LIDIA… UN PROFUNDO AMOR
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por sureño001.
LIDIA, UN PROFUNDO AMOR (Relato Nª: 07)
(Mi sèptima infidelidad)
La partida de Rosalía me dejo un sabor amargo.
La verdad que había logrado entrar profundo en mi.
Constantemente la recordaba.
Volvían a mi mente los gratos momentos vividos con ella pero también su dulzura, su frescura y por sobre todo su total entrega a mi, no sólo en los momentos de sexo, sino también en cada momento de todos esos días que vivió en casa a partir de nuestro hermoso encuentro carnal.
Siempre atenta a mi y dispuesta siempre a darme todo, cosa que yo también retribuía.
Eramos realmente felices y nos correspondíamos totalmente.
Fue una dolorosa separación.
A mis cuarenta años seguía buscando momentos de sexo verdadero y cuando se me daban duraban no mas de dos años!!!
En esos días apareció LIDIA.
Lidia… recuerdo la tarde que apareciste….
Venías a trabajar… eras una jovencita de apenas quince, casi dieciseis añitos… hermosa….
Un cuerpo muy lindo a pesar de tu baja estatura.
no ibas más allá de los 1,55 m pero muy bien proporcionados.
Nos saludamos con una amplia sonrisa mientras nos dábamos las manos.
Te indiqué cual sería tu tarea y te fuiste a instalar.
Lo harías en la habitación de huéspedes de nuestra casa.
Al día siguiente llegaste a tu trabajo… charlamos unos minutos y te indiqué la tarea de la jornada, debías permanecer en mi oficina, en la que tenías asignado un escritorio donde te instalaste.
Pasaron los días y comenzamos a tener largas charlas que tocaban los más distintos temas…
Cierto día te pregunte:
– Lidia….
No tenés novio?
– Noooo – me respondiste.
– Pero seguro ya has tenido varios….
insistí.
– No Mario – me contestaste – aunque no lo quieras creer aún no he tenido ninguno.
Dedique todas mis horas al estudio y por eso pude legar a trabajar tan joven-
– No te puedo creer – le conteste – con esa hermosura nadie se acercó a vos?
– Alguna vez se cruzó alguno, pero no le di oportunidad de avanzar – me contestó.
– ¡ QUÉ DESPERDICIOOOO! – le comenté entre risas.
– ¿ Te parece? – Me pregunto con voz muy sugestiva.
– Si Lidia – insistí – una chica tan linda que me dice no ha tenido ningún novio… no lo puedo creer….
pero….
Tampoco…….
– deje la frase en el aire.
– ¿ Tampoco que? – me pregunto-
– ¿Nada Lidia….
tampoco nada?
– Siiiii – dijo sonrojándose – nada de nada, ni novío ni eso que estás pensando.
– ¿Verdad Lidia?
– Verdad Mario – me dijo aún mas avergonzada aún.
– Perdon… – le respondí – no quise hacerte sentir mal.
– No es nada – me dijo-
Lentamente me acerque a su silla por atrás y le acaricié el cuello….
Ella permaneció en silencio.
Volví a mi escritorio y continuamos trabajando.
Al terminar la jornada nos despedimos, por primera vez, con un beso.
Nuestra relación a partir de ese episodio comenzó a hacerse más íntima… charlábamos de temas cada día más íntimos.
Así le fui contando mi relación matrimonial y ella sus sueños sentimentales.
Su formación, viene de un hogar bastante humilde pero con firmes convicciones morales que la hacen pensar que se va a entregar a la persona que realmente sienta que ama; no pasa por su mente hacerlo solo por tener experiencia sexual.
Respecto a mi relación matrimonial le fui contando que fue solo feliz en sus comienzos, quizás los primeros seis o siete años… luego todo se hizo rutinario y por momento insoportable.
Se hizo costumbre charlar mucho sobre estos temas… yo y mi matrimonio… ella y sus sueños sentimentales.
Poco a poco cuando manteníamos estas charlas comenzamos a sentarnos junto al mismo escritorio enfrentados y sin saber como ni cuando comenzamos a tomarnos de las manos y acariciar uno la del otro.
Nuestros saludos de comenzaron a ser cada día mas cálidos hasta que cierto día, al irse pose mis labios suave y fugazmente sobre los de ella….
Me miro casi incrédula, se puso roja y con una tibia sonrisa me dijo:
– Hasta mañana, Mario.
– Hasta mañana Lidia – le respondí – que tengas una agradable tarde y felices sueños.
A la mañana siguiente nos saludamos sin besarnos y ella parecía rehuir mis miradas….
A la hora del refrigerio la invité a compartirlo en mi escritorio.
Se sentó frente a mi rehuyendo mi mirada.
La charla fue como siempre pero ella se mostraba nerviosa.
Cuando ya terminábamos de tomar nuestro café, tomándole las manos, le dije:
– Lidia, puedo decirte algo?
– Si – me respondió – bajando la mirada y sonrosándose.
– Perdoname Lidía pero….
Me he enamorado de vos….
Siento que te quiero.
– Mario – me respondió – ¿ qué me estás diciendo?
– Que te amo Lidia.
Quedo pensativa bajando la mirada… pasaron segundos que se me hicieron eternos, apreté suavemente sus manos, y ella, levantando la mirada hacia mi, me respondió:
– Yo también te amo Mario.
No se cuando me ocurrió, pero te amo.
Me levante y caminando alrededor de escritorio la tomé de sus manos y levantándola… la besé suavemente en los labios….
Beso que hoy si respondió de igual manera.
Sin decir más seguimos trabajando.
Al irse, aprovechando que estábamos solos en la oficina se acerco a mi y colgándose de mi cuello me dijo:
– Te amo Mario.
Se que no debe ser, pero te amo.
– Yo también te amo Lidia, te amo con todo mi corazón.
Nos dimos un beso y ella partió sin decirnos más.
A partir de allí comenzamos a compartir fugaces momentos de besos y caricias en cada momento que sabíamos no entraría nadie a la oficina.
Habrá pasado un mes y una tarde en que mi esposa había viajado a la ciudad vecina y regresaría al otro día, cosa que también Lidia sabía, al despedirnos le dije:
– Mi amor, puedo visitarte esta tarde?
– Si, Mario.
Por fin me lo pediste! Ansiaba me lo propusieras y creía que nunca iba a ocurrir.
– A las seis estaré visitándote.
– Te espero amor – me respondió.
Llegué, me estaba esperando y antes de que golpeara abrió la puerta y me invitó a entrar.
Cerramos la puerta con llave y simultáneamente caímos uno en brazos del otro.
Nos sentamos en el sillón de la sala y mutuamente nos llenamos de besos y caricias mientras nos repetíamos:
– Te amo Lidia.
– Te amo Mario.
No se como comenzó pero los besos fueron siendo cada vez más intensos….
comencé a recorrer su rostro con mis labios….
Baje por su cuello y le dije al oído:
– Lidia, mi amor; quiero que seas mía!
– Si Mario – me contestó – yo quiero ser tuya.
Quiero ser tuya porque te amo.
Quiero entregarme a tu amor.
Acordate que te dije que solo me entregaría a quien amara y sintiera que también me amaba a mi.
Y , sabes? Siento que me amas y quiero ser tuya, toda tuya.
– Te amo Lidia, te amo verdaderamente.
Lentamente fuimos quitándonos mutuamente la ropa y de pronto la tomé en brazos y le dije al oído:
– Vamos a tu dormitorio amor?
– Si amor – me respondió – llevame en brazos.
Llegamos a su cama y continuamos nuestra danza de amor.
Realmente no se cuando ni como, pero cuando tome conciencia de lo nuestro estábamos haciendonos el amor, yo sobre ella y ella lloraba silenciosamente.
– ¿Qué te ocurre? ¿ Por que llorás? – le pregunte.
– Es de felicidad.
En este momento soy la mujer mas feliz del mundo!
Fueron bellos e interminables momentos de amor.
Lo hicimos lentamente… besándonos, haciéndonos mimos.
– Mi amor – le dije – te voy a penetrar……
– Si Mario – me respondió – hacelo pero con cuidado.
Acordate que es mi primera vez.
– Si, amor – le dije – no lo olvido…… te voy a coger mi vida porque te amo.
– ¡¡ SIIIIII!! – me respondió – COGEME.
Que bien que siento en este momento esa palabra.
Siempre me había sonado grosera pero oirla de tus labios en este momento me hace temblar de emoción, mi amor.
– Te voy a coger amor – le repetí – ponte de espaldas y abrí tus piernas….
Si?
– ¿ Así? – me dijo – poniéndose como le pedí.
– Si mi vida….
Así – le susurré.
Me subí a ella y llenándola de besos por todo el cuerpo mientras le iba quitando la ropa, comencé por su cuello… sus senos, donde me quedé largo rato jugando con sus pezones… chupándolos y besándolos.
Luego bajé por su abdomen llegando a su ombligo donde también me detuve jugando con mi lengua y haciéndola estremecer de placer… llegué a su monte de venos que estaba totalmente rasurado, sentí como se estremecía y gemía de placer cuando comencé a chupárselo mientras mis dedos recorrian su rajita que era un mar de jugos que degusté con placer, recorrí sus labios con mi lengua y mis besos, suavemente metí mi lengua en su conchita y comencé a meterla y sacarla como si la estuviera cogiendo… ella se entregaba a todo lo que le hacía.
De pronto me dijo muy suave:
– Mario….
Cogeme….
Quiero que me penetres, pero hacelo despacito mi amor….
Si???
– Si, mi tesoro – le dije.
Me ubique sobre ella y tomando mi pija con la mano se la afirme en la conchita virgen….
ella templaba y respiraba agitada… Jugué un poco con la pija recorriendo su conchita para darle confianza… estaba totalmente mojada.
Luego le afirmé la cabeza y se la comencé a meter hasta sentir la resistencia que ofrecía el himen….
Empujé un poco y ella se quejo.
Me quedé quieto y ella me susurró:
– Metémela Mario, por favor ….
Quiero ser tuya….
– Si amor le respondí.
Fue un solo envión y un hay de ella.
Ya estaba la pija toda adentro.
Nos quedamos muy quietos abrazados y besándonos un largo rato hasta que ella lentamente comenzó a moverse.
Es el momento, pensé, y comence con un entra y sale primero suave y lentamente lo fuimos haciendo mas veloz y mas fuerte.
Gemiamos los dos y nos repetíamos mutuamente:
– Te amooooooo!
– Te amoooooo!
Sentí sus orgasmos y como en cada uno se estremecía y me abrazaba mas fuertemente diciendome:
– Soy feliz Mario… Soy muy feliz y soy toda tuya….
COGEME AMOOORRRR.
– Yo también soy feliz mi vida.
Y soy todo tuyo.
Te amooooo.
Por eso te cojo mi amor, porque te amooooo.
Cuando sentí que iba a llegar se lo dije al oído y ella me susurró.
– Hacelo adentro mi amor.
Quiero todo lo tuyo para mí en este día.
– Te voy a acabar adentro– le dije – te voy a llenar con mi leche!!!
– Siiii amor… quiero sentirte, Sentir como es cuando me das tu semen.
– AAHH- gemí mientras mi pija se tensaba y comenzaba a lanzar fuertes chorros de semen que inundaron concha.
– AH – me respondió ella – que felicidad.
– Me has regalado el más maravilloso momento mi amor – le dije.
– Vos a mi también – me contestó.
Quedamos largo rato abrazados, yo arriba de ella besándonos sin descanso mientras mi pija se iba poniendo blanda….
lentamente fue saliendo impulsada por sus contracciones.
Me acosté a su lado y muy abrazados nos quedamos dormidos.
Cuando desperte era mas de media noche… la besé suavemente… ella despertó y le dije:
– Mi vida, me voy-
– Si amor me dijo ella – Me has hecho la mujer más feliz de la tierra!!!!
– Vos a mi también mi tesoro – le respondí – Me has hecho el hombre mas feliz del mundo.
– TE AMO – me dijo.
– TE AMO – Le resondí.
Con un beso nos despedimos y partí para mi casa.
Fue el comienzo de un verdadero amor, que duró dos años y en el que en un momento estuvimos a punto de unir nuestras vidas.
No ocurrió.
Ella lo pensó mejor y prefirió partir muy lejos… a la ciudad de San Juan donde se radicó.
Antes de irse me pidió que por favor viera si podía dar ese puesto que dejaba vacante a su hermana MARIA ROSA, dos años menor que ella, que se recibiría en dos meses más y realmente necesitaba trabajo.
Como es lógico le dije que si, que tomaría a alguien por los dos o tres meses que debía esperar y luego le daría el puesto a su hermanita.
Volvió dos veces en el término de los cinco años siguientes y mantuvimos encuentros verdaderos de amor en cada oportunidad.
Cierto día me dijo que uniría su vida a alguien que la amaba y que trataría de hacer con el su vida.
Nos despedimos y nunca mas volvimos a encontrarnos.
Por su madre me enteré que tiene dos hijos y que continua viviendo en pareja.
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