La recepción del hotel: Doña Maru.
Decidido a cambiar mi vida, hago movimientos osados..
Mi vida no podía ser mejor, tenía a un matrimonio a mi servicio, Patricia es hermosa y complaciente, Arturo es un homosexual sumiso, aunque no estoy metido en eso, tampoco es que lo vaya dejar pasar. En mi trabajo todo seguía igual, pero ahora ponía más atención a los detalles, los huéspedes, mis compañeros, cómo el caso de la señora de limpieza. Una mujer de 55 años, gordita, muy pícara que siempre le hacía bromas a los más jóvenes, tiene fama de calienta pitos. Un día a la hora de la comida me senté con ella a propósito, la conversación fue trivial, subida de tono, bromas de doble sentido y comentarios picantes. De cerca la señora no es fea, tiene un atractivo propio de su edad, huele bien, debajo de su uniforme se aprecian unas enormes carnes. A partir de ese momento la señora me saludaba y me buscaba, en más de una ocasión la encontré en el elevador y de inmediato las bromas en doble sentido afloraron. Determinado a ir más lejos, motivado en gran parte por mi relación con Arturo y Patricia, le pedí su número de teléfono, sin perder tiempo le escribí. Debido a que ella no puede meter su celular al trabajo, conversaba con ella cuando no estaba trabajando. Tres días, eso fue lo que tardó ella en decirme que soy un hombre guapo, que debo tener muchas pretendientes y que de ser más jóven y soltera, estaría sobre mi. Debo confesar que mi forma de ser cambio, soy más morboso, todo el tiempo pienso en sexo, de todo tipo «si ya me cogí a un señor ¿Qué más da?». Todo el tiempo tengo erecciones, todas las mujeres me parecen buenas, incluso algunos hombres nalgones. Explico eso porque mi respuesta fue osada, atrevida y hasta irrespetuosa. Doña Maru, usted está como me gustan las mujeres, robusta, putonas y prohibidas, cuando tenga ganas de coger si que su marido se entere, dígame, yo la trueno. Casi estoy seguro que la mujer esperaba eso, cómo dije, la señora tiene fama de calienta pitos, pero creo que es porque nadie se ha animado a nada. A mi celular llegaron fotos de sus enormes senos, sus nalgas, su peluda y gorda vagina, brillando de sus jugos. Hoy mismo si quieres bebé. La señora tenía rato buscando verga y nadie se la daba, ninguno se atrevió a dar el paso, menuda bola de cobardes todos nosotros, no obstante, yo cambié. La espero en mi casa, pida un taxi o Uber a este domicilio, véngase bien putona, me la voy a coger como dios manda, la espero a las 11 de la noche. Realmente no esperaba que viniera, era tarde, ella es casada, sería una oportunidad de ver qué tan urgida anda de verga… No me defraudó. A las 1110 de la noche tocaron la puerta de mi nueva casa. Doña Maru con un vestido rojo entallado a sus gruesas carnes, zapatillas y maquillaje. Nada que ver con la humilde señora del trabajo, no es que sea una belleza, pero despertó en mi un morbo, es como una prostituta barata y vieja a la que me podré cojer de gratis. Pero mira nada más que belleza, páse doña Maru, pasé a lo barrido, me urge retacarle la verga. ¿A poco si bebé? Porque a mí me urge una buena cogida desde hace rato. La señora 55 sabía a lo que venía, dejo la vergüenza y apariencias en casa, su frase vino acompañada de un apretón de verga por encima de mi bata. Mira nada más, la tienes más grande y gorda que mi marido, ya quiero tenerla en mi boca bebé. El descaro de la mujer me excitó aún más, de cerca olía a perfume barato, su vestido apretado luchaba por no romperse, cada detalle de su pobreza y putería me prendía más. Espero que esté lista, a mí me gusta de todo, espero que venga con el culito limpio, porque se va a comer mi verga entera. Dentro de la casa ayudé a la rolliza mujer a desnudarse, un par de grandes senos cayeron cuando retiré el vestido y sostenedor. Sus enormes nalgas se comían sus tangas, celulitis, pero no importa, es un buen culo. No me equivoqué, doña Maru si es una putona, incada, desnuda, se come mi verga, desesperada, cómo si hubiera esperado por años. ¿Qué pasó doña Maru? ¿Tenía atrasada su gana de verga? Ahí bebé, vas a pensar que soy bien puta, pero tengo años sin cojer, el obeso de mi marido no me alcanza, puro dedo y lengua, a mi me urgía un señor pito como el tuyo. La mamada más vulgar de mi vida, cantidades ridículas de saliva empapan mi verga y zona genital, la gorda mujer sufre de arcadas cada vez que se mete mi verga más de lo que puede soportar, pero eso me complace, sonidos guturales similares a los de vómito llegan a mis oídos, en un acto sádico empujo si cabeza con mis manos hasta el fondo y me enredo con mis piernas en su cuello. El cerdo que violo por su garganta sacude sus manos violentamente tratando de safarse, unos segundos bastaron para que la cerda vomitara en mi pene, bilis, porque la pobre muerta de hambre no había comido nada. Para mí satisfacción, con lágrimas en los ojos y tociendo, Doña Maru siguió mamando mi verga. A ver doña Maru, venga, acuéstese acá, me toca. Asintiendo la mujer luchó por incorporarse, tuve que ayudar a su gordo y viejo cuerpo porque sus piernas no le respondieron. Quería probar esa gorda y peluda pucha que apesta a viejo y olvidado, pero la cerda de Maru estaba demasiado urgida. No bebé, estoy harta de dedo y boca, a mi méteme la verga ¡A eso vine! Molesto con ella por privarme de su sabor, le dejé caer mi cuerpo, metiéndole mi miembro de un solo empujon hasta el fondo. Por muy caliente y urgida que estuviera la puta barata, no pudo engañar a su cuerpo y el tiempo, su vagina en apariencia mojada estaba seca por dentro, mi pene la raspó al entrar. Por suerte seguía empapado de su saliva y eso ayudó la penetración, pero eso a mí que chingados me importa, yo me quiero coger a una puta barata y vieja. Con violencia perfore su viejo y peludo chocho, poco a poco gracias a los estímulos su vagina humedeció facilitando el asalto. Hay bebé eres un salvaje… Siento que me partes… Me duele… Haaaaaaay más despacio… Llegas muy adeeeeentro…. Aaaaaaah eres un animal. Ignoré sus quejas y lamentos, su viejo chocho peludo me daba un placer especial, no es que fuera apretado o rico, era el dolor que le causaba, los alaridos de dolor, sus protestas, pero más importante, lo sumisa que se porta. Eres una puta… una puta vieja… una puta, vieja y barata… me importa una mierda tu dolor… veniste a cojer y te voy a cojer maldita cerda. Haaaaaaay bebé… sí… cojeme… perdón por ser vieja y puta… pero por favor… ponle salivita… Fingi estar furioso por su lloradera, le saqué la verga con violencia a lo que ella protestó. Ya vengo puta, quédate así, con las piernas abiertas. En el cuarto tengo lubricante del que usé con Arturo y Patricia, volví con la zorra y le embarre su entrada con lubricante que se fue hasta el fondo, barnice mi verga con otro poco y le la volvi a meter con violencia. Se hundió suavecito hasta el fondo, la sorprendida mujer pegó un grito y se dejó hacer. Con fuerza deslizo mi verga en su pucha que ya no le arde, la muy puta ahora gime de placer y berrea de lo rico que se siente, pasó de quejarse a gritar de placer. HAY BEBÉ… ASÍ QUE RICO… DAME MAS DURO… HASTA EL FONDO SI QUIERES… HAAAAAY ME MATAS… HAAAAAAAY Sus gritos opacaban el sonido que hace mi pelvis al impacto con sus gordas piernas, mis huevos se estrellan en sus gruesas nalgas que tapan su arrugado y oscuro ano. Cogerme de manera salvaje a esta mujer me causó morbo, su esposo en su casa haciendo sabe que cosa sin poder cogerla por lo gordo que está y la puta de su esposa recibiendo verga de un hombre más joven que ella. Para ser una puta vieja y pobre tienes un par de tetas enormes y apetecibles. HAAAAY BEBÉ GRAACIIAAAAS… COMETELAS… SÉ MI BEEBEEE Animado por sus palabras le chupe sus gruesos y oscuros pezones, duros como piedra, los mordí como su fueran un dulce de leche suave que se amolda con mis dientes. La muy cerda ahora berrrea y grita más fuerte, cambio sus expresiones de placer por incoherencias y llanto. Su vagina ya se había mojado con sus propios jugos, apestosos, fuertes, me marea. Espesos cómo aceite de carro usado y sucio, pero con la suficiente viscosidad para facilitar la violenta penetración. HAAAAAAAAAAY ME MUERO… ME VEEEEENGO… HAAAAAAAAAA Mi trabajo estaba hecho, la puta se vino, pero mi verga seguía dura. Aproveche que su gordo cuerpo no le respondía por el cansancio y lo agitada que estaba para levantar sus piernas y exponer su negro culo. Cómo Juan por su casa, mi verga se hundió hasta el fondo del viejo y arrugado culo, que a diferencia de su vagina, si aprieta un poco. Haaaaaaaaaaay cabrón, ¡mi culo! ¡Cállate puta! Ya te veniste y me queda verga para darte ¡cállate y déjate! Con llanto y lágrimas en sus ojos se aguantó y me dejó reventarle el culo. No sé cómo describir lo que siento, violar a una mujer, abusar de ella, te llena de poder, un morbo diferente, saber que eres más fuerte que ella, que no le queda más opción que aguantar y llorar. No es el culo, porque ya está viejo y aguado, no es la mujer, que no es una belleza, es el morbo de someter a alguien. Con fuerza meto y saco mi verga del viejo culo, la zorra llora y se queja cada vez que empujo, pero se queda quieta. Sus senos se sacuden a cada embestida, son enormes, flácidos y arrugados, pero sus pezones son algo delicioso. Los puedo morder, chupar, pellizcar, estirar, lo que sea, y siguen duros. Cómo soy un hombre generoso, sin avisarle cambié de agujero, sumi mi verga hasta el fondo de nuevo u continúe con la misma violencia. Aaaaaaaaght ¡Avísame bebé! !Haaaaaaay me duele pero me gusta! ¡Cogeme fuerte! Mis ataques combinados se violencia pucha y pezones llevaron rápido a la puta a otro orgasmo. De nuevo los gritos incoherentes y un grito que anunció su venida. Eres una puta cerda, te voy a tirar la leche ¿Dónde la quieres? Haaaaaaay bebé, adentro ¡Dame mi leche adentro! ¡Haaaaaa puta me vengo! Empujanso con fuerza solté toda la leche de mis huevos que se impacto en el fondo de su pucha. La sala apesta a puta vieja cogida, avergonzada la mujer recoge su ropa y se viste, supongo que aunque le gustó, la experiencia fue más fuerte de lo que esperaba. Si decir nada salió de la casa, dejándome solo apestando a perfume barato y jugos viejos de vagina arrugada.
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