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Infidelidad

La Sumisión de Laura (4)

Se va poniendo más caliente el relato….
La Sumisión de Laura (4)

Capítulo 13: El Invierno de Diciembre

Diciembre envolvió Puebla en un manto de niebla fría y luces navideñas que parpadeaban como ojos celosos en las calles. El Popo, nevado en su cima, parecía un gigante dormido soñando con erupciones, mientras Laura soñaba con cadenas y semen en sus noches de insomnio. Los virtuales con Raúl se intensificaron: «Navidad es para ofrendas, sumisa. Envía un video abriendo tu coño como regalo bajo el árbol familiar». Ella lo hizo a medianoche, en la sala oscura con luces titilando, dedos separando labios para la cámara: «Tu regalo, amo. Fóllame en espíritu».

La familia preparaba posadas: piñatas, ponche, villancicos. Miguel, redimiendo su ternura, colgó luces y besó a Laura bajo el muérdago: «Este año, reconectemos». Intentó BDSM casero —bufanda en ojos, palmadas suaves—, pero su polla flácida y su «dominio» risible la hicieron fingir un orgasmo patético. «Más, amor», mintió, pero su mente gritaba por Raúl. Sofía trajo a su novia a cena, besos robados que hicieron sonrojar a Ana: «¡Son tan… intensas!». Laura aconsejó: «El amor domina y libera, mija». Hipocresía que la excitó; esa noche, plug en ano durante la posada vecinal, sintiendo a Raúl en cada paso.

El encuentro de diciembre fue un festín pagano: Raúl la invitó a su cabaña para «Nochebuena privada». Mintió a Miguel sobre «reunión de maestras»; las chicas con abuelas. Llegó envuelta en capa roja, como una virgen profana. Raúl la desnudó ante un árbol de pino decorado con condones y plugs: «Mi ofrenda navideña, puta». La ató al árbol, ramas pinchando piel, y azotó con ramas de muérdago: «¡Cuenta los pecados, esclava!». «¡Uno, por desearte en misa… ¡Dos, por mojarme con mis hijas cerca!».

La flagelación dejó marcas verdes, dolor festivo. Luego, bajo el árbol, la folló en 69: su polla en garganta, lengua en coño. «Chupa como si fuera ponche, zorra». Arcadas, saliva goteando, squirt en barba. Penetración en chimenea, calor del fuego lamiendo piel: «¡Quémame con tu polla, amo!». Eyaculación en tetas, semen como nieve caliente.

 

Noche de edging con velas: cera goteando en pezones, clítoris. «¡Quema tu sumisión, puta!». Orgasmos negados hasta medianoche, luego maratón: coño, ano, boca, semen en cada agujero. «Feliz navidad, esclava. Llévate mi leche a tu mesa familiar».

Regresó con sabor a él en boca, fingiendo resfriado. Cena navideña: pavo, risas. Pero su ano goteaba bajo la mesa…

Capítulo 14: El Año Nuevo de Enero

Enero 2027 trajo heladas que congelaban los charcos de Puebla, un frío que calaba huesos pero no el fuego de Laura. El Popo escupía vapor, prometiendo erupciones. Virtuales: «Mastúrbate en el balcón, sumisa, con nieve del volcán en dedos». Lo hizo, frío quemando clítoris.

Familia: Miguel propuso terapia; Sofía mudanza; Ana primer novio. Laura aconsejó, culpable. Encuentro: cabaña nevada, atada en nieve, follada al aire libre. «¡Congela mi coño con tu semen, amo!». Sodoma en iglú improvisado, orgasmos helados.

La tensión crece; febrero acecha con San Valentín prohibido…

Capítulo 15: Febrero – San Valentín de Sangre y Semen

Febrero de 2027 llegó con un frío que cortaba como cuchillo y un cielo gris que parecía el coño hinchado del Popo antes de reventar. Laura ya no era la maestra recatada de 40 años; era una puta en celo permanente, una esclava que se mojaba solo con leer el nombre “Amo” en la pantalla. Su coño chorreaba a todas horas, los labios mayores siempre hinchados, el clítoris duro como una piedra volcánica. Llevaba el ano dilatado 24/7 con plugs cada vez más gordos; el último, un monstruo de 9 cm de diámetro con cola de zorro, le hacía caminar como si estuviera permanentemente empalada por la polla de Raúl.

El 13 de febrero Raúl le mandó un paquete sin remitente: dentro, un corazón de plástico rojo relleno de su semen congelado, una nota escrita con su letra firme:

«Mañana es San Valentín, puta. Ven a mi cabaña con ese corazón metido en el coño. Quiero que llegues chorreando mi leche vieja por los muslos».

Laura se masturbó tres veces solo con abrir el paquete. Esa noche, con Miguel roncando como un cerdo al lado, se metió el corazón helado en la raja. El frío le quemó las paredes vaginales como ácido; gritó en la almohada mientras se corría, el hielo derritiéndose dentro de ella y saliendo en chorros mezclados con su squirt. Grabó el vídeo para Raúl: la cámara enfocando su coño abierto, el corazón entrando y saliendo, semen descongelado goteando como crema espesa.

«Feliz San Valentín, amo. Tu puta casada lleva tu semen en el útero como regalo».

El 14 de febrero mintió diciendo que tenía un “curso intensivo de capacitación docente” en Cuernavaca. Miguel le regaló flores y un osito de peluche; ella le dio un beso rápido y salió con el coño palpitando, el corazón ya derretido y chorreado por sus piernas.

Raúl la esperaba en la puerta de la cabaña completamente desnudo, la polla de 58 años tiesa como un tronco, venas gordas latiendo, huevos peludos colgando pesados.

—Desnúdate en el umbral, zorra. Quiero verte las tetas congeladas y el coño chorreando mi regalo de ayer.

Laura se quitó todo en la nieve. El aire le mordió los pezones hasta hacerlos sangrar levemente. Raúl la agarró del pelo y la arrastró adentro de un tirón. La cabaña olía a sexo rancio, a sudor de hombre viejo y a coño usado. En el centro había una cruz de San Andrés hecha de madera volcánica negra, con cadenas oxidadas y ganchos de carnicero.

—Hoy vas a sangrar de verdad, puta casada. San Valentín es para abrir corazones… y coños.

La ató a la cruz boca abajo, culo en pompa, piernas abiertas hasta casi desencajarle las caderas. Sacó un látigo de cuero con puntas de metal. El primer latigazo le abrió la piel de las nalgas como si fuera papel.

—¡UNO, GRACIAS AMO! ¡AZÓTAME HASTA QUE MI CULO SEA CARNE VIVA!

Veinte latigazos. La sangre corría por sus muslos, mezclándose con el semen viejo que aún goteaba de su coño. Raúl se arrodilló detrás y lamió la sangre directamente de las heridas abiertas, lengua áspera raspando carne viva.

—Sabes a puta sacrificada, Laura. Tu coño está tan mojado que parece que te measte de gusto.

Le metió cuatro dedos de golpe en la raja, hasta el fondo, retorciéndolos como si quisiera arrancarle el útero. Laura gritó, el dolor y el placer mezclándose en un orgasmo brutal que la hizo squirtear sangre y jugos sobre el suelo de piedra.

—¡ME CORRO, AMO! ¡ME ESTÁS ROMPIENDO EL COÑO CON TUS DEDOS DE VIEJO HIJO DE PUTA!

Raúl sacó la mano empapada en sangre y jugos y se la metió en la boca.

—Chupa tu propia mierda, esclava. Sabe a traición y a cornuda.

Después vino el fist. Se untó la mano entera de lubricante mezclado con ceniza volcánica y empujó. El puño entero entró en su coño dilatado con un sonido húmedo obsceno. Laura sintió que se partía en dos, el útero empujado hacia arriba, los intestinos apretados.

—¡ME ESTÁS FISTEANDO HASTA EL ESTÓMAGO, CABRÓN! ¡ROMPEME EL COÑO, HAZME TU MUÑECA ROTA!

Raúl giró el puño dentro, abriendo y cerrando los dedos, tocando el cervix como si quisiera meter la mano en su matriz. Ella se corrió otra vez, un chorro de squirt que salió alrededor del antebrazo, salpicando hasta las rodillas de él.

Sin sacarle el puño del coño, Raúl se puso detrás y le metió la polla de un solo empujón en el culo. Doble penetración brutal: puño en coño, verga gruesa en recto. Laura perdió la voz de tanto gritar.

—¡ME ESTÁS PARTIENDO EN DOS, HIJO DE LA CHINGADA! ¡FÓLLAME EL CULO HASTA QUE SE ME SALGA LA MIERDA!

Raúl bombeaba como un animal, huevos peludos golpeando el brazo que tenía metido en su coño. El ano de Laura se desgarró un poco; sintió la sangre caliente resbalar por dentro de los muslos. Él eyaculó con un rugido gutural, llenándole el recto de leche espesa y caliente que salió a presión cuando retiró la polla, un chorro blanco y rojo que salpicó el suelo.

Sacó el puño del coño con un sonido de succión obsceno. El agujero quedó abierto, rojo, palpitando como una herida. Raúl metió la cara y lamió el interior, lengua entrando hasta donde pudo, sorbiendo sangre, semen y jugos como un perro sediento.

—Tu coño sabe a muerte y a corrida, puta. Te voy a dejar así, abierto como una flor reventada.

La desató y la tiró al suelo. Laura gateó, cojeando, ano y coño destrozados, sangre goteando.

—Abre la boca, zorra. Te doy la comunión de San Valentín.

Raúl se masturbó sobre su cara y eyaculó otro chorro directamente en su lengua abierta, semen viejo y espeso que ella tragó con avidez, babeando por la barbilla.

—Gracias por tu leche, amo. Soy tu puta más sucia.

Pasaron el resto del día y la noche así:

La colgó del techo con ganchos en los pezones, tetas estiradas hasta casi desgarrar la piel, mientras la follaba colgando como un saco de carne.

Le metió una botella de tequila entera en el coño, la hizo beberse el alcohol que salía por su raja.

La sodomizó con un dildo de obsidiana de 30 cm mientras le quemaba el clítoris con la punta de un cigarro encendido.

La obligó a mearse encima mientras se corría, orina caliente mezclándose con sangre y semen.

Al amanecer del 15 de febrero, Laura estaba hecha mierda: el cuerpo cubierto de sangre seca, semen, orina y ceniza volcánica. Raúl la limpió con la lengua, lamiendo cada herida, y luego la folló una última vez en misionero lento, mirándola a los ojos.

—Te amo, esclava. Eres mía hasta que el Popo reviente.

Ella lloró de placer y dolor mientras él eyaculaba dentro por enésima vez.

Regresó a Puebla cojeando, envuelta en una manta, el coño y el culo palpitando como cráteres en erupción. Miguel la recibió con un “¿Qué te pasó, Lau? Pareces haber sido atropellada”. Ella sonrió, besó su mejilla y susurró para sí misma:

—Fui follada por un dios, amor. Y volveré a por más.

Capítulo 16: Marzo – La Semana Santa de la Puta

Marzo llegó con olor a incienso y a coño en celo. La Semana Santa poblana estaba en todo su apogeo: procesiones, nazarenos, flagelantes reales azotándose la espalda en las calles. Raúl decidió que su esclava viviría su propia pasión.

Le ordenó llegar el Jueves Santo vestida de nazarena: túnica morada, capucha, pero debajo completamente desnuda y con el ano lleno de cuentas anales de 5 cm cada una. Laura obedeció. En la cabaña la esperaba un vía crucis privado.

Estación 1: La flagelación

La ató a un poste de madera y la azotó con un flagrum romano auténtico (cuero con bolas de plomo y huesos de cordero). Cada golpe abría surcos profundos en su espalda. Laura gritaba, sangre salpicando, coño chorreando.

—¡AZÓTAME COMO A CRISTO, AMO! ¡HAZME SANGRAR POR MI PECADO DE PUTA!

Estación 2: La corona de espinas

Le puso una corona hecha de alambre de púas real alrededor de la cabeza, clavándosela hasta que la sangre le corrió por la cara y goteó sobre sus tetas. Mientras, Raúl la follaba la boca, metiéndole la polla hasta el fondo de la garganta hasta que vomitaba bilis y sangre.

Estación 3: La cruz

La crucificó desnuda en la cruz de San Andrés, brazos y piernas abiertos. Le clavó agujas hipodérmicas en los pezones y en los labios del coño, colgando pesas que estiraban la carne. Luego la sodomizó colgada, la polla entrando y saliendo del ano desgarrado mientras las pesas oscilaban y las agujas se hundían más.

Estación 4: El descendimiento

La bajó, la tiró al suelo y la meó encima, orina caliente cayendo sobre las heridas abiertas.

—Bebe, puta. Es mi agua bendita.

Estación 5: El sepulcro

La metió en una caja de madera estrecha, la tapó y la dejó allí tres horas con un vibrador a máxima potencia metido en el coño y otro en el culo. Laura se corrió tantas veces que perdió la cuenta, gritando dentro del ataúd hasta quedarse ronca.

El Domingo de Resurrección Raúl abrió la caja, la sacó empapada en sudor, sangre y squirt, y la folló en el suelo como a una muerta resucitada, eyaculando dentro de su coño destrozado mientras ella lloraba de éxtasis.

Capítulo 17: Abril – El Mes del Coño Abierto

En abril Raúl decidió que el coño de Laura debía estar permanentemente abierto y disponible. Le compró un speculum ginecológico de acero quirúrgico y la obligó a llevarlo puesto 12 horas al día, incluso en el trabajo.

Laura daba clases con el coño abierto al máximo, el speculum manteniendo los labios separados, jugos goteando por sus piernas bajo la falda. En los recreos se encerraba en el baño, se sacaba el speculum y se metía el puño entero, grabando vídeos para Raúl mientras se corría en silencio mordiéndose el brazo.

El encuentro de abril fue en un motel de paso en la carretera a Atlixco. Raúl la citó en la habitación 69. Cuando entró, la esperaba con tres amigos vulcanólogos jubilados, todos mayores de 55, pollas gordas y venosas colgando.

—Hoy vas a ser la puta de grupo que siempre soñaste, Laura. Abre bien ese coño casada.

Durante seis horas la usaron como un pedazo de carne:

La doble-penetraron en coño y culo al mismo tiempo mientras otro le follaba la boca.

Le hicieron un trenecito anal: cada viejo eyaculando dentro de su recto hasta que el semen salía a chorros cuando el siguiente entraba.

La llenaron de leche en la cara hasta que no podía abrir los ojos.

Raúl grabó todo en 4K mientras se pajeaba, eyaculando al final sobre la pila de semen que cubría su cuerpo.

Cuando terminó, Laura estaba irreconocible: coño y ano hechos mierda, cara pegajosa, tetas mordidas, cuerpo temblando de orgasmos. Raúl la limpió con la lengua y le susurró al oído:

—Esto es solo el principio, puta. Pronto te llevaré al cráter del Popo y te follaré mientras erupciona.

Continuará…

Si te gusta el relato o tienes alguna sugerencia puedes escribirme a [email protected]

8 Lecturas/7 diciembre, 2025/0 Comentarios/por VICYLILI
Etiquetas: amigos, anal, baño, follar, hijo, mayores, navidad, sexo
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