Mi historia
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Me llamo Mari, soy española, tengo 32 años, tengo dos hijos, uno de mi pareja anterior y otra con mi actual pareja.
Jose, que así se llama mi pareja, me trata muy mal, al principio de la relación me levantó la mano un par de veces y ahora sus ataques son psicológicos, mi auto estima esta por los suelos, al punto tal que no quiero salir de casa, ya que me tiene convencida que soy el ser mas feo que hay sobre la tierra.
Frente a casa vino a vivir un señor argentino, mayor que nosotros, pero tiene un estilo muy peculiar, es un hombre de cabellos largos, barba mas abajo del pecho, esta lleno de tatuajes, parece el típico motero de las pelis, bueno, así es Eduardo, que de echo tiene una tremenda moto.
Empezamos cruzando algunos saludos, hasta que un día Eduardo vino y nos invitó a tomar unas cervezas en su casa, así empezamos a hacernos amigos, y enseguida notó como me trataba mi pareja.
Muchas veces le llamo la atención a Jose por su forma de tratarme, me sentía defendida por ese hombre, siempre tiene un piropo para mi, me siento muy bien a su lado, hasta que la confianza fue creciendo, y le conté algunas cosas.
En mi cumpleaños, fue el único que me trajo un presente, aparte una torta para que sople las velitas, eso me hizo mucha gracia.
Mi hija pequeña tiene problemas de respiración, por eso fumamos en el lavadero, y mientras mi pareja hablaba con no se quién por teléfono, Eduardo y yo salimos a fumar, empezamos a hablar de mi situación, y me puse a llorar, Eduardo me dio un abrazo tan tierno, que sin poder evitarlo, lo bese en la boca, nos miramos y volvimos a besarnos, sentí como metía su lengua en mi boca y su mano acariciaba mis nalgas, a los cual yo respondí a su beso con mi lengua y dejaba que me acaricie el culo.
No pudimos seguir, ya que mi pareja estaba en el salón, muy cerca de donde estábamos.
Siempre que nos encontramos con Eduardo en la calle o donde sea, que no haya nadie mirando, nos damos un pico, "cuando voy a poder disfrutar de este hermoso culo", me dice, dándome una palmada en las nalgas cuando él sigue su camino y yo el mio, "ojala que pronto", le respondo y me voy sonriente.
Ese hombre me hace sentir muy bien, lo que no ocurre con mi pareja, he estado mil veces a punto de separarme de él, pero en el fondo le tengo lástima, y siempre lo perdono, se que soy una tonta, como me dice Eduardo, que con lo linda que soy, podría tener a un hombre a mi lado, que me trate como me merezco, que me quiera, pero no se que me ocurre con Jose, que no puedo dejarlo.
Siempre que Eduardo esta en casa, busco el momento de estar a solas con él, y morrearnos a gusto, me encanta que me meta la mano dentro del pantalón y me apriete las nalgas, restregarme contra su polla dura, pero no me atrevo a hacer mas nada que eso por miedo a que mi pareja se de cuenta.
"Que hermoso culito que tenes, cuando lo voy a poder lamer antes de hacerlo mío", lo escucho que me dice cuando iba por la calle a hacer las compras y no me di cuenta que venía detrás mio, me volteo sonriendo, y nos dimos un pico, "cuando vas a ir a casa así pasamos un buen rato?", me dice Eduardo, pasando su mano por mi culo, "no, acá no que nos pueden ver", le dije, haciendo que deje de tocar mi culo, "es que no puedo, no vez que Jose no me deja salir a ningún lado?", le dije, dejando que me coja la mano, "pero Mari, que haces con un pelotudo como ese, si es un tarado tu novio", me dice en tono enojado, yo no le respondo, solo agacho la cabeza y le acaricio los dedos de su mano con los míos.
Una noche, habíamos tenido una discusión tremenda con Jose, al punto que llamé a la Guardia Civil y cuando vinieron él se había ido, me dijeron que no le abra la puerta a nadie, que si volvía que los llamase de nuevo, yo tenía miedo, porque Jose es muy violento cuando se pone loco, y lo llame a Eduardo.
Él enseguida se cruzo, ya que vive enfrente a mi casa, entre lagrimas le conté lo que me había pasado, y me dijo que si quería se quedaba toda la noche conmigo, cosa que yo acepté de inmediato, ya que se que Jose no se atreve con él, por su tamaño y que mi pareja, con los hombres es un cobarde.
Yo acosté a mi hijo mayor, que tiene 6 años, a mi hija de 2 años y me fui al salón a tomar una cerveza con Eduardo, me sentía tranquila, relajada estando Eduardo en casa.
Tomamos algunas cervezas y empezamos a besarnos, sentir sus manos acariciando mi cuerpo fue algo que me hizo gemir, relajarme mas, dejar que me haga sentir mujer, cosa que hacía mucho tiempo no sentía, sentir como me levantaba la camiseta y me empezaba a chupar las tetas a medida que yo le acariciaba la cabeza, como me iba bajando el legui junto con mi braga, yo levantaba la cintura para para dejar que me la quite, me sacó la camiseta y el sujetador, mis zapatillas, los calcetines, y me terminó de quitar el legui, dejándome completamente desnuda sobre el sillón del salón, me siguió besando el cuerpo, se iba poniendo de rodillas entre mis piernas, yo pase una de mis piernas por sobre el respaldo del sillón, abriendo bien las piernas, dejando que Eduardo me empiece a comer el coño, a lamer mi clítoris, a hacer que disfrute de su lengua.
Yo gemía despacio, no quería despertar a ninguno de mis hijos, sentía su boca chupando mi coño, su dedo entrando y saliendo, como me empezó a buscar el ano, y gemí fuerte, sin poder evitarlo cuando me empezó a meter el dedo en el culo sin dejar de comer mi coño.
Eduardo seguía de rodillas cuando me hizo poner en cuatro patas sobre el sillón, y me abre las nalgas, lamiendo ahora mi ojete, besando y lamiendo mi ano, sentía la punta de su lengua como queriendo entrar, yo mordía el sillón por no gritar de placer, metía su cabeza entre mis piernas y me lamía el coño, y volvía a mi ano, "por favor Eduardo, mete tu polla en donde quieras, no doy mas, quiero que me folles", le pedí entre gemidos, en cuatro patas en el sillón, esperando que Eduardo me folle por donde quiera.
Se pone en pie, dando vuelta la cabeza veo como se baja el pantalón, dejando su polla fuera y como me la acomoda entra las piernas, en la entrada de mi coño, y sentir como me la iba metiendo, fue la cosa mas hermosa que había sentido desde hace años, sentir como su polla iba abriendo mi coño, hasta sentir como la tengo toda dentro, sus manos me estrujaban las tetas mientras hacía que su polla entre y salga de mi coño.
Yo no dejaba de morder el respaldo del sillón, quería gritar de placer al sentir como me follaba mi vecino, como me hacía disfrutar y notaba como disfrutaba teniendo mi cuerpo, como metía toda su polla dentro de mi coño y la movía para los costados, en círculos, como me llenaba el coño.
Saca su polla de mi coño, me abre las nalgas y siento de nuevo su lengua lamer mi ano, como me dejaba el ano lleno de saliva y como acomodaba su polla contra mi ojete, "si cariño, hazme tuya por el culo", le dije, sacándolo mas hacia él, disfrutando como hacía mucho tiempo no disfrutaba cuando haciendo fuerza su polla entraba en mi culo, sentir como mi ojete se abre para comerse toda esa polla que me estaba follando, que me estaba dando tanto placer, "si cariño, si, mete toda tu polla en mi culo", le decía entre gemidos de placer a medida que Eduardo me la iba metiendo toda, sentir como me aplastaba las nalgas contra su cuerpo, como me había metido toda la polla en el culo, y como estaba disfrutando de como mi vecino me follaba.
Gemía, le pedía que no pare, que estaba disfrutando de verdad, como hacía tanto tiempo no disfrutaba.
Cada vez que sentía su polla salir y volver a entrar en mi culo, me arrancaba un gemido de placer.
Yo no soy de correrme mucho, una vez, dos en el mejor de los casos, pero con Eduardo había perdido la cuenta, sentía como a medida que Eduardo metía y sacaba su polla de mi ojete, mi coño se desbordaba de mis propios jugos, mojando el suelo, pidiéndole, casi a gritos que me llene el culo de leche, agachando mas mi cuerpo, sacando mas mi culo hacia él, abriendo ahora yo mis nalgas para que meta toda su polla bien adentro.
Me estaba follando tan fuerte el culo, que hacía con los movimientos de entrar y salir, que mis tetas casi me golpeen la cara.
Fue tan increíble sentir como se pegaba bien a mis nalgas y hacía que su polla entre toda en mi culo, y sentir como gemía, como su polla palpitaba dentro mio, sentir como me estaba llenando los intestinos de leche, fue algo tan maravilloso, tan delicioso, que no pude aguantar y entre que me corría yo también de nuevo, me empecé a orinar de placer, me sentía feliz de que ese hombre me trate como una mujer, que me haga disfrutar como me estaba haciendo disfrutar, me entregué a él, me folló, pero siempre sentí ese respeto, ese querer que disfrute, que goce, que sabía que Eduardo no iba a ser esta la única vez que me iba a follar.
Ni siquiera me hizo chupar su polla, siempre fue él, el que buscó mi placer, cosa que mi pareja nunca le importó, con Eduardo fue distinto, disfrute, se que él disfruto de mi cuerpo también, me quedó una sensación de paz y tranquilidad de lo que gocé, como hacia mucho tiempo no sentía o tal vez nunca sentí eso, esa sensación tan reconfortante.
Así fue como Eduardo y yo nos hicimos amantes, como a cada encuentro sexual que tenemos me hace sentir esa mujer que había dejado de sentir hacia mucho tiempo.
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