La primera vez…
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por lacrois.
Bastaron apenas dos meses desde su llegada para desear pasar más tiempo en el trabajo, Jorge me propuso aumentar mis horas y yo acepté para sorpresa de todos, incluso la mía propia. Me gustaba estar cerca de él y contagiarme de su dinamismo y su persona.
Ambos manteníamos las formas, y los dos teníamos sentimientos aunque dudábamos si el otro nos correspondía en nuestros deseos. Dudábamos hasta que ocurrió. Una mala racha en los resultados de la empresa lo hicieron venirse abajo, nos reuníamos a solas una tarde a la semana para organizar el trabajo, y aquel lunes fue diferente… no había ganas de hablar de trabajo, sin saber como, comenzó a hablarme de su vida, de su familia, sus inquietudes… se acercó más a mi, sentía como me comía con los ojos mientras me estaba poniendo tan nerviosa como él, imaginé que me apretaba con su cuerpo contra la pared de aquella sala de reuniones y hacíamos el amor, imaginé sus labios sobre los míos, sobre mi piel… hasta que alguien llamó a la puerta.
Pasaron unos días de relativa normalidad, nos resultaba difícil estar en la misma habitación y mirarnos a los ojos… y llegó mi cumpleaños, nadie se había acordado, era jueves… llegaba tarde a trabajar, subía las escaleras hacía las oficinas cuando el equipo de dirección ya bajaba para desayunar, Jorge iba el último, cuando me vio remoloneó más y cogiéndome del brazo detuvo mi subida. Nos quedamos solos en las escaleras, iba a disculparme por llegar tarde, pero no me dio oportunidad, acercó sus labios a los míos y me besó, un beso cálido y breve… que nunca olvidaré… “feliz cumpleaños” me susurró en la boca… y continuó escaleras abajo sin mirarme.
Sentada en mi mesa, pensaba aún temblorosa lo ocurrido, entonces lo tuve claro, quería estar con él, sentirlo dentro de mi, sentir todos mis sentidos al límite mientras estábamos juntos.
Por la noche, ese mismo día, nos tomamos unas copas al salir del trabajo con los compañeros. Poco a poco se fueron yendo los demás hasta que nos quedamos solos en medio de una multitud de desconocidos. Me tomó de la mano y salimos hacia su coche. Arrancó el motor y yo lo apagué, lo agarré de la camisa y lo acerqué a mi, besé su boca y su cuello mientras mis manos se colaban bajo su camisa… el calor del momento nos pudo, aún no entiendo como fue pero en un minuto estábamos en el asiento de atrás, sentada a horcajadas sobre sus piernas, él sin camisa, la mía desabrochada mientras me agarraba del culo pegando mi cuerpo al suyo y chupaba mis pechos, mis duros pezones… sus manos bajo mi falda apartaron mis braguitas, a pesar del ímpetu de su boca y su fuerza, fue extremadamente delicado cuando toco mi sexo, abarcándolo con toda su mano, ejerciendo la justa presión para disparar si era posible, más, mi deseo… su boca en mis pechos, su mano en mi sexo… tuve un orgasmo tan rápido que me pilló desprevenida y gemí fuerte cuando llegó. Lo sentí reírse contra mi piel, y eso me estremeció más… aparté sus manos de mi y agaché mi cuerpo sobre el suyo besando todo lo que encontraba de su anatomía a mi paso, desabroché su cinturón, su pantalón y saqué de allí a su muy engrandecido pene… directamente lo metí en mi boca, Jorge jadeó y me reí, enviando vibraciones a todo su cuerpo, lo chupé, lo besé, lamí su sexo con lujuria, allí agachada entre los asientos del coche, una de sus piernas arriba, la otra abajo… medio desnudos en aquel parking… tiró de mi brazo hacia arriba y me sentó sobre él, me moví lo justo para que entrara dentro de mi, ummm, sentirlo abrirse paso en mi cuerpo fue maravilloso… comencé a mover mis caderas sobre su pene mientras me tocaba el culo y sus dedos jugaban con mi ano. Nuestras lenguas se buscaban una y otra vez dentro y fuera de nuestras bocas… sentí otro orgasmo y él se dejó llevar uniéndose a mi…
Pasamos después mucho rato abrazados sin hablar, acariciándonos simplemente…
Me acompañó a mi coche y me dio las buenas noches y las gracias por un momento tan increíble, yo le dije “idem”.
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