Mi mujer me convirte en voyeur
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Bueno, lo único bueno hoy día es mi trabajo. Hace tiempo que
era un ejecutivo menor, pero fui ascendido a una posición en
la que se requiere viajar seguido. Tengo una oficina, mi propia secretaria.
Las cosas entre mi mujer y yo iban mas mal que bien, sexo una vez al mes, cuando me iba bien, y eso duraba unos cuantos minutos. Salíamos cuando era posible, ni el trabajo de ella ni los niños (tenemos dos) nos hacían las cosas fácil. Todo este rollo empezó la única vez que un viaje de negocios fue cancelado, por razones que no vienen al caso, Tuve que regresar a la oficina.
Apenas le pagaba al taxista, cuando un amigo sale del
edificio y me informa que acaba de ver a mi mujer en el aparcadero, me extrañé,
pues ella no sabía que el viaje se había cancelado, no puede ser posible que me
estuviera buscando, a menos que no estuviera ahí para buscarme, ¿Pero, para qué
entonces?
Mi corazón empezó a latir fuerte y la verdad no sabía que hacer.
Esthela y yo nos dimos varias cita en mi oficina, para coger, Este día fue diferente, Entré sin
problemas, no había nada que me impidiera entrar, y luego con sigilo salí al
cuartito adjunto a la oficina, con tan buena suerte que Charly, hasta entonces buen amigo, había dejado la puerta abierta y la luz
apagada. El corazón me latía en los oídos y el pecho lo tenía a punto de
reventar. Charly es un tipo alto, elegante, bien parecido, según las
mujeres de la oficina, al que nunca le conocí una novia, supe de varias amantes
y que ninguna lo puede ?atrapar?. Al menos de eso se jacta y con buena razón,
aún cuando no se folla a las secretarias de la oficina, siempre anda con unas
mujeres tan hermosas. Con todo el sigilo que pude esbozar, bajo las circunstancias,
el corazón me retumbaba en los oídos, me acerqué a la puerta
del cuarto y poco a poco, calmándome un poco, escuché a Charly decir a otro sujeto, a
quien todavía no veía: ?es una belleza de mujer? y el otro contestaba:
?Preciosa, y putísima, que bien chupa la verga? Me asomé a la oficina y vi a mi mujer, acostada boca abajo sobre escritorio, desnuda, y mi ?buen amigo? Charly
follándosela. El otro a quien no conocía, un tipo rubio y fornido, le metia la verga
en la boca de mi esposa. Mi mujer, según veía, gozando con las dos vergas.
¿Te la quieres follar? Si vamos a cambiar, tengo ganas de sentir que tan caliente
está la puta Charly saco la verga dentro de mi mujer, desnudo de
la cintura hacia abajo, ayudandola a levantarse del escritorio y la abrazó
besándole los labios. Sus manos se pasaron por sobre sus senos y sus nalgas. La
llevó al frente del escritorio y le dijo que se mantuviera de pie pero
doblándose ligera mente a la cintura y que se apoyara sobre este con las palmas
de sus manos. Mi mujer obediente estaba lista abriendo ligeramente sus piernas.
El rubio, se jalaba la verga viendo con lujuria el cuerpo de Esthela. Se acercó frotándole sus nalgas, su verga estaba bien parada y dura. Luego de acomodarse un poco, penetró a mi mujer. Al principio se afianzó de las caderas, pero poco a poco sus manos iban sobando la espalda, luego se pegó a ella besando su nuca y frotando las tetas. Esthela estaba fuera de si, con la boca entreabierta jadeando con las arremetidas del rubio.
Eso es, métesela bien a la putita. Charly le decía mientras se jalaba la verga.
Me daba vueltas la cabeza, me dolía ver a mi mujer a si,
poseída por otro, pero cosa curiosa, al mismo tiempo me puse dura la verga.
El rubio seguía afanado y al poco tiempo se chorreó haciendo
muecas, se la sacó a mi mujer que al parecer estaba al borde del orgasmo y ella
pidió mas. Charly reemplazó al rubio y se la metió. Se la folló unos cuantos minutos hasta que mi mujer se desplomó sobre el escritorio, le vi la cara y supe entonces que se apoderaba de ella un orgasmo intenso, Charly aprovechó la posición para apretar el culo de mi mujer
con sus dos manos y follarla mas rápido. Luego de unos cuantos minutos se la
metió hasta donde pudo una última vez y la llenó de leche una segunda vez.
Pero el rubio no había terminado, se le había parado otra vez
y volvió a tomar su lugar atrás de mi mujer. Charly veía el espectáculo por un
lado y se encaminó al cuarto donde me escondía, me tuve que meter al closet.
Entró a sacar unas toallas y al salir cerró la puerta. Puta suerte. La media hora siguiente me la pasé en la oscuridad escuchando
al par de cabrones follándose a mi mujer, le decían cosas como ?lame bien
putita, que no quede ni gota de leche? Un par de veces la alcancé a escuchar
pidiendo más verga y gemir como loca. Oí cuando el rubio se despedía y luego Charly le dijo que lo esperara en el lobby. Entonces me salí por donde había entrado y esperé a Esthela mi mujer en el coche. Aparentemente ella también había entrado por ahí.
Cuando me vio recargado en su coche se detuvo en seco y se puso a llorar.
Como también tengo llaves de su auto, abrí las puertas y la
llevé del brazo al asiento del pasajero, luego nos fuimos a casa. El trayecto
fue silencioso, ni me atreví a verla y ella solo irrumpía de vez en cuando con
un sollozo.
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