Mi mujer es puta. Parte I
Mi mujer enloquecía de placer al ser penetrada doblemente con aquellas enormes pollas duras como piedras. Subí la cámara y grabé su cara de placer, me miró y no pudo ocultar esa cara de zorra disfrutando como una perra..
No sé si a alguien más le pasa, pero a mi mujer a veces la han confundido con una puta. No es que a mí me importe, es algo que me pone cachondo, sobre todo cuando me cuenta sus devaneos por ahí, que en eso tenemos libertad.
La primera vez fue yendo de despedida de soltera de una amiga común. En el restaurante donde fueron a cenar en la mesa de al lado había un señor con su mujer y sus hijos cenando tranquilamente. Ella se percató de que él no dejaba de mirar su prolongado escote. Lo tenía enfrente y, de vez en cuando, abría las piernas para que también pudiera deleitarse mirando sus bragas. Se levantó y al pasar a su lado le miró disimuladamente con una sonrisa. Sólo tuvo que esperar detrás de la puerta que daba acceso a los lavabos para adivinar que en unos segundos parecería él. En efecto, casi sin tiempo de cerrarse la puerta apareció detrás de ella hasta casi chocarse contra su culo. Ella le hizo un gesto de que la siguiera y se metieron en uno de los lavabos de mujeres. Allí se la chupó y luego se puso de cara a la puerta mientras se dejaba dar por detrás. Fue un polvo rápido, de aquellos para quitar la calentura. Al terminar se sorprendió cuando él sacó la cartera y le dio a mi mujer un billete de 100 euros. Se quedó sorprendida, sin saber reaccionar, con las bragas a medio subir. Estupefacta. Al llegar a casa me lo comentó.
-A ver, los tíos si folláis como locos por ahí a todo lo que se menea sois unos machos. Si lo hacemos nosotras somos putas. Pues no lo entiendo. Tenemos el mismo derecho a follar como vosotros sin que se nos tache de zorras.
-Todavía queda mucho por andar en ese tema. Estoy de acuerdo contigo en todo eso.
-Lo sé, esa es una de las razones por las que me casé contigo.- Y se rio.
La segunda vez fue en una gasolinera. Al terminar de repostar observó un gran camión de esos que hacen rutas largas. Estaba pintado con motivos de fuego y colores vivos. Era precioso. Luego se fijó en el camionero que la miraba. Se despidió con una sonrisa y arrancó el coche. De repente sintió que su coño se calentaba, así que paró dio media vuelta, se detuvo al lado del camión y se bajó. Le hizo un gesto al camionero de si podía subir, él extendió un brazo y le abrió la puerta. Casi sin mediar palabra le sacó la polla y se la chupó hasta ponérsela bien dura, tras lo cual le puso un condón, se sentó sobre ella y le cabalgó duramente. Él la cogía del culo apretándolo para que ella pudiera sentir bien adentro la polla en su coño. Ella le metía los pezones en la boca para que los lamiera. Él se corrió y ella aprovechó que aún estaba dura para correrse también. Al terminar, se subió las bragas y al abrir la puerta para bajar el tipo le dio un billete de 50 euros.
-Mira tú por donde…echar gasolina me costó 40 euros, así que aún salí ganando 10 euritos….¡¡jajajaja!!- Se reía mientras me lo comentaba.- Simplemente lo hice porque me daba mucho morbo hacerlo en un camión. Me apetecía probarlo. ¿Tan difícil es de entender?
Una tarde cuando llegué a casa mi mujer estaba como suele estar cuando hace calor, en camiseta de tirantes (a veces sin ella) y en tanga. Me saludó y fue a la habitación a doblar ropa. Me puse detrás de ella, la agarré las tetas por detrás y le puse un billete dentro del sujetador. Casi sin tiempo a que pudiera cogerlo la tiré sobre la cama boca abajo, me tiré encima de ella, le aparté la tira del tanga y la enculé mientras la insultaba de todas las maneras habidas y por haber.
-Puto cabrón….¡¡aaaaahhh!! ¿Te gusta darme duro…mmm? Vamos…dale…joder…dale más…mmmm…¡¡aaahhh!! Mi culo….¡¡ahhh!!
Me corrí dentro de su culo y al sacarla le di un cachete en el culo mientras le decía:
-Zorra. Puta…
Ella sacó el billete y riendo me dijo:
-¿Estas tonto? A ti te lo hago gratis…¡jajajajaj!
-Quería saber qué se siente al follar a una puta.
-¿Y bien?
-No sé, tendría que probar con una profesional. Tú como te dejas hacer de todo no veo diferencia.
-Por eso estando conmigo no creo que vayas de putas. – Y sonriendo me dio con el billete en la cara.
Ese verano cogimos el coche para ir al sur. Paramos en una gasolinera de las afueras de un pueblo donde debíamos ser los únicos clientes del día…o del mes. Mi mujer entró a pagar mientras yo me disponía a arrancar el coche. Noté que tardaba un poco, pero al rato salió. Cuando nos marchamos, miré al tipo que estaba fregando el suelo de la tienda y nos saludó al paso. Me extrañó.
-¿Sabes lo que está fregando?- Me preguntó ella.
-¿El suelo?- Pregunté yo con ironía.
-Tonto… Mira, al ir a pagar le he dicho que si le ensañaba las tetas si me haría un descuentillo…jajaj
-No jodas… ¿Sí?
-¿Sabes qué me ha dicho? Pues que si me dejaba chupar las tetas mientras se hacia una paja me descontaba 10 euros. Así que ESO es lo que está fregando. Nosotros nos hemos ahorrado 10 euros y él se ha llevado un gustazo.
No salía de mi asombro.
-Qué puta eres…
-Sí, pero a ti te pone…
Y era cierto, tanto que tuvo que mamármela mientras conducía destino al hotel donde pernoctaríamos. Pasamos la noche y nos levantamos para bajar a desayunar. Tenía mucha hambre y por suerte el desayuno era tipo buffet. Al entrar al comedor vimos que habían 6 hombres, conmigo 7 y una mujer: mi mujer. Nos miramos extrañados y pronto advertimos que era un hotel donde pasaban la noche los camioneros. Seguro que cerca habría algún puticlub, pensé para mí.
Mi mujer se volvió a levantar para ir por más comida. Mientras se decidía por un plato u otro un tío enorme la rozó el culo con la mano. Creía que había sido por accidente, pero el tipo volvió y esta vez la rozó con el paquete. Cuando se sentó le dije lo que había visto.
-Sí, ya lo he notado. Se le ha puesto dura. Bueno si superas la de veces que me manosean en el metro cuando va lleno…¡bufff!
-¿Y te dejas?
-Sí, claro. Si no pasa nada, es morboso. Una vez incluso yo toqué un bulto. El tío la tenía durísima, pero solo fue eso, un toque.
-Yo también lo he probado y sí, da morbo. Sobre todo cuando pillas un buen culo en legging….¡jajaj!
-¿Ves? Si no pasa nada, es divertido.
Mientras ella acababa yo opté por subir a la habitación a terminar de preparar las maletas. Al rato mi mujer abrió la puerta.
-Hola…traigo juguetes.
Detrás de ella apareció el mastodonte que le había metido mano en el comedor y detrás de él otro tipo, menos corpulento, pero al igual que él, con pinta de camionero curtido. Los condujo al pie de la cama donde ella se sentó. Les bajó la cremallera, les sacó la polla y comenzó a chuparlas mientras me miraba. Los tíos empezaron a desnudarse, cosa que imité y a ella se le mojó más el coño al ver sus cuerpos musculados. En una de las veces que su boca quedó libre me dijo que no hablaban casi nada de nuestro idioma. Me dio igual. Saque el móvil y comencé a grabar la tremenda mamada que les estaba pegando mi mujer. Su lengua se deslizaba desde el glande hasta los huevos y luego volvía a subir para tragarla toda a la vez que al otro le pajeaba y luego cambiaba de polla para hacer lo mismo. Después se tumbó boca arriba y se abrió de piernas. El grandullón hundió la boca en su coño mientras el otro follaba la boca de mi mujer. Le tocaba los huevos mientras la polla desaparecía en su boca y volvía a aparecer. Luego grabé aquella pedazo de lengua entrando y saliendo de su coño, lamiendo la raja y volviendo a meterse dentro. Estaba totalmente húmedo de saliva y flujos. Después le dijo algo a su amigo, él se apartó, se tumbó boca arriba y puso a mi mujer encima de su polla. Ella la metió poco a poco en su coño, era como si quisiera gozar de cada centímetro de aquella roca penetrándola. Tras un par de botes el amigo aprovechó para metérsela en la boca ahogando sus gemidos. Luego la sacó y, para sorpresa nuestra, la metió en la boca del grandullón que chupó sin extrañarse. Era obvio que viajaban juntos y que se daban placer el uno al otro durante sus largos viajes. Tras una buena mamada en la boca de su amigo se colocó detrás de ellos buscando el culo de mi mujer. Aquello quería grabarlo bien, esa polla entrando en su agujero, forzándolo a abrirse, lentamente la fue metiendo hasta tenerla toda dentro del culo y comenzó el baile a tres. Mi mujer enloquecía de placer al ser penetrada doblemente con aquellas enormes pollas duras como piedras. Subí la cámara y grabé su cara de placer, me miró y no pudo ocultar esa cara de zorra disfrutando como una perra. Estaba siendo follada delante de mi y eso la ponía más cachonda aún, con lo cual no tardó en correrse, pero ellos seguían dándole duro, sobretodo el que se la estaba follando analmente que apretó el ritmo al sentir que le venía el orgasmo. La sacó y acabó de correrse sobre su espalda y su culo. Tres lechazos fuertes la cubrieron de semen. Cuando terminó en otro tumbó de nuevo boca arriba a mi mujer y se dispuso a follarle las tetas. Grabé su polla hundiéndose entre los pechos de mi mujer una y otra vez hasta que soltó un lechazo que salpicó en la cara de mi mujer y el resto de la corrida fue de sus tetas hasta su cuello. Dejé la cámara grabando sobre la mesilla. El mastodonte se quitó de encima de ella entonces fue cuando me puse sobre ella, abrió sus piernas y se la metí con fuerza. Podía sentir el olor del semen mientras la follaba. Ellos jaleaban y reían, seguramente decían “sí, fóllala duro, folla a esa puta como se merece…zorra”. Seguí dándole al compás de sus jaleos “uh, uh, uh…”, el semen seguía chorreándole por el cuello. Les mirábamos, sus cuerpos musculados, sus pollas ya fláccidas oscilaban con el ritmo bronco de sus vítores. Les complacía, la estaba follando fuerte, cada golpe de polla le arrancaba un gemido que no dudaba en compartir con sus mirones. Uno de ellos se acercó a mi. Fue entonces cuando experimenté uno de los mayores placeres de mi vida. Sentí que un dedo entraba en mi culo, al principio paré de follar, sorprendido por el hecho de tener un dedo dentro de mi, cosa que me excitó y me gustó. El tipo me animó a seguir follándola a la vez que acariciaba el interior de mi culo experimentando un placer jamás vivido. Me excité tanto que volví a follarla como un loco, ella extrañada, sin saber lo que pasaba no dejaba de gemir hasta que volvió a correrse ante la alegría de ellos. Yo tuve el mejor orgasmo en mucho tiempo. Fue brutal. Desde entonces, cada vez que me pajeo me meto un dedo en el culo para darme más placer.
Me tumbé al lado de mi mujer y ellos comenzaron a pajearse mirándonos. Era morboso ver cómo se pajeaban delante de nosotros, agarrando con fuerza sus pollas hasta correrse de nuevo. Después se vistieron y se despidieron sonrientes. Seguro que su viaje, donde fuera que fuesen, sería más placentero.
Nosotros llegamos a nuestro destino y pasamos unas buenas vacaciones. Follábamos mientras veíamos el vídeo de nuestra última aventura, a veces nosotros dos, otras… en compañía.
Hubiera preferido doble vaginal y que los 6 la agarren y se la cojan