MI ESPOSA UNA MUJER ARDIENTE
En condiciones normales ante la sociedad podrían creer que es la típica ama de casa que no rompe un plato, eso es lo que simula mi esposa, pero ella en su piel lleva secretos ocultos, excitantes y turbulentos que no se imaginan,.
Siendo breves en la introducción, Marina y yo somos un matrimonio de veinte años, cuando la conocí era algo inocente, y ahora les podría jurar que es una mujer completamente diferente. Son tantas las historias que no podría enumerarlas de principio a fin, pero tengo claros recuerdos de algunas veces que la he espiado. Ella cree que yo desconozco sus aventuras y que no tengo idea de nada. Las mini cámaras han sido mis aliadas y guardo grabaciones que, si las ven, no pueden creer que sea la misma mujer de años atrás.
Sin exagerar y no lo digo yo, es una mujer sensualmente muy atractiva, senos medianos aun en su sitio, pezones rosados, caderas medianas, altura 1.64, cabello negro, ojos negros, y una vagina llena de historias muy bien guardadas y de ese culo que decir… si hablara no sé cuántas cosas podría contar. Su complexión es mediana, ni gorda ni delgada. Piel blanca, en resumen, muy atractiva y cuando usa sus minifaldas luciendo sus hermosas piernas o pantalones vaqueros donde destaca el movimiento sensual de sus caderas, no pasa desapercibida.
En condiciones normales ante la sociedad podrían creer que es la típica ama de casa que no rompe un plato, eso es lo que simula mi esposa, pero ella en su piel lleva secretos ocultos, excitantes y turbulentos que no se imaginan, es experta en manipular muy bien las cosas a su favor y selecciona cuidadosamente con quien coger, nadie que le pueda representar riesgo.
Ella ha hecho lo que ha querido con su cuerpo y pienso que quienes logran conocerla un poco más, desde el primer momento la han deseado, entre ellos algunos familiares míos y de ella
Desde que se dedicó a la venta de inmuebles, siempre dispuso de su tiempo como quiso teniendo muchas oportunidades para hacer realidad sus deseos, pero con el tiempo fui entendido porque le gustaba la venta de casas o departamentos amoblados y negociar con hombres, ella aduce que son menos complicados, pero conociendo sus intenciones siempre las cosas que imagine, después las confirme.
Al recibir regalos muy especiales imagine que podría haber algo más que el agradecimiento por colaborar en la negociación.
Se preguntarán porque sigo con ella, algunos tal vez lo entenderán y otros lo condenaran, pero muy dentro de mi hay algo que me hace disfrutar verla y escucharla gemir de placer, retorciendo su cuerpo, ya sea conmigo o con otro. Así ha sucedido desde hace tiempo y de esa manera compartimos nuestro matrimonio.
Les hare un recuento de años atrás cuando pienso que se dio su primera infidelidad y de ahí en adelante vinieron otras que descubrí a través de mi espionaje, que terminé disfrutando al ver lo que ella hacía y escuchar después sus mentiras.
Al comienzo de nuestro matrimonio Marina y yo, al no tener hijos, disfrutábamos enormemente viajando y todo lo demás que suele acontecer en una pareja, solos o con amigos y en una oportunidad que nos invitaron a un rancho de sus familiares en las afueras de la ciudad sucedió lo siguiente:
El rancho era muy grande como Marina me lo había descrito, un tío de ella se dedica a la ganadería y pasaba por una buena situación económica disponiendo de bastantes animales. Llegamos en la mañana y fueron muy amables en el recibimiento, Marina cuando era más joven había pasado muchas vacaciones en ese lugar y al parecer le traía buenos recuerdos, para mi simplemente era un rancho bonito y nada más.
Transcurrió la mañana y parte de la tarde, la casa del tío era grande, bonita con varias recamaras donde solían dormir años atrás sus primos, los cuales ya habían crecido y tomado rumbos diferentes, nos asignaron una habitación muy amplia con una vista excelente del rancho.
En la noche disfrutamos la cena y mientras comentábamos sobre actividades para hacer, como ir al arroyo, hacer picnic y otras cosas, alguien llamo al celular del tío y al finalizar nos dijo que debía regresar a la capital, pero en la mañana estaría nuevamente con nosotros.
Terminando la cena llego Roberto, un primo de Marina, quien se sentó a la mesa mientras terminábamos, él bebió un refresco y después de la cena mi mujer y yo nos quedamos conversando los tres, entretanto el tío y su esposa salieron hacia la capital.
Luego salimos al portal a observar la noche y cuando me dirigí al baño, que queda cerca del portal, Marina se permaneció con su primo. Mientras estaba en el baño, comprendí por lo que pude escuchar por una ventana pequeñita, que Roberto y Marina se tenían mucha confianza, él le pregunto:
– Recuerdas cuando jugábamos de niños aquí? –
– Ahh si, ya hace varios años Robertito, pero ya estás bien crecido, casi no te reconozco. Respondió Marina entre risas y con un tono de felicidad.
– Marinita tú también estás bien crecidita, mírate nada más, eres toda una mujer y muy atractiva – Le respondió Roberto con tono coqueto.
– Calma, calma, ahí está mi marido- Dijo Marina-
Decidí tardarme en el baño un poco más de lo necesario intentando descubrir algo respecto a la relación en el pasado entre Roberto y Marina.
– Debes tener muchas admiradoras por aquí – Dijo Marina en tono de broma
Roberto se rio, y a continuación le respondió…
– No, no muchas, en cambio tu estas tan hermosa, que te quisiera comer ya, jajaja
Eso ultimo ya fue muy insinuante y continúo…
– ¿Quieres ir al granero para que recuerdes viejos tiempos?
Marina se rio y le respondió, Buen intento, ¿pero en el granero que hay de nuevo?
– Robertito que hay en el granero que me quieras enseñar?
– Vamos Marinita hace mucho que no te veo –
E interrumpiéndolo Marina le dice…
– ¿Hace mucho tiempo que no me ves, ¿cómo? desnuda? – Jajajaja.
– Éramos niños Marinita pero ahora somos adultos, además en ese tiempo no estabas formadita como ahora- Le respondió Roberto intentando convencerla
– Mira Roberto- Le dijo Marina en tono cortante
– Ya soy una mujer casada, cuando éramos niños solamente era curiosidad, las hormonas estaban muy alborotadas, pero ahora vengo con mi marido.
– Entonces si te gustaría? – Le dijo Roberto insistiendo
– Que te puedo decir- Le dijo Marina…
– Déjame pensarlo porque tonta no soy, sé lo que quieres, pero me da miedo que me vaya a gustar, nunca lo he hecho desde que me case.
– Además mi marido tiene una verga enorme y no creo que vayas a poder estar a la altura de él.
Esto último que dijo Marina, me hizo sentir halagado.
Pero todo se vino abajo (risas) cuando Roberto le dijo…
– Ah sí?, ¿quieres ver lo que tengo aquí para ti Marinita?
– Estas loco, como crees, mi marido podría salir en cualquier momento- Dijo ella en tono de desaprobación.
– Segura? – Le dijo Roberto persuadiéndola
– Bueno, haber enséñame que tienes y te diré – Le respondió Marina
Pasaron unos segundos en silencio cuando escuche que Marina se expresaba con asombro diciendo…
– No, no puede ser Roberto, que es esa cosa, pareces un burro- Esto último ya en murmullo y con tono de asombro.
– Vez Marinita no solo tú has crecido, yo tambien- Le dijo Roberto.
Mi imaginación estaba creando el escenario de la plática de Marina y su primo Roberto, así que demore en bajar la palanca del retrete para seguir escuchando.
Finalmente salí esperando encontrar a Roberto con su verga de burro fuera de sus pantalones como había dicho Marina, pero no los atrape como imagine, si note algún nerviosismo en Marina, pero Roberto estaba como si nada.
Mas tarde Roberto se fue a su habitación diciendo… espero disfruten la estancia, mientras miraba a Marina fijamente a los ojos y con una ligera sonrisa djo…–Deberías recorrer el rancho antes de irte, te sorprenderás como ha cambiado desde la última vez que viniste.
Marina igualmente sonriendo le respondió:
– Estoy segura que me gustará Roberto, pero ya veremos, por ahora iremos a descansar.
Pude notar esa complicidad entre ellos, en su juego de palabras y a la vez algo de coqueteo. Marina y yo nos fuimos a nuestra habitación y para buena o mala suerte la habitación tenía una vista sensacional.
Marina se desvistió dejando ver su hermoso, delicado y suculento cuerpo.
Ella tomo de su maleta un pequeño pijama semitransparente que solía usar en casa, tan corto que con solo agacharse podría verse sus nalgas, arreglo su cabello con una liga sujetándolo y paso a acostarse a mi lado no sin antes quedarse unos segundos frente a la ventana apreciando el paisaje.
Mientras ella hacia esto note como se acariciaba una de sus tetas y con la otra mano su vientre, ¿qué pasaría por su mente en ese momento? Creo que eso nunca lo sabré, pero su plática con Robertito, como ella lo llamaba, me seguía dando vueltas en la cabeza.
Intente excitarla mientras estaba a mi lado para que me diera las nalgas, pero me dijo que quería descansar, por mi parte no estaba tan cansado, entonces me limite a aceptarlo y me quede dormido.
No sé qué hora seria, cuando un pequeño ruido rompió mi sueño, fue un golpe en la ventana, abrí los ojos intentando descubrir que era, sin obtener resultados, justamente cuando trataba de recuperar el sueño volví a escuchar otro golpe en el cristal y justamente cuando pensé en incorporarme en la cama Marina lo hizo primero, entonces preferí quedarme inmóvil.
Ella estaba dándome la espalda y vino otro golpe que hizo que ella se sentara en la cama. Luego se levantó y se asomó, yo con los ojos entreabiertos, vi que giro la cabeza para observarme y saber si estaba dormido. A continuación, hizo una seña con su mano, volvió a mirarme y lentamente se dirigió a la puerta. La abrió salió y suavemente la cerró.
Esperé un minuto, me levanté y vi a través de la ventana a Roberto caminando alrededor de la casa. Salí de la habitación y en silencio me acerque hacia donde escuche murmullos y lo que capte fue el encuentro entre Roberto y Marina, ella estaba parada frente a él con ese pijama corto y transparente sin siquiera mostrar la menor vergüenza.
– Estas loco, como crees, mi marido está durmiendo- Fue lo que escuche que Marina le decía.
– ¿Marinita, quieres ver el granero para que te convenzas como cambio? – Le decía Roberto mientras la tomaba del brazo Y le acercaba la mano de Marina a su verga
– Vamos al granero, yo te enseñare lo que se siente ser una verdadera mujer- Le decía Roberto.
Al mismo tiempo con la otra mano le acariciaba las tetas.
Marina le retiro las manos de sus tetas al tiempo que se giraba y decía…
– Como se te ocurre- En tono enérgico.
Pero cuando ella intento zafarse, él la tomo de la cintura y la jalo presionando sus tetas contra él, manteniendo pegados sus cuerpos.
Él comenzó a besar su cuello, ella forcejeo un poco intentando retirarse y queriendo quitar las manos de Roberto de su cuerpo, pero poco a poco fue cediendo ante la fuerza de Roberto.
– Robertito me estas excitando suéltame – Susurro al tiempo que ladeaba la cabeza mientras que Roberto, besaba su cuello.
Roberto no obedeció y siguió explorando su cuerpo al tiempo que desesperadamente le estrujaba los senos.
– Robertito, vas a hacer que se me paren los pezones– Decía ella- Mientras Roberto continuaba besándola como podía.
Él paso una de sus manos por debajo del pijama deslizándola entre sus piernas, que ella voluntariamente separó.
Aquella escena era impactante, sentí como la sangre hervía y corría por mi cuerpo. Llegué a pensar que estaba soñando, pero no, aquello era real y estaba sucediendo a tan solo unos metros de mí posición.
Marina había cedido por completo a los deseos de Roberto, ya no había forcejeo, estaba entregada y no veía indicio de ella por quererlo detener.
– ¿Entonces, quieres ir al granero Marinita? – Dijo Roberto mientras bajaba los tirantes del pijama dejando los senos de Marina al descubierto.
– No- Dijo ella mientras se deslizaba su pijama por su cintura, piernas y terminaba en el suelo.
Ella camino hacia donde se encontraba la sala saliendo de mi campo de vista, y Roberto la siguió.
Ya no había susurros, ni murmullos, el vestido de Marina había quedado tirado en el suelo. Mi esposa estaba desnuda, desnuda en la sala con otro hombre, yo estaba petrificado escondido, sin saber que hacer, por mi mente se repetía la escena que acaba de ver, una y otra vez.
Un ruido me saco de aquel trance. Y enseguida otro y otro y otro más, eran pequeños gemidos, gemidos de placer, fue lo que pensé. Decidí acercarme y esos gemidos ya no eran tan pequeños como los que había escuchado antes, me asomé más.
Lo que mis ojos vieron fue: Marina estaba en el sillón sentada con las piernas abiertas, Roberto tenía su cabeza entre sus piernas, el se movía desesperadamente, ella levantaba sus piernas dejándolas en el aire, recostada en el sillón acariciando los cabellos de Roberto, la luz de la luna entraba por la ventana dejando ver como sus senos bailaban y se movían al ritmo que Roberto succionaba su vagina, aquella escena duro no más de cinco minutos.
Luego ella lentamente bajo las piernas cuando Roberto se retiró de su vagina, ella se incorporó y él se sentó en el sillón, ahora ella arrodillada en el suelo quedando sus nalgas a la vista se inclinaba para devolverle el favor a Roberto, moviendo frenéticamente su cabeza de arriba a abajo mientras le mamaba la verga a Roberto.
Ella sujetaba su verga con ambas manos al tiempo que se podían escuchar, los ruidos de su boca cuando la verga de Roberto entraba y salía, por momentos dejaba de mamar y con ambas manos le realizaba caricias, para posteriormente volver a inclinar su cabeza y seguir su mamada.
Mientras ella hacia esto, hubo momentos que se ahogaba con la verga de Roberto al querer introducirla más de lo que le cabía. Sus nalgas se movían al ritmo que su boca. El tiempo que hizo esto fue casi el doble de lo que Roberto había estado entre sus piernas.
Ella se incorporó y se subió al sillón, limpiándose la boca con el antebrazo.
– Casi me ahogo – Dijo ella, mientras reía con un tono de excitación.
¿Acaso no te acordabas de mí, se te olvidó el pasado? Dijo Roberto
Y a continuación se subió sobre Roberto y pasando su mano por detrás de sus nalgas coloco la verga de Roberto a la entrada de su vagina y lentamente se sentó sobre ella haciendo que la penetrara hasta la raíz y cuando toco fondo ella soltó un gemido.
Se quedó inmóvil unos segundos, y a continuación comenzó a moverse de arriba a abajo, arqueando la espalda. Roberto la tomo de la cintura y lentamente el movimiento fue incrementándose hasta que se podía escuchar el golpeteo de las nalgas de Marina contra las piernas de Roberto, los gemidos de Marina fueron constantes, unas veces fuertes y otros bajos.
No me había percatado por estar observando aquella escena, que mi verga se había puesto dura, y una sensación de humedad sentí en mi pantalón, no comprendía mi actitud, pero me había excitado ver a mi mujer follando con su primo, era algo extraño.
Los gemidos de Marina, eran gemidos de placer. Mi cabeza no procesaba al cien por ciento lo que sucedía.
En un momento Marina me regreso a la realidad, dejó de moverse, y se bajó de la verga de Roberto, y por primera vez pude ver aquella enorme verga, era muchísimo más grande que la mía, no sé cómo le había entrado toda en la concha a Marina. Ella lo levanto tomándolo de la mano, él la tomo por la cintura y bajo su cabeza a la altura de sus tetas, y dejo que él se saciara con esos hermosos senos, jugando con uno y otro. Como si no supiera cual elegir.
– Eso, eso, así mámame las tetas- Decía ella repetitivamente.
– Te gustan? – Le decía ella entre jadeos
– Te gustan mis teticas? –
– Así, así, parame los pezones-
– Chúpamelas- Decía ella entre jadeos y pequeños gemidos de placer.
Se volteo y empinando sus caderas le ofreció a Roberto sus nalgas a la altura de su verga, meneaba el culo invitándolo a tomarla, el sin musitar palabra la tomo de la cintura y mojando su verga con saliva metió su verga entre sus nalgas de Marina hundiéndosela en lo que a mi parecer era su vagina.
– Mmm- Exclamo ella.
– Así métemela toda–
– Hasta el fondo burrito- Decía ella entre gemidos y jadeos
– Soy toda tuya–
– Tómame como tu burrita-
– Se me están hinchando las tetas- Decía mientras Roberto incrementaba la fuerza con la que la penetraba
Las nalgas de Marina golpeaban duramente contra la pelvis de Roberto, y sus senos colgando se movían al compás de las penetradas.
– Más duro burrito–
– Así, más duro-
– ¿Te duele? –
– No, no, me gusta, métemela toda – Decía Marina, mientras estaba empinada y dócilmente entregada a Roberto.
Roberto comenzó a jadear y utilizo lo que me pareció todas sus fuerzas para darle placer a Marina.
Por momentos llegue a pensar que la lastimaría, cuando coloco una de sus manos en la nuca de Marina para inclinarla y luego él tomo de la cintura.
– Acábame dentro, quiero recibir tu semen, le dijo ella-
– Por favor acábame dentro, creo que voy a gritar, no aguanto más–
Marina le suplicaba, sin darse cuenta que sus gemidos eran lo suficientemente fuertes acompañados del golpeteo de sus nalgas contra la pelvis de Roberto.
– Lléname, lléname, lléname- Repetía Marina
Mientras Roberto ahogaba sus gemidos, y penetraba duramente a mi esposa.
Lentamente se fue deteniendo, y los gemidos de Marina fueron cesando, quedando únicamente jadeos de cansancio.
El exploto dentro de mi esposa, y permanecieron pegados por un par de minutos y luego ella se separó aun jadeando.
– No lo puedo creer, me dejaste escurriendo – Le dijo Marina mientras se agarraba la vagina.
¿Eso era lo que querías verdad? Igualmente jadeaba de cansancio.
– Marinita te dije que te iba a gustar- Le dijo
– Si, tranquilo aquí no pasó nada- Le respondió ella mientras él seguía jugando con sus senos.
– Aplácate, Roberto, estoy exhausta- Le dijo ella mientras se retiraba.
Inmediatamente y sin pensarlo fui directo a la recamara, entre y me acosté. No pasaron más de tres minutos cuando la puerta se abrió.
Marina fue al baño y al salir se recostó a mi lado, sentí su cuerpo caliente, su aroma de sexo, olía a semen, sentí el sudor de su piel, la adrenalina me había hecho olvidar que mi verga estaba parada y dura, coloco sus nalgas frente a mí y al sentir mi erección, comenzó a mover sus nalgas contra mi bóxer y con una de sus manos sacó mi verga.
– ¿Amor, estas dormido? – Me preguntó.
Yo no respondí, y siguió moviendo sus nalgas contra mi verga y lentamente fue acomodándola entre sus nalgas, al punto que sentí la humedad y lo resbaloso, era raro percibir el semen de Roberto, pero pronto se me olvido y sentí que mi verga se hundía entre sus nalgas perdiéndose dentro de su vagina, ella siguió moviendo sus caderas, hasta que no pude más y tomándola de la cintura la penetraba deslizándose mi verga fácilmente en su vagina, estaba caliente, húmeda, y con mis movimientos comencé a escuchar los gemidos de Marina.
– Estas muy húmeda- Le dije
– Amor, es que tuve un sueño contigo que me despertó, por eso estoy así–
Sus palabras sonaban tan sinceras y sin sensación de mentira que de no ser por lo que había visto le hubiese creído.
Finalmente termine y su vagina quedo llena de mi semen y del de Roberto.
– Buenas noches mi amor- Dijo ella mientras se acomodaba para dormir.
– Buenas noches- Le respondí.
Y quedamos profundos.
Estuvimos durante una semana en aquel lugar, y en ese tiempo Roberto la invito varias veces al granero, pero ella se negaba, hasta que una tarde después de almorzar yo dije que iba a dormir un rato, pero me quedé en alerta para ver qué pasaba con ellos y después que mi esposa entro a la habitación y reviso que yo estaba dormido, salió.
Espere un par de minutos, y me levante a observar por la ventana hacia el lugar donde está el granero y note que Roberto salió de detrás de unos árboles y entro al granero, luego por el mismo camino apareció mi esposa y tras mirar hacia la casa, abrió una puerta pequeña del granero y entro. Tenía muchos deseos de verlos coger, pero no sabía cómo podía entrar al granero sin conocerlo y encontrármelos a ellos de frente, entonces me quede en la habitación imaginando como Roberto se la estaría cogiendo. Estuve observando tras la cortina y más de media hora después apareció mi esposa caminando hacia la casa y cuando ella estaba cerca volví a acostarme y simulé estar profundo.
Cuando supuestamente desperté, ella se encontraba sentada al borde de la cama, le pregunté que había hecho durante el tiempo que estuve durmiendo y me dijo descaradamente, aquí a tu lado velando tu sueño.
Definitivamente comprendí que no podía creerle nada y decidí disfrutar la excitación que me producía verla coger con otro. Roberto le abrió los deseos para que ella después lo hiciera muchas veces más. Al saber lo que me esperaba creí que lo mejor era no tener hijos y afortunadamente resulto que Marina era estéril no pudiendo quedar embarazada y de allí en adelante busque medios de verla coger utilizando todos los recursos de la tecnología en videos. Instalé cámaras para saber que acontecía cuando tenía que viajar por trabajo y la última vez la pude ver en directo desde mi celular fue el jueves pasado.
Yo regresaría hasta el sábado y estando en el hotel me puse a observar el celular conectándolo a las cámaras instaladas en la casa, eran las siete de la noche y observe que Marina salía de bañarse con una toalla enrollada en el cabello y otra al cuerpo y luego se despojó de la toalla atada al cuerpo para terminar de secarse.
La verdad ella tiene un cuerpo armonioso y sus senos se conservan en su lugar. Imagine que se pondría su pijama y se iría a dormir, pero cuando fue a su closet y comenzó a sacar una lencería hermosa de encaje, luego una minifalda y más tarde una blusa semitransparente, medias de liguero y zapatos de tacón, esto me quito el deseo de irme a dormir y me dedique a ver el espectáculo. Una vez termino de vestirse se miró al espejo y pasó al maquillaje y peinado.
A continuación, camino hasta la sala saco del bar una botella de tequila, dos copas, sirvió una para ella y enseguida la bebió. Se sentó y se puso a revisar su celular durante una media hora, tiempo durante el cual yo estaba intrigado a quien estaría esperando.
Finalmente sonó el timbre, ella se levantó, acomodo su falda, su peinado y camino hacia la entrada, la cual quedaba fuera de mi vista. Yo seguí viendo la pantalla de mi celular expectante por saber quién era el personaje y lo que jamás imagine fue ver a Alejandro, el gerente de la empresa donde yo trabajo. No salía de mi asombro y llegue a pensar que la razón de mis viajes era ideada por él para tenerme lejos y poderse follar a mi esposa.
Cuando se sentaron en el sofá, Marina se acomodó cerca de él y desde luego comenzaron los elogios mutuos, el diciéndole lo hermosa que estaba y ella manifestándole su elegancia de siempre. Pronto Marina le ofreció una copa de tequila y sin mucha espera la bebieron. A continuación, tuvieron una conversación intrascendente sobre el trabajo de ella y luego, él le manifestó que desde la fiesta de cierre del año anterior deseaba locamente volverla a ver, y recién cuando se enteró que el área de mercadeo, tenía un plan de promocionar la empresa a través de sus ejecutivos, dentro de los cuales estaba yo, comenzó a pensar en esta posible reunión.
Ella le dijo estar encantada que él hubiera tomado la iniciativa ya que no se vería bien que una mujer casada fuera la que diera el primer paso para esto.
Él le conto que lo había pensado muchas veces porque no sabía si ella iba a aceptar la reunión y le preocupaba la reacción que pudiera tener, quizás me contara el asunto y yo creara un escándalo en la empresa, pero afortunadamente había encontrado la discreción de ella.
Después vinieron más copas, chistes picantes, indirectas muy directas y las caricias de él en el cabello de ella, luego en su cuello y más tarde la cercanía de sus bocas los llevaron a un beso prolongado que poco a poco fue más erótico cuando vinieron las caricias de Alejandro en todo el cuerpo de mi esposa y al tomarse confianza, él empezó a soltar los botones de su blusa, apareciendo su hermoso sujetador de encaje, que luego de él admirarlo, lo soltó para dar paso a la libertad de las preciosas tetas de mi esposa.
Comenzó a mamárselas, quedando prendido de ellas como un niño y pasaba de la una a la otra. Ella se dejaba llevar y pronto la minifalda recogida de mi esposa permitió ver su panty al cual llego la mano de Alejandro para correrlo hacia un lado quedando a la vista la concha de Marina, totalmente depilada. El comenzó a mover sus dedos dentro y fuera de la concha de Marina y ella respiraba agitadamente.
Ella animada llevo su mano al pantalón de Alejandro para comenzar a acariciar su miembro por encima pero luego él le facilito las cosas, se levantó para despojarse del mismo, quedando desnudo de la cintura para abajo, apareciendo un miembro de buen tamaño no tanto como el de Roberto. Cuando él se sentó a su lado ella lo tomo con la mano e inclinándose empezó a darle una mamada de antología. Al tiempo que lo metía hasta el fondo de su boca, por momentos para descansar le bañaba el miembro con saliva y con la mano lo masturbaba.
El decidió detenerla y cambiando se arrodillo frente a ella, le quito el panty y comenzó una sesión de sexo oral que la llevo a disfrutar de un estruendoso orgasmo, y estando recostada contra el sofá movía su cabeza de un lado al otro disfrutando su excitación.
Pero esto no fue gratis, Alejandro sabía lo que deseaba y después de dejarla reponer de su orgasmo continuo en medio de las piernas de Marina y acercando su verga a la concha de ella hizo que Marina la tomara con su mano y comenzara a moverla a todo lo largo de su sexo para lubricarla con sus flujos y cuando lo creyó prudente, la dejo en el sitio exacto de entrada.
Alejandro muy caballeroso la fue penetrando, alabando lo delicioso que se sentía entrar en su intimidad. Ella en ese momento tratando de cuidar su dignidad le hizo prometer que nadie se enteraría de esta reunión y si era así podrían volverse a ver cada vez que me enviaran a viajar.
Él le prometió que cumpliría su promesa de silencio y siguió adelante con su penetración. A continuación, el mete y saca necesario se extendió por varios minutos hasta que Marina comenzó a gemir pidiéndole que la follara con fuerza y el muy condescendiente la tomo de las caderas y se comenzó a escuchar el choque de sus cuerpos y los gemidos de ella, diciendo… hay Alejo que rico, sigue, sigue, me encanta tu verga, métela más a fondo y él se esmeraba por complacerla hasta que ella soltó un fuerte gemido señal que había alcanzado su orgasmo, pero el continuo hasta llegar al límite del clímax y estando cerca a llegar, ella le dijo… quiero que te corras dentro, hazlo, hazlo, por favor y cuando él lo hizo, ella dijo… uhmmmmm que rico, maravilloso.
Y él el confirmo… si, cierto, fue espectacular. Se quedaron pegados por un par de minutos besándose efusivamente. Creí que allí terminaría la fiesta porque sabía que Alejandro era casado y debía regresar a su casa, pero tras varias copas más. Ella le pregunto si le gustaría follarle el culo. Él le respondió que siempre lo había deseado, pero que su esposa no lo aceptaba.
Entonces aprovecha, aprovecha los flujos de mi concha y tu semen para lubricar mi culo, le dijo ella y dándose vuelta le ofreció sus nalgas y el de inmediato se acomodó para iniciar la faena, al principio le costó trabajo por su falta de práctica, y terminaba metiendo su verga en la concha de Marina, hasta que ella lo ayudo y poco a poco su verga se perdió en el culo de ella. Enseguida el suspiro y dijo… ¿Guauuuuuu que delicia?, creo que me tendrás detrás de ti a diario pidiéndote que me dejes follar tu culo.
Él inicialmente comenzó a mover su cadera, pero luego fue ella la que continuo con movimientos de su cuerpo hacia adelante y atrás chocando sus nalgas contra la pelvis de Alejandro, y él estático, miraba hacia abajo como entraba y salía su verga del culito de Marina y no paso mucho tiempo cuando él dijo… no aguanto más, me voy a correr.
Ella le manifestó… hazlo, llena mi culito con tu semen y me harás feliz. Y después de ver todo esto no tuve otra opción que masturbarme para bajar mi erección que no pude soportar más.
Después de ese día me han programado cuatro viajes y en todos ellos seguramente Alejandro se estará follando a mi esposa.
Hermano, que dicha la tuya. Tienes mucha suerte. Tener una mujer así. Yo sueño con que mi esposa sea así. Te envidio.
asi es amigo.
Una lastima que no hayas podido verla en la segunda vez con roberto