Me hago el tonto porque me gusta III

Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Cerca de donde vivimos existe una iglesia catolica a la cual mi esposa acude regularmente los dias miercoles a oir confesarse, oir misa y comulgar, luego se va directo a la casa a pegar la ultima cogida del dia con mi chofer Maximo que la esta esperando en el auto para llevarla a casa, un dia se me acerca Maximo muy triste a decirme que por problemas familiares se tendra que ir a otra ciudad y que por lo tanto deberia renunciar, mi mujer se puso como loco por unos dias pero luego se resigno en la religion.

Cambio la costumbre de visitar la iglesia los dias miercoles y ahora va los dias lunes, miercoles y viernes, tambien como se hizo muy amiga del cura Marcos (Joven como de 35 años, alto, moreno, musculoso y muy jovial) me pidio permiso para ayudarle con las cosas de la iglesia ya que el cura no tenia ayudantes, yo como diablo viejo no me trague completamente el cuento, mas aun conociendo como conozco a mi esposa, pero muy gustoso le dije que me alegraba mucho que ubiese encontrado el camino de la religion para calmar un poco la falta de sexo a la cual la tenia muy limitada.

Las misas en el residencial generalmente son a las 6 de la tarde, pero mi esposa me dijo que como era ayudante el cura ella tenia que estar en la iglesia desde las 3 para ayudarlo a prepararse a el y las cosas que se utilizan en el desarrollo de la misma.

Un dia mi esposa me dijo que el cura habia comprado un televisor pero que no sabia como hacer la instalacion de la antena y del cable a lo cual me ofreci voluntariamente para que el dia sabado por la mañana me llegaria cerca de la iglesia para hacerle el trabajo, que no habia problemas que yo llevaria el material necesario y las herramientas.

El dia sabado me presente a la iglesia como a las 10 de la mañana el cura me dijo que podia entrar que la casa era mia porque el tenia que dar los santos oleos a un parroquiano que estaba agonizando que cuando terminara por favor echara llave al candado al salir.

Cuando el cura me dejo solo comence a sacar todo el material y las herramientas necesarias para hacer el trabajo que habia pensado desde que mi esposa me dijo de la necesidad del cura.

Instale rapidamente el cable del telivisor, pero en lugares estrategicos como su cuarto, la sala, el comedor, el estudio, en el altar mayor y hasta en el confeccionario puse microfonos y camaras las cuales conecte directamente a mi centro de videos que tengo en mi casa y asi comence a conocer la vida un poco sorprendente de este amigable cura.

Mi esposa como les habia comentado usaba escotes considerables para su admirable anatomia y faldas un poco cortas, no minifaldas, pero si un poco cortas ademas que son holgadas, cuando el viento sopla un poco fuerte se levantan y en muchas ocasiones cuando camina mas de algun afortunado a podido observar los muslos y los calzones de mi adorada esposa, quedando con la boca abierta de la sorpresa.

Pues bien comence mi labor de espionaja el dia lunes cuando llego mi mujer como a las 3 de la tarde, el cura la saludo con un beso en la mejia y le dijo que si iban a hacer la rutina de todos los dias, a lo que mi esposa le contesto muy alegre que por favor si, se fueron al confesionario en el cual es cura entro y mi mujer por el otro lado se arrodillo para confesar sus pecados., en estos momentos desde mi camara observo una singular situacion, el asiento del cura es un poco alto, por lo cual si se asoma por la rendija tiene una vista panoramica de las tetas de las parroquianas que se confiesan admirables, y mas aun si llevan escotes como los de mi esposa, ademas observe que al ponerse de rodillas mi esposa el cura inmediatamente apoyo su cabeza en la rendija, bajo su mano a la entrepiernas y comenzo a restregarse con la palma de la mano el pene, el cura dijo una oracion y le indico a mi esposa que iniciara su confesion, mi esposa le pidio que le recordara donde habian quedado la ultima vez y el muy diligentemente le respondio que cuando estabas engañando a tu 2 esposo con el panadero.

Ella comenzo una historia de hace como 6 años en las cuales ella esperaba al panadero cuando su esposo salia y tenian una sesion de sexo espectacular, contandole con minimos detalles como era el panadero, el tamaño de su polla, como se la comia, como la cogia por la concha, y luego le mamaba el culo, penetrandola posteriormente hasta dejarla exahusta, durante el transcurso de la confesion el cura ya se habia sacado la verga dura, larga un poco delgada pero larga, como de 20cm minimo, y se estaba mascando bonito, viendo las tetas de mi mujer y escuchando su relato.

Cuando finalizo el relato, mi esposa le dijo mañana le confieso lo de mi tio Samuel, que nos visito estando casada con mi 2 marido, el padre se metio la verga toda mojada, sin haber eyaculado, se bajo su cotona, le dijo que rezara 3 padre nuesto y 3 ave maria y que estaba perdonado ese pecado.

Salieron los dos y fueron hacia la sala, mi esposa observaba al cura un poco rojo y sudoroso, ella en cambio se observaba feliz del pecado confesado, se sentaron en la sala, ella enfrente de el, al sentarse era claro que sus piernas se abrian dejando a la vista del cura su calzon blanco con una mancha mojada en el centro, el cura no podia apartar la vista del triangulo de mi esposa, la cual hablaba de lo bonito que era la sala, mirando hacia otros lados menos la cara del cura, el respondiendo las preguntas de forma automata ya que no estab ahi, sino en las intimidades de mi esposa.

Luego mi esposa le dijo al cura ya son las 5:30 tengo que irme para lo cual como siempre al levantarse abrio aun mas las piernas y se levanto despacio dejando que el cura pudiese observarle hasta los ovarios, se acerco lentamente al cura lo abrazo el correspondio al abrazo, se dieron un beso en la mejia y se despidio, yo pude observar como al abrasarce el cura aproximo su cadera hacia mi mujer la cual correspondio el movimiento,qudando la polla tiesa en contacto con las intimidades de mi esposa separados si por la ropa de ambos, el abrazo duro como unos 2 minutos y mi esposa se fue.

Autor: Anonimo