Me volví un cornudo en mi primer trío y me encantó.
Así comencé en mi vida de cuckold. Todo comenzó en un trío del cual no esperaba que iba a hacerme adicto..
Antes que nada quiero decir que esto sí es real. Y lo que les contaré tanto en este como en otros relatos será 100% real. Lo único que cambiará un poco son los diálogos porque no todos los recuerdo a la perfección y, por supuesto, el nombre de los implicados.
Nosotros somos de México. Yo 28 y ella 26. Vivimos en un lugar con playa, así que nuestra vida es muy tranquila. La vida no es tan cara al sur del país, así que con lo que ganamos vivimos bastante bien. Llevamos actualmente casi cuatro años juntos y esto que les contaré sucedió hace dos años.
Por mi parte soy delgado. Mido 1.65 cm y mi verga mide 15cm. Bastante cumplidora pero nada espectacular para ella.
Afortunadamente siempre hemos tenido mucha confianza para hablar, así que en algún momento le comenté lo mucho que me gustaba este mundo y que no esperaba que ella quisiera hacer algo sobre eso, pero que me encantaría.
Ella me dijo que no lo haría nunca, pero que me agradecía por compartirlo con ella. Y terminó esa noche.
Sin embargo, poco a poco la fui envolviendo en mis juegos para que sucediera lo que tanto anhelaba.
– Me encanta, mi amor. Métemela toda.
– ¿Sabes qué me encantaría aparte de seguir metiéndote toda mi verga, amor?
– ¿Qué, amor?
– Me encantaría hacer un trío contigo, ¿te imaginas que otra persona y yo te estuviésemos cogiendo al mismo tiempo?, ¿o que se le estés chupando a alguien mientras yo te la estoy metiendo?
– Cállate, amor. No pasará
– ¿Y por qué tu vagina se mojó más, amor?, ¿te gustó la idea de imaginarte a alguien más metiéndotela por el culo mientras yo te la meto por la vagina?
– Quizá un poquito, mi amor. Pero no lo voy a hacer
– Cállate, mi amor.
– No seas zorrita. Sé que lo quieres, mira como está tu culo y tu vagina, ¿te gustaría tener otra verga en la vagina, en el culo o en tu boca?
– Bueno, sí, mi amor. Sí me gustaría. La verdad no te quería decir nada pero si se me antoja.
– Sí, amor.
– ¿Sí qué?
– Sí quiero.
– ¿Sí quieres qué? Dímelo pinche putita.
– ¡Qué sí, mi amor! Sí quiero sentir otra verga. Quiero que me cojas tú y alguien más hasta que ya no pueda más. Quiero sentir dos vergas para mí solita.
– ¿Segura, mi amor? No te puedes arrepentir
– ¡No, mi amor! Sí lo quiero. Quiero sentir tu verga y otra más, por favor. Pero eso sí, solo la tuya quiero en mi culo.
– Sí, amor. En gran medida lo hago porque te amo, pero también quiero experimentarlo, entonces está bien.
Ambos nos pusimos muy nerviosos. Le puse a Mayra una venda en los ojos que era parte del trato y bajé a abrirle a nuestro invitado.
Cuando abrí me sorprendió la persona que llegó. Un chico alto, blanco y atlético. Las fotos no le hacían justicia. Le dije que estábamos un poco nerviosos y que queríamos que él nos fuera guiando para que esta fuera una gran experiencia para los dos y que mi esposa ya estaba preparada en la parte de arriba.
Él ya sabía que a ella le gustaba ser dominada y que, en parte, yo quería sentirme humillado, así que entró vio a mi novia desnuda, acostada en la cama y se empezó a quitar la ropa ya sabiendo lo que iba a hacer. Parecía que tenía cada movimiento controlado.
Desde que se quitó la ropa ya estaba con la verga dura. El tamaño estaba descomunal. Mi verga se veía demasiado pequeña al lado de la de él y sabía que eso estaba perfecto para que, la que se iba a convertir en una perrita en ese momento, la disfrutara a la perfección.
Cuando terminó de desvestirse pasó lo siguiente:
– Tu -agarrando la cara de mi esposa- ponte en cuatro y tú -mientras me veía a mí- métesela en la boca. Vamos a hacer que esta puta disfrute.
Yo me quedé en shock, no sabía qué hacer y no sabía que iba a hacer mi esposa. Ella también se quedó unos segundos como petrificada y luego se acomodó en cuatro sin chistar. No preguntó. No se quejó. Sólo se puso en cuatro.
Cuando ya estaba en cuatro le pegó una nalgada y le dijo
– Así me gusta, puta. Hoy sí vas a disfrutar como deberías.
No sé mi esposa, pero yo me sentía en shock. Alguien que no era yo la estaba tratando como puta y ella no estaba poniendo resistencia. No decía nada. Sólo obedecía y yo también.
No quise tardar más tiempo. Ella ya estaba en cuatro, así que agarré mi verga que después de escuchar a Ramiro, nombre del single, se me puso dura y me senté frente a ella para que se la comenzara a comer. Mientras ella me comía la verga a mí, el semental se puso atrás de ella y no tocó nada, solo se hincó, acercó su boca al culo de Mayra y se lo empezó a chupar.
Primero vi que solo le pasó la lengua por solamente por su ano y ella se sorprendió y se hizo hacia adelante, pero luego ella solita regreso a la misma posición para seguirme chupando la verga y sentir como alguien que no era su esposo le estaba comiendo el culo.
El tipo estaba encantado comiéndole el culo a mi esposa, pasaba por su culo, bajaba a su vagina, le metía la lengua por todos lados, le pegaba nalgadas y Mayra estaba comenzando a excitarse tanto que ya ni siquiera estaba pudiendo concentrarse en chupármela. Sólo me la estaba agarrando porque estaba muy concentrada en como Ramiro estaba chupándole todo.
Así siguió Ramiro por unos 15 minutos hasta que las piernas de Mayra comenzaron a temblar, empezó a gemir muy fuerte, me soltó la verga, ya ni con la mano me la estaba agarrando, siguió gimiendo y tuvo un súper orgasmo. Él se la dejó de chupar y dejó que Mayra descansara como un minuto en lo que dejaba de temblar.
Yo nunca había visto a Mayra temblar así, venirse así, estaba emocionado, excitado y preocupado. Sentía cosquillas en la panza y seguía muy nervioso, pero estaba disfrutando mucho verla así.
En cuanto dejó de temblar Ramiro le dijo:
-Ya disfrutaste tú, perrita. Creo que nunca habías tenido un buen orgasmo, ¿verdad? Ahora ponte en el piso. Híncate. Quiero que me la chupes, ¿quieres tener dos vergas para ti o solo la mía?Yo no sabía qué demonios estaba pasando, ¿este tipo estaba diciéndole a mi esposa que si quería dejarme afuera? Yo volteé a ver a Mayra hincada en el piso con la venda puesta y escuché que dijo:
– No, quiero tener las dos vergas, por favor.
Me sentí aliviado. Todavía tenía preferencia en ese trío. Me sentí, hasta cierto punto, tranquilo.
Mayra ya estaba hincada, así que Ramiro y yo nos acercamos. Primero agarró mi verga con la mano y después empezó a buscar la verga de Ramiro comenzando desde su estómago y fue bajando la mano hasta que encontró la tremenda verga que estaba a punto de probar.
En cuanto le agarró la verga a Ramiro, me soltó la verga a mí y se quitó la venda de los ojos. Su cara era de sorpresa total. Su cara no podía creer lo que veía, se quedó como hipnotizada al ver el pene de ese tipo.
Como Mayra y yo nos quedamos hipnotizados. Ella por el tamaño de la verga de Ramiro y yo porque no sabía qué hacer, él tomó la batuta y nos dijo:
– Tú -viéndome a mí- ve por tu teléfono y graba. Lo que va a pasar lo vas a querer ver más adelante.
– Y tú -mientras le daba cachetaditas a Mayra- despierta y comienza a mamármela en lo que ese va por el teléfono.
Justo cuando terminó de decirnos la orden, Mayra volteó a verme como pidiéndome no sé si perdón o permiso y comenzó a darle lengüetazos por la verga a Ramiro y así como vi que Mayra comenzó a probar otra verga con tanto antojo, me quité y fui por mi teléfono. No sabía qué estaba haciendo, pero sabía que sí era algo que quería ver otra vez.
Agarré mi teléfono, puse la cámara y cuando volteé, vi a mi esposa la santa, la que tenía educación religiosa, la que se supone que no rompía un plato, intentando meterse mas de 20 cm de verga en la boca. Tenía 3/4 de esa verga en la boca. Se la metía en la boca lentamente, la sacaba rápido porque se ahogaba. Ya tenía lagrimas saliendo de los ojos pero aún así seguía aferrada y con cada mamada intentaba meterla aún más adentro de su boca. Cuando ya necesitaba respirar bien, bajaba a chuparle los huevos a Ramiro. Se los comía con hambre, como si nunca lo hubiese hecho y quisiera quedar bien con nuestro invitado y cuando nuestro invitado ya se cansaba y quería metérsela en la boca a Mayra, le jalaba el cabello y la subía a su verga para que Mayra se la siguiera mamando.
Yo solo estaba viendo ese gran espectáculo a lo lejos. Yo sólo estaba viendo como Mayra se estaba comiendo esa vergota y cada vez le cabía más y más en la boca.
Me acerqué y les dije que iba a grabar. Ni me pelaron. Ninguno de los dos. Así que comencé a grabar como mi esposa se comía otra verga enfrente de mí y yo, en lugar de enojarme, estaba con la verga súper dura. Yo también lo estaba disfrutando.
Cuando Mayra se percató de que estaba ahí, me agarró la verga pero no dejaba de chupársela a nuestro invitado. Me empezó a masturbar y entonces hizo la segunda cosa de la noche que me pareció una locura:
Así hincada como estaba, se «sentó» sobre sus piernas haciendo que con su cara pudiese mirar hacia arriba de mejor manera. Agarró la verga del invitado y la puso encima de su cara. Esa verga le cubría toda la cara y ella, apropósito, la puso en su cara y luego volteó a verme…
¡Dios! Qué excitado me sentí. Ella estaba chupando esa verga con aún más hambre, tenía mi verga en su mano y no dejaba de mirarme a los ojos como diciéndome: «¿Esto es lo que querías?, ¿querías verme siendo una puta? Entonces seré una puta.»
Ahí estábamos. Ella comiéndose la verga de Ramiro ya casi completa mientras me seguía agarrando la verga y yo grababa toda la escena. A veces también me la chupaba a mí, pero eran 15 segundos con mi verga en su boca y 1 minuto intentando comerse toda la verga de Ramiro hasta que lo logró, se metió los 21 cm de la verga de Ramiro a la boca, sacó la lengua y alcanzó a chupar los huevos, también. Luego se sacó la verga de la boca súper despacio y cuando se metió toda mi verga, ni la sintió. Su garganta ya estaba abierta. Ya no había vuelta de hoja. Comenzó a chupar esa verga como sabe que me gusta que chupe la mía. Se metía toda a la boca y luego sacaba toda y así hizo lo mismo varias veces. Tenía el maquillaje corrido por las lagrimas pero no dejaba de mamar esa verga y su vagina estaba aún más mojada que sus ojos.
Cuando Ramiro también ya estaba muy excitado nos dijo
– A ver, puta, te vas a subir encima de mí mientras tu marido te rompe el culo. Vas a sentir una doble penetración. Sé que las estás deseando, ¿no es así?- Sí, sí quiero -dijo ella-
– Así me gusta, que contestes, putita. Ahora dile a tu maridito lo que quieres.
– ¿Mande?
– Dile a tu maridito lo que quieres sentir.
– Mi amor -me dijo mirándome a los ojos- quiero que me cojan los dos. Quiero que me la metan los dos. Tú en el culo y él en la vagina, por favor. Ya estoy muy caliente.
Yo solo asentí con la cabeza viendo como mi mujer estaba cada vez mas convertida en una puta.
Ramiro se tiró en la cama boca arriba y le tiró el condón a Mayra para que se lo pusiera con la boca.
– Pónmelo, zorra. Si ya te cabe toda mi verga, ya me lo puedes poner.- Está bien.
Mayra abrió el condón, le escupió la verga a Ramiro, se puso el condón en la boca y se lo comenzó a poner. Poquito a poquito hasta que le puso todo el condón en toda la verga solo con su boca.
– A ver, cornudito. Tengo la verga mucho más grande que la tuya, así que a esta perrita le costará trabajo metérsela toda por mas mojada que esté. Así que yo te digo cuando ya se la puedas meter en el culo. Ven, putita. Súbete en esta vergota.
Mayra solo asintió con la cabeza, agarró la verga de Ramiro y apuntó directamente a su vagina. Se la empezó a meter poquito a poco y como a los tres cuartos le empezó a doler.
– ¡Ay! Es que me está llegando muy al fondo. Me duele un poquito.
– Aguanta, perrita. Ya casi te entra toda. Ahorita tu vagina se acostumbra.
– Está bien, pero con cuidado, es que me está doliendo.
– Tranquila, puta. Ahorita te la meto toda.
Después de eso se la metió de un solo vergazo. Mayra pegó un grito/gemido gigante y yo desde atrás solo vi como esa verga se perdió entre la vagina y el culo de mi esposa. Estaba casi por reventar y Mayra no podía ni hablar, ni moverse prácticamente.
– Ven. Ya le metí toda la verga. Ahora sí métesela en el culo. Ni la va a sentir por el pedazo que trae en la vagina, vas a ver.
Parece que fue cierto. Se la metí en el culo y ni se inmutó. Estaba tumbada sobre Ramiro solamente jadeando y gimiendo. Ambos comenzamos a movernos culiándonos a mi esposa y ella solo gemía y a veces gritaba.
De repente vi algo extraño. Nunca acordamos los planes, pero yo no esperaba ver a mi esposa besar a otra persona. Tenía mi verga adentro y la verga de un desconocido también lo comenzó a besar. Hasta Ramiro se sorprendió de lo que hizo. Yo en ese momento ya no aguanté más y me vine en su culo. Chorros y chorros de semen solté dentro del culo de Mayra y ella sólo volteó a verme como con tristeza y me dijo:
– ¿Ya terminaste?
– Sí. Ya terminé. Lo siento.
– Está bien, amor. No pasa nada.
Y pensé que ahí había terminado nuestra experiencia. Me quité del culo de Mayra y ella se salió de la verga de Ramiro más obligada por mí que otra cosa. Yo me iba dirigiendo al baño y Mayra también, cuando de repente Ramiro nos dijo:
– A ver, el cornudo este ya terminó pero tú y yo aún no terminamos, putita, ¿o qué, cornudo?, ¿no vas a dejar a tu mujer tener mas orgasmos? Tú ya te divertiste es tu turno. Puedes grabar si quieres.
– Y tú, puta. No sé por qué te quitaste si no te dije que lo hicieras.
Agarró por la cintura a Mayra, se sentó primer él en la cama y luego la sentó a ella en su verga. Yo no sabía qué estaba pasando, pero supongo que mi cara de sorpresa fue mucha porque Mayra me dijo:
– Perdón, amor. Pero en serio tiene la verga muy rica y me está gustando mucho tenerla hasta adentro y eso con el pinche condón no se siente todo.
– Dile al cornudo que me vas a quitar el condón. Que quieres sentir mi verga limpia.
– Amor, le voy a quitar el condón. Su verga está muy rica y quiero sentirla así como debe ser. Perdón, pero ya no aguanto las ganas de sentir esta vergota dentro de mi como Dios manda: sin nada encima.
Yo no dije nada. Solo, sorprendido, vi como Mayra se levantaba de esa verga y le quitaba el condón con las manos. Esa verga se veía brillosa con sus propios jugos y la saliva de Mayra. Le quitó el condón y se la mamó unos minutos más para dejarla bien lista para su vagina. Se volvió a sentar en ella y conforme la verga iba entrando, ella sólo gemía mas y mas fuerte mientras yo estaba en frente sin saber qué hacer o qué decir.
Estaba viendo como mi misma esposa decidió quitarle el condón a Ramiro y ella solita se la metió en la vagina. Estaba muy confundido y excitado.
Luego de ella estar sentada encima de él y de un mete y saca súper profundo, Ramiro agarró a Mayra y la puso boca a abajo con una almohada en el vientre. Así le siguió metiendo la verga hasta que entre gemidos y gritos, escuché a Mayra decir:
– Ya, ya no aguanto. Rómpeme el culo de verdad. Enséñale a ese cornudo como una buena verga me rompe el culo. Métemela toda, por favor.
– ¿Estás segura? Si te la meto por el culo y te duele, a diferencia de tu maridito, yo te seguiré rompiendo el culo.
– ¡Sí! ¡Sí! ¡Sí! Enséñale a ese cornudo cómo tratar a una puta como yo. Cógeme el culo y hazlo duro.
– ¿Sí? Pues dile a tu marido lo que quieres que te haga para ver él qué opina.
– Amor. No me importa lo que opines. Tú me trajiste a esto y sabías que esto podía pasar. Ahora me voy a dejar romper el culo por esa vergota y si quieres grabar, graba porque este cabrón va a matarme a punta de verga.
Yo obedecí. Saqué mi teléfono y comencé a grabar cómo Ramiro le empezó a romper el culo a Mayra. Primero apuntó su cabeza a su ano. Empezó despacito pero Mayra ya quería toda la verga adentro así que ella misma se empujaba para que entrara más la verga de Ramiro. Así vi como la verga de Ramiro se perdió en el culo de mi esposa. Mayra gritaba de dolor y de placer por lo que le estaba pasando. Ramiro le decía que era una puta y le pegaba nalgadas y cachetadas que hacían que Mayra se sintiera aún más zorra.
El culo de Mayra aceptó muy bien la verga de Ramiro y al poquito rato ya entraba y sacaba toda la verga del culo de mi esposa. Mayra ya no gritaba, solo gemía hasta que Ramiro ya no aguantó más y se vino en el culo de Mayra. Segunda carga de leche en el mismo culo, pero esta vez la leche le escurría hacia la vagina por el culo tan abierto que le dejó.
Mayra estaba adolorida y me volteaba a ver con una sonrisa pícara como diciendo «Me gustó lo que acabamos de hacer. Esto aún no termina.»
– Ramiro, ¿aún tienes mas verga para esta puta? Quiero que me la sigas metiendo.
– Sí tengo mas verga pero sólo te voy a permitir una metida más. Te la voy a meter una vez más solamente para que te quedes con ganas de más y me vuelvan a buscar. Así que ven, siéntante, puta.
Mayra a regañadientes obedeció. Se fue sentando en esa verga muy despacio. Muy lentamente. Sintiendo cada centímetro de verga que entraba en su vagina. Cuando llegó al final pegó un gemido gigante y se quedó ahí sentada sin moverse. Solo disfrutando de la vergota que se estaba metiendo. Cuando se la estaba sacando fue lo mismo. Fue muy despacio sacándose esa verga, poco a poquito para seguirla disfrutando hasta que salió y con ello el último gemido de Mayra.
Ramiro fue al baño, se cambió y antes de irnos sólo nos dijo que esperaba nuestra llamada de nuevo.
Mayra se quedó tirada en la cama y yo estaba sentado en una silla intentando asimilar lo que había sucedido.
– ¿Te gustó lo que pasó, mi amor? Me encantó como me cogieron.
– Creo que sí amor. Pasaron mas cosas de las que esperaba pero creo que sí me gustó.
– ¿Vas a querer repetir esto? Me encantó, pero si tú no quieres, no pasará nada de nuevo.
– Sí…
Y desde ese momento mi vida cambió. Mayra se convirtió en una puta y yo en su cornudo. Comenzó a cumplir todas las fantasías que en algún momento le conté, pero esas serán historias para otros relatos.
Gracias por leerme. Esta es la primera historia que cuento sobre Mayra y yo. Espero que les guste. Y si les gusta, les contaré las demás historias, también.
Me ha encantado la historia de cómo te convertiste en cornudo y ella se convirtió en toda una puta, espero más relatos con otras personas y si volviste con Ramiro, también la vez que la cogieron en la playa que te platico
Saludos