Las mujeres Monroy 4ta parte
Dan tiene la oportunidad que tanto esperaba con la señora Monroy, la mesa está servida gracias a la pequeña niña Monroy..
10 minutos después de que la pequeña Camila se retiró de su casa, Dan se debatía entre masturbarse o esperar que se baje su monumental erección.
La lavadora seguía con su ciclo mientras en casa de los Monroy Camila estaba en su cuarto, recostado en su cuarto pensando en las deliciosas experiencias que había vivido con su nuevo amigo.
La pequeña sentía una especie de enojo pues considero tiempo perdido todo lo que había vivido con su anterior amigo.
Camila Monroy había sido tocada desde los 7 recién cumplidos hasta que su papá descubrió a aquel hombre besando y tocando a su pequeña de 7 años y 5 meses.
Saciada, contenta y agotada, la pequeña se dió un baño de agua caliente y se quedó profundamente dormida.
Las cosas en casa de Dan no fuero tranquilas como para la pequeña Camila.
Cómo dije antes, habían pasado 10 minutos desde que la pequeña niña Monroy se retiró del domicilio de Dan quien se debatía entre darse placer o guardar energías.
Sumido en sus pensamientos Dan sostenía la base de su pene con una mano y con la otra sostenía sus testículos.
Nunca lo había visto así de firme, pequeñas gotitas de líquido presemimal salían cada vez que el pene tenía un espasmo involuntario.
¿Qué diablos debería hacer? Dijo Dan en voz baja cuando alguien llama a su puerta.
Expreso Dan recoge el short y playera que tenía cuando comenzó todo y fue a la puerta.
En ningún momento se vistió, primero que nada, nadie lo visita nunca, además, tenía la corazonada que sería la pequeña niña Monroy.
Con sus prendas en mano Dan se asomó por el picaporte, lo que vio le abrió el cielo.
Samantha estaba en su puerta con ropa deportiva que apenas cubrían su cuerpo, un pesquero deportivo ajustado a su cuerpo y un top que apenas cubrían sus senos.
Dan dejo caer sus prendas, abrió la puerta, sin darle tiempo a reaccionar a la señora Monroy la tomo de su mano y la jaló al interior
-Señor Dan, qué atrev… Dan no la dejo terminar cuando ya se la comía con un beso apasionado y salvaje, beso que era correspondido por la señora Monroy, quien ya venía con ganas de marcha pero no se esperaba que su amante estuviera desnudo y con su hermoso miembro erecto, desafiante y brilloso de sus líquidos preseminales.
Dan cargo a la mujer por la cintura y la cargo igual que como hizo con la hija y la llevo a la cama.
La señora Monroy se desprendió de su top mientras Dan bajo el pesquero y las pantimedias deportivas.
La señora Monroy estaba desnuda ante su nuevo amante una vez más.
-En casa piensan que salí a correr, tenemos una hora caballero, tomé asiento por favor, voy a degustar ese magnífico miembro que tiene usted.
Hincada frente a su amante la señora Monroy devoraba el miembro con maestría.
Apretaba con su lengua el pene contra su paladar mientras su cabeza bajaba hasta la base, la señora Monroy no sé detenía hasta que su nariz rozaba el abdomen de su amante.
Estando profundamente en su garganta la señora Monroy jugaba con su lengua en la base del pene, esto causaba que su garganta se moviera masajeando el pene incrustados en su garganta.
Dan extasiado se sorprendía de no ver reflejos guturales, esta mujer es una profesional pensó, para después dejarse llevar por el placer que su amante le propisiaba.
Cuando la señora Monroy sentía la falta de aire iniciaba el camino de regreso recorriendo con su lengua todo el miembro hasta llegar al glande, parte del pene que nunca dejaba la boca.
Samantha disfrutaba está parte como ninguna, le encantaba degustar el líquido preseminal de sus amantes que extraía a base de succión y estimular el frenillo con la lengua.
El masaje de testículos y perineo nunca faltaba, la experiencia con sus múltiples amantes la había enseñado a dar placer en esa zona a sus amantes sin hacerlos sentir amenazados.
Para Dan todo eso era nuevo, nunca pensó que una mujer pudiera dar tanto placer con su boca, no quería detenerla así que se recostó y levantó sus piernas para facilitar el acceso a la señora Monroy quien complacida con la entrega de su amante redobló sus esfuerzos en la magistral mamada al miembro que brillaba barnizado en salíva.
-Caballero ¿Alguna vez le han dado un masage de prostata? Mencionó la señora Samantha Monroy el segundo que dejó de atender el pene con su boca para ahora masturbarle con ambas manos y sus pechos.
-No tengo idea de lo que sea eso, pero si me va a dar placer, puede hacer lo que quiera señora Monroy.
Samantha estaba contenta, solamente un amante le había permitido masajear su próstata, todos los demás sentían amenazada su frágil masculinidad al sentir el dedo entrar en su ano, pero ese único amante que se lo permitió fue suficiente para que Samantha perfeccionarse su técnica.
Aún cuando tenía el permiso de su amante para proceder, decidió aclarar lo que vendría para no asustarlo.
Caballero, voy a humedecer mi dedo corazón con mucha saliva y lo voy a meter por su ano, esa es la única forma de acceder a su próstata ¿Está usted de acuerdo?
Dan que estaba en la gloria con la habilidad para masturbar de la señora Monroy, no dudo ni un segundo y dejándose llevar le dijo.
-Es usted magnífica dando placer, haga con mi cuerpo lo que quiera señora Monroy, soy suyo.
La señora Monroy estaba más que satisfecha, por fin tendría un nuevo amante con el cual podría darle suela a sus deseos.
Con el permiso de Dan la señora Monroy siguió con su mamada nivel profesional sin usar sus manos, pues estás estarían ocupadas haciendo otra cosa.
Por su parte Dan había alzado más sus piernas dejando completamente su ano expuesto.
Samantha palpaba los pesados testículos del hombre y pensaba en depilarlos, con su otra mano acariciaba el perineo y con un dedo masajeaba con dulzura el ano de Dan, que lejos de asustarse permanecia en esa posición relajado, disfrutando del servicio oral le brindaban.
Con pericia el dedo de Samantha se fue hundiendo en el año de Dan al tiempo que seguía acariciando los testículos y mamaba con pasión el pene de su amante.
Un nudillo, dos nudillos, fondo.
Sobre su cama yacía Dan a quien le daban una monumental mamada mientras que era totalmente nueva para él, Samantha mamaba y mamaba, con delicadeza presionaba en el interior de Dan masageando con cariño su pirineo.
Los pesados testículos Dan eran sostenidos por la mano de Samantha, son enormes, pensó la señora Monroy, no puedo esperar a que liberen todo su contenido en mi boca, espero que Dan pueda darme un segundo round, estoy ardiendo, pero si no puede, al menos sabré que podré jugar con su cuerpo todo lo que quiera.
Han pasado 10 minutos de sexo oral con massage de Pirineo y Dan simplemente no eyacula -¡Como aguanta este hombre! – pensó Samantha emocionada con la boca un poco cansada, se retiró un poco de su felación para mirar a su amante que acostado en la cama disfrutaba de los placeres esta mujer le proporcionaba.
-¿No sé quier venir el caballero? ¿Acaso no disfruta de mi servicio oral o es suficientemente bueno?
-Le imploro me perdone bella dama, no pensé que usted deseara acabara en su boca, he estado disfrutando cada acción y estímulo por usted proporcionado, debo decir me ha costado horrores prolongar mi orgasmo, no consideré que deseaba usted vertiera mi semen en su delicada y cálida boca.
-Mire usted señor Dan, es doblemente un caballero, soportando mis artes amatorias cómo un campeón y considerando un disgusto por mi parte el venirse en mi boca… Por favor, no se contenga, pero sí, avíseme, es mi deseo saborear el sabor de su néctar, deseo termine cuando le esté dando amor a su hermoso y delicioso glande ¿Puede hacer usted eso por mi? Fueron las palabras de Samantha Monroy quien retomó con mucha dedicación y amor la increíble y deliciosa mamada que le impartía a su Caballero Campeón Dan.
-¡Puedo hacer por usted lo que quiera señora Monroy! Exclamó Dan quién se concentró en todo el placer que le daban.
La boca en su falo, su lengua masageando, la succión, esa mano que supesaba con dulzura sus testículos y de paso los jugaba como si de dos pelotas se tratara, el pulgar sobando su pirineo y la cereza en el pastel, ese ano que urgaba dentro de su amo, sobando su próstata por primera vez en su vida, todo eso estaban llevando a Dan al climax, lejos de contenerse, se dejaba llevar mientras sentía su alma abandonaba su cuerpo atraves de su pene gracias a los servicios de esta bella dama.
-Ya estoy mi bella señora ¡Ya viene! Gruñó Dan al borde del orgasmo.
La señora Monroy recorrió el pene con suavidad, la señal para Dan fue la lengua en su glande, el más condensado chorro de esperma que Dan jamás había soltado en su vida, la cantidad de esperma también fue una sorpresa para la señora Monroy, quien para el 3er disparo ya tenía la boca llena, pero la cosa no terminó ahí, hubo un 4to, 5to, 6to y hasta 12vo chisguete.
En su vida Samantha había tenido tal cantidad de semen en su boca, siguió jugando con su lengua en el pene de su amante y unas gotas escurrieron por el miembro hasta la base hasta enredarse en el vello púbico del abdomen y los testículos.
Dan por su parte se sentía increíble, ese había sido por mucho el mejor orgasmo de su vida.
La señora Monroy seguía y seguía minando al miembro que tenía en la boca esperando que se desinflara, pero eso no pasaba, el miembro de Dan se mantenía firme, duro, venoso, erecto y brillando por toda la saliva y semen que lo recubría.
-¿Dónde habías estado todo este tiempo? Pensó Samantha marivallada por la potencia de este hombre de 40 años que se dejaba tocar en partes que no cualquier hombre permitía, producía cantidades ridículas de semen, se mantenía firme después de un orgasmo, era grande, grueso, hermoso, coronado con un glande que invitaba a besarlo y comerlo, en la base un par de peludos y gordos testículos, pesados y que además podía retener su orgasmo si era necesario.
Samantha deseaba tenerlo adentro, pero primero debía degustar la leche en su boca.
Era salada, espesa, con un sabor fuerte a semen, era deliciosa, Samantha estaba tan satisfecha con sabor que fue tragando poco a poco.
Al final conservo un poco en su boca para seguir jugando con ella, miro a su amante y abrió la boca para mostrarle que quedaba un poco en su boca.
-¿Se lo ha bebido señora Monroy?
-Ujum – exclamó orgullosa la hembra mientras seguía mostrando el resto de su venida y la jugaba con su lengua.
Dan exitado no pensó mucho y con el dedo aún metido en su ano se incorporó y fue buscando los labios de la hembra, quien sorprendida saco su dedo el ano, soltó su pene y se quedó hincada, lista para recibir a su amante, cualesquiera fueran sus intenciones.
Samanta abrió grande los ojos cuando Dan intento besarla, con esa semen en su boca, Samantha acepto el beso pensando – Eres tú querido el que quiere besarme, prueba entonces el sabor de tu semen –
Dan metió su lengua en su amante y probó por primera vez el sabor de su esperma, no le importó ni un poco, el sabor estaba diluido con el sabor de la saliva de su amante, a quien beso con pasión compartiendo el semen producto del servicio oral de la señora Monroy.
Lo que la señora Monroy no sabía es que gran parte de ese semen fue generado durante la exploración del cuerpo de su hija de 8 años recién cumplidos, tampoco se dió cuenta que estaba probando el sabor de los jugos de su hija que seguían impregnado la boca de Dan, y mucho menos sabía que en la misma cama donde empujó a Dan para cabalgarlo había una mancha de humedad resultado de la venida de su hija de 8 años.
La señora Monroy tenía metido el pene de Dan hasta loas profundo, cada vez que se balanceaba en la búsqueda de ser penetrada la señora Monroy relajaba su vagina permitiendo la entrada libre y sin frenos en su lubricada vagina, mezcla del semen de Dan, su saliva y los propios jugos que su cuerpo producía.
Cuando se señora Monroy se balanceaba para salir del miembro de su amante contraía con fuerza sus músculos vaginales exprimiendo el pene y causando una sensación de succión al alto vacío.
Samantha estaba más que satisfecha, había encontrado el amante perfecto después de años, agradecía al estúpido de su anterior amante, un mocoso de 20 años, la golpiza que le dió a su esposo, tenía en su poder para darse todo el placer que deseaba a un hombre de 40 años, soltero, con casa propia y a 2 casas de su domicilio, la vida es perfecta y me voy a asegurar que siga así por mucho tiempo pensó Samantha mientras seguía cabalgando a su Caballero Campeón.
-Esta vez le prohíbo que se venga, usted se va a venir hasta que yo le dé permiso ¿Me entendió mi Caballero Campeón?
-Le entiendo mi dulce dama, acotó Dan mientras por fin podía masagear esos hermosos senos que bailaban con libertad para él.
-Adelante, puede besarlos, lamerlos, pellizcarlos, morderlos, chuparlos, disfrutelos, disfrútenlos, ¡son suyos!
Dan le tomo la palabra y se dedicó a disfrutar de esos senos que habían comenzado todo -¿Me está usted mirando las tetas caballero?- esa fue la frase que lo inició todo y lo llevo a esto, tener a una hermosa y atlética dama de 30 años montando en su pene.
Samantha miro el reloj, llevaba 8 minutos cabalgando cómo Valkiria a su amante cuando sintió su orgasmo venir.
-¡Sí! ¡Sí! ¡Sí! ¡Me vengo! ¡Me vengo! No te puedes venir, quiero más ¡Más! ¡Aaaaaaaaghj!
Dan sintió caliente en su vientre, la hembra se había corrido con fuerza y mojado su cama.
Samantha seguía cabalgando sin importarle nada, su balanceo era constante, respiraba con siguiendo el ritmo de sus movimientos, concentrada en su propio placer el cual llegó de nuevo 3 minutos después.
-¡Oh dios! Esto es delicioso, el sexo es lo mejor del mundo, no te vengas aún ¡Quiero más!
Dan aguantó estoico las embestidas de la hembra, chupaba sus pezones y con sus manos la sujetaba de sus nalgas, decidió ser osado y le metió un dedo en el ano a su amante a quién esto tomó por sorpresa y le arrancó otro orgasmo.
-¡Oooooh Dan! ¡Delicioso! No saques ese dedo de mi ano, siente como pulsa ¡Aaaaaaaagh aquí viene otro!
-¿Cuántos orgasmos puede tener está mujer? – pensaba Dan que sentía el líquido empapar su abdomen y cama. Si dedo en el ano era exprimido de la misma forma en que su miembro hace uno par de días -Menuda habilidad- dijo Dan entre dientes mientras seguía disfrutando de la hembra que lo cavalbaga.
-Dan Cariño, mi campeón, haz aguantado bien, este es el último, cuando me venga, quiero que te dejes llevar y te vengas conmigo, lléname Dan ¡Quiero sentir tu semen caliente en mi útero!
-¡Como gustes dama mía! Dijo Dan que se concentró en servicios amatorios proporcionados por la dama.
Ambos amantes gemían como animales salvajes, presas del placer que se proporcionaban a ninguno de los dos les importaba el mundo, a Samantha no le importaba su esposo y a Dan no le importaba las consecuencias de este acto de infidelidad, ambos querían darse placer y acabar juntos, ella quería el semen de Dan en el último lugar que le faltaba por sentirlo y Dan quería sentir los jugos calientes de ese último orgasmo.
Al borde del climax ambos adultos se miraban a los ojos, un fuego había nacido en el interior se ambos y sabían que no se pagaría con nada ¡NUNCA!
-Me vengo Dan, ¡Me vengo! El primer orgasmo final en más de 10 años, lo necesito, lo he estado buscando desesperadamente, tu puedes dármelo, si me lo das, ¡Voy a ser tuya para siempre!
Dan no sabía de qué hablaba Samantha, aún así, motivado por su amante le siguió el juego -Tomalo, ten tu orgasmo final, vengamonos juntos y quédate conmigo para siempre!
Con esas últimas palabras ambos amantes sufrieron el amante más fuerte de sus vidas en una copula.
Dos fuertes gemidos de placer al unisono retumbaron en la habitación, un torrente de fluido vaginal que podría pasar como orina por la cantidad formó un charco en el colchón, los amantes sentados en el colchón, enredados con piernas y brazos, se balanceaban prolongando su placer mientras sellaban su promesa con un beso.
-Vas a ser mía para siempre. Dijo Dan.
-Para siempre. Dijo Samantha.
Continuará.
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Qué rico relato!
Excitante con lujuria y pasion.