La segunda vez
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
La segunda vez se presentó varias semanas después el 12 de junio, ya que mi marido se lastimó una pierna y estando él en casa me es difícil salir. Resulta que nos pusimos de acuerdo y con el pretexto de ir a la escuela, nos pudimos escapar, quedamos de vernos en la carretera, llegue temprano y él aún no llegaba, después de 5 minutos que se me hicieron largos por fin apareció. Me dijo que había mucho tráfico, yo le pedí que voláramos ya que tenía que regresar a trabajar. Rápido se encamino hacia el sur y pronto llegamos a un nuevo hotel, entramos con todo y coche y él se arreglo con el empleado, el cual no dejo de mirarme las piernas.
Entramos a la habitación y no espero nada, me abrazo por la espalda y sus manos se posaron en mis pechos, me comentó que se estaba muriendo de ganas de poderme mirar completamente desnuda y por supuesto de mamar esas ricas chiches, como pudo me quito la blusa ya en sostén apretujaba mis senos que daba gusto, lo desabrochó y salieron volando nada tonto las tomó y comenzó a chupar de tal forma que realmente quería que le saliera algún liquido, yo me retorcía de placer, entre tanto desabroche la falda y quede solo en tanga, él puso una de sus manos en el centro de mis piernas y empezó a sobar, como tiene una manotas toda mi raja era estimulada, me acostó y sacó mis calzones, me abrió las piernas y me miró por un momento así, sólo dijo que realmente mi vagina era hermosa, _tu marido si que es un pen….- yo solo conteste, algo.., se hincó y puso en el centro de mi panocha su larga lengua y vas, lamia como desesperado, lo mismo chupaba que estimulaba el clítoris, yo ahora si estaba que me derretía, puso uno de sus dedos en mi anito y lo estimuló por un momento, no paso mucho tiempo cuando siento que casi todo su dedo ya estaba en mi interior, yo estaba como loca, movía al compas que él me marcaba con su dedo, el todavía vestido paró un momento y se desnudo, en la primera ocasión no tuve tiempo de mirarlo, ahora me parecía que su verga aún era más grande de lo que me parecía.
Se acercó a la cama y estando yo acostada se recargo en la cama y puso su verga cerca de mi boca, primero sólo con la lengua recorrí su cabeza, pero él quería más, así que la metí en mi boca que aún cuando es pequeña cupo gran parte, su verga es cabezona y muy colorada, estuvimos un buen rato en esos menesteres, me levantó y parada sobre la cama mis tetas quedaban justo a la altura de su boca, tomó mis pezones y los succiono al grado que yo me retorcía de placer, le pedí que parara él parecía no escuchar, el fondo lo estaba gozando, se agachó un poco y comenzó a jugar con mi panocha su lengua buscaba descubrir mis olores y sabores, de momento me cargó y me acostó boca arriba, abrió mis piernas, agarró su verga y le pasó un poco de saliva, apuntó y que la deja ir, yo solté un gritó, debido a que como su cabeza es grande sentí como me desgarraba, en poco tiempo mi panocha se ajustó al tamaño y él se acomodó mejor, como es muy alto me costó acomodarme a su manera, pero después de 5 minutos ya entraba y salía a su antojo, me daba unos empujones realmente fuerte, yo le pedía que fuera despacio, él parecía no escuchar y sólo decía sabía que estabas deliciosa pero no tanto chaparrita, paró un momento y sacó por completo su chile y me dijo mira como me tienes, te gusta mi verga o prefieres la chiquita de tu marido, yo le conteste que me gustaba mucho, aún cuando pensé que la de mi marido me ajusta mejor, él parado bajo la cama me pidió que me pusiera de perrito, así lo hice apuntó su dardo y de un empujón que la deja ir toda, uff que gusto yo sólo lance un ligero quejido, ahora de placer, me tomó de las chiches las apretó con fuerza y al tiempo que me penetraba jalaba mis senos yo sentí un poco de dolor y le pedí que lo hiciera con calma, entonces suavemente la metía y sacaba, al final del recorrido presionaba un poco más que sensación tan deliciosa, me besaba la espalda, la cabeza y el cuello al tiempo que me decía que cada vez estaba más enamorado de mí, yo volteé y nos trenzamos en un apasionado beso, le dije que yo también estaba muy ilusionada con que esto pudiera durar, su verga entraba y salía con una intensidad que imagine no podría aguantar mucho, de momento me dice me vengó, apreté los músculos internos de la vagina y su leche inundo toda mi panocha, su leche se desparramó por mis muslos, aún teniendo la verga de art muy adentro.
Nos relajamos un poco y en ese momento nos preguntamos como habíamos estado y lo felices que estábamos por vernos. Luego… poco a poco… las cosas se fueron calentando de nuevo… el estar por minutos interminables abrazados de pie desnudos cosa que debo confesar me excita mucho, ya que él es mucho más alto por lo que su verga prácticamente toca mis pechos cuando está parada… fueron el ambiente propicio para probar cosas diferentes…
Él me tomó por la cintura… yo lo abracé fuerte a su cuello, y de un movimiento me alzó, me cargó e insertándome su pene hasta el fondo me hizo sentir una sensación nunca había sentido, esa experiencia tan, tan maravillosa hace que con solo recordarla se me erice la piel…
Después me bajó y sin preguntármelo me puso de espaldas a él… me inclinó y me penetró en la vagina pero por atrás… ¡wooow! Con solo la penetración tuve un orgasmo y él se movía con mucha habilidad y vigorosamente… escuchando como mis nalgas chocaban con su cuerpo cada vez que él metía y sacaba su hermosa verga de mi muy húmeda conchita, me dio la vuelta como una calesa y seguimos cogiendo como dos locos, arriba, abajo…
Después… me presionó muy fuerte y se fue más profundo… dejando venir su eyaculación dentro de mi cuevita… Nunca había experimentado esas posiciones, que bueno que fue con alguien que tenía la experiencia porque… me hizo gozarla a lo grande…
Se recostó y yo me acomode de tal manera que la mitad de mi cuerpo estaba sobre él, me abrazó y me dijo que después de esto no se podría separar de mi, le dije que lo tomara con calma, que mi panocha siempre estaría a su servicio que me era difícil, que las últimas semanas no habían sido fáciles con mi marido que entendiera un poco, no lo entiendo me dijo, cómo es posible que te tenga tan descuidada, le comente que en realidad no había descuido, que esta situación estaba más relacionada con el deseo que él me inspiraba, que con un problema en casa, me acarició la espalda y las nalgas, las apretujaba y recorría el surco, nos besamos y yo me monte completamente en él, poco a poco nuestras caricias despertaron al gran gigante, de tal forma que en esa posición sólo bastó un movimiento para volverme ha ensartar, no entró toda pero si una gran parte, yo controlaba el vaivén, él acariciaba mis pechos, los apretaba y jugaba con mis pezones, yo me revolvía en ondas de calor pocas veces experimentadas.
Me dijo quiero que seas mía solamente, le conteste que en este momento era suya y toda para su placer, en un movimiento un tanto brusco, invertimos la postura y él quedo sobre mí, doblo sus rodillas y su gran verga me comenzó a bobear con mucha delicadeza pero con gran firmeza, cada envestida sabía mejor que la anterior, yo aventaba la pelvis con fuerza para sentir la totalidad de su verga adentro, no supe cuanto tiempo paso, pero ya era un poco tarde, le dije que se apurara y sus movimientos se hicieron rápidos y fuertes, un quejido anunció que nuevamente se estaba derramando en mí, me beso con mucho amor y me dijo que no podría olvidarme, yo le conteste que después de esta cogida para mí sería muy difícil también olvidar su rica cogida, me apure a lavar mi vagina y salimos rápido a mi trabajo, llegue un poco tarde pero no hubo problema, por la noche mi marido me cogió, duro poco por lo inflamada que estaba, yo le dije que era cándida, él no se quedo muy convencido pero en fin.
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