LA ZORRA DE MI MUJER FOLLADA POR SU SOBRINO (II)
Continuación de la majestuosa y caliente follada de mi mujer con su sobrino, un encuentro de puro placer..
Tras el majestuoso show porno de mi mujer y su sobrino, Nuria se marchó al baño para «adecentarse» y posteriormente a la cocina para ponerse manos a la obra y comenzar a realizar la comida, mientras tanto Javier y yo nos tomamos unas cervezas y nos fumamos varios cigarrillos en el salón comentando los pormenores de lo acontecido y mostrándose él encantado por cómo su tía lo había hecho gozar de placer diciéndome «¡Jodeeerrr, qué buena está mi tía, vaya coño, culo y tetas que tiene y cómo come la polla de bien. Es increíble!», preguntándole yo «Te ha gustado por lo que veo, ¿no…?», a lo que me respondió «¡No es que me haya gustado sino que me ha encantado», diciéndole yo «Pues eso no es nada, no te puedes ni imaginar cómo folla», respondiéndome él «También espero poderlo comprobar».
Conforme iba transcurriendo nuestra conversación pude observar cómo la verga de Javi se levantaba y se ponía dura como una piedra mientras él se la acariciaba de arriba a abajo. Con ella ya bien erecta me dijo «Voy a la cocina a coger otra cerveza y a ver a mi tía». Yo me imaginé lo que podía ocurrir pero aguardé sentado en el sillón el devenir de los acontecimientos. No habían transcurrido ni 3 minutos cuando escuché el sonido de besos en la cocina, no pude reprimirme y me dirigí hasta la puerta pudiendo observar cómo Javier y mi mujer se morreaban apasionadamente mientras él le masajeaba las tetas con ambas manos por detrás y ella, casi de espaldas, tan solo con la cabeza girada, hacía lo propio con su tieso y duro pollón.
Cogí una silla del salón y tomé asiento junto a la puerta para disponerme a presenciar otro grandioso espectáculo sexual de mi zorra con su sobrino mientras me tomaba otra cerveza y me fumaba un cigarrillo. Totalmente expectante y al ver la escena que ambos me brindaban, mi polla comenzó a experimentar una nueva erección y comencé a sentirme muy caliente y cachondo.
Mi mujer y su sobrino no dejaban de morrearse con una pasión extrema mientras él le refregaba la polla entre las cachas de su hermoso culo y el comienzo de su coño. Javi le decía mientras le comía el cuello a besos «¡Jodeeerrr, tita, qué buena estás. Me pones la polla a mil por hora. Deseo follarte con todas mis fuerzas!», mientras que mi mujer le respondió entre jadeos «¡Tú a mí también me pones muy caliente y cachonda, cariño mío. Me encanta tu enorme polla, mi rey. Quiero gozar con ella y ser tu zorra puta, mi amor!».
Totalmente entregados y con inmensos deseos de gozar, Nuria apartó todo lo que había sobre la encimera de la cocina y se recostó en ella con las piernas bien abiertas y mostrando su hermoso coño peludo en todo su esplendor le dijo a su sobrino «Javi, cariño mío, cómeme la almeja y dale gusto y placer a la tita, que está deseando gozar y correrse». Sin mediar palabra él obedeció a mi mujer y con pasión desmedida comenzó a comerle el coño de forma majestuosa arrancando inmensos gritos y jadeos de Nuria por el enorme placer que estaba recibiendo y logrando tras varios minutos que ella se corriese en su boca varias veces.
Seguidamente mi mujer se incorporó y se puso de rodillas ante su sobrino comenzando otra espléndida mamada a su tiesa y dura polla que hizo que Javier vibrase del gustazo que recibía. Era tremendamente morboso ver a mi puta zorra, con su liguero, sus medias y sus botas, mamando con deleite la verga de su sobrino, lo que hizo que yo me excitase sobremanera y me comenzase a realizar una grandiosa paja, tras varios minutos me levanté de la silla y me fui hacia ellos pidiéndole a mi mujer que parase de mamársela a Javier y abriese la boca para echarle toda mi leche caliente, totalmente excitado comencé a correrme entre grandes gemidos de placer y a soltar una gran cantidad de lefa que saboreó y tragó mi puta con gran deseo mientras que su sobrino le decía «¡Así, tita, así; muy bien. Trágate toda la leche de tu marido cornudo gran puta, puta más que puta, y sigue mamándomela a mí que también te voy a dar la mía pero dentro de tu riquísimo coño caliente, zorra cachonda!».
Tras mi abundante corrida, que Nuria degustó con deleite, ella volvió a tomar entre sus manos el inmenso rabo de Javier y prosiguió chupándoselo con una maestría insuperable -chupar pollas, hacer grandiosas pajas y tragarse la leche que emana de todas las geniales vergas que se cruzan en su camino, que son muchas, son tres de sus maravillosas especialidades-, lo que hizo que su sobrino volviese a levantar la cabeza al techo para, con los ojos cerrados, continuar gozando de inmenso placer.
Yo, por mi parte, volví a tomar asiento para continuar presenciando el espectáculo sexual que brindaban a mis ojos mi grandiosa zorra y su sobrino. Tras correrme me sentí más aliviado pero continuaba muy excitado y con la polla totalmente dura y tiesa por lo que seguí acariciándomela sin parar de arriba a abajo para mantenerla así.
Por su parte, mi mujer siguió mamándole el rabo a su sobrino durante varios minutos hasta que llegó el momento que él tanto deseaba. Nuria se puso en pie y se apoyó en la encimera de la cocina levantando su pierna izquierda y diciéndole a Javier «¡Ha llegado el momento que tanto esperabas. Fóllate a la tita. Fóllame con esa pedazo de verga que tienes y métemela hasta lo más profundo del coño, cariño mío. Estoy deseando sentirla dentro de mí. Dame placer, mi rey, mucho gusto y placer, que me tienes muy caliente y muy cachonda!». Javier, complaciendo a su tía, se puso detrás y comenzó a introducir suavemente su tiesa polla en el peludo coño de mi mujer, que comenzó a gemir y a chillar de gusto desde el primer instante en que la sintió dentro. El joven ensartó a Nuria y comenzó a darle duras acometidas sujetándola por las caderas que volvían loca a su tía, quien con la cabeza girada hacia mí entornaba los ojos entreabiertos sin dejar de gritar y jadear de forma muy morbosa y excitante. Mientras se la follaba sin descanso, Javier le decía a mi mujer «¡Toma gran puta, aquí tienes mi rabo! ¿Te gusta mi polla? ¿Te gusta la polla de tu sobrino, zorra? ¿Te gusta como te folla tu niño? ¡Estás buenísima, hija de la gran puta. No imaginas las pajas que me he hecho pensando en ti y las corridas que me he pegado mirando fotos tuyas en el móvil. Ha sido mucha la leche que he derramado gracias a ti y muy grande el placer mientras me pajeaba!», a lo que mi mujer, entre fuertes suspiros y jadeos de puro gustazo, le respondió «¡Sí, mi vida, sííííí. Me encanta tu polla, mi rey. La quiero siempre toda para mí y quiero que vengas a casa a follarme todos los días, hijo. También me encnta que te hagas pajas y te corras pensando en mí, en la puta y zorra de tu tía!», palabras que calentaron aún más a Javier, que aceleró el ritmo de sus embestidas mientras mi mujer le decía totalmente entregada «¡Fóllame, hijo mío, fóllame y no pares. Dale fuerte a tu tita puta y zorra. Me encanta, mi vida, me vuelve loca tu polla y tu forma de joderme. Me encantaría que la puta de tu madre viese cómo me follas, cómo me haces gozar de placer y el gusto que me da tu riquísima verga, mi vida!», añadiendo fuera de sí «¡Amor mío, tenemos que quedar los cuatro, hacer un trío con tu madre y conmigo y que nos folles a las dos juntas y que tito también le meta su rica verga a mamá para que se corra como merece una buena golfa y puta como ella». Estas palabras hicieron que Javier acelerase el ritmo de su follada a mi mujer y provocase que tuviese un nuevo y fantástico orgasmo entre gritos y gemidos para también, minutos después, avisar él a su tía de su inminente gran corrida, comenzando a llenarle el coño de leche mientras exclamaba «¡Qué bueno, titaaaaa. Qué ricooooo. Qué pedazo de polvo te acabo de echar y cómo me ha gustado. Me corrooooo, me corrooooo. Toma mi leche caliente en tu rica almeja, titaaaaa. Tomaaaaa, grandísima puta, zorra mía!».
Con su polla aún totalmente dura y tiesa dentro del coño de mi mujer y chorreando las últimas gotas de leche de su corrida, Javier se echó sobre su tía cogiéndole sus riquísimas tetas por detrás y comenzaron a morrearse morbosamente mientras que seguía embistiendo a Nuria suavemente hasta darle la última gota de lefa en su almeja. Acto seguido, mi mujer volvió a agacharse y se encargó de realizarle una buena mamada a su sobrino hasta dejar su rabo y su capullo totalmente relucientes. Por mi parte yo me levanté y me fui hacia ellos pidiéndole a Nuria que también mamase mi polla hasta volver a correrme, lo que hizo magistralmente hasta que, en menos de cinco minutos, mi leche bañó su cara y su preciosa boca, tragándola toda y volviendo a quedarme inmensamente relajado.
Tras la maravillosa follada con su sobrino, mi mujer volvió al cuarto de baño para ducharse en unos instantes antes de hacer la comida mientras que Javier y yo volvimos al salón totalmente desnudos para tomarnos unas cervezas y fumarnos unos cigarrillos durante la espera. A los 5 minutos Nuria se dirigió a nuestra habitación y en un abrir y cerrar de ojos volvió a aparecer en el salón para nuestra gratísima sorpresa con un nuevo y precioso juego de lencería de color carne, portando tan solo liguero y medias así como unos extraordinarios zapatos de tacón. Ni que decir tiene que al verla, tanto Javier como yo experimentamos una nueva erección de nuestras vergas, que volvieron a ponerse duras y tiesas deseosas de recibir inmenso placer por parte de mi mujer, aunque en esta ocasión nos pidió paciencia para que pudiese realizar la comida con la promesa de que continuaríamos con nuestra sesión de sexo al concluir la misma.
Tras una exquisita pero no copiosa comida para reponer fuerzas, mi mujer se dirigió a nuestra habitación mientras que entre Javier y yo recogimos la mesa y fregamos la vajilla para que todo quedase niquelado, preparando un café al mismo tiempo para la sobremesa. Ya de vuelta al salón, Nuria continuaba en nuestra habitación sin hacer acto de presencia en el mismo por lo que esperamos por ella para tomar el café. A los diez minutos más o menos apareció mi zorra cachonda y caliente totalmente radiante y preciosa, con su largo pelo suelto y retoques fabulosos de maquillaje que la convertían en más golfa y puta de lo que realmente es. Verla así de guapa, vistiendo tan solo medias sexys preciosas de ancha blonda y encaje con liguero, portando los maravillosos tacones y mostrándonos sus encantos libres de ropa, nos puso muy calientes a Javier y a mí, que al alimón experimentamos una grandiosa erección de nuestras pollas, que se pusieron totalmente duras y tiesas para disfrute de mi mujer.
Con Nuria ya en el salón, junto a nosotros, procedí a servir el café para los tres, sentándonos Javier y yo a ambos lados del tresillo y dejando a mi mujer en el medio de los dos. Mientras comenzábamos a degustar el café encendimos unos cigarrillos y nos pusimos a comentar todo lo acontecido antes de la comida, mostrándose Nuria maravillada por la polla de su sobrino y por la follada con él, que calificó como ‘polvazo extraordinario’, mientras que Javier no salía de su asombro por lo buenísima que está su tía y por haber conseguido follársela como era su ferviente deseo desde hacía tiempo. Yo, por mi parte, no pude hacer otra cosa que aceptar mi rol de cornudo consentido y mostrar mi satisfacción por el grado de excitación al que ambos me habían llevado merced a su relación sexual, que califico como magnífica y muy caliente. En el transcurso de nuestra conversación mi mujer mostró nuevamente a su sobrino la disposición para hacer un trío con su hermana -madre de Javier- y con él mismo ya que, según puso de manifiesto, la ponía muy caliente la idea de ver a Javier follándose a su madre con su inmensa tranca y de que también se la folle a ella en presencia de su progenitora y de que yo me folle a mi cuñada en presencia de ambos, algo a lo que los dos accedimos.
La conversación iba subiendo de tono poco a poco y Javier mostró claramente que no podía aguantar más -tenía su verga, al igual que yo, totalmente dura y tiesa- por lo que abrazó a su tía por el cuello y comenzó a morrearla con pasión inusitada, morreo al que mi mujer correspondió de la misma manera mientras comenzaba a acariciar su rabo de arriba a abajo con la mano izquierda. Yo, por mi parte, comencé a masajear las tetas de Nuria y a besar y chupar sus pezones, lo que la estremeció sobremanera por lo que se abrió de piernas para que con mi mano comenzase a acariciarle el coño y a masturbarla con mis dedos. Ella me respondió cogiendo mi polla con su mano derecha para acariciarla suavemente de arriba a abajo diciéndonos a ambos «¡Hijos de la gran puta vaya placer y gustazo que me dáis, sóis insaciables y tenéis unas pollas maravillosas que quiero solo para mí!», respondiendo su sobrino «¡Tita, tú sí que eres bien puta y bien golfa. Me encantas y estás buenísima. Ten por seguro que vendré por aquí a diario para verte y echarte un buen polvo como tú te mereces, para gozar contigo y para que tú lo hagas con mi polla!». Mi mujer, al escuchar las palabras de su sobrino, se iba calentando en grado máximo mientras nos pajeaba a ambos suavemente por lo que nos pidió que nos pusiésemos de pie frente a ella para brindar a nuestras vergas una mamada gloriosa en toda regla.
Cuando nuestras pollas ya estaban a su gusto, Nuria se levantó del tresillo y agarrándonos por ellas, duras como piedras, nos condujo hacia nuestra habitación pidiéndonos que nos tendiésemos en la cama para proseguir con su riquísima mamada a nuestros rabos erguidos y tiesos.
Tras varios minutos haciéndolo y brindándonos inmenso placer, nos incorporamos los dos y nos pusimos de rodillas junto a mi mujer en el centro de la cama, flanqueándola por ambos lados, comenzando ambos a magrearla y besarla por todo el cuerpo mientras que le proferíamos expresiones como «¡Gran puta, qué buena estás, qué golfa eres!» u otras como «¡Follas de vicio, zorra. Me encantasss! ¿Cómo no vas a ponerle la polla dura a todos los tíos que se cruzan contigo?», mientras que ella disfrutaba con lo que le decíamos y acariciaba nuestras vergas de arriba a abajo con suavidad para mantenerlas bien duras.
Seguidamente mi sobrino le dijo a Nuria «Tita, ponte a cuatro patas porque voy a follarte por el culo, lo deseo muchísimo y no voy a marcharme sin hacerlo», a lo que ella accedió de inmediato mientras que yo me situé de rodillas ante mi mujer para que, al mismo tiempo que Javier la follaba por el culo ella me realizase una buena mamada a mí. El joven preparó y lubricó bien el culo de su tía y suavemente comenzó a penetrarla mientras que ella se estremecía de gusto, por mi parte yo gozaba de inmenso placer con la mamada de mi mujer a mi durísimo rabo. Javier fue aumentando la fuerza de sus embestidas a mi mujer mientras le decía fuera de sí «¡Qué rico, tita. Qué culazo tan inmenso tienes, cómo me pone de caliente follártelo! ¿Te gusta cómo te follo el culo, gran puta. Te gusta, tita?», Nuria asentía entre alaridos de puro placer y le decía «¡Me encanta, mi niño, me encanta y me vuelve loca. Sigue, sigue follándomelo así y no pares, cabronazo. Sigue dándome tu polla rica por el culo, amor mío!», acelerando ella el ritmo de su mamada a mi verga por lo que en previsión de poder correrme pedí a Javier que parase de follar el culo de su tía para tenderme yo en la cama y poder follar a mi mujer por el coño y que así sintiese nuestras dos pollas dentro al mismo tiempo. Nos situamos de esa manera y ni que decir tiene que mi mujer comenzó a gemir y gritar como una puta perra al ser follada por dos rabos que le encantaban. La seguimos embistiendo con fuerza de esa manera durante varios minutos mientras ella se corrió varias veces pidiéndonos después que invirtiésemos las posiciones y que fuese Javier quien la follase por el coño y yo hiciese lo propio por el culo.
Tal y como ella nos había pedido comenzamos a embestirla con el propósito por nuestra parte de corrernos y darle nuestra leche a mi mujer al mismo tiempo lo que a ella puso más caliente y cachonda aún solo de pensarlo. Seguimos haciendo gozar así a mi puta zorra mientras nos decía totalmente entregada «¡Qué gusto, qué placer, por Diooooosssss! ¡Seguid follándome así. Folladme, folladme, folladme hijos de puta! ¡Quiero polla, quiero polla. Vuestras pollas son mías, son mías. Dadme vuestra leche ya, quiero vuestra leche en mi coño y en mi culo. Lecheeeee, lecheeeee!» Estos gritos y gemidos nos pusieron muy calientes a los dos y le pedí a mi mujer que nos avisase cuando fuese a correrse. Continuamos follándola sin parar durante varios minutos cuando nos avisó de su inminente corrida, Javier y yo nos miramos y, al mismo tiempo que mi mujer se corría de puro vicio y placer, comenzamos también a corrernos soltándole una gran cantidad de lefa de nuestras pollas y llenándole el coño y el culo de rica leche caliente. Extasiada por el placer nos pidió que nos pusiésemos de rodilla frente a ella en la cama y para concluir nos brindó al alimón una maravillosa mamada para limpiar y quedar relucientes nuestras vergas mientras las acariciaba con suavidad y cariño.
Ya era media tarde y Javier tenía que marcharse, quedando en repetir la experiencia y despidiéndose de su tía con un fantástico morreo y un magreo a sus tetas, coño y culo que le volvió a propiciar una nueva erección bajo el pantalón del chándal, marchándose sin más. Por nuestra parte, mi mujer y yo preparamos otro café para tomarlo ya tranquilos aunque, como es de imaginar, el calentón prosiguió y nos pasamos follando el resto de la tarde-noche para gustazo y placer de ambos.
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