La sobrina de mi mujer, es mi amante y tiene 10 años. Part. 1
Como un evento desafortunado se transformó en una delicia con 10 años..
Mi mujer y yo nos vimos en la obligación de regresar a nuestra ciudad natal… Y muy a mi pesar, a la casa de sus padres. Pero esa molestia un día cambió en un estilo de recompensa insospechada de deleites con la sobrina de mi mujer, una chiquilla de 10 años a quien he hecho mi amante desde hace un año.
Para comprender un poco, la casa de mis suegros es un caserón antiguo, de esos de fachada larga, un solo pasillo comunica todo, habitaciones y demás áreas. Por razones que no hace falta entrar en detalles, tuvimos que regresar pero sus padres no aceptaron en nosotros alquilar en otro lugar, la casa no es solo grande, tiene cantidad de habitaciones, y aunque el espacio que nos acomodaron, hacia la esquina, tiene su propia cocina, baño y pequeña sala.
Creo que ellos, los suegros, se habituaron a recibir a sus hijos de vuelta, ya que antes estuvo una hermana de mi mujer que ya se fué, y antes de nosotros su hermano que aún permanece, pues su mujer lo dejó con todo e hija.
María es un poco rellenita, tiene unas teticas como dos limones que se van a convertir pronto en dos jugosos melones de tanto que se las chupo. El culito es redondo, aún algo pequeño pero de entre sus amiguitas de cole es la que más nalgas tiene. Pero lo que más me encanta es su piel súper suave y el dulce y ligeramente amargo sabor de su coño, una vaginita que es puro fuego.
La mamá de María no la conocí, pero mi mujer dice que es una putona talla XL con grandes tetas y culote, pero muy fea de cara. Su hermano bueno, no mucho que decir, es taxista, le mete a la bebida y tiene un sueño muy pesado como la abuela, con quién María duerme, el viejo duerme en su propia habitación, en la habitación más extrema de la casona. El hermano de mi mujer nos tiene un poco de envidia, quizás porque somos profesionales y de ingresos estamos mejor, pero vamos, y es que se sintió incómodo desde que llegamos, además a la niña le metió conmigo un innecesario miedo, porque la verdad no le tenía ni un poco de morbo a María, no como ahora.
Mucho trabajo es mucho estrés, además de que no terminamos mi mujer y yo de concretar un plan seguro a seguir para irnos bien sea otra vez de nuestra ciudad natal o mudarnos en definitiva, como dije no estamos mal de ingresos. Pero esos dos factores hicieron que ella y yo, bueno, la frecuencia sexual bajara. Cosa que yo, pues nada, varias noches busque una alternativa y me ponía en la salita a masturbarme mientras veía algo de porno.
Una de esas noches no tan tarde, María vino a buscar a su tía, el espacio que habitamos, está separado solamente por una puerta al pasillo único que no se cierra nunca, es el mismo caserón y aunque tenemos entrada independiente, digamos que el solar, es la casa de los suegros.
María es algo malcriada, y ese primer encuentro su malcriadez nos conduce hasta aquí. Pues ella en silencio atravesó esa puerta, al entrar por el espacio de los suegros, te encuentras con el baño y la pequeña cocina, sigue un corto pasillo y está la habitación y la pequeña sala, dónde yo estaba sentado cómodamente con mi verga en una mano y la otra con el teléfono.
Yo recuerdo claramente que tenía los pies estirados, estaba concentrado cuando ella me vé, yo me habria dado unos 4 o 5 pajazos antes de darme cuenta que ella estaba petrificada viéndome con una ligera sonrisa, yo brinco del susto y me tapo con un paño que tenía a un lado, para nada, mi verga como tienda de campaña. No me asusté tanto por la chiquilla si no por la abuela, pensé que estaba detrás, pero no, ella no pasa y siempre llama; acoto, también la abuela le había metido cosas en la cabeza. Protegiéndola de mi.
– Qué haces, qué viste? – le digo bajando el teléfono. -Tu abuela dónde está?-, – Qué haces aquí?- le hago todas esas preguntas y ella sin quitar la mirada sobre mi tienda de campaña, cuando ella misma reacciona me pregunta por su tía. -Nada, está dormida – en enseguida ella me preguntó que yo estaba haciendo, trato de mirar al pasillo porque el susto ya me había bajado, pero no así el pene. No había moros en la costa y calmadamente le respondo.
-Veía videos de adultos, tu tia y yo no nos estamos queriendo como antes- Con los móviles estos niños saben qué son videos de adultos y otras cosillas. -Quiero verlo- me dice seriamente. Y en ese instante el morbo me subió de cien a mil, pero lo tomé con precaución -El video o mi miembro?- ella responde simplemente que mi miembro.
-No inventes, no lo hare- le respondí, pues qué creen? ella se enfurece -Lo tienes parado- me dice con insistencia a lo que le respondo -María verás, si te llegan a descubrir, o si tu le llegas a comentar a alguna persona, incluso a tu mejor amiguita, te van a castigar de aquí hasta que seas vieja, te van a quitar la tablet, tus muñecas y jamás vas a comer un dulce más en tu vida, así que no-.
La advertencia que le dí, se convirtió en un desafío para ella, se sentó delante de mi mirándome se pone a hacer puchero de niña malcriada. La pregunta en ese momento era los más crucial, su abuela. Estaba dormida, como su papá y su abuelo y todo el mundo en esa gigantesca casa, menos ella y yo, dije carajo eso de las constelaciones alineadas es real! ella porque estaba aburrida y quería hablar con la tia y yo porque la tía no quería coger esa noche.
María, le digo -Si le dices a alguien, o si te llegan a descubrir ya sabes que te van a castigar hasta que seas vieja- aún cuando me iba a descubrir la moralidad me tocó el subconsciente y me detengo. (En ese momento tenía 9 años). Fue peor se abalanzó hacia mi y la detuve por los hombros, -espera María, cuál es la ansiedad- le insisto en que se siente y le digo que si yo se lo voy a mostrar tengo que estar seguro primero que no le va decir a nadie y segundo que si yo se lo muestro, ella también me tiene que mostrar algo, sus pechos. Y aunque se negó a la primera no le quedó remedio.
Mientras levantaba su blusa y se quitaba el sujetador mi corazón empezaba a latir como un tropel de caballos, mi verga empezó a palpitar haciendo puchero de malcriado – María, lo que vas a empezar a sentir- le digo descubriendo mi verga que quería llegar hasta el techo de lo excitado que estaba -Aunque tu cuerpo sienta que quiere y creas que está listo, no así tu mente, no te confundas- no me prestó media bola.
Se acercó y lo tomó con su delicada mano, no sabía si apretar o masturbarme, le guío con mi mano y aunque lo hizo muy fuerte bajando el escroto sin compasión fue una primera agarrada muy épica. La pare porque en realidad lo estaba haciendo duro y le pregunté qué le parecía, a lo que responde es suave y algo tibio. -María ahora vengo yo- le digo aunque no entendía nada, se retrocedió un paso quizás por todo lo que le habían metido en la cabeza que ella luego me cuenta.
-Dime si te gusta un poco o bastante- a lo que se ríe y pregunta -Cómo así, o me va gustar o no me va gustar?… No un poquito o mucho- ya vas a ver y la jalo más cerca de mi, ella aún de pie y yo sentado en el mueble. -Me lo vas a meter?- pregunta ella, a lo que le respondí eso no es así del todo, que iríamos con calma, el trecho de la habitación donde duerme con su abuela hasta aquí era bastante, y esto, aunque delicioso, era bastante peligroso. Comencé a chupar la tetica de la derecha, luego fui a la de la izquierda, es glorioso, aún me cabe tetica y pezón todo en la boca.
Esa niña gimió como si había visto el mismo cielo, su piel suave se erizó y le metí la mano en su coñito en el mismo momento que comencé a besarla.
Aunque un año después no la penetro, este regular encuentro siempre va para más y mejor…
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