Me desvirgó mi tío y luego mi esposo me comparte, es un cornudo consentidor
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Como dije antes conocí a mi ahora esposo en los eventos sociales de mi municipio.
Después de mi tío Kevin, quien me desvirgó en una noche ambos hoyuelos.
Tuve dos novios, con ambos tuve sexo bastante bueno, alli descubrí que me encanta el sexo intenso, no soy recatada para eso, me encanta experimentar y que el hombre tome la iniciativa y que someta a su pareja en varios momentos de la relación, aunque debe iniciar muy románticamente para inducir a la mujer a entregarse toda.
En conclusión soy fogosa en la cama y dios me dio un cuerpo que desea todo hombre, grandes bubis y un trasero grande en forma de corazón invertido, lo que no tengo grande es mi estatura.
Me casé con el ahora mi esposo, que llamaré Juan, a los 21 años.
Como dije hijo de un hacendado, con mucha plata.
Primeros dos años de casada, todo un sueño, viajé con Juan a varios países y en la cama no era un sexo increible, pero llenaba las expectativas.
Hasta que.
En un viaje que hicimos a Costa Rica, fuimos al bar del hotel en la noche, bebí unas margaritas y Juan unos whiskys, estábamos entonados, cuando se acercó una pareja de extranjeros, eran franceses, ella de unos 30 años, rubia y él bastante alto, yo diría que 1.
90 mt y unos 35 años, cabello castaño, ojos celestes y ambos con un mal español, pero se daban a entender, nos dijeron si podían estar con nosotros, y empezó aquello de charlar y conocernos, saber quienes somos, aunque nos costaba comunicarnos fluidamente, nos cayeron bien los franceses.
Tomamos más y a eso de la media noche, el bar iba a cerrar, nos invitaron a su habitación y fuimos cargando dos tragos más cada uno que nos sirvieron en el bar para llevar.
Ya alli, comenzamos a bromear y a cachondear, vi que la francesa estaba entrona con mi esposo y él también se interesaba por ella.
Y el tipo francés que llamaré Dan se sentó a mi lado, muy pegado.
Me dijo con su mal español que yo tenía un cuerpo muy espectacular y me preguntó si conocía que era la experiencia swinger, le dije que sabía lo que quería decir, pero que no habíamos tenido ninguna experiencia de ese tipo con mi esposo.
Juan que había oído el comentario de Dan, con sus traguitos haciendo efecto, me dijo -y si nos animamos a tener esa experiencia?-, yo me sonreí, pues Dan se veía un buen prospecto, bien parecido, le dije -estas seguro mi amor?-, y antes que se dijera algo mi esposo jaló a la francesa y le dio varios besos en sus mejillas, todos nos reímos, pero ese fue el inicio de una desenfrenada noche.
El francés se me acercó y diciéndome -eres bonita- me besó los labios, yo correspondí y como buena latina, metí mi lengua en su boca rápidamente, -ohh, ohh!- dijo Dan mientras respondía a mi lengua, nos besamos muy ardientemente.
Nosotros estábamos en un sofá y mi esposo en otro con la francesa.
Los besos con Dan comenzaron a ser muy húmedos, para estar mejor, me fui subiendo sobre sus piernas y quedé montada sin dejar de besarnos, cuando me senté sentí su bulto ya erecto, él me tocaba los senos y las nalgas sobre mi ropa con mucho morbo, dejé de ver por un momento a mi esposo que debía estar haciendo lo mismo con la francesa.
Dan sin perder tiempo y muy interesado en mis bubis, me quitó la blusa y luego el sostén, dijo -que maravilla!- él comenzó a darme chupones en mis grandes senos, los mamaba como si no existiera el mañana con mucha pasión, me mamaba los pezones jalándolos con sus labios y dientes, y es que su esposa francesa tenía tetitas pequeñas.
Dan seguía mamando delicioso mis tetas aunque aveces muy fuerte, mi chuchita ya estaba mojadita.
En eso él me quitó de encima y me llevó a la cama que estaba al lado.
Me quitó los pantalones y quedé solamente con un hilito dental que había escogido para la noche con mi esposo, pero ahora era para otro.
Dan se sonrió y me vio mi atuendo sexual, me dio la vuelta en la cama y quedé boca abajo, me miro el hilito que se metía entre mis nalgas y que apenas tapaba mi ano, eso lo volvió loco, apretó mis nalgas mientras me daba tremendos besos con lengua y sus hábiles dedos jugando con mi chuchita; sentí su lengua llegar hasta mi ojete del culo y ahora si empecé a gemir de gusto, el francés no era un novato con su lengua, sus caricias eran exactas, sus dedos pasaban de mi chuchita a mi clitoris y su lengua daba pequeños círculos en mi culo, -ohhh por dios- exclame, el tipo me hacía un gran trabajo.
Ahora puso dos dedos dentro de mi vagina y los metía y sacaba con fuerza, sin dejar de comerse mi culito.
No pude más y me corrí, no fui escandalosa, pegué mi boca en las sabanas y gemí silenciosamente, que delicia de orgasmo me daba Dan.
El por supuesto lo sabía, pues bajó su boca de mi culito a mi chuchita y su lengua pasaba por la abertura de mi vagina tragándose todo lo que yo sacaba por alli.
Dan se empezó a quitar la ropa y lo último fue un boxer que tenía, yo al levantarme de la cama vi que mi esposo ya tenía sexo con la francesa, ella encima montada en él en el sofá.
Volví con Dan que se bajó el boxer y qué bárbaro!!, no solo era grande de tamaño sino que tenía un vergota enorme, ya empalada.
apuntaba a mi rostro, la tomé con la mano y la levanté para empezar a lamerle desde los huevos hacia arriba, como si fuera una paleta enorme de carne.
Le chupé los huevos y bajaba y subía con mi lengua, eso le causaba sonrisas nerviosas y ojos cerrados a Dan, le gustaba no cabe duda.
Lo metí en mi boca y la mamé, lo sacaba y lo volvía a meter chupándolo por fuera y por dentro de mi boca.
El francés se puso a mil, y me tomó la cabeza para que no me moviera y empezó a meter y sacar su verga en mi boca como si fuera mi chuchita, el francés gemía mucho mientras me la metía en toda la garganta.
Casi me ahoga ese pedazo de carne.
Dan paró de introducirme en la boca su verga y me acostó levantó mis pies y comenzó a chuparme los dedos de los pies, los metía en su boca y se los comía como si fueran dulces, eso me daba ciertas cosquillas deliciosas y me hacía mojarme.
Luego tomó mis pies y se masturbó la verga con ellos.
Después puso mis pies sobre sus hombros y avalanzándose sobre mi me penetró sin misericordia, fue una penetración súbita y con fuerza, sentí su verga abrir mi chuchita y colarse hasta el fondo, su verga era inmensa, la de mi tío Kevin era pequeña en comparación, me sentí llena como nunca había sentido, puje en vez de gemir al sentirme cogida por semejante trozo de carne.
Dan no paró hasta desaparecer su verga en mi vagina.
Luego se puso a meterla y sacarla, repetidamente, eso me fue excitando y comenzamos una rica follada.
Me daba besos en el cuello y en la boca.
Entramos a un ritmo desenfrenado, Dan movía muy bien su pelvis, su verga me entraba topando en mis paredes vaginales y se iba para adentro, dándome un gran placer, no podía más que pedirle que siguiera asi -asi, asi papi, no pares, sigue asi, asi asiiii!- y un orgasmo placentero me embargó, grité y cerré los ojos para gozarlo, y el no dejaba de follarme duro.
Luego, aún no conforme, me puso en cuatro y lo primero que hizo fue de nuevo meter su lengua entre mis nalgas y lamer mi culito, de nuevo sentí rico su lengua caliente en mi orto.
Se colocó atras, sentí su verga buscando mi chuchita y de nuevo como me abría las paredes vaginales produciendome una gran placer, me folló rico de nuevo, duro, incesante en sus movimientos.
En eso acercó su rostro a mi y me dijo – lo haces por atras?- , vacilé un poco, pero le dije que si.
Entonces el sacó su verga de mi vagina y la puso en mi culito, me arrepentí un momento, pues me podía lastimar semejante carne dura, pero lo fue haciendo despacio, dando tiempo a que mi ano se dilatara, su glande lo hundía en mi culo y lo sacaba, sentí como mi orto se iba abriendo lentamente, el tipo sabía como hacerlo.
Pasaron 4 o 5 minutos haciendo lo mismo, hasta que sentí como me penetraba suavemente el culo, gemí y grité la penetración, con una de sus manos me tocaba el clitoris, lo cual fue excitándome y perdiendo atención de su verga en mi orto.
Ya su verga entraba un poco más de la mitad en mi culito, el comenzó a darme un poco más rápido y más duro, ahora se sentía más rico tenerlo adentro.
En eso se puso como parada en la cama para tener mejor angulo para cogerme el ano.
Ahora sentí que su verga me entraba toda y era un sentimiento distinto, un placer distinto.
Comencé a gemir y el también, pues mi culito le apretaba su enorme verga.
En eso el avisó que se iba a correr, me dio más duro y lo oí gritar cuando sentí la primera descarga de semen en mi recto, la sensación caliente llegó al instante, me dio varias descargar y su semen salía por mi culo y caía en la cama.
No me corrí, pero estuve muy cerca.
El vació sus huevos y cayó a mi lado desfallecido pero feliz.
Cuando voltee a ver mi esposo también estaba llenándole la chuchita a la francesa de semen.
Al terminar todos nos servimos un trago y charlamos desnudos, yo sentía que el semen de Dan salía por mi culito, eso tardó varios minutos.
Nos vestimos y nos despedimos, con mi esposo, nadie habló sobre el tema esa noche.
Nos dormimos como si nada hubiera pasado.
La primera infidelidad consentida de Juan había terminado, por supuesto que yo la había pasado bien, pero.
si el no hubiera accedido a esa aventura como hombre, no hubiera pasado nada.
Y lo que viene es peor.
Juan había quedado encantado con nuestra experiencia swinger y quería repetirla, pero yo no estaba de acuerdo.
Que quedara solo como aventura pensaba yo, el matrimonio es algo tan frágil.
Pero su insistencia fue tremenda al grado que en esos días se mostraba molesto, hasta que le dije que lo hicieramos.
El me contó los planes de esa noche.
Iba a ser diferente.
Me puso la lencería más sexy y cortita que encontró.
Luego me ataría a la cama y mi esposo y otro hombre tendrían sexo conmigo, sería un trio.
Ese era el plan.
Me tapó los ojos y me ató una mano a cada esquina de la cama, los pies no estaban atados.
En eso sentí la presencia de otra persona, entrar a la recamara de nosotros.
Sentí manos tocar mis piernas, mis senos y mi chuchita sobre mi braguita.
Era excitante para mi, parecía una violación.
Casi arrancaron mi lencería, me dejaron desnuda.
Uno de los dos, yo estaba como adivinando quien sería mi esposo, se puso entre mis piernas y comenzó a darme sexo oral, devoraba mis labios vaginales, mi clitoris y mi chuchita, como si estuviera hambriento.
Mientras que el otro apretaba mis tetas y mamaba mis pezones, en ocasiones me chupaba con mucha fuerza, que yo le pedía fuera más delicado.
El que me comía la chuchita me comenzó a dedear, primero un dedo y luego, dos los metía y los sacaba, sus dedos eran grandes, y me penetraban con mucha fuerza también, él levantó mis piernas y ahora metió un tercer dedo de la misma mano adentro de mi culo, era muy erótico, pero no tenía mucha delicadez que digamos.
El otro que creo era mi marido, me puso su pene en la boca y comencé a chuparlo, el lo detenía con una mano y me lo pasaba por toda la cara, hasta ponerlo en mis labios para que lo mamara, lo repitió dos o tres veces hasta que me lo dejó en la boca, luego sentí que se apoyó más en la cama y ahora lo metía y lo sacaba de mi boca como cogiéndomela.
No era la primera vez que me lo hacían asi, pero eran más delicados.
Pero a pesar de todo me estaba mojando como una puta, y me producía placer lo que me hacían.
-Cojanme!- casi ordené
El que tenía sus dedos en mi chuchita y mi culo, dejó de hacerlo y poniéndose entre mis muslos puso su verga en la entrada de mi vagina y con lo lubricada que estaba solo tuvo que empujar levemente y me penetró la chuchita, -oohh que rico!!- exclamé, el tipo apenas terminó de clavarme, empezó el típico vaivén, entraba y salía de adentro de mi sexo, produciéndome un placer intenso.
Yo ya estaba sumamente excitada por la experiencia, a ciegas y amarrada en la cama y dos machos abusando de mi, mi esposo y otro tipo que aún para mi era incógnito.
Tenía buen ritmo.
El otro que creo era mi marido, por ratos se detenía y por otros me seguía follando la boca y apretando mis pezones, no pude más, comencé a correrme, diciendo -que rico me cogen chicos, ahhh, quiero más, más, auuuu!!- mi orgasmo era delicioso, mojé la verga de quien me poseía, con mis jugos vaginales.
Luego sentí que dejó de follarme y se salió de mi chuchita.
Hubo movimiento, se cambiaron de lugar por que sentí que el otro se quitaba de la cama, levantó mis piernas y me acertó su pene duro, mojado por mi saliva, -la perra está caliente!- dijo.
No me pareció la voz de mi marido, pero en ese momento ya no ponía mucha atención, porque el otro me llenaba la boca con su verga con olor y sabor a mi vagina; ahora me follaban lento y duro por momentos.
En eso el tipo al que yo le hacía felación me quitó el antifaz, poco a poco fui teniendo la imagen,después de diez segundos al menos -ohh increible-, ninguno de los dos era mi esposo, él estaba sentado jalándose el pene sentado enfrente de la cama, viendo todo lo que me hacían, subí la mirada quise ver a mi abusadores.
No puedo creerlo pensé.
Uno de ellos era un hijo un vecino "bueno para nada" que le decía Ricky, solo se mantenía molestando a las mujeres que pasaban por la calle, no trabajaba y aún vivía con sus padres, incluso se me había insinuado en la calle y hasta intentó tocarme, se lo conté en esa ocasión a mi marido, quien me habia dicho en ese momento que lo golpearía si lo veía en la calle.
Ahora el me había cogido.
Y cuando ví al otro, era un amigo de mi esposo que llegaba a la casa a ver el futbol, le decía Maicol, que también una noche me había tocado las nalgas y me había dicho que quería cogerme y me estaba convenciendo para engañar a mi esposo, yo lo mandé a la mierda esa vez.
Ahora mi esposo lo había invitado y me clavaba la chuchita a placer.
Por supuesto que después de la impresión, seguí excitada, si bien es cierto que no eran mi tipo, pero me estaban dando una placentera cogida esos dos.
El tal Ricky, me desató, el otro me sacó su pene, los dos seguían empalados, era fácil de ver eso.
Ricky se acostó donde yo estaba y me jaló para que lo montara, me subí, yo estaba excitadisima buscando coger más, y me clave yo misma su parada verga, me senté en ella y lentamente fue desapareciendo dentro de chuchita, mientras yo gemía y el otro pujaba.
Luego comencé a cabalgarlo, arriba y abajo, después a adelante y atras, yo movía su largo pene dentro de mi vagina y le sacaba gestos de placer.
Cuando crei que el otro, Maicol, había desparecido, sentí su presencia por atras, me abrazó para tocarme las tetas, luego me dijo al oído, -te la voy a meter por el chiquito-, no entendí eso, hasta que me embrocó sobre Ricky y poniendo su verga entre mis nalgas, buscó mi agujero arrugado del ano y comenzó a empujar su glande para penetrarme, lo hizo varias veces, fallidas todas, hasta que por fin sentí su glande abrir mi ano y su pene comenzó a deslizarse por mi recto.
Cuando me tuvo a la mitad comenzó a moverse sacando y metiendo su verga, inmediatamente también el otro movía su pelvis para entrar y salir de mi chuchita.
Mi primera doble penetración.
Era depravada, pero exquisita, no tarde en correrme y gritar.
Ellos no cesaron de cogerme mientras me corría.
Luego, primero Maicol y luego Ricky me la sacarón, yo me quedé en la cama, mi esposo estaba desfallecido de tanto jalarsela.
Sin embargo, Ricky que es bastante alto y fornido, me cargo desde la cama y puso cargada de frente a él, con mis piernas en sus costados y tomando su verga me penetró estando de pie, yo con las piernas entrelazándolo.
Yo había visto esa pose, pero nunca la había hecho con mi esposo, el me levantaba y me dejaba caer sobre su verga metiéndomela hasta el cabo, su verga entraba toda fácilmente por la alta lubricación que yo tenía.
Pero el otro, se acercó por atras y me colocó su pene en mi culito que debía estar dilatado, yo lo sentía asi, y me penetró.
Doble cogida y ellos de pie, cosa de locos.
Pero me cogieron hasta que no pude más y entre gritos me vine de nuevo.
Esta vez sudé mucho y los cuerpos de ellos también tenían sudor y transpiración.
Ellos me tuvieron cargada otros minutos, pues yo me recosté en el hombro del quien me tenía clavada por la chuchita, estaba agotadísima de si no perdí la cuenta, de cuatro corridas bestiales.
A los hombres no les importó eso, me siguieron cogiendo igual, el que me la tenía en el recto, fue el primero que se corrió, descargó tanto semen que ese salía de mi culito y se derramaba en el suelo.
Me la sacó cuando me descargó hasta la última gota.
El otro me siguió cogiendo un par de minutos más y también eyaculó adentro de mi chuchita.
Igual, de mi vagina salía su semen y caía al suelo.
Luego de saciarse, me llevó a la cama y me acostó, yo seguí postrada, solo jalé la sabana y ya no me levanté.
Los dos se fueron al sanitario a asearse.
Salieron a loa diez minutos ya vestidos, mi esposo les agradeció y sacando su cartera les dio algo de dinero, no se cuanto.
Cuando se acercó a mi, me dijo, -vamos necesitas un baño- me cargó y me llevó a la ducha, puso agua caliente a tibia y me di un baño, él me aseo y ahora de la mano me sacó, me puso una toalla y luego me acostó en la cama, él también se acostó, me dio un beso en la frente y me dijo -hoy si te portaste como una verdadera puta- degustando las palabras, pero yo le contesté -hoy tu te portaste como un verdadero cornudo consentidor- también degusté las palabras.
Sigo casada.
Pero en mi chuchita entran otros penes que no son de mi esposo, con su consentimiento.
Descubrí que me vuelve loca el sexo y cada hombre lo hace distinto, parece como una huella digital de cada quien.
Soy caliente lo sé, pero todo tiene un limite.
Pensé que solo sería aventura y diversión, pero él no puede parar.
No he querido tener bebes por esa misma razón.
No creo que nuestro matrimonio dure un año más.
FIN
Yo quiero q mi pareja me comparta así, atada y vendada