Mi marido es un gilipollas 2
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Como había dicho, fue tremendo como dejamos la cama y el olor nauseabundo, salí corriendo al servicio para aliviar mis intestinos, aunque ya lo había echo en la cama mientras Mauro me follaba por el culo. Mauro tenía todo su polla sucia de mis heces, yo me moría de la vergüenza, pero parecía que a él eso no le importaba, ya que estando yo sentada, me beso los labios antes de meterse a la ducha, "te espero y nos duchamos juntos?", me dijo, abriendo el grifo del agua, "no cariño, mejor dúchate tú que luego me ducho yo", le dije con la mirada fija en el suelo de la vergüenza que sentía por lo que me había pasado. Nos duchamos, salimos del hostal y subimos en mi coche, yo no decía nada, "relájate Marta, eso que te paso es normal, a muchas mujeres les pasa que se cagan cuando tienen sexo anal, es solo hasta que te acostumbres", me dijo, conciliador como siempre, pasando su mano por mi pierna, "y que haremos ahora?", le dije, poniendo rumbo a mi casa,
"estoy deseando volver a tenerte toda desnuda en la cama y poder lamer todo tu cuerpo, volver a penetrar tu vagina y tu ano, volver a hacerte mi mujer", me dijo, dejando su mano entre mis piernas, acariciando mi coño, "realmente te a gustado estar con una vieja de 56 años como yo, de tetas caídas, con tripa, nada atractiva", seguí la charla, dejando que Mauro me acaricie el coño, "sos una mujer fantástica, la verdad que tu marido es un verdadero boludo por no saber como tratarte, me gustaría que vos y yo fuéramos amantes", me dijo, apretando fuerte mi coño, haciendo que gima de placer con su caricia, "es que el problema es que no se que decirle a mi marido para poder salir los lunes y que estemos juntos, aunque podemos hacer algo en la cocina del bar", le dije, apretando mis piernas con su mano en mi coño y teniendo que detener un poco el coche, ya que me estaba haciendo perder el control, "vas a aguantar que te la meta por el culo en la cocina?", me dijo, sacando su mano, y dejando que continúe la marcha, "no lo se, pero podemos intentarlo, aparte me la puedes meter por el coño, o me la enseñas a chupar", le dije, llegando a la parada del auto bus donde se bajo Mauro y yo seguí sola a mi casa, pensando en lo que habíamos echo y sintiendo como mi ano punzaba, en si estaba loca al darle a entender a Mauro que podíamos ser amantes, yo podía ser su madre, pero las cosas se daban así.
Al otro día me fui al bar muy nerviosa, estaba deseando ver a Mauro, el bar en el centro deportivo lo abrimos a las diez de la mañana, pero el horario de llegar es entre las nueve y las nueve y media, antes no podemos, ya que cuando se desconecta la alarma le llega un mensaje al móvil de mi marido, Mauro ya estaba ahí aprontando todo, cuando nos vemos, se nos dibujo una sonrisa en los labios de cada uno de nosotros, lo saludo con dos besos, ya que las paredes son acristaladas menos las de la cocina, y como siempre hay gente caminando por ahí, no quería que nadie se diera cuenta de nada, entramos a la cocina y la cosa fue distinta, nos abrazamos, nos besamos, nuestras lenguas se buscaban, las manos de Mauro me apretaban las nalgas, yo restregaba mi coño contra su polla, "hola cariño, estaba deseando llegar", le dije, dejando que me bese el cuello, mis orejas, sus manos intentaban bajar mi pantalón, sentía la dureza de su polla contra mi coño, "me voy a cambiar", le dije, haciendo que me suelte, pero fuimos los dos a una pequeña oficina que tiene mi marido pegada a la cocina, Mauro me ayudaba a quitarme la ropa, quede en bragas y sujetador, que no tardaron nada en estar tiradas en el suelo
Me hace recostar sobre la mesa de la oficina, levantando mis piernas, dejando mi coño a su disposición, me empieza a chupar el coño, haciendo que gima de placer, yo temblaba sobre la mesa a medida que Mauro me chupaba el coño, "mete tu polla en mi coño y fóllalo", le pedía en esa postura, Mauro se baja el pantalón y siento como acomoda su polla contra mi coño y me la empieza a meter, "haaaa, que placer", le dije, sintiendo toda la polla de Mauro dentro de mi coño, que estaba empapado, Mauro empezó a hacer entrar y salir su polla de mi coño, haciendo que gima de placer de la forma que me estaba follando, él me tenía las piernas levantadas, abiertas y su polla entraba y salía de mi coño, haciendo que gima y disfrute, "hoy no me folles el culo, mañana traigo crema y me lo follas, folla mi coño cariño, hazme sentir mujer", le pedía yo, habiendo tenido un orgasmo, "Marta, querés mi leche en la concha o la querés en la boca", me dijo Mauro, agachando su cabeza y chupando uno de mis pezones, que estaban muy duros, sin dejar de follarme, "y me gustará tragar tu leche?", le pregunté como una tonta, "si no lo haces, nunca lo vas a saber", me dijo, sacando su polla de mi coño, y me hace poner de rodillas frente a él y dejo que meta su polla en mi boca, venciendo el asco que me daba sabiendo de donde salía y sintiendo mis propios sabores
Mauro me decía como chupar su polla, sus manos estrujaban mis tetas, yo estaba chupando la polla de Mauro sentada sobre mis talones, dejando que él me coja de la cabeza y haga que entre y salga su polla de mi boca, yo creía que me estaba follando la boca, el que gemía ahora como un loco era Mauro, vi que tenía sus ojos cerrados, disfrutando de como le chupaba la polla, sus movimientos se hacían cada vez mas rápidos y fuertes, sus gemidos se intensificaban, hasta que siento que me coge fuerte de la cabeza y algo viscoso, espeso, de un sabor que no sabía definir, empezó a salir de su polla, llenando mi boca, sentía los chorros de su leche golpear mi paladar, yo quería sacar la polla de mi boca, pero me tenía cogida muy fuerte y no podía, sentía que de tan llena que tenía la boca, como acto reflejo la empecé a tragar mientras el gemía de placer al estar corriéndose en mi boca
Mis ojos estaban llenos de lagrimas, pero era por la sensación, eso era como cuando me rompió el culo, totalmente nuevo para mi, Mauro es realmente mi primer hombre, el sabor de la leche no es tan malo como me imaginaba, ahora ya tragaba con placer la leche de mi amante, lamía su polla, sabiendo que le daba mucho placer sentir mi lengua lamer su polla, sus chorros de leche se fueron haciendo menos intensos, sus gemidos mas apagados, ya no palpitaba tan fuerte su polla dentro de mi boca, "y Marta, te gustó mi leche?", me dijo, sacando su polla de mi boca, "eres el hombre de mi vida, me haz roto el culo, ahora te he tragado la leche, me encanta todo lo que me haces, me gustó tragarte la leche, pero lo peor de todo, tengo miedo de enamorarme de ti", le dije, siguiendo de rodillas y mirando el rostro de mi joven amante.
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