La sobrina de mi esposa terminó siendo mi mujer
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Creo que la culpa de todo lo sucedido también es de mi esposa, pues ella sabe que yo soy muy caliente, desde novios. Yo no estaba contento si no me follaba a mi novia, ahora mi mujer, cada vez que nos veiamos. Mi calentura por el sexo es tanta que colecciono videos porno (tengo como tres discos externos llenos), asi también revistas y me gusta frecuentar sitios como este. Pero a pesar de todo esto, nunca le fui infiel a mi mujer, ni de novios ni de esposos. Tal vez eso pensó mi mujer.
Además, sin animo de tener poca modestia, no soy mal parecido, tengo buen cuerpo y físico, en mi vida hubo mujeres que se me sometieron, me insinuaron tener sexo con ellas, solteras y casadas, pero siempre respeté mi condición de casado, sino para que me decidí casarme.
Pero, tener otra hembra en casa fue diferente, además la sobrina de mi esposa, que cuando llegó tenía 16 años, era una ricura de muchacha, trigueña, ojos claros, delgadita de cintura, pero dos caderitas en desarrollo y un culito magnifico, y además era muy sexy, sensual y putita, de todo tenía Perlita.
Mi esposa la puso a estudiar de inmediato, y luego de llegar del colegio, Perlita se ponia ropita muy floja y suelta, pues era la época de calor en esta parte del país, se ponia unas tays, o leggins, short cortitos, total es que su joven carne se miraba deseable, además conmigo era muy provocadora, se me sentaba en la piernas para que yo le explicara algo del colegio (cuando no estaba su tia), yo terminaba con la verga parada y en la noche me cogía a mi mujer pensando en Perlita, cosa que no me había pasado antes.
Todo empezó una noche, como cincos meses después que llegó Perlita, en ocasiones suelo ver televisión en la sala, lo hago cuando mi esposa no me acompaña a ver una peli, para que el reflejo de la tv no le moleste para dormir. En eso se apareció Perlita, con su pijama que era solo una blusa larga, bueno no tan larga, sino hasta los muslos, ella me dijo que tenía problema con una tarea, fue fácil ver que solo traia una diminuta braguita tipo bikini abajo. Se sentó sobre mis piernas de lado hacia mi. Le fui explicando pero no pude evitar tener una erección que iba aumentando conforme pasaban los minutos con ella sobre mis piernas, también no pude evitar tocarle las piernas le acaricie una pierna de la rodilla hacia arriba todo su muslo, ella no dijo nada, siguió preguntándome cosas de la tarea.
Como no hizo el menor intento de quitarme, seguí en lo mio, acaricie de arriba a abajo su muslo, luego el otro, -me gusta como me acaricias!- me dijo Perlita, diciéndome eso y la erección creció aún más y yo ya estaba muy excitado, mientras yo hacia como que le seguía explicando, puse mi mano en su entrepierna y le acaricie con rumbo a su chuchita. Mis dedos tocaron por fin su braguita sobre su rajita. Debo decir que su chuchita estaba hirviendo, pues aún se sentí lo caliente sobre su braguita, ella no dijo nada asi que seguí en lo mio, ya mis dedos tocaban bien el frente de su cosita, claro, sobre su braguita, yo noté que mientras Perlita hablaba su voz se quebraba, ella estaba también excitadisima.
Con mucha experiencia, usando solo una mano, mis dedos hicieron a un lado su braguita por el frente y por primera vez toqué su rajita, sus labios vaginales estaba mojaditos, acaricie también el orificio de su vagina por fuera y su clitoris, Perlita cerraba su ojitos.
-Te gusta?- le pregunté atrevidamente
Perlita ya no constestó, solo reclinó su cabecita sobre mi hombro y abrió sus piernas, lo cual me facilitó tocarle toda su rajita que tenía pocos pelitos. Oi cuando comenzó a gemir sobre mi hombro. Mis dedos estaban empapados de lo que salía de su chuchita y aún no le metía mis dedos, la muchachita de verdad era muy caliente.
De repente salió de sus labios, -Fabian, mejor ve a dejarme a la camita!!-, ella siempre me llamó por mi nombre.
Solté su chuchita, no pude evitar llevarme los dedos, primero a la nariz, para oler los juguitos íntimos de esa linda bebita, luego me los llevé a la boca y me chupé los dedos, mientras caminabamos hacia su habitación, a propósito dejé la tv prendida, para que mi mujer si despertaba pudiera oir que yo todavía estaba en el living.
Entramos y ella se puso de pie sobre su cama, con eso mi rostro le llegaba a sus pechitos que eran dos volcancitos de buen tamaño. Nos abrazamos y no pude evitar besar sus senos sobre su blusa, los lamí y los atrapé con los labios, ella gimió y cerro sus ojos, mis manos se metieron debajo de la blusa y acaricie y apreté sus bellas nalgas, luego con la sangre hirviendo de deseo, le bajé la braguita hasta las rodillas, luego besé su vientre y fui bajando por debajo de su larga blusa, pasé por su ombligo y finalmente llegué a su escasa mata de pelitos, los lamí y los chupé, le separé las piernas para dejar espacio para lamer su chuchita, mi lengua comenzó a lamer sus labios vaginales y ella empezó inmediatamente a gemir de placer, eran mas ronroneos que gemidos la verdad. Atrapé sus labios vaginales con los labios de forma delicada, le separé más las piernas para darme mucho más espacio, asi pude pasar mi lengua por su clitoris y llegar con la punta de mi lengua hasta su vagina, sentí como sus jugos nuevamente empezaron a bajar y caer sobre mi lengua, que sensación más rica.
Debió sentir mucho placer Perlita que sus piernas se le doblaron, y cayó sobre la cama, terminé de sacarle las bragas y abriéndole las piernas comencé a comerle la rajita, ahora tenía más comodidad y me puse con la lengua a abrirle los labios vaginales, pasar por la entrada de su vagina y terminar en su clitoris de regreso, ella se retorcía en la cama y no tardó en correrse en mi boca, lamí todo lo que salió de su chuchita, luego me bajé los pantalones y le puse mi verga en los labios indicándole que quería que me la mamara, ella la tomó con sus dos delgadas manos y se puso a lamer mi verga, no tenía mucha experiencia, pero también parecía que no era su primera mamada de verga, me la chupó y yo tenía tanta leche acumulada que me corrí sobre su rostro, dos y tres enormes chorros de semen acabaron en su carita, su cabello y sus senos. Me puse los pantalones, le di un beso en la boca, que ella correspondió con lenguita, le dije que sería nuestros secreto más preciado, ella dijo que si. Me fui de alli como cuando un ladrón abandona la casa que ha robado.
Tres noches después, salí a la sala a ver tv, no lo había podido hacer antes, en esa ocasión mi esposa dijo que tenía que levantarse temprano, y casi al minuto ya estaba Perlita conmigo, se subió sobre mis piernas y nos abrazamos, la fui besando poco a poco, frente, boca, cuello, mis manos se metieron debajo de su larga blusa y le toqué sus tetitas puntiagudas, mis dedos acariciaron sus pezoncitos, la pequeña Perlita cerraba los ojos, lo hace cuando se excita mucho. Levanté su blusa y dejé sus tetitas descubiertas y las mamé una por una por turnos, Perlita temblaba en mis brazos. Ella recostó su cabeza en mi hombro y se dejó hacer todo lo que yo quería. Una de mis manos se metió entre su braguita y le acaricie su chuchita, mis dedos se mojaron mucho jugando con sus labios vaginales. Perlita estaba en su punto.
Me levanté del sofá con ella en mis brazos, la fui llevando a su habitación, ella con su cabeza aún en mi hombro. La deposité en la cama, le saqué su braguita de su cuerpo y luego el blusón grande que tenía. Perlita quedó en la cama como vino al mundo, desnuda. Tenía un cuerpecito, lejos de voluptuoso, pero exquisito, con la lozanía de su edad. Yo me quité la camiseta y mis calzoncillos, me acerqué a ella sobre la cama y ella abrió sus piernas como invitándome a poseerla. Me puse encima de ella y le busqué la boca, la besé con mucha lengua y saliva, me fui acomodando, tenía cierto miedo que fuera virgen, pero ese miedo se fue perdiendo cuando mi verga comenzó su camino dentro de su vagina, no era la primera vez de ella, asi que con más confianza se la fue introduciendo, mientras ella gemía y sus uñitas se me clavaban en la espalda, cuando se la tuve a la mitad, comencé a bombearla lentamente, disfrutando cada espacio y cada centímetro de su cavidad íntima. Ella gemía y se quejaba mucho, me dijo como un susurro que había deseado este momento conmigo.
Ya yo bien adentro de ella, comencé a fajarla con arremetidas secas y otras acompasadas, le tomé la tetitas de nuevo y las mamé de nueva cuenta. Perlita no resultó virgen, pero su chuchita estaba bien estrechita, eso me causaba un placer intenso. Senti cuando ella tuvo su primer orgasmo esa noche, sus uñitas se enterraron en serio en mi espalda a la vez que gemía como desesperada, parecía que estaba ahogándose. Me fui levantando de encima de ella sin sacársela de la chuchita, solo me acomodé de otra forma, casi quedando sentando. La tomé de sus pantorrillas y tomándole uno de sus pies me lo llevé a la boca y le chupé todos sus deditos, uno por uno y en conjunto, sin dejar de bombear mi verga en su chuchita. La pequeña no hizo esperar al segundo orgasmo, sentí como su vagina se llenaba de su eyaculación, y mi verga no dejaba de martillarle su rajita. Me puse sus pies en los hombros y me fui colocando otra vez encima de ella, esta vez sus piernas completamente abiertas sobre mis hombros, la penetré con más fuerza, su rajita se abría al máximo y me permitía entrar y salir más rápidamente de su chuchita.
La fajé sin misericordia por dos o tres minutos consecutivos, yo estaba al borde de mi venida y no paré hasta que sentí impulsos eléctricos que me hacían descargar una gran cantidad de esperma en la rajita de Perlita, se que fue una estupidez haberme corrido dentro y sin condón, pero no olvido que fue un gran placer haberlo hecho. Al terminar completamente de eyacular, me fui levantando de encima de Perlita, ella se quedó inmóvil acostada aún con las piernas bien abiertas, pude ver, como varios hilitos de color blanco salían de su rajita, era mi semen caliente saliendo de su interior, fue tremendamente caliente esa imagen que aún recuerdo. Como ella se quedó inmóvil, y yo tenía que regresar a la sala, antes de que quizá mi esposa se diera cuenta de que no estaba. Asi que solo la cubrí con una sábana, el di un beso en la frente y salí de su habitación.
Ya la casa no fue la misma, había una atmósfera de pecado y de sexo en la casa, Perlita y yo aprovechábamos cualquier espacio de tiempo para abrazarnos y besarnos, como si fuéramos dos enamorados.
Y todo llegó a su cúspide una noche. Los tres estábamos viendo una peli en la habitación mia y de mi esposa, mi esposa se quedó dormida y luego de despertarse dijo que no quería ver más la peli y que no tuviéramos pena que la termináramos de ver allí en la habitación. Eso impidió que nos fueramos con Perlita a la sala a tocarnos y tal vez más que eso. Resignados, Perlita se acostó a mi lado, ella tenía puesta su ropa de dormir de siempre, una blusa grande y floja y su braguita, sin sostén. Pero ella debajo de la sabanas empezó a tocarme el paquete y me lo puso a mil, yo tenía una tremenda erección, en eso Perlita se fue deslizando por debajo de las sabanas y llegó a mi paquete y sacándome la verga comenzó a mamarla, me daba tremendos chupones y lamidas que tenía que morderme el puño de mi mano para no gemir de gusto, solo atinaba a voltear a ver mi esposa y ella estaba inerte, durmiendo.
Perlita terminó su faena de mamar y le dije que se pusiera de lado dándome la espalda, me puse detrás y le levanté un poco la pierna, eso dio espacio para colocar mi verga contra su rajita, por un rato estuve frotando mi verga contra su chuchita, pronto había mucho líquido sobre mi dura carne, Perlita estaba mojándose de placer, en eso ella se volteó y con una voz entrecortada me pido que se la metiera en su chuchita, era todo un riesgo, porque mi esposa se podía despertar en cualquier momento, pero aún con todo eso, puse mi verga en la entrada de su chuchita y poco a poco la fui ensartando en la vagina de Perlita, ella solo pujaba cada vez que mi verga entraba más y más con cada bombeo, era pura cintura nada más, pues no quería mover mucho la cama, pues mi esposa podía sentir ese vaivén de la cama. Asi que solo cintura y despacio muy despacio entraba y salía de su chuchita.
Aún asi Perlita estaba super excitada y apenas podía detener su quejidos de placer. Después de aquella primera vez en la habitación de Perlita, no había eyaculado más en su vagina, sin condón, pero en ese momento lo último que quería era sacarla para ponerme un condón, pero no podía otra vez correrme dentro de ella, había mucho riesgo, asi que le dije al oído a Perlita que me la mamara otra vez, ella se volteo se metió de nuevo debajo de las sabanas y comenzó a mamar mi verga impregnada de su propia eyaculación y se la metió a la boca a chuparla, no aguanté más que un par de minutos, sin verla tomé a Perlita de la cabeza para que tener mi verga adentro de su boca y comencé a eyacular fuerte, ella intentó quitar su boca, pero yo la tenía atrapada con mis manos, asi que ella recibió mi esperma en su boca, me empecé a relajar, solté su cabeza y ella siguió lamiendo mi verga, al rato sacó su rostro de las sabanas y estaba su carita llena de mi esperma, pero con una linda sonrisa. Ella se bajó de la cama y se fue rumbo a su habitación, la vi hasta el otro día.
Las cosas que siguieron, quedan en el tintero, pero nuestra aventura siguió por casi dos años, hasta que ella terminó el colegio y su madre se la llevó de vuelta. Allí me di cuenta que lo que había existido no había sido una simple aventura, pues no pude volver a vivir normal con mi esposa, meses después nos divorciamos voluntariamente los dos. Me fui a vivir a la provincia donde vive Perlita que ya tenía los 18 años, para estar a su lado, nos vimos varios meses casi el año sin que su mamá supiera, luego a sus 19 años, fuimos con su mamá para decirle que eramos pareja. Ahora vivimos juntos ,no estamos casados aún, pero hay planes.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!