Mi cuñado 2
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
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Mi primer encuentro con mi cuñado fue como de una película porno. Salimos de gimnasio y me acompaño al departamento que rentábamos su hermando y yo. Ya le había contado de nuestro problema para tener bebés. En esa ocasión dijo que me daría un aventón para llegar pronto al trabajo -yo llegaba en 15 minutos en taxi- pero dije que si. Entonces pensé: “¿Y por que no?” Llevaban la misma sangre. Mis bebés serían como su familia. Nadie lo notaría. Le diría a mi esposo que el estrés de tener bebés me había hecho tener dificultades y olvidaría su pobre conteo de esperma.
Cuando subíamos las escaleras nos encontramos al casero que nos saludo amablemente. Pregunto que si había olvidado algo. Le dije que si pero que mi cuñado me daría un aventón al trabajo para llegar pronto. Sonrió burlonamente, yo sonreí más.
Al entrar al departamento le pedí a mi cuñado que esperara en la sala, mientras le prepare un agua mineral con jugo. Le pedí que esperara pues tendría que ducharme y vestir rápido. Vi el reloj. Habíamos salido muy pronto del gimnasio. También él había pensado los mismo. Ya lo había notado. ¿Se atrevería? No. Necesitaba un pequeño empujón para que terminara su obra. Y yo estaba puesta para un bebé de su familia, con el bono de una rica aventura. ¡Que perversa!
Fui a la recamara y atoré el zipper de la chamarra. En el tono más tierno que pude lo llame. Llego pronto. Le pedí su ayuda para zafar la chamarra. Fue rápido. Quedo frente a mi. Reí. Le pregunte si me ayudaría con el problema que le había contado. El respondió que no tendría ningún problema pero que no sabía nada sobre concepción in vitro. Reí -ya me había empezado a mojar, temblaba de la emoción- le dije que necesitaba esperma de su familia, que, que mejor que su hermano para donar ese esperma, que lo quería a la antigua técnica y que sabía que nunca traicionaría a su hermano, pero que mi esposo jamás lo sabría, a menos que él le contara. Sus ojos se abrieron como nunca antes lo había visto. Note su temblor y su deseo. Pregunto si estaba segura de todo eso. Deje caer la chamarra, después el top, los leggings, le di la espalda para que viera lo que le había cachado mirando en el gimnasio: mi culito. Le respondí que estaba segura. Se acerco y me ayudo con los tines y los tenis. Termino con mi tanga en sus manos. Al levantarse lo bese. Su lengua jugaba con la mía. Rico, rico, rico. Me sentía tan deseada, tan hermosa.
Tome su mano. Lo senté sobre mi cama y fui a la ducha. Cuando termine y salí, lo encontré jugando con mi ropa interior y las medias que llevaría ese día a la oficina. Me dijo que le gustaban mis piernas pero que con las medias se me veían mejor. Me recosté y le ofrecí una pierna para que las pusiera. Me mojaba a mil. Iba a tener a mi cuñado en mi cama, sus musculosas manos, brazos y su torso bien marcado, esas piernas y su culo paradito y poderoso. Y además su verga.
Todo para mi. Reí de nuevo. Me puso la segunda media. Note el bulto de su pantalón y la mancha húmeda. Lo acaricie con mis pies. Jamás lo había hecho. La tela, su expresión, la suavidad de mis medias. Nunca lo voy a olvidar. Bajo su pantalón y vi su verga. Hermosa, larga, estaba rasurada perfectamente. Lo acaricie suavemente, lento. Le pregunte si le dolía, responde que no, que sea gentil. Suavemente, arriba y abajo, me mojo mientras su verga se moja igual, la quiero en mi boca. Un beso, mi lengua y luego la chupo. Me cabe sin problema. Las sabanas en mis pechos, mi culo abierto, su verga rica en mi boca, busco sus ojos. Lo disfruta bastante. Sostengo con una mano su verga que masajeo mientras la saboreo -saladito y suave- toma su cinturón.
Me pregunta si alguna vez lo he hecho duro. Escupo su verga para deslizar mi mano más rápido mientras le digo que no, que sea gentil con mis nalgas. Las golpea sin lastimarme, aunque arde me pone a mil. Le pido que me peque un poco más. Lo masturbo mientras saboreo su lengua. Le ofrezco mi culo. Se mete rápidamente. Llega hasta el fondo y yo juego con mi clítoris. Golpea ahí donde me encanta. No lo creo: estoy gimiendo pidiendo que no se detenga, le pido que siga y me sujeta con sus manos. Oigo golpear su cadera mis nalgas. Saboreo de nuevo su lengua pero ahora, me volteo y abro mis piernas. Se mete profundamente, mientras sostiene mis piernas, mira su verga entrar y salir de mi coño y lo veo a él. Su cara esta roja. Disfruta tanto como yo. Me pone de lado.
Empieza a embestir fuerte y veo estrellas por primera vez. ¡Que rico! Y lo mejor es que ¡No se ha venido! Me pregunta que si me gusta, le respondo que me encanta. Lo hace sin detenerse de nuevo y vuelvo a venirme. Es un buen semental, esas amantes si que lo entrenaron bien. Adoro como golpea el fondo de mi coño. Me pide que se la mame mientras mira que me masturbo. Lo complazco. Chupo sus huevos mientras mi mano jala mi clítoris y mis dedos se hunden rápidamente en mi coñito. Me quiere ahogar con su rica verga, yo quiero ahogarme con su leche. Me vengo otra vez con mis dedos adentro de mi coño y su verga tiembla y se pone más gorda y dura. Se viene en mi boca. Nunca le había visto esa expresión de dolor y placer. Su leche esta calientita y espesa. Adoro a mi cuñado. Me fascina su aguante y su perversión.
Creo que voy a repetir otra vez, no se vino dentro de mi.
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