MI ESPOSA Y SU INSTRUCTOR DEL GIMNASIO
Mi esposa tiene una amiga que se llama Hayde que entrena regularmente en un gimnasio y hablando con mi esposa la convenció que se afiliara e hiciera ejercicio dirigido y le consiguió una invitación especial para conocer el gimnasio, el sitio queda cerca a nuestro departamento, y mi esposa me comento.
Mi esposa tiene una amiga que se llama Hayde que entrena regularmente en un gimnasio y hablando con mi esposa la convenció que se afiliara e hiciera ejercicio dirigido y le consiguió una invitación especial para conocer el gimnasio, el sitio queda cerca a nuestro departamento, y mi esposa me comento el tema y a mí me pareció que eso era muy bueno para su salud. Ella compró el atuendo necesario para hacer los ejercicios y los primeros días asistió en horas de la mañana acompañada de su amiga, ella mencionó que en ese horario la mayor parte de asistentes eran personas de edad similar a la de ella, señoras de entre cuarenta y cinco y cincuenta años y una que otra más joven, hombres muy pocos, ya que ellos generalmente asisten en la tarde noche.
Durante el primer mes salía de casa a las once de la mañana y regresaba después del mediodía, pero con el paso del tiempo comenzó a regresar más tarde. Un día le dije, estás haciendo demasiado ejercicio, pero ella me respondió…no, lo normal solo que me quedo con mi amiga y otras señoras en una cafetería tomando un café o un refresco y esto me pareció normal.
Ella ya llevaba tres meses asistiendo al gimnasio, pero un día la escuche que le comentó a una amiga por teléfono que estaba asistiendo al gimnasio pero que tenía un malestar de la cintura para abajo, pero según el instructor era normal por haber dejado de hacer ejercicio desde hacia tiempo. Pero sobre sus dolencias ella no me había comentado nada, salvo que la había notado distanciada en la intimidad. Pero pensé, quizás cansancio por el ejercicio.
Sin embargo como todo sale a la luz cualquier día, en una reunión de hombres compartiendo unas copas, uno de ellos comento sobre los gimnasios y menciono que su esposa le había contado que en ese gimnasio donde ella asistía los instructores, que eran jóvenes de alrededor treinta años y con cuerpos atléticos, seducían a las asistentes novatas y alguien le pregunto cuál era el gimnasio, él dijo, no sé el nombre pero queda en tal dirección, la dirección coincidía con el gimnasio donde asistía mi esposa.
Entonces atando cabos, sitio y malestar de mi esposa en su cuerpo, decidí investigar que pasaba y fui al gimnasio. Entrar no era tan fácil, tenía que ser invitado o estar inscrito para pasar el control de huella de la entrada. Como no era costosa la inscripción me afilié y asistí sin comentar nada con mi esposa. Guarde el atuendo de ejercicio en el auto y cuando llegaba al gimnasio me cambiaba, además usaba una gorra y gafas neutras que cambiaban mi aspecto. Investigue todo lo que tenía el gimnasio, sitios de ejercicio, pesas, aeróbicos, baños, cuarto de mantenimientos y salón de instructores.
Llegue media hora antes que mi esposa y me dedique a hacer cualquier ejercicio dirigido y cuando ya era la hora que ella llegara me cambie a una bicicleta estática, donde podía inclinarme para no dejar ver mi cara y tener una visión panorámica del primer y segundo piso. Donde más comenzaron a ubicarse señoras a hacer ejercicio fue el primer piso. Con el tiempo iban cambiando de ejercicios a pesas y algunas pasaban a aeróbicos pero mi esposa estuvo más que todo en ejercicios.
Uno de los instructores dejo al grupo haciendo ejercicio y subió al segundo piso al salón de instructores, yo me agache para que ni siquiera me saludara. Faltaban como quince minutos para completar la hora de ejercicios cuando vi que mi esposa subió al segundo piso, pero no fue a los baños sino al salón de instructores y entro sin ningún problema.
Al medio día la gente sale a almorzar y baja el nivel de asistentes, instructores y personal de mantenimiento del gimnasio, pasadas las doce del día ya se habían ido casi todos los usuarios, cuando de repente vi que mi esposa salió del salón de instructores y entro al baño de mujeres y dos minutos después el instructor entro al baño de mujeres. Era evidente que entre ellos estaba pasando algo y decidí ir al baño de hombres que está pegado al de mujeres pero la separación no llega totalmente al techo, de manera que se escucha todo lo que pase al otro lado, mi curiosidad se disparó, mis sentidos se pusieron muy alertas cuando escuche la voz masculina del instructor que casi en susurro decía, te gusta mi amor, casi al instante, la voz de mujer muy conocida por mi le respondió, huy sí, mucho, que rico se siente.
Un corrientazo recorrió todo mi cuerpo y a la vez una sensación de morbo muy fuerte, sigilosamente me quede escuchando las voces, evidentemente, era mi esposa, desde mi lugar podía escuchar claramente todo, estaba muy ansioso por verlos, los gemidos de mi esposa comenzaron a ser constantes, por lo que escuche sin duda ella estaba recibiendo sexo oral, pues así se pone ella en esas circunstancias, durante casi cinco minutos la escuche gemir y decir cosas eróticas.
De pronto él le dijo, ahora dame sexo oral bien rico, entonces ella exclamó, huy, que rica verga tienes hoy, y él le contesto, mejor que la de tu marido?, a lo que ella respondió, huy si, la de él es más pequeña y más delgada, un gemido profundo de él y los sonidos de una mamada fuerte me excitaron mucho, entonces él dijo, métetela toda, después de un sonido de chupón ella respondió, no me cabe, recuerda que es muy gruesa y no me cabe en la boca y él muy excitado le respondió, bueno, pero ya sabes dónde te cabe toda, ella no dijo nada, yo estaba desesperado por verlos, la única forma era pararme en la tasa del baño, esperando que no se rompiera. Arriesgándome a ser descubierto, me fui levantando muy lentamente buscando donde estaban ellos, cuando divisé a mi esposa arrodillada frente a él mamándole la verga lo poco que le cabía en la boca, mi corazón casi se salía de mi pecho, mi verga estaba que estallaba de la excitación
Luego ella se levantó, Tenía la trusa recogida en las rodillas, y él comenzó a intentar penetrarla pero no podía de frente, entonces la hizo girar y quedando él a su espalda la hizo inclinar recostándose con sus manos en la pared pudiendo yo ver su deliciosa concha como siempre muy bien rasurada y brillaba por su lubricación y parte de la saliva del instructor, entonces de repente, él la tomó por las caderas dirigiendo su verga a la concha de mi esposa y cuando él la penetro ella exclamo, huyy, pasito, hazme pasito, recuerda que la tienes muy grande y en estos días he sentido malestar en el bajo vientre.
Él comenzó a moverse suavemente mientras la sujetaba por las caderas, los brazos de mi esposa estirados se apoyaban contra la pared mientras él la envestía cada vez con más fuerza, los gemidos de ella eran profundos y fuertes, por momentos entrecortados, sin duda él tenía una verga bastante grande, además era bien acuerpado, a ella le han atraído hombres así y pasaron unos quince minutos, cuando ella dejó escuchar que estaba disfrutando un fuerte orgasmo, en ese momento él la penetro más fuerte, el golpeteo de sus cuerpos me produjo una excitación alucinante, entonces de repente él exploto dentro de ella respirando agitadamente.
Cuando él se retiró de la concha de mi esposa, los dos estaban frenéticos y comenzó a fluir el semen que él le había dejado dentro hacia un par de minutos y él le alcanzo un papel higiénico para que ella se secara
En medio de toda esa excitación, reaccione y aproveche paras salir furtivamente del baño, me dirigí a la bicicleta estática con las piernas temblando por la excitación, eran los 12 y 30 minutos, normalmente todos deberían estar fuera del gym a las 12.
Ella un poco excitada aún, se despidió de su amigo, ahí pude verlo bien, la verdad el tipo tiene buena presencia, como diría mi esposa.
Luego baje al parqueadero, me cambie y me fui para la casa al llegar mi esposa aún estaba con su trusa que se le paga al cuerpo como una segunda piel y al saludarnos la recosté contra la pared y acariciándole la concha le dije eres una putica muy arrecha y por eso te adoro, muy sorprendida me dijo, porque me dices eso, yo la bese y le respondí, por la culeada que te acaba de dar con tu instructor, ella abrió desmesuradamente los ojos y me dijo perpleja, tú estuviste mirando?, si, respondí, note que se puso muy colorada y dijo, ay mi amor que pena.
Tranquila le dije, quiero que sepas que me excito mucho ver lo puta que te portaste con él, en ese momento me abrazo sin decir nada y nos fuimos a la habitación y no me aguante y la desnude por completo, le di una de mis mejores cogidas disfrutando de una sesión de sexo espectacular durante algo más de media hora, fue tremendamente placentero follarla después que estuvo con su instructor.
Al terminar hablamos y me confeso que lo que había hecho fue solo por curiosidad, porque su amiga le había contado que había estado con ese instructor y la había pasado muy bien, pero creo que tiene una verga enorme que no es para mi y por eso he estado con malestar en mi bajo vientre.
Le dije, quizás esas folladas con tanta incomodidad te han maltratado, además sin una buena lubricación no puede ser placentera, por eso si quieres volver a disfrutar la verga de tu instructor invítalo aquí y cuando el venga yo me escondo, follas con él en total comodidad y quizás así él no te maltrate con su enorme verga y yo disfrute veerte follar y gemir como lo hiciste hoy pero seguramente mejor.
Su respuesta fue, voy a hablar con el instructor y te aviso.
Y luego hablando con más tranquilidad y confianza le pedí me contara como había llegado a eso y me respondió que a través de su amiga, un día hablando temas de mujeres ella estando en el gimnasio me dijo… ves aquel instructor, si le respondí. Ese instructor esta superbién dotado, ¿Verdad? Le respondí. Y ella dijo…Si super bien dotado.
¿Y cómo lo sabes?
Hace un año cuando yo comencé a hacer ejercicios aquí una amiga me conto y yo por curiosidad lo busque y estuve follando con él como tres meses, pero después me aburrí porque es super incomodo tener sexo aquí en el gimnasio y el jamás me invito a un motel y yo tampoco lo hice, además, no quería que se enterara mi esposo. Fue una aventura y pasó.
Bueno pues ahora tu tendrás la posibilidad de invitarlo aquí y disfrutar todo lo que quieras.
Al tiempo estaba pensando como poderlos ver y la solución fue la cámara de vigilancia que tengo conectada a mi celular y la traslade a la habitación.
Al día siguiente, ya no volví al gimnasio y recibí una llamada invitándome a continuar en beneficio de mi salud, dije que sí pero mi interés ya estaba solucionado.
Al día siguiente, mi esposa cuando regresó del gimnasio me dijo que había invitado al instructor a almorzar el viernes, que le había advertido que sería algo sencillo y él había aceptado. Le propuse a mi esposa, que antes que ella regresara del gimnasio yo pedía una pizza y unos refrescos para que ella aprovechara muy bien el tiempo con él.
Es más, hasta le propuse que le dejaba en la nevera una botella de vino y un par de copas para motivar el encuentro.
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