MI JEFE MEJOR AMANTE QUE MI ESPOSO
No lo pensé dos veces y me ofrecí a quedarme para acompañarlo hasta el final, llame a mi esposo y le comente la situación, el me dijo que no había problema que regresara al día siguiente..
Comenzaré con dar una descripción de quien y como soy, me llamo Luisa, tengo 36 años de muy buena figura por el ejercicio que hago todos los días, tengo bonitas piernas dice mi marido (y otros), que tengo un cuerpo muy sensual, mido 1:65, peso 54 kilos, mis medidas son 90-61-92, tengo una cintura breve, largas piernas y caderas firmes y redondas.
De hecho, me gusta utilizar trajes de dos piezas, con sacos cortos y minifaldas ajustadas, lo que resalta mis caderas, cintura y mis piernas se ven espectaculares, con pantyhose, me gusta sentir el aire colándose entre mis piernas, siempre uso tangas, el bello de mi pubis lo recorto cotidianamente, por lo que parece una alfombrita, además me depilo las aéreas del bikini, tengo buen busto paradito los pezones erguidos, esto me hace feliz, porque además gozo de las miradas deseosas de mis compañeros de oficina, en lo personal el sentir la seda en mis tetas me excita muchísimo cuando no uso sujetador.
Resulta que trabajo en una oficina donde mi labor es la de hacer los reportes de avances de trabajo que se presentan cada mes, hace un año aproximadamente, nos cambiaron de jefe, el nuevo es un hombre mayor tiene 43 años, buen tipo, casado, inteligente y de una personalidad impactante, desde que llegó cuando nos lo presentaron, me sentí ruborizada, pues su mirada penetrante clavada en mis ojos y en mis piernas me dejó perpleja, sin embargo, cuando se lo comente a Ana, mi compañera de trabajo, me comentó que sintió lo mismo.
Los ingresos de mi esposo no son altos por eso necesito de mi trabajo, después de los primeros días el trato fue muy profesional, sin halagos o insinuaciones, en la oficina es muy usual que más de uno se me insinúe y me quiera coger a sabiendas que soy casada, eso no impide que sea coqueta, me encanta verlos deseándome cuando camino por las oficinas, pero hasta ahí nada más. Hay un hombre (Enrique) que si me gusta, también está casado, de repente salimos a tomar un café a un sitio que nos queda muy cerca al trabajo comentamos nuestras historias, veo su deseo por estar conmigo, si acaso un besito y una caricia furtiva, pero nada más. Total pensé, con el nuevo jefe que se iba a dedicar a su trabajo y ya.
Pero un día me pidió que me quedara un poco más tarde de lo usual, porque había información que no cuadraba, al terminar, se ofreció a llevarme a mi casa, yo acepté, y no pasó nada. Una semana después, me dijo que tenía que visitar una de las oficinas en otra ciudad, que necesitaba lo acompañara para tomar datos, y si aceptaba pasaría por mí casa al día siguiente, para ganar tiempo, y yo acepte.
Al día siguiente a las (7:30) cuando me recogió me subí a su coche y apenas tomamos camino me dijo… Estas muy bonita, me encanta tu presentación para la visita a esta oficina, como tenía una minifalda por el camino esta se recogía debiendo volver a ponerla en su lugar, a pesar de ello note alguna mirada disimulada de él sobre mis piernas..
Durante el día trabajamos arduamente, el es muy ejecutivo pero antes de finalizar la tarde me dijo… aun falta mucho trabajo, creo que fui muy ingenuo al pensar que lo podríamos hacer todo en un solo día, por eso si quieres regresar hoy, te consigo el transporte y yo termino solo el trabajo.
No lo pensé dos veces y me ofrecí a quedarme para acompañarlo hasta el final, llame a mi esposo y le comente la situación, el me dijo que no había problema que regresara al día siguiente.
Como no había traído ropa para otro día de trabajo, al terminar la tarde fui a un centro comercial y compre lo necesario, mi jefe fue conmigo porque tuvo que hacer lo mismo.
Al regresar fuimos al hotel donde nos hospedaríamos, el subió a su habitación y yo a la mía para dejar las compras y más tarde nos reunimos para cenar algo ligero. Encontrarme fuera de casa, en un hotel con un hombre distinto a mi esposo, no sé porque me excito, de manera que me arregle quizás un poco sensual para bajar a cenar. Cuando nos atendió el joven del restaurante nos pregunto si deseábamos una copa de vino para acompañar la cena, mi jefe miro y yo dije que sí.
Comenzamos una conversación como nunca antes, fue la primera vez que me tuteaba, comentamos de nuestras familias, del trabajo y de cosas sin importancia, asi paso la cena y al terminar me propuso otra copa y como yo estaba muy animada con la primera acepte de inmediato. Al terminar yo me sentía transportada a otro ambiente, ni me acordaba que estaba casada de manera que cuando salimos de restaurante el me tomo por la cintura y yo sentí un calor maravilloso y nos fuimos caminando sin separarnos hasta mi habitación y al llegar allí el me pidió la llave, abrió la puerta y estaba tan contenta que sin pensarlo solté la frase… quieres pasar, como quien invita a alguien a entrar a la casa, pero esto era otra cosa.
El entro y después de cerrar la puerta sin atinar a hacer nada, él tomo la iniciativa, me acercó a su cuerpo y lentamente me tomo de la cabeza, me empezó a besar el cuello, el cabello, la frente hasta llegar a mi boca, besos que yo no rechacé, me desabrochó la blusa y la deslizó hasta quitármela toda, se retiró un momento para admirar mis senos y me despojó del sujetador, quedando al descubierto esas dos aureolas rosadas y erguidas como retando a ser chupadas, lo que hizo de inmediato y mientras me succionaba las tetas, sus manos recorrían mis nalgas y mis piernas, mientras alternaba una succionada con un beso en la boca, luego me deslizó el zíper de mi faldita, con gran habilidad me la quitó hasta quedar enfundada en una tanguita blanca que sin más, me la arrancó, en pocos minutos estaba sólo con las zapatillas, de inmediato se desnudó con gran rapidez y la experiencia de quien lo hace a menudo, me arrojó sobre la cama y me recorrió con su lengua todo mi cuerpo, yo estaba a mil, estaba tan caliente, que cuando tocó mi rajita ya la empezó a lamer, yo le suplique que no lo hiciera,(mi marido lo ha intentado, pero es muy tosco y torpe, por eso no quería), pero mis suplicas se convirtieron en un grito de satisfacción y orgasmo contenido, pues me lamía el clítoris con gran experiencia, ¡Oh que ricura! Lo que es tener un amante experto, pensé.
Mi jefe, continuó besándome, manoseándome, acariciándome, mamándome a su antojo y a mi delicia y delirio, de tal forma que en menos de una hora de faje y cachondeo me había venido dos veces, ¡Sí! Tuve dos orgasmos sin que me metiera su verga que ya había palpado de buen tamaño, más grande que la de mi marido y más gruesa, por fin me dijo:
-Muñequita, voy a entrar en tu templo, relájate y disfrútalo
Mi templo, que hermosa forma de llamarle a mi vagina, en ese momento yo ya deliraba con la idea de ser penetrada y poco a poco pero con gran maestría me introdujo su verga hasta llenarme toda, la verdad es que nunca con mi marido fui tan feliz en el sexo, me follaba y me follaba a su antojo y yo gemía placenteramente al sentirme penetrada así, como nunca antes lo había disfrutado, ¡Oh que delicia, cada penetración era un deleite mayor que el anterior!
Tuve al menos otro orgasmo y sintiéndolo a él en plena acción me dije este si es un hombre de verdad, me cogía tan rico que le pedí continuara y no acabara, a lo cual me contestó:
-Mi diosa, apenas estoy comenzando, te dije que te relajaras hoy te voy a coger como nunca lo habías imaginado.
Perfecto, pensé, este cabrón me va a dejar bien cogida, mientras me lo metía, podía oler su exquisito aroma, me succionaba los pechos y me decía:
-Perrita te encanta mi verga verdad?, estas muy sabrosa, con razón todos te quieren penetrar si te dejas, pero sólo yo te la voy a continuar metiendo.
Al oír todo lo que me decía, solo asentía, gemía de gusto, gemía como una gata en celo que se la cogen por primera vez y me excitaban sus palabras su faje y el deseo que despertaba en mi.
Después de un rato, me dijo:
-Mi Reina, voltéate.
Sin más ni más me puso en cuatro y me empezó a perrear, me lo metía por la vagina, al tiempo que me seguía diciendo cosas más eróticas, excitantes y cachondas, me tomó del cabello y cual si fuera un jinete y yo su yegua, me montó y me cogió hasta que me vine otra vez, ¡Increíble!
La verdad tanta follada me tenía exhausta y en esta ultima vez el se corrió dentro de mí, sin utilizar condón, pero no me importó, realmente lo estaba disfrutando y no pensaba en nada más que en el momento, el seguía mamando mis tetas, lo que me despertó el deseo de mamarle ese pene erecto y agradecerle la cogida que me había dado, y empecé a besarlo y a chuparlo torpemente, como a mi marido le gusta, hasta que me dijo:
-Reina, lo que tienes que hacer es lamerlo poco a poco, chupar de abajo hacia arriba, lamer los huevos y después introducirlo en tu boca, succionando poco a poco y con las manos diriges la introducción entre tus labios y apretándolo estimulas la eyaculación.
¡Qué barbaridad, en ese momento no me cabía la menor duda que era un experto! Nunca había aprendido a mamar una verga como debía ser, el me enseñó a disfrutar y controlar su penetración en mi boca, para no sentirme asfixiada.
Cuando estaba a punto de venirse, la saco de mi verga, ¿Aunque le implore que no lo hiciera, pues yo estaba enloquecida con esa verga palpitante dentro de mi boca, pero me dijo:
-Calma te voy a penetrar nuevamente y lo vas a disfrutar:
Me puso en cuatro y me empezó a acariciar deliciosamente, de repente sentí como me agarraba las nalgas y me introducía un dedo en el culo, luego dos y finalmente, poco a poco, saco su verga de mi rajita y me dijo:
-Tranquila, no te va a doler, empapo su verga en saliva y me dijo… te juro que te va a gustar.
No supe que decir, mi marido alguna vez quiso metérmela por el culo, pero no lo dejé, pero esta vez me aventuré a experimentar, poco a poco me fue introduciendo y cuando ya paso la cabeza todo lo demás entro sin ningún esfuerzo, y al mismo tiempo no dejo de acariciar mi clítoris, la nueva sensación de gusto fue tan grande, que me volvió loca y vino otro orgasmo, ¡Me quería morir de placer al sentirme tan bien cogida!
El se volvió a correr dentro de mi culo, me envolvió en un abrazo, nos besamos mucho tiempo y permanecimos recostados en la cama, quedando profundamente dormidos. A la mañana siguiente muy temprano nos bañamos, nos vestimos nos dimos un largo y rico beso, bajamos a desayunar y luego al trabajo. Desde entonces soy su amante, después les contare lo que ha pasado cuando mi marido experimenta lo que he aprendido con mi jefe.
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