares, ya que como sucede con este tipo de relatos (cuando son veridicos), que son muy personales y comprometedores.
En mi casa somos tres, mi esposa, mi hijo de 7 años y yo. Habíamos cambiado de personal de servicio, por recomendaciones habíamos contratado a veronica de 19 años, una pequeña morena clara, de humilde hogar, cabello y ojos negros, delgada, con la dentadura un poco pronunciada, pero que tenía un cuerpecito de pecado, y por favor no estoy hablando de supertetas o culo voluminoso, ella era todo lo contrario, senos pequeños pero con una forma sensual y delicada, su trasero compacto pequeño pero paradito, todo una delicia. Pero afortunadamente como casi siempre usaba vestidos no se notaba todo esto, pues sino mi mujer no la hubiera contratado. Mi mujer es estricta, casi no cruza conversación con la servidumbre, más que lo necesario para que cumplan su trabajo, en cambio yo si lo hago, y noté que verónica era una chica conversadora y agradable, aún no perdía su candidez de adolescente.
Resulta que a los tres meses de haber llegado, mi esposa hizo su viaje tradicional anual para ir a ver a sus padres, les comento que ella es del país vecino a donde vivimos, asi que normalmente se va dos o tres semanas cada año y por supuesto que se lleva a nuestro hijo. Yo me quedé en casa y a los tres días ya estaba como león enjaulado, desesperado y aburrido. Creo que verónica notó eso y mientras me servía el desayuno me dijo que porque no salía a alguna discoteca o fiesta para entretenerme, yo le dije que hace algún tiempo que yo no visitaba nada de eso y que estaba desenfocado en lugares y nombres de discotecas. Ese día era viernes y se acercaba un muy posible aburrido fin de semana. Ella me dijo que si quería me podía dar el nombre de una discoteca muy alegre, pero no era lujosa, o le dije a verónica que de todos modos no tenía a nadie a quien invitar. -Eso señor no se lo creo, usted es muy guapo y no debe costarle salir con alguien-, me dijo verónica, dicho comentario me cayó muy bien pues elevó mi ego. Armandome de valor le dije:
-Y si te invitara, irías conmigo??- fue una pregunta mia repentina que la dejó primero sorprendida y luego pegó una carcajada fuerte, luego silencio, y después -Deveras me invita don Marcos??- preguntó ella.
Le conteste -Claro, no conozco a nadie más, además tu eres la que conoce el lugar-, total que quedamos de juntarnos en cierta dirección, donde imaginé que vivía. Pasaron las horas, yo no sabía ni que ropa ponerme, no sabía como era el lugar y como ir vestido. Me puse un pantalón Dockers oscuro, una camisa sport, me subí al auto y tomé dirección para con ella, me parecía como una de las citas cuando era jovencito. Detuve el auto donde ella me había indicado por la mañana. De pronto veo una silueta, será ella?, con zapatos de tacón, una mini ajustada a sus caderas y un top que dejaba ver su ombligo, cabello ya no en trenzas sino suelto, era verónica, se veía muy atractiva, me dejó boquiaberto, apenas pude pronunciar algun comentario. Le abrí la puerta, se subió al auto.
-Don Marcos, que le pasa??, se ha quedado sin habla- me dijo ella casi riendo.
-Nada, verónica, es que estas…diferente- apenas atiné a decirle.
La discoteca estaba a media hora de allí. La fachada no era muy buena, pero se oía buena música. La tome de la mano para romper un poco el hielo entre ambos y nos dirigimos a la puerta de entrada, en donde un tipo me registró para saber si llevaba algún arma. Entramos y conseguimos una mesa, pedimos algo de tomar, ella pidió una cerveza y yo la acompañé. Charlamos un poco, alli supe que ella estaba comprometida con un chico que se marchó a los EUA a trabajar y tener un poco de dinero para casarse y construir su hogar. Yo le confesé que era la primera vez después de unos doce años que salía con una mujer que no fuera mi esposa.
Salimos a bailar, y supe que ella era una gran bailadora de música salsa, merengué y bachata. Yo me sentí al inicio fuera de lugar, pero ella con mucha gracia y paciencia me fue enseñando de nuevo esos pasos que algún día también yo bailé. Cuando nos pegabamos yo podía sentir su juvenil cuerpo delgado y su piel tersa, eso me excitaba por momentos. Luego de varias piezas le pedí que nos sentáramos de nuevo, pedimos otra ronda de cervezas, pero un muchacho la invitó a bailar y ella salió con él, me quedé solo. La observé como bailaba, era muy sensual verónica, una faceta que no se podía ver en casa. Hasta sentía un poco de celos por el muchacho que bailaba con ella, cosa que era algo estúpido, pero como ella había llegado conmigo.
Luego de algunas piezas, ella regresó a la mesa, yo ya estaba un poco molesto, pero intenté no demostrarlo, aunque ella lo notó rápidamente. -pensé que querías bailar con alguien más y no con tu sirvienta!!- me dijo ella.
-Pués para tu información, vine aqui contigo y no estaba bailando con la sirvienta, sino con la chica más linda de la noche- le respondí viéndola a los ojos. Ella se desarmó toda. Me pidió disculpas, me dijo que bailáramos, yo le dije que aún estaba cansado (lo cual no era cierto), pero ella se puso de pie y tomándome de la mano me hizo pararme e irme a la pista de baile de nuevo. A la segunda pieza ya estaba todo olvidado, reíamos y bailábamos muy acompasados, minutos después pusieron la música romántica, ella se me quedó viendo para saber que haría, la tomé delicadamente de las manos y la pegué a mi quijada (yo soy mucho más alto que ella, pero ella tenía tacones muy altos) y bailamos. Podía sentir su perfume, su respiración y su piel contra la mía.
Le dije al oido, desde lo más profundo, que me sentía muy bien con ella pegada a mi, ella no tardó en decirme que también ella sentía eso asi. Cada vez que le decía algo, yo se lo decía al oído, cada vez más cerca, al grado que aveces mis labios tocaba su oreja y ella me apretaba la cintura. Luego le besé el oído, y me disculpé, ella dijo -esta bien!-, entonces yo le volví a besar la oreja y ella ya no dijo nada, como si lo hubiera pedido, se apagaron las luces de casi toda la pista. Lo cual aproveché y la apreté aún más hacia mi, luego la punta de mi lengua la puse en su oreja, y la fui deslizando adentro, luego recorrí el pabellón de su oreja y fui bajando por su cuello, ella me apretaba las manos, más no decía nada. Crei que me estaba sobrepasando y dejé de hacerlo, pero un minuto después ella fue la que uso su boca y chupó mi cuello y mi quijada, fue algo muy sensual, yo ya tenía una erección inmensa en mis pantalones.
Como si lo hubiéramos planeado, mi boca bajó y la de verónica subió y sus labios se toparon con los mios, su lengua y mi lengua se toparon tímidamente y cuando estábamos acostumbrándonos, se iluminó de nuevo la pista de baila, nos separamos como si no hubiéramos hecho nada. Creo que ambos nos sonrojamos. Nos fuimos a sentar, nadie habló del tema ocurrido en la pista. Pedimos otra cerveza para cada quien y charlamos, en ocasiones nos tomábamos las manos. Ella para compensar lo ocurrido hablaba de los planes con su novio y yo hablaba de mi familia, lo cual era algo tonto.
Salimos de alli a eso de la 1:00 de la mañana, cuando paramos enfrente de su casa, me dijo que vivía con su abuela y que ella no estaba, que si quería pasar a tomar algo caliente, pues la noche estaba muy fría. Le dije que si, entramos ya apenas habíamos pasado el umbral de la puerta, la tomé de la cintura, la entrada estaba a oscuras, y pegándola a la puerta la besé, ella se sorprendió, pero luego me abrazó y nuestras lenguas se entrecruzaron en nuestras bocas, mis manos luego recorrieron sus nalgas encima de su falda, los besos continuaron y ahora mis manos se metían debajo de su falda y apretaban sus redondas nalgas piel a piel. Ella me fue llevando en la oscuridad, yo me mantenía abrazado a ella y finalmente abrió una puerta y caimos en una cama, comencé a besarle la boca, el cuello y subiéndole el top, empecé a mamar sus lindas tetitas, senti sus pezones entre mis labios, se pusieron rigidos, lo cual era señal que ella estaba excitándose sin remedio, le quité su top y besé todo su torso, luego fui bajando, todo estaba en penumbra, le extraje su braguita y levantando su falda comencé a darle sexo oral, mi lengua recorrió sus labios vaginales, los cuales olían a hembrita caliente y a transpiración por el ejercicio hecho en la discoteca, verónica comenzó a gemir mucho, mi lengua jugaba y se frotaba con toda su vulva, bajé a lamer el ojo de su culito, ella me tomó de la cabeza cuando mi lengua repasaba su arrugado agujerito, me quedé un rato mamando su ano, lo cual observé que le gustaba pues se colocaba con las piernas abiertas de forma que yo pudiera llegar hasta lo más profundo de su culito.
Luego, dejé de mamarselo, pues no aguantaba la erección que ya tenía, me fui colocando encima de ella y coloqué mi verga en la entrada de su vagina, ella me recibió con sus piernas, las cuales me envolvieron, empujé y mi verga entró en su vagina que estaba repleta de sus jugos íntimos lo cual sirvió de lubricante, mi verga se fue deslizando dentro del canal de su rajita, sentí que la penetraba totalmente, solo mis huevos quedaron afuera de su vagina, luego empecé a moverme encima con el clásico mete-saca, fornicamos de lo lindo, yo entrando y saliendo y ella me envolvía con sus largas piernas por los costados, nuestras bocas se juntaban en ocasiones cuando yo no mamaba sus tetas. Ella llegó a un orgasmo brutal a los pocos minutos, sentí como su vagina se encharcaba de sus jugos, yo seguía dándole cada vez más duro, ella me arañaba la espalda, fue algo esplendoroso.
Finalmente yo llegué a mi climax, le hundí mi verga más profundo y a mayor velocidad, quería explotar brutalmente dentro de ella. Verónica estaba entrando en su segundo orgasmo, todo parecía a pedir de boca, los dos gimiendo y degustando nuestro orgasmo y yo inundando su sexo de semen caliente. Aún nos movimos para no dejar nada y caimos en agotamiento, levantamos las sabanas y nos acomodamos dentro de la cama, sudorosos. Creo que el sueño nos ganó por un momento.
Habremos dormido una media hora, cuando oí que alguien estaba bañándose, era verónica, como estaba prendida la lampara de su mesita de noche, pude ver la habitación, bastante pequeña y humilde, la ducha estaba a no más de tres metros de allí, me puse de pie, desnudo y abrí la puerta, pude ver por primera vez a verónica desnuda, estaba de espaldas por tanto no se había dado cuenta, su cuerpo era muy bonito, bellas nalgas pequeñas y redondas y su silueta era magnifica, entré y ella se dio cuenta, me saludó un poco sonrojada, pero dio espacio y me metí con ella, la abracé y le dije al oido que era la mejor noche de muchos años para mi, ella buscó mis labios y nos besamos, le acaricie su espalda y las nalgas, luego nos enjabonamos uno al otro, ella me enjabonó la verga y me masturbó un poco, lo suficiente para tener una nueva erección, luego se fue arrodillando en la ducha y comenzó darme una rica mamada. La ducha era tan estrecha que le dije que nos fuéramos de nuevo a la cama.
Ya alli, me acomodé en la cama acostado boca arriba y ella se metió entre mis piernas, tomo con ambas manos mi verga, la pajeo un momento y luego comenzó a darle besitos en el glande, me dijo que era muy grande, luego me chupó el glande repetidas veces como si fuera una paleta. Después fue pasando su lengua por todo lo largo hasta llegar a mis cojones, los cuales lamió rico, no hay mejor placer en el sexo oral para los hombres, que le sepan lamer los cojones, me dio un placer enorme, tanto que le pedí a verónica que se subiera sobre mi, ella entendió perfectamente y se fue subiendo hasta colocar su vagina sobre mi verga, ella se dejó caer y se fue enterrando mi verga en su rajita, ella gimió cuando mi carne se metió en su interior. Luego se puso a cabalgarme, primero lentamente acomodándose, y cada vez lo hacía con mayor propiedad. Su boquita bajó a chuparme las tetillas, lo cual me puso más excitado, luego busco mis labios y nos metimos a un rico beso de lenguas.
Me cabalgaba y yo le apretaba las nalgas por atras, aveces jugando con su ano con mis dedos. Ella no tardó en correrse, sentí como el tronco de mi verga se llenaba de su eyaculación, pero seguimos dándole rico. Ahora yo me levanté para mamarle sus senos, pequeños pero perfectos. Ella cada vez más cabalgaba con más rapidez sobre mi verga, hasta que finalmente me llevó a un delicioso climax, nuevamente le deposité una buena cantidad de esperma en su vagina.
Ella se levantó de nuevo para asearse en la ducha, yo la seguí y nos quedamos abrazados sobre la cama, charlando. Le dije que era hora de irme, ella me pidió, casi me rogó que me quedara con ella, que me haría mi desayuno, total en la casa no habría nadie para atenderme. Asi que me quedé, en pocos minutos entramos a un sueño profundo. Sentí el nuevo día cuando verónica, quien se había levantado antes, me despertó para desayunar, ella estaba envuelta en una bata de baño corta, me asee en el baño y luego desayunamos juntos, su casa era pequeña. Durante el desayuno ella me confesó que era la primera vez que le era infiel a su novio, yo por mi parte le confesé que era la primera vez que le era infiel a mi esposa, nos reímos. Me alisté luego a irme, nos dimos un beso romántico antes de marcharme y tomé mi auto y de regreso a casa, era ya el sábado casi al medio día.
El lunes nuevamente a la normalidad, yo a mi trabajo, verónica en sus quehaceres de la casa, nuestras miradas se encontraban en ocasiones, con ojos pecaminosos. No pudimos mantener esa indiferencia ante otros por mucho tiempo, a los cuatro días, solo de ver a verónica frente a mi, se me puso rígida la verga y la tomé de la cintura, la cargué en peso y la llevé a mi recamara, alli la desnudé entre besos y fusión de cuerpos, me desnudé yo también y sin más, la penetré encima de mi cama, le di duro y ella ayudaba, en diez minutos ambos nos corrimos como animales salvajes. Y asi fue sucediendo dia tras día, por la siguientes dos semanas, cada día era más elaborado, hasta que nuestras sesiones de sexo duraron una hora y media, con sexo oral y varias posiciones en la cama. Hasta que mi esposa e hijo arribaron de nuevo.
Llevamos algunos meses sin sexo, si cruzamos conversación y uno que otro beso robado, no sé cuanto más vamos a durar, pero creo que será muy poco.
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