La primera mamada
Jesica me enseña el sexo oral.
Me llamo Alberto tengo 40 y tengo el libido bastante alto, aunque no cojo tanto como quisiera, lo hice en algunos momentos de mi vida y me pone a 1000 escribir y recordar esos encuentros.. espero que te guste…
Su nombre era Jesica y le gustaba la flor de cempasúchil, el día de muertos y la trova.. ella tenía 23 y yo 19 cuando coincidimos en un lugar de trabajo. Yo tenía una noviecita de mi edad tanto o más inocente que yo, pero Jesica había perdido a su novio hacía meses con quién además de una vida soñada, tenía mucho sexo.
Simplemente se dió, hicimos Match ella me enseñó de trova y yo era un juguete en sus manos, obviamente no me pude resistir a ese vendaval de cachonderia y me encantó dejarme llevar.
Todo comenzó; con un beso en la salida de la oficina un día que ella estaba demas melancólica, al salir me pidió que la abrazara (la noche era fría) y al tener su cuerpo delgadito en mis manos no pude resistir y le plante un beso en la boca que acepto. (era sumamente delgada, casi como el cuerpo de una adolescente, sus pechos eran muy pequeños al igual que sus nalgas, pero tenía los ojos más expresivos y la boca más suculentas que jamás ví, pero me cautivo todo lo que sabía y me enseñó) De pronto el beso comenzó a hacerse más salvaje era como si quisiéramos poneernos con la boca, la lengua, mordidas y todo el salvajismo que tiene un momento así, comenzó a sobarme la espalda y fue mi señal para sobarle todo el cuerpo, mis manos casi adolecentes se pasearon con calentura por todo su cuerpo, apreté sus pechos, sus nalgas, sobe con mis manos su vulva por encima de la ropa y le metí manos entre las piernas por el culo mientras ella gemia, aprovechando su saco largo que usaba por el frío, metí mi mano derecha por adentro de sus licras y sobe sus suaves nalgas por mucho tiempo mientras la acercaba a mi para que notara mi erección que me tenia la borde.
No sé cómo pudimos detener el frenesí de ese beso, tal vez porque estábamos muy cerca de la oficina y no queríamos que nos vieran, pero calmamos por esa noche la pasión, nos dimos unos cuantos besos más mientras nos abrazamos y después cada uno tomo su colectivo de regreso a casa.
Obviamente yo llegue y me hize la paja más monstruosa que me había hecho hasta ese momento, olía mis manos que olían a su piel a su intimidad, no se cuántas veces pero nunca tanto semen habían llenado mis manos, mientras pensaba en ella (no era tiempo de celulares y nudes si no probablemente habría pasado).
*Flor de cempasúchil 2*
Al día siguiente nos miramos en la oficina con una mirada cómplice, no dijimos nada solo nos sonreíamos cada que coincidían nuestras miradas, cada uno hablo por su cuenta con el supervisor para que nos tocar el último turno de descanso (cuando ya estaba anochecido), al salir una vez que la vista de la oficina se había quedado atrás (y parafraseo a Joaquín Sabina, aunque en ese tiempo no lo conocía aún) «nos besamos en cada farola» hasta que divise un lugar bastante oscuro, tras de una casa sola, sobre una avenida muy poco transitada, la lleve ahí, la recargue contra el muro y comenzó el magreo pendiente de la noche anterior, mis manos de nuevo tocando sus nalgas pero ahora metí mi mano por dentro de su ropa y comencé a buscar su vulva, mis dedos atorados un poco entre su vello bajo y sentí la humedad de su interior como una invitación a entrar; mi dedo anular resbaló como poseído y entro en su vagina, ella gimió e hizo un pequeño espasmo, sus ojos grandotes se abrieron aun más y su boca se abrió para esbozar un gemido y quedarse así con la boca entreabierta, mientras mi dedo, primero uno y después 2 comenzaron a dilatar su entrecha cueva de humedad.
Está vez ella no se quedó atrás, con sus manos desabotono mi pantalón , bajo el zipper, metió su mano y saco mi verga endurecida, todo con nuestros abrigos que solapaban lo que hacíamos y no dejaban ver nada. Sus manos en mi pene me volvian loco, jalaba mi prepucio hacia atrás y adelante con un material y yo metiendo mis dedos con profundidad. Hasta que llegó el momento en que ella no soportaba más y tomo mi antebrazo para que sacará mis dedos de su interior, el aroma de la pasión es un elixir adictivo..
Sin decir mas se hinco frente a mi y de una engulló más de la mitad de mi trozo de carne y comenzo a darme la primer chupada de mi vida. A punto de estallar ella sintió el sabor de las primeras gotas de semen y se la saco de la boca y vertió mi leche en el piso, la mejor experiencia hasta ese momento aunque me hubiera gustado llenarte la loca de semen.
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