Mi masajista
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Hola a todos, no se si recuerdan cuando Sebastián le dio masajes a mi marido y hablando con él le dije que me de masajes a mi, pero que mi marido no debía enterarse ya que somos musulmanes y mi esposo jamás consentiría que otro hombre me ponga las manos encima y que en la segunda sesión de masajes terminamos teniendo sexo.
Mi nombre es Ahia y con Sebastián, el masajista probé el sexo anal y el sexo oral, pero hasta hacer que se corra en mi boca, cosa que nunca lo hice con mi esposo, ahora soy adicta al sexo anal, a chupar la polla de Sebastián hasta sentir como se corre en mi boca y el placer que me da tragar su semen.
Es un vicio que tengo, siempre que vengo del colegio cuando llevo a mi hijo mayor, tengo que pasar por su casa y dejar que me haga algo, con él me siento liberada, me siento mujer, me encanta cuando me acaricia todo el cuerpo y me va desnudando lentamente, hasta que cuando estoy totalmente desnuda, me hace caminar delante de él.
Sentir sus manos en mis tetas, como me abraza y mete sus dedos en mi coño, sus besos.
Antes me dolía cuando me penetraba por el ano, pero ahora disfruto como loca, le pido que me penetre fuerte, que quiero sentir como me entra su polla toda dentro de mi culo, sentir como me folla fuerte, como me sale el aire del culo como si me estuviera tirando pedos, como mis tetas se mueven a medida que Sebastián me folla, como la hace entrar y salir de mi culo, como la saca y me la mete en la boca sin antes ver si está limpia o no, como juega con mis tetas mientras yo se la chupo.
Con Sebastián conocí el placer del sexo, cuando me hace acostar sobre sus piernas y me abre las nalgas y juega metiendo sus dedos en mi culo, o me da fuertes palmadas en las nalgas.
Ya van dos veces que me hace acostar en la bañera de su casa y me orina encima, me he orinado de placer mientras él me folla el culo, es algo increíble.
Hace unos días, mi esposo se fue de vacaciones a Marruecos, se llevó a nuestro hijo mayor, ya que están de vacaciones, y hablé con Sebastián para que se venga a dormir conmigo a la noche.
Cuando Sebastián termina de trabajar se viene a casa y a partir de ese momento tengo prohibido estar vestida, a Sebastián le gusta que ande desnuda, mas de una vez le he dado de mamar a mi hijo pequeño sentada en su polla, o con su polla en mi boca, me hace hacer cosas que jamás en mi vida me imagine hacer, como por ejemplo, que entremos los dos al baño y me orine de pie, que él me vea orinar, y mientras orino, Sebastián pasa su mano por mi coño y esparce todo mi orín por mi cuerpo, haciendo que luego le chupe los dedos.
Si bien con mi esposo soy muy obediente, como marca nuestra religión, con Sebastián, me siento su esclava.
Me folla en toda la casa.
Lo único que no hacemos es cuando me esta follando el coño, es correrse dentro, ya que hace poco fui madre por segunda vez y no tomo precauciones y no quiero quedar embarazada de nuevo.
Me fascina dormir desnuda entre sus brazos, acomodar mi culo contra su polla y sentir como poco a poco se le va poniendo dura y yo me abro la nalga que está arriba y él me la va metiendo.
Lo que mas me costó en complacerlo fue, cuando iba a hacer de vientre, que lo hiciera parada y abriendo mis nalgas, dejando que él vea como me sale la materia fecal, eso fue lo que mas me costó, hasta que de tanto pedirme, lo hice y ahora si que hago todo lo que mi Sebastián me diga.
Yo le digo mi amo y él sonriendo me dice esclava.
Me dijo que le gustaría hacer un trío conmigo y otra mujer, que si no conozco a nadie de mi religión para hacerlo, la verdad que no me atrevo a preguntar nada de eso, por miedo que se entere mi esposo.
Su hermana se que es separada, y en alguna ocasión escuche decir a mi marido que la habían repudiado por libertina, de echo mi esposo y su hermana no se hablan y yo tengo prohibido hablar con ella también, es la única que se me ocurre, pero me da mucho miedo hacerlo por lo que pueda pasar.
Una tarde cuando viene Sebastián a casa, después de haber terminado su día de trabajo, sacó unos juguetes, yo cuando vi eso, me empecé a reír nerviosa, "cariño, que vas a hacer con eso?", le dije mientras me desnudaba, "para jugar con vos", me dijo, haciendo que me acueste en la cama, abriendo mis piernas y metiendo su cara entre mis piernas y chupando mi coño.
Sebastián sabe muy bien como hacer que yo me doblegue enseguida a sus pedidos, sabe muy bien como manejarme, mejor que mi marido.
Al rato de estar chupando mi coño, ya me estaba metiendo uno de esos juguetes en mi vagina, haciendo que me retuerza de placer y gima como una loca, así como estaba, con ese juguete metido en mi coño, me levanta las piernas y me empieza a lamer los pies y a meter su polla por mi ano, era la primera vez en mi vida que tenía metida dos cosas a la vez en mis agujeros.
Solo podía gemir, mover mi cabeza de un lado a otro, era tanto el placer que no podía hablar.
Sebastián descubrió que uno de los lugares que mas me excito es lamer mis pies, mordisquear los dedos mientras su polla no deja de salir y entrar de mi ano, hasta que hace que tenga unos tremendos orgasmos, pierdo la conciencia, me orino, quedo temblando en la cama de tanto placer.
Dos días antes de que regrese mi marido y mi hijo de vacaciones, me hace hablar con mi cuñada y le dije que venga a casa a comer conmigo y conocer su nuevo sobrino.
Cuando llegó, yo temblaba de pies a cabeza, nos pusimos a hablar y ella me contó que había dejado a su marido porque este le pegaba mucho y abusaba en todo sentido de ella, que su única promiscuidad había sido decirle a su marido que no lo deseaba, que no disfrutaba en la cama con él, cosa que su marido le dio tremenda paliza y ella tuvo que salir huyendo de su casa para que no la mate.
Eso me dio la confianza de decirle que yo tengo un amante, que es un hombre no musulmán, que fue el que me enseño a disfrutar del sexo, al punto tal, que me bajé mi ropa y le deje ver mi ano lo abierto que lo tengo.
Fátima, que así se llama mi cuñada, me dijo que jamás había echo nada por el ano y que las dos o tres veces que se la había chupado a su ex marido, nunca se había corrido en su boca, yo le confesé que a mi me vuelve loca tragar el semen de Sebastián y que Sebastián le gustaría hacer un trío.
Mi cuñada me quedó mirando como si no pudiera creer lo que le decía, "quieres hacer un trío, tú, tu amante y yo?", me dijo muy sorprendida.
Yo seguí insistiendo, que sería una nueva experiencia para ambas, hasta que sin mucho entusiasmo, mi cuñada me dijo que si, que cuando lo haríamos, "Sebastián no demora mucho en llegar, si quieres lo hacemos hoy mismo", le dije, "le voy a dar una grata sorpresa", le dije muy contenta y sin darme cuenta bese los labios de mi cuñada, "pero Fátime, hay algo que tengo que decirte, que cuando está él en casa, siempre quiere que esté desnuda, lo esperamos las dos desnudas?", le dije, volviendo a besar su labios, "me da mucha vergüenza Ahia, que entre ese hombre y sin conocernos que me vea desnuda", me dijo, besando ahora ella mis labios, "como tú quieras", le dije, empezando a desnudarme y soltar mi cabello, ya que a Sebastián le encanta que lo lleve suelto.
Nos sentamos a la mesa a tomar una taza de té, hasta que escucho que tocan la puerta, corro a abrir y cuando entra Sebastián me cuelgo de su cuello besando su boca y dejando que como siempre me acaricie toda, hasta que se dio cuenta de que había otra persona mirando lo que hacíamos.
"Cariño, esta es mi cuñada Fátima", le dije, desabrochando su pantalón y empezando a chupar su polla mientras Sebastián y Fátima no se dejaban de mirar.
Fátima se acercó lentamente dejando que Sebastián le bese la boca mientras yo no dejaba de chupar la polla de mi amante.
Cogí a Fátima de la mano y la hice arrodillarse también a mi lado y le pase la polla de mi amante y vi como ella se la metía en su boca y la empezaba a chupar.
Mientras Fátima chupaba la polla de Sebastián, yo la empecé a desnudar, pero en la posición en la que estaba me resultaba muy difícil, así que me arrodille y entre las dos le seguimos chupando la polla, los huevos, nos besábamos las bocas con su polla entre medio.
Fátima se puso en pie y sin dejar de mirar los ojos de Sebastián, se desnudo por completo también, yo me puse en pie también y entre las dos lo desnudamos a él, "cariño, sabes una cosa, Fátima tiene el ano virgen", le dije besando su cara mientras mi cuñada le besaba la boca.
Nos fuimos besando los tres hasta mi dormitorio, Sebastián no dejaba de acariciar nuestros cuerpos, lo acostamos boca arriba y vi como mi cuñada Fátima se sentaba en su polla y gritaba de placer a medida que le entraba.
Yo me senté sobre su cara, dejando que Sebastián me lama el ano y a su vez, yo le chupaba las tetas a mi cuñada mientras ella no dejaba de mover su cuerpo sobre Sebastián.
Fátima me levanta la cara de entre sus tetas y me besa la boca, lentamente se va bajando de Sebastián, y ahora era yo la que se sentaba sobre su polla y Fátima se sentaba sobre su cara, gritando cuando sintió la lengua de Sebastián lamer su ano.
Yo estaba tan cachonda que salía leche de mis tetas.
Sebastián me dijo que traiga lubricante, que le iba a romper el culo a mi cuñada.
Mientras lo fui a buscar cuando llego, estaba Fátima en el borde de la cama abriendo sus nalgas y dejando que Sebastián le chupe el culo, "si, si, Sebastián, penetra mi ano, rompe mi culo como se lo haz roto a Ahia", escuchaba que mi cuñada le decía a Sebastián.
Yo le empecé a lubricar el ano a mi cuñada, quería ver como la polla de Sebastián entraba en su culo, como le rompía el ano.
Le abro las nalgas a Fátima, veo como Sebastián acomoda su polla contra su ano, y escucho el grito de dolor de mi cuñada cuando Sebastián empieza a hacer entrar su polla en el ano de Fátima.
Escuchaba como mi cuñada gemía a medida que Sebastián metía toda su polla en el culo de Fátima, hasta que sus nalgas quedaron aplastadas contra su cuerpo.
Sebastián y yo nos besábamos mientras él le follaba el culo a mi cuñada, dejaba de besárlo y acariciaba la espalda de Fátima, veía sus tetas como se movían a medida que Sebastián metía y sacaba su polla de su culo, "ahora a mi cariño, folla mi culo también", le pedía, viendo como le sacaba la polla y como le quedaba abierto el ano a mi cuñada, manchas de sangre en los bordes del ano y en la polla de Sebastián, "mira Fátima como me entra a mi", le dije, agachando mi cuerpo, pasando una mano por debajo de mi cuerpo y cogiendo la polla de Sebastián, llevándola a mi ano para que me la mete por el culo.
Los gemidos que daba a medida que su polla entraba toda en mi culo, y sentir las manos de mi cuñada acariciar mis nalgas, fue tan gratificante que hizo que me corra de placer.
Mientras yo disfrutaba de la polla dentro de mi culo, Sebastián y Fátima no dejaban de besarse.
Las manos de Fátima acariciaban mi espalda, mis nalgas, bajaban hasta mis tetas y la polla de Sebastián no dejaba de salir y entrar de mi ano.
Sebastián hizo que Fátima se acueste boca arriba en la cama, y sacando su polla de mi ano, se acuesta sobre ella y se la mete toda en el coño, ahora la follaba por ahí, y a mi me hizo sentar sobre la cara de Fátima y casi grito cuando siento como mi cuñada me chupaba el coño.
Entre que Sebastián y yo nos besamos, y entre beso y beso, mete los pies de mi cuñada en su boca, gime tan fuerte y levanta el torso, que me di cuenta enseguida que se estaba corriendo dentro de mi cuñada, le estaba llenando el coño de leche, Fátima gritaba de placer al sentir como Sebastián le llenaba el coño y yo le aplastaba la cara con mi culo a Fátima, corriéndome en su boca.
Sebastián saca su polla llena de leche y se la mete en la boca a mi cuñada y yo me meto entre las piernas de Fátima chupando su coño y sacando la leche que Sebastián le había dejado dentro.
Cuando Sebastián le saca la polla de la boca, yo tenía mi boca llena de la leche que le había sacado del coño a Fátima, me subí sobre ella restregando mi cuerpo contra el suyo, y la bese en la boca, pasando parte de la leche que tenía a la suya, Fátima me miro, y sin hacer ninguna mueca, se tragó todo lo que le deje en su boca y yo trague lo que había quedado en la mía.
Ahora Sebastián y Fátima son pareja, aunque no dejamos de hacer tríos o muchas veces mi cuñada y yo tenemos relaciones lesbicas, o Sebastián me folla solo a mi, mientras Fátima hace la comida.
Lo que no cambia entre nosotros es que siempre Fátima y yo, debemos de estar desnudas en casa para el placer de Sebastián, y tanto mi cuñada como yo, estamos sometidas a la voluntad de él, como le decimos, somos sus esclavas
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