LA REVANCHA
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Cuando me case me vine a vivir en la casa de mis suegros, uno de mis cuñados me pidió que lo ayudara con un problema con una mina que tenia y que quería contarle todo a la mujer, acepte hice todo lo posible y le solucione el tema, pero el cuando pudo me mando al frente con la hermana y me termino involucrando en una situación oscura, me dio bronca que un hombre se comportara de esa manera, deje pasar todo, pasó como un año de todo esto, una tarde la mujer de mi cuñado, una petisa que estaba re fuerte, un culo espectacular y un par de tetas que me volvían locos, unas piernas blanconas y bien torneadas, lo que se diría una hembra en todo sentido a pesar de ya ser abuela, me llamo diciéndome si podía manejar la camioneta de ellos y llevarla el otro día al banco porque mi cuñado no podía, acepte y jamás me arrepentí de eso.
Al otro día temprano llegaron a mi casa en su vehículo, mi cuñado me entrego las llaves, cuando subí casi me caigo de espalda, la petisa estaba vestida como para el infarto, un pantalón blanco bien ajustado que marcaba bien sus líneas, una camisa que hacia notar bien sus tetas, unas sandalias de taco alto, toda una hembra que me hizo parar el pingo bien la vi, y ella se dio cuenta, creo que eso es lo que ella buscaba. Todo el camino solo me hablaba de lo mal que la pasaba con el marido, que el la engañaba que no la miraba, todo negativo, empecé a hacerles preguntas que fueron subiendo de tonos hasta que me dijo:
– No me pone un dedo encima desde hace rato, te imaginas como ando, no?
– Porque no te buscas a alguien, sos una mujer linda y atractiva, cualquier hombre se sentiría halagado con ser tu amante, – le dije.
– Nooo, – me contesto. Si buscara a alguien tendría que ser un tipo igual a vos, que suerte que tuvo mi cuñada al encontrarte, pero como yo se que sos un hombre incapaz de engañar a tu mujer, debo seguir aguantando mi suerte.
Mientras ella seguía alabando mis virtudes, yo tome un camino vecinal, ella se dio cuenta, no me dijo nada, hasta que paré la camioneta, la tomé de las manos y la traje hacia mi, no se resistió para nada, busque sus labios y nuestras lengua se juntaron en un beso profundo y apasionado por la forma de besar me di cuenta que la petisa estaba re calentona.
– Por favor, no cometamos una locura de la que nos podamos arrepentir – me decía, mientras mis manos sobaban sus tetas.
Empecé a besar su cuello mientras desprendía los botones de su camisa, en un momento unas gomas blanca e impresionantes quedaron al descubierto, mi lengua empezó a jugar con sus pezones, ella gemía en forma descontrolada, pidiéndome a cada rato que parara con esta locura, la recosté en el asiento, empecé a mamar sus tetas, desprendí su pantalón ella movía su cuerpo ayudándome a que pudiera sacárselo, mientras no se cansaba de pedirme que no siguiera adelante, junto con el pantalón le saqué una tanga diminuta de color rosado quedando al descubierto una concha bien depilada, a partir de ese momento las cartas estaban jugada y los dos nos dimos cuenta de eso, cambio de actitud vino hacia mi me comió la boca de un beso profundo, totalmente desnuda empezó a desnudarme cuanto tuvo mi pija en su mano (mide 23 cm.) se enloqueció me dio una mamada espectacular, la petisa sabia como tratar una verga con su boca, luego la recosté en el asiento y le chupe la concha lentamente, recorriendo cada centímetro de ese pedazo de ura caliente y jugosa, nos acomodamos como pudimos y le clave toda la pija hasta el fondo, empezó a gemir, gritar y a pedirme:
– Cógeme bien papito, no sabes la calentura que tengo, te juro que jamás me comí una verga de este tamaño mi vida, estamos incómodos amor – me dijo.
La hice bajar, se agacho y desde atrás le empecé a dar duro a su concha, la petisa tenia un orgasmo tras de otro, empezó a tiritar, no aguante mas y le llené la concha de leche, quede rendido, ella se fue atrás de la camioneta de puso en cuclillas, orino, se limpio, se vistió sin decir una palabra, se pinto un poco, se acomodo en la camioneta y salimos, silencio total, yo la miraba de reojo pero ella iba seria, muda, lejana.
Llegamos al banco se bajó hizo los trámites, la lleve a buscar unas cosas y nos volvimos, sin mirarnos y sin cruzar palabras, antes de llegar me dijo:
– Esto que pasó no debe pasar más, fue un error, soy una mujer casada y soy la mujer de tu cuñado, de acuerdo? Con una seriedad total.
La dejé en su casa, le entregue las llaves y me fui caminando a mi hogar, las imágenes de las cosas que hicimos no se iban de mi mente, haberla tenido desnuda y cogérmela me trastorno y deseaba volver a hacerla mía. Pasó casi un mes sin tener noticias de la petisa, ni se apareció por mi casa, hasta que una tarde me mandó un mensaje con una amiga, de que fuera a verla en su casa a la noche, que necesitaba hablar conmigo, la amiga me contó que la petisa estaba sola, que mi cuñado había viajado.
Llegué a la hora que me dijo, entré el portón de entrada estaba abierto, le puse candado como me habían indicado, entre por la puerta del fondo, la petisa estaba con un equipo deportivo, media, zapatillas y una remera suelta, estaba bella, no perdimos el tiempo, desnuda en la cama matrimonial era un espectáculo para no perderse, hicimos un 69 de casi media hora chupe esa ura y el orto con ganas mientras ella se comía mi verga con desesperación, lo demás fue un degeneramiento total, me cabalgaba, la ponía pata al hombro, de cuatro pata, la llevé al baño le llene la boca de leche, lo mejor vino cerca de las cuatro de la mañana, me entrego su orto virgen, fue en el living sobre de un sofá, me pidió que le rompiera bien el culo, tardé cerca de una hora en meterle toda la pija en el culo, mientras ella gritaba y me pedía por sus hijos que la dejara, luego de un rato la empecé a bombear con ganas y ella disfrutaba a lo loco, me juró que iba a ser mía las veces que yo quisiera y donde yo quisiera, me encantó verle el boquete que le dejé en su culo cuando acabé y se lo saqué todo lleno de materia fecal, leche y sangre.
Salí de su casa cerca de las siete de la mañana, ella quedo dormida y denuda, en toda su casa quedaron rastro de la terrible cogida que nos dimos, nos encontramos cada vez que tenemos ganas, no siento culpa y creo que con el paso del tiempo los dos nos fuimos enamorando, hoy compartimos no solo una cama. Lo de la nuera de ella se los cuento en otra oportunidad. Si mi cuñado no se hubiera portado mal, esto no habría sucedido, que piensan ustedes?
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