La señora Andrea redescubre el sexo
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
El trabajo no era nada intelectual, de hecho era de hacer labores como chofer, mandadero, ir al super, ir a traer a sus hijos a sus actividades, cosas como esas.
La esposa de mi nuevo jefe, la llamaré Andrea, de 36 años, toda una mujer madura, todavía atractiva.
Yo le servía de chofer pues ella no sabía manejar auto, asi que varias veces la llevé y la traje, ella comenzó a interrogarme y luego yo a ella, ella quería saber mi edad, si tenía novia, que me gustaba, ella era muy agradable y social.
Pero fui notando que yo le empecé a interesar.
En mi caso, me describo, soy un joven de regular complexión, hago gym cuando puedo, tengo un torso desarrollado, mido 1.
75 mt, tengo ojos verdes, cabello castaño oscuro, pelo en pecho y tengo una verga de casi ocho pulgadas, ni muy gruesa ni muy delgada, me encanta el sexo y lo he practicado mucho en varias modalidades.
En el caso la señora Andrea, es de tez blanca, ojos color miel, tiene piernas largas, no es ni gorda ni delgada, sino término medio, aún conserva un buen físico y es atractiva, he visto como la ven los amigos de mi jefe y yo también.
En muchas ocasiones nuestras miradas furtivas se entrecruzaron, ella me sorprendió varias veces viéndole las piernas o su sugestivo trasero, pues aún lo conserva bastante bien.
Hasta en que en una ocasión, su esposo mi jefe, me pidió si podía servirles en un sábado de chofer, pues estaban invitados a una fiesta, a pesar que yo utilizó los fines de semana para mi novia y mis amigos, acepté hacerlo.
La señora, Andrea llevaba un vestido blanco corto, arriba de las rodillas, la reunión era al medio día, ella iba bien arreglada, pintada y con zapatos también blancos con toques cafés, de tacón muy alto, la hacia ver bastante alta, sus pies estaba hermosos, bien pintados de rosa suave.
Luego de dejarlos, me quedé dentro del auto, puse música y al poco tiempo, el anfitrión me envió algunos bocadillos, pasaron unas tres horas y en eso veo que se acerca la señora Andrea, se sube al lado del copiloto y me dice que su esposo es un imbécil, me pide que la lleve a casa.
Durante el viaje le pregunto que ha sucedido, ella me responde que su esposo se pone a coquetear a otras mujeres descaradamente cuando toma licor.
Entonces yo aprovechando, le digo que no lo tome en serio, -no creo que él se fije en otras mujeres, si tiene una mujer hermosa en casa-, eso le cae bien a la señora.
Al llegar a la casa, le pregunto si debo regresar por mi jefe, ella me dice que si, pero que espere un poco, que le haga compañía, nos vamos a la sala, ella se quita su saco, y se ve muy linda en su vestido blanco y corto, luce una bellas piernas sin medias.
Ella se sienta a mi lado y me pregunta -de verás crees que aún soy bonita??-, cuando lo dice pone una de sus manos en mi pierna, siento palpitaciones fuertes en mi corazón, le respondo -claro que si, doña Andrea!-, ella me dice que no le diga señora, -dime solamente Andrea- me dice.
-La verdad Andrea, eres una mujer muy bonita, tu marido es un suertudo de tenerte como su mujer-, ella sonríe y me dice -eres un chico muy gentil, y muy guapo.
– diciendo eso y la mano que tenía en mi pierna ahora me acaricia las mejillas y luego se desliza a mi pecho, mientras me dice que tengo buen físico, y músculos grandes, ella va desbotonando los botones de mi camisa, ella luego acaricia mi torso y sigue diciéndome que estoy bueno.
En eso su boca toca una de mis tetillas y eso hace que mi verga se endurezca en mis pantalones.
Luego busca mi otra tetilla y le pasa la lengua y luego la aprieta entre sus labios, me hace temblar de emoción lo que me hace.
Ahora ella se pone de pie y me pregunta tocándose los senos, -te gustan mi senos?-, -señora, digo Andrea.
son lindos- atino yo a decirle.
Ella se baja los tirantes y me enseña sus senos, son medianos, pero de buena forma, se acerca a mi se sube al sofá con las rodillas y me da un beso en los labios, luego otro y otro y nos quedamos prendidos de la boca ambos, ella saca su lengua y yo la mía, los besos hacen ruido, cada vez más fuerte.
Yo tomo sus senos con mis manos y los acaricio, luego ella suelta mi boca y pone sus senos en contacto con mi boca, yo mamó sus bellos senos, son los senos más grandes que he mamado en mi vida, se sienten divinos, chupo sus pezones y ella empieza a gemir de placer, me dice que se lo hago bien rico.
De nuevo ella se pone de pie, y frente a mi se sube el vestido y me muestra sus lindas pantaletas, ella hace un pequeño streaptease y se baja los calzones, se sube el vestido y me enseña su panocha, bien recortada, apenas una línea vertical que sube a su pubis, sus labios vaginales son cortos y rosados -te gusta Rony??- me pregunta ella.
-Tiene un panochita linda!!- le digo yo.
Ella se acerca de pie, yo estoy sentado, me pone su panocha casi al nivel de mi rostro, yo que estoy sumamente ya excitado y que me gusta una situación como esta, la tomo por las caderas y hundo mi boca y lengua en su panocha, ella abre sus piernas para darme un poco más de espacio, entonces sigo lamiendo y chupando sus labios vaginales, los gemidos de Andrea van aumentando conforme mi lengua va metiéndose hasta encontrar la entrada de su vagina.
-Rony.
Rony, uy que rico!!, me la estas comiendo toda!- me dice ella entre gemidos.
Yo ya no puedo responder tengo la boca llena de su panocha, ella me toma de la cabeza y todavía me jala hacia su coño, mi lengua rodea la entrada de su vagina y ella gime más fuerte, siento sus primos jugos íntimos salir de su vagina, lo bebo con harta pasión.
Luego ella se va acomodando en el sofá, me abre las piernas invitándome a terminar el trabajo, me meto entre sus piernas y ahora más cómodamente comienzo a lamer su raja, tomo sus labios vaginales y los abro con mis dedos para pasar mi lengua en medio, en ese momento ella grita y tiene su primera tórrida corrida.
Yo no paro y sigo mamando ese mojado y caliente coño, ella fuera de si, entre quejidos y gemidos me acaricia los cabellos de mi cabeza, la señora Andrea la está gozando en serio.
Luego, me dice que acabe, se sienta en el sofá y me pide que me ponga de pie frente a ella, me baja los pantalones y mi ropa interior, mi verga está erguida y ella me dice que la tengo grande, luego comienza a besarla y a lamerla como si fuera un sorbete de carne.
Rapido puedo notar la experiencia de Andrea, me está dando una chupada de verga monumental, me hace gemir y temblar de placer.
La mete, la chupa, me lame los cojones, le pasa la lengua a mi glande, ella hace de todo y lo hace delicioso.
-papi, me vas a meter todo esto?- me dice Andrea mientras engulle mi verga.
-que grande y rica verga me vas a meter- sigue diciendo.
Ella deja mi verga y se pone de espaldas de rodillas en el sofá, invitándome a poseerla por detrás al estilo perruno, yo me coloco atras, tomo mi verga con la mano y la llevo hasta su abertura íntima, mi glande toca sus húmedos labios vaginales y ella gime, después voy empujando mi verga que comienza a introducirse en su panocha, siento inmediatamente lo caliente de su interior, parece un pequeño horno lo cual me excita aún más y emocionado se la meto duramente y mis cojones rebotan en sus nalgas, ella comienza a jadear y pone la cabeza en la superficie del sofá dejando su trasero levantado y dispuesta a ser follado.
Comienzo mis bombeos primero lentos, pero poco a poco voy ganando fuerza y rapidez, sus gemidos me excitan mucho, ella no deja de gemir un solo instante.
Tanto que no puedo evitar preguntarle.
–te gusta lo que te hago??-
Ella hace una pausa y deja de gemir -papi me tienes loca, que buena cogida me estas dando, ayy que rico…tenía rato que no gozaba tanto.
– eso me decía entre otras cosas.
Seguí cogiéndola y ahora la sacaba lento pero la metía duro hasta lo más profundo de su vagina, la fui llevando a otro orgasmo en pocos minutos, -ayyy por tu madre, qué rico me coges!!!, ayyy papi, me corro, me coorrroo!!- y Andrea acabó por segunda vez.
Yo aproveché su venida para descansar un poco, ella se quedó con el culo levantado jadeando, desde allí podía ver su curvo trasero, podía ser la envidia de muchas mujeres jóvenes que yo conocía, sus nalgas blancas y el aro de su ano rosado suave, no pude evitar besar y lamer sus nalgas, luego con mis manos le abrí sus dos blancos glúteos y acariciar con mis dedos su culito arrugado, era suave y terso, se me ocurrió pasarle mi lengua y eso tuvo un efecto inmediato, ella comenzó a gemir de nueva cuenta –Ayy Rony, te gusta mi culito?, te gusta mi culito papi?-, yo le pasaba la lengua varias veces y le puse dos dedos en su panocha y comencé a moverlos adentro.
-papi me vuelves loca, métela mi rey métela de nuevo!!!-
Sus gemidos, gritos y frases me pusieron con la cabeza caliente, le di la vuelta y en la posición de misionero me subí sobre ella y poniéndole mi verga en la panocha se la metí de un solo golpe, ella pataleo y gimió como una perra en brama, la follé sin clemencia, dándole duro y pegando mi cuerpo contra el suyo, ella me envolvió con sus piernas fuertemente y yo me agarraba de sus hombros y de su espalda para metérselo todo, ahora los dos jadeábamos, yo estaba casi para llegar a mi punto de no retorno, era una delicia la panocha de la señora Andrea.
Primero ella gritó, a los pocos segundos yo le seguí con otro grito, los dos estábamos llegando a nuestros orgasmos, todo eran gemidos y quejidos, le deposité un chorro de esperma caliente en el interior de su vagina, fue increíble la cantidad de latigazos que mi verga dio dentro de su panocha, muchos segundos después, vino la calma, yo estaba sudado igual que ella.
Apenas me pude quitar de encima de ella y me tiré al otro lado del sofá, pude ver como mi esperma rebalsaba de su coño,
Pasaron varios minutos antes que alguien de los dos emitiera alguna palabra.
-Qué rico estuvo Rony, que clase de cogida me has dado… hacia tiempo que no gozaba un buen sexo.
Decía Andrea.
Ella también fue la primera que se levantó, recogió sus prendas y se fue caminando buscando el tocador.
Yo permanecí un minuto cavilando, me había cogido a la mujer de mi jefe, amigo de papá y había estado genial.
Luego hice lo mismo, recogí lo mio y me lo puse.
Esperé como un caballero que saliera Andrea, fueron muchos minutos, incluso me dio tiempo a fumarme un cigarro.
Al salir ella estaba como antes, solo un poco colorada por el ejercicio realizado.
Se sentó a mi lado y me tomó de la mano, me dijo –gracias!, yo necesitaba esto.
ahora regresa a traer a mi marido- diciendo eso y nos dimos un sabroso beso corto de lenguita, Me fui de su lado.
Ese día todavía me hice una paja en la cama pensando en la señora Andrea y su aún tremendo y caliente cuerpo.
Casi dos semanas después, creo que fue todo lo que aguantó de abstinencia la señora Andrea, luego de redescubrir lo sabroso del sexo en su vida.
Esa tarde, estaba yo en casa, ella había salido con sus amigas, recibí una llamada a mi móvil, era ella, me decía que la fuera a recoger a cierta dirección, posiblemente la casa de alguna de sus amigas.
La recogí allí, iba preciosa con una mini pegada a su cuerpo y una blusa de amplio escote, como la que ella solía usar y luego en el camino me dijo que tomara ciertas calles, era diferente a la ruta de regreso a su casa, cuando pasamos por un motel, ella dijo que me metiera allí, solo entramos y un puerta automática se cerró atrás del vehículo, por supuesto que yo sabía dónde estábamos, era uno de esos moteles por hora que se usan hoy día para follar.
Apenas detuve y apagué el motor y ya la tenía en mis brazos, nos besamos mucho y luego me confesó que no podía aguantar más sus ganas, quería de nuevo que yo le hiciera el amor.
Aún dentro del carro, le mamé los senos y con ellos fuera de su vestido con mucho escote subimos al segundo nivel en donde estaba la habitación, la llevé a la cama y antes que ella se empezara a desvestirse, le dije que me dejara hacerlo.
Le quité toda la ropa, la dejé en cueros totalmente,solo con eso yo ya tenía una tremenda erección, a continuación yo me quité la ropa también, luego la acosté y comencé a chuparle los deditos de los pies, eran bellísimos y ricos, los chupé uno por uno, luego tomé el otro pie y lo chupé también, mi lengua siguió su camino y besé sus pantorrillas, luego sus muslos hasta que finalmente llegué a su ya mojada panochita, con los dedos abrí sus labios vaginales para contemplar el orificio de su vagina, la lamí e intenté meter la punta de mi lengua dentro de su panocha, ella se movía y se estremecía en la cama, se corrió con muchos gemidos que hicieron hervir mi sangre.
Pero tuve paciencia y le di la vuelta, quería otra vez sentir de nuevo lo áspero de su culito con mi lengua, lo hice y ella se quejaba de placer, para mi su culo era lo más erótico que había visto, le susurré que quería cogerla por el culo más adelante, ella me dijo que le hiciera lo que yo quisiera.
Primero, la puse boca arriba y puse sus pies en mis hombros, la penetré lentamente en su humeda y caliente cavidad vaginal, estaba hirviendo por dentro la señora Andrea, luego comencé a bombeársela cambiando de ritmo, yo estaba muy excitado y temí terminar pronto, asi que me tomé mi tiempo para metérsela y sacársela, de cuando en cuando tomaba unos de sus pies y los lamía en todos lados, eso la ponía como loca, tenía los pies delicados y suaves.
Después ella se subió arriba y ella misma tomando mi verga se la puso en su vagina, luego me cabalgó como una potrilla salvaje, se movía tanto que ella misma se hizo llegar a una nueva corrida, pero no se detuvo siguió moviendo su lindo trasero entre gritos y gemidos, ella quería hacerme llegar también, hasta que mi verga comenzó a explotar dentro de su vagina, se siguió moviendo hasta que me dejó completamente seco.
Se detuvo, y mientras nos recuperábamos nos besábamos y me ponía sus senos para mamarlos.
Luego a petición de ella nos fuimos a duchar juntos, seguimos tocándonos y besándonos debajo de la ducha, ella se hincó para mamarme la verga, poco a poco mi verga fue alcanzando de nuevo su dureza y tamaño.
Varios minutos después, cuando ya estuvo erguida, ella me tomó de la mano y me llevó de nuevo a la cama, se subió a la cama poniéndose en cuatro subiendo su bello trasero, me dijo que ella era una mujer que cumplía sus promesas, me dijo que me la cogiera por atrás, por su lindo culo, yo no esperé que terminara de decirlo, me puse atrás y primero le lamí el culo, con mis dedos intenté dilatarlo, que era algo que hacía con algunas novias con las que había tenido sexo anal.
Pronto su ano se fue ensanchando, eso era una clara señal que ella ya había tenido sexo por ese orificio, no era una novata en eso.
Asi que puse mi glande en la entrada de su ano y fui empujando lento pero firme, pronto sentí como su culo absorbió mi verga y la oí emitir un gritó, era señal que ya había entrado en su recto.
Me fui moviendo lento, apenas era solo mi glande un poco de mi tronco que le tenía adentro, fui paciente, mi verga entraba lentamente pero cada vez era un poquito más.
Ella gemía pero me decía -despacio papi, despacio, deja que entre suave.
que rico siento tu verga en mi culo.
– Pasaron varios minutos antes de tenerle al menos la mitad de mi verga en su recto.
Pero cuando eso sucedió comencé a bombear un poco más fuerte y rápido, ella se empezó a estimular su clítoris, cuando empezó a jadear, entonces supe que ya podía darle duro.
Asi que me puse a darle duro, pero mi verga se ahorcaba con lo reducido de su ano, me lo apretaba rico, pero me estaba llevando a mi climax, no pude evitar eyacular y lo hice en su culito.
Yo estaba muy agotado, más que ella aun.
Me tiré a la cama, ella me acompañó, me dio un beso y me dijo si me había gustado, yo le respondí que había estado increíble y que lo volvería a hacer.
Para concluir mi relato quiero comentar que solo estuve con ella para las vacaciones, regresé a estudiar a la universidad, asi que fue un mes y medio aproximadamente.
Hice el amor con la señora Andrea trece veces (las anoté todas), por delante y por detras.
Aún me llama, pero no hemos podido ponernos de acuerdo para vernos de nuevo, a veces ella tiene libre y yo no y viceversa.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!