La puta de mi novia II parte
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Por un lado no es que apoye 100% que me pongan los cuernos, pero debo confesar que es un poco excitante y el morbo de ver a tu mujer penetrada y gozando del sexo con otro es algo que no es del todo desagradable, dependiendo del cristal con que se mida.
Si bien es algo totalmente nuevo que hasta ahora solo veía en películas, el vivirlo es un poco diferente. Luego de aquella noche la pille conversando con su amigo en un par de oportunidades cuando la iba a recoger a la universidad, por unos días trataba de engañarme a mí mismo pensando que había sido solo algo de una vez, porque estaba molesta por haberla dejado sola ese día, y aunque yo mismo no me lo creía con eso me ayudaba para no armar una escena.
Los martes ella solo tiene clases en la tarde y yo trabajo todo el día por ello pasa sola toda la mañana hasta las tres que se va sola a clases, yo no puedo llevarla ese día así que toma un taxi o el bus.
Ese martes la cogí bien cogida antes de salir arrancándole dos buenos orgasmos como para dejarla cansada, no sé si por costumbre no dijo nada cuando le abrí las nalgas y toque su orificio con mis dedos llenos de saliva a ver si me dejaba cogerla pero a los pocos segundos me corto la nota recordándome que por allí nada de nada. Al llegar al trabajo la imaginación morbosa me decía que debía regresar de improvisto a la casa y que seguramente la pillaría.
Tome mis cosas, me inventé una excusa y regrese a la casa a eso de las diez, pase varias veces sin notar nada extraño y cuando me decidí a regresar al trabajo note que como a una cuadra de mi casa estaba el carro del amigo de Dayana parqueado. Pude notar que aun estaba caliente o sea que tenía poco de haber llegado, me estacione allí mismo y camine hasta mi casa.
Entre por la puerta trasera, sin hacer ruido, todo estaba en silencio, por un momento pensé que me había equivocado de auto y que encontraría a Dayana durmiendo. Subí sigilosamente hasta la recamara cuidándome de no ser notado llegue hasta un balconcito que comunica las dos recamaras y allí en mi cama estaba Dayana con el guevo de su amigo hasta la garganta, estaban completamente desnudos, el arrodillado en la cama mientras ella boca arriba se tragaba aquella verga mientras el tipo la agarraba por las tetas para bombearle el guevo por la boca, a ella no parecía disgustarle que le halaran las tetas de aquella manera. A los pocos minutos se volteó y ella le pidió que se la chupara a lo que él respondió que no iba a tomar leche mía y que solo la cogería y ya, el tipo se veía molesto y aunque estaba dispuesto tenía mala cara.
Al parecer le había contado que habíamos tirado en la mañana, y como que no le gustó, la tomó de las piernas y la haló hacia él, enfilándole la verga en la raja hasta las bolas, ella gemía y en su cara daba muestras de dolor, le había dado una buena tanda hacía menos de dos horas y por supuesto su raja no está acostumbrada a tanto guevo seguido, tanto él como yo tenemos unas buenas trancas y la redoblona estaba bastante fuerte, el tipo le subía las piernas como para llegarle hasta el esófago, ella se quejaba, mientras yo pensaba como para darme consuelo, que por lo menos le duela para que no sea tan puta.
A los minutos la volteo y aunque ella se veía medio molesta por el maltrato, no se hacía de rogar y obedecía las instrucciones, se coloco de perrito y nuevamente comenzó la taladrada salvaje, mordía las sabanas mientras la clavaban y golpeaban sus nalgas con mucha fuerza. Pude alcanzar a oír que su amigo le decía que eso era para que no tirara conmigo los martes, porque ese era su día y quería su cuca lo más fresca posible y sin rastros de leche mía. Ella se quejaba del dolor sin dejar de mantener el ritmo del fuerte bombeo en sus nalgas. Luego se pusieron de pie, la coloco de espalda y se lo volvió a meter como con rabia, con cada embestida la levantaba del piso a pesar de que Dayana es más o menos alta. A pesar de todo debo confesar que me reconfortaba que ninguno de los tres estuviera completamente conforme con lo que estaba pasando.
Al rato en esa posición, y a juzgar por las embestidas pude notar cuando le llenaban la raja de leche, solo se lo saco para ordenarle que se lo limpiara con la lengua y que buscara la crema, ella busco debajo de la cómoda, y saco un tarro que luego supe era para penetraciones anales, me intrigaba un poco que a pesar de haber eyaculado el tipo nunca perdió la erección, se unto crema en la verga y un poco en el culo de Dayana y sin mucho cuidado se lo lanzo hasta la empuñadura, ella levantó una pierna y gritó de dolor por la violenta desgarrada de su esfínter que a pesar que no era la primera vez, siempre se requiere de cuidado, por lo menos en la primera entrada. Le estuvo dando por el culo por más de diez minutos de pie junto a la cama, sus piernas desmayaban por lo intenso del vaivén, y por más que encorvaba su espalda para suavizar las embestidas, su expresión de dolor en la cara era evidencia que no la estaba pasando de lo mejor y que ya solo lo hacía por complacer a su pareja.
Pude ver como las lagrimas rodaban por sus mejillas y a pesar de la rabia que sentía hacia ella por lo que me estaba haciendo, no deje de sentir un poco de lastima de verla ser tratada tan despreciablemente, cuando iba a volver a acabar se lo saco del culo y la obligo a metérselo en la boca, mientras le decía que probara su propio culo, como castigo por haber tirado conmigo, ella entre lagrimas y sudor acepto la verga entre sus labios para recibir su lefa, mezclada con sangre y fluidos de toda clase.
Pude ver como se asqueaba del sabor de aquella mezcla, pero sin dejar de chuparla y saborearla con su lengua. A los pocos segundos fueron al lavabo y se ducharon juntos. Aproveche de entrar a la recamara y por los sonidos deduje que estaban tirando en la ducha.
Tome fuerzas y me senté en mi sillón de lectura a esperar que salieran, debía poner fin a esta situación, tanto por ella como por mí, ya no podía sostener tanto engaño, así que era ahora o nunca.
Para mi sorpresa al salir ambos del baño, y me vieron, allí sentado con cara de muy pocos amigos, Dayana pegó un grito y se desmayó inmediatamente. El brabucón que minutos antes maltrataba e insultaba desapareció por completo, se colocó de rodillas y con cara de desespero me suplicaba que lo perdonara que no había sido su intención faltarme el respeto de esa manera. El no sabía que yo había visto y escuchado todas sus marranadas con respecto a mí, mientras sodomizaba a Dayana. Lo agarre por el cuello lo levante del piso y le di una trompada que lo levanto del piso y lo lanzo sobre la cama, al tiempo que le ordenaba que se fuera de mi casa, el corrió y entre tropiezos salió con solo la toalla dejando sus ropas y a dayana sin importarle otra cosa que su propio pellejo. A todas estas Dayana yacía en el piso, completamente fuera de este mundo.
Levante a Dayana y busque las sales y alcohol para despertarla, cuando volvió en sí, no paró de llorar ni por un minuto, tratando de explicar lo inexplicable, le conté que la había visto la vez pasada y que por confundido no pude confrontarla, y que ahora no me pude contener. Le dije que lamentablemente no podíamos seguir juntos y que debíamos separarnos, ella lo entendió y aceptó inmediatamente, recogió unas pocas cosas y se marcho.
Pasaron un par de semanas y de verdad me hizo muchísima falta, no respondí sus mensajes ni intenté llamarle. Dejo de ver a su “amigo”, según uno de sus mensajes, y a pesar todo lo que hizo un día al salir del trabajo estaba esperándome al lado de mi auto, con la excusa que necesitaba recoger el resto de sus cosas ya que finalmente había conseguido un sitio fijo donde quedarse.
Estuvimos conversando un buen rato donde no dejaba de suplicarme que por favor la perdonara y aunque que no digo que no he estado tentado a de alguna manera ver cómo arreglar las cosas decidí darle tiempo al tiempo.
Al llegar a casa no me contuve y en un acercamiento imprevisto nos dimos unos besos, nos desnudamos y sin pérdida de tiempo comenzó a mamarme la verga como queriendo comérsela, no sé si por el tiempo que teníamos sin estar juntos, pero su lengua estaba más divina que nunca, a pesar de lo bueno de sus caricias y sus deliciosos besos no me atreví a chuparle la raja, creo que aun no podía borrar del todo la imagen de aquel enorme pedazo de carne perdiéndose dentro de ella y llenándola de leche, así que por ahora solo a la penetración, eso sí como en todo sexo casual, me puse mi condón, luego de un buen rato retozando y cambiando de posiciones una y otra vez, me invito a que se lo metiera en el culo a lo que no me negué, tomé un poco de su misma crema que aun estaba debajo de la cómoda y le di un paseo por todas las posiciones posibles en el sexo anal, eso sí con cuidado de no maltratarla para que no dejara de notar la diferencia entre el salvaje de su amigo y yo. Acabamos juntos una y otra vez sin sentir el más mínimo cansancio, creo que quería borrar del todo en ella el recuerdo de su “amigo”, por el cual había perdido entre otras cosas un cariñoso y fiel amante.
La mañana siguiente la lleve a su nueva dirección no sin antes echarle uno rapidito en la ducha donde se tragó hasta la última gota de mi leche.
Al llegar y a pesar de habernos despedido con un delicioso beso, le dejé claro que entre nosotros solo había amistad y que aunque seguía dispuesto a tener sexo con ella las veces que ella quisiera, no existía ningún compromiso y que tanto ella como yo podíamos ponerle fin a estos encuentros.
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