Me la chuparon en la puerta de mi casa
Una noche calurosa y la falta de sueño fueron los causantes.
Totalmente verídico aunque parezca imposible. Me tomaré un momento para describir el escenario porque ese entorno permite lo que van a leer.
Recuerdo hace unos años atrás, cuando vivíamos mi esposa y yo en una casa nosotros solos. Esta casa tenía un arbol muy frondoso a la entrada, que daba bastante sombra y refrescaba el jardín, aunque hacía que la entrada fuera oscura en las noches, porque tapaba la luz del farol que teníamos casi enfrente. La casa también tenía 2 entradas… la principal y otra auxiliar que servía como entrada a un departamentito que teníamos en la parte trasera de la casa. Esta segunda entrada quedaba completamente a oscuras en las noches, y justo frente a ella estaba el basurero, donde casi siempre llegaban algunos mendigos a buscar comida o algo que les pudiera servir.
Una noche en que con mi esposa habíamos tenido una sesión deliciosa de sexo, desperté alrededor de las 2:30 AM, un poco por el calor (era pleno verano) y otro poco porque otra vez tenía una erección de campeonato, producto de la pastilla azul que había tomado para esa ocasión. Por un momento pensé en despertar a mi esposa para continuar lo que habíamos disfrutado, pero me dio tanta ternura verla durmiendo tan profundamente que decidí salir al jardín a fumar un cigarrillo y disfrutar del aire fresco de esa hora, a ver si se me pasaban las ganas. Así que me puse nada más que una bata de tela muy liviana, y salí a sentarme en una de las sillas que tenemos en el jardín. Por la hora y por la oscuridad, no me preocupé mucho de como me senté, pero la bata es corta y yo me senté con las piernas abiertas, entonces mi verga si bien ya no estaba totalmente erecta, se veía todavía bastante gruesa y con la cabeza descubierta brillando a la luz de las estrellas jajaja (esa noche no había luna).
Mientras disfrutaba mi cigarrillo, de pronto sentí un ruido proveniente del basurero… sin moverme, desvié la mirada y veo borrosamente una figura indiscutiblemente femenina… regordeta, unas tetas inmensas y un culo redondo grande también, claro que no pude verle la cara así que no sabía de qué edad sería esta mujer. Lo que sí podía distinguir era que la mujer estaba inmóvil y que miraba directamente mi verga, que se empezó a poner dura de nuevo.
Fingiendo no haber visto nada, me la empecé a acariciar mientras terminaba de fumar. Y de pronto, aparece un niño que seguramente estaba donde la muralla de la casa no me dejaba verlo, hablándole a la mujer… así que me tapé rápidamente y me incorporé en la silla. La mujer le dijo algo al niño y éste desapareció de nuevo en la dirección de donde había venido. Luego, se gira donde yo estaba y me dice:
- Disculpe señor, ¿no tendrá algo de comida o alguna prenda de ropa que le sobre?
- No – le dije – . Pero espere que le buscaré algo de dinero para que compre algo.
- ¡Muchas gracias, señor!
Entré a la casa y la verdad que el billete más pequeño que tenía era uno equivalente a unos 10 dólares, lo que hizo ponerse en marcha mi mente maquiavélica y calenturienta. Así que salí y se lo dije a la mujer, mencionando que se lo podría dar por algo a cambio.
- ¿Qué cosa? – me dice ella, creo que ya adivinando a lo que me refería.
- Bueno – le dije -. ¿Qué tal un besito a lo que usted estaba mirando? Parece que le gustó porque estuvo bastante rato calladita.
- Ay, qué vergüenza – me dijo -. Es que hace mucho que no ha pasado nada con mi marido y a usted se le ve muy rica y la tiene depilada… se ve muy limpia.
En realidad, yo no me había lavado después del sexo con mi esposa, así que todavía tendría hasta su sabor en ella, lo que me calentaba más todavía.
- Bueno – me dice -. ¿Y donde quiere que se la chupe?
- Aquí mismo, en esta entrada (la auxiliar). Está muy oscura así que nadie verá nada. No más no vaya a aparecer el niño.
- No se preocupe. Lo envié a alcanzar a mi hija mayor, así que no va a volver.
Dicho y hecho… me acerqué a la puerta de entrada, que era parte de una reja, así que abriendo mi bata, mi verga sale por entre la reja y queda a disposición de la gordita, que inmediatamente se agacha, la huele y le pasa la lengua por la cabezota.
- Uy, qué grande – me dice -. Nunca había visto una tan gruesa y cabezona.
- Es lo que me dicen habitualmente. Supongo que debe ser verdad.
Y la gordita, que era relativamente joven (ahora la podía ver un poco mejor) y nada de fea, empieza a mamar muy bien y muy caliente. Al rato, ya se había levantado la sudadera y el sostén, y se masajeaba las tetas gimiendo muy despacito… se veía muy caliente. No estaba sucia, se veía que no era una mendiga… seguramente era de esas personas que encuentran en la basura artículos que pueden vender o consumir, si están en buen estado.
Pasado un buen rato, y largo (unos 20 minutos) porque después de una buena sesión de sexo uno no acaba rápidamente, la gordita ya se tocaba abajo por dentro de su short un poco holgado.
- ¿Está muy caliente y mojada, señorita? – le pregunto-.
- Uf, estoy mojadísima… quiero esta verga dentro.
- ¿Le gustó el sabor?
- ¡Me encantó!
- Para que sepas, estás probando el sabor de mi esposa, porque hace un rato esta verga estuvo en su vagina.
- Mmmmmmm ¡Eso me puso más caliente!
- Pues tiene solución… bájate el short y ponte contra la reja. Nadie nos puede ver.
Y la gordita ni lo pensó. Se incorpora, se baja el short (andaba sin ropa interior) y coloca su trasero pegado a la reja. Entonces, apunto a tientas a su vagina que realmente chorreaba porque sentí la humedad, y mi verga entra sin dificultades hasta el fondo. La gordita encoge un poco sus hombros y se lleva el puño cerrado a la boca para no hacer ruido. Y empezó el mete y saca… sólo se escuchaba el flip-flip-flip de sus jugos siendo batidos por mi verga. Como soy relativamente alto, alargué mis brazos y le agarré las tetotas, así que la gordita se incorporó un poco para permitirme que se las agarrara a mi gusto. No pasaron ni 5 minutos y la gordita empieza a tener su orgasmo, con pequeños gemidos que reprimía por estar en la calle, hasta que quedó afirmada de la muralla en donde estaba empotrada la puerta de la reja desde donde la estaba cogiendo. Creo haber distinguido un pequeño chorrito brillante saliendo de esa vagina peluda y mojadísima.
- Creo que ahora me toca a mí – le dije -. Dame esa boquita mamadora.
Lentamente, todavía reponiéndose, se gira y tomándose de la reja, se mete mi verga a la boca y empieza a mamar de nuevo. Bastaron unos 2 o 3 minutos más de mamada, y le solté la leche en la boca y ella siguió chupando y gimiendo «mmm mmm mmm», realmente disfrutando beberse todo lo que le estaba dando. Luego se lo tragó sin dudarlo.
- Qué rico le sabe – me dice-. Es un poco dulce, no como la de mi esposo.
- Dicen que tiene que ver con la alimentación. Así que ya sabes cuando quieras tomar lechita rica, solamente tienes que venir.
Le pasé el dinero prometido mientras le sobaba otra vez las tetotas, muy carnosas pero duras al mismo tiempo, mientras ella me sobaba la verga que ya empezaba a ponerse blanda, y también los huevos. Tal vez había amamantado hasta hace poco, porque tenía las tetas bastante firmes todavía. También intercambiamos números de celular y quedamos en que me avisaría cuando viniera nuevamente por el sector de mi casa. Y siendo los 2 casados, era la garantía de que sería discreta.
Y la verdad es que estuvo viniendo (y viniéndonos) durante un buen tiempo, aunque ya no en la entrada de mi casa. Después de un tiempo, incluso mi esposa y yo tuvimos algunos tríos con ella (es una fantasía que mi esposa me permite de tanto en tanto), claro que nunca confesé que ya la conocía de antes.
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