MI MUJER POSEIDA POR SU AMIGO
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Llegó el fin de semana y mi esposa me dijo que quería salir a un pub con unas ex compañeras de curso. No quería que ella fuera, pero me insistió que solo serían mujeres. Entonces accedí. Yo me quede esperándola hasta tarde con varias cervezas de más, pero el sueño me venció. Apareció tipo 06 de la mañana. Transcurrió el día en total normalidad. Ya en la noche, mientras yo dormía, ella comenzó a darme una chupada de esas que me vuelven loco. Era un momento inoportuno pero me vinieron dudas de la noche anterior, y le pregunté: "¿dónde te metiste anoche?", ella paro de chuparme el pene, me miró y se echo a llorar. Yo me quedé bastante estupefacto, con el pene duro, todavía agarrado por su mano, mientras la veía llorar en silencio, para no llamar la atención al resto de la casa.
Mi dolor de cabeza, la resaca que me pasaba la cuenta y el hecho de que estaba todavía medio dormido, no impidieron que comenzara a sentirme realmente incomodo. Me incorporé la sujeté por los hombros y agitándola un poco le pedí que se tranquilizara. Una vez que dejó de gimotear, le dije que se explicara, que no me iba a enojar, que me contará que había pasado y como había llegado a casa. Ella me pidió que no me enfadara que había bebido mucho y que no era responsable, que me quería mucho y que no podría soportar que la dejara. Yo, cada vez más envalentonado le dije que se dejara de tonterías y me contará todo. Y así empieza su relato.
Me dijo que solo estaban mujeres divirtiendose cuando de repente llegó Alan, un compañero que siempre le llamó la atención, (Claudia, su mejor amiga, sin consultar a nadie lo había invitado) se acercó y saludó a todas dejando a ella para la última. Le dio dos besos y le dijo que si le importaba que se sentara allí, ella, educadísima como siempre, le dijo que no había problema. Parece ser que él comenzó el ataque desde el primer momento, diciéndole que no comprendía como yo dejaba a una mujer tan atractiva y bella, salir solita. Él con la excusa del ruido se acercaba más a ella y le hablaba rozándole con los labios la oreja, lo que a ella la pone a mil. Además cuando le hablaba, él apoyaba su mano sobre su pierna por debajo de la mesa. El alcohol y el ver que nadie se daba cuenta, le dejó hacer, a lo que él parece que tomó como una invitación. Así que mientras seguía hablando con ella, empezó a acariciarle la pierna hasta conseguir tocar su zorrita. Ella dio un pequeño saltito y miro hacia sus amigas, pero nada, pasó desapercibida.
En ese momento parece ser que Alan se dio cuenta de que ella estaba muy borracha y que estaba lista pues no ponía ningún impedimento a su exploración. Siguió acercando la mano a la entrepierna de ella, mientras comenzaba a decirle en la oreja que estaba muy bien y que si se dejaba hacer algunas cositas que a ella le iban a encantar, a lo que ella respondía que la dejara, que no quería hacer un escándalo y dejarlo en ridículo. En ese momento él consiguió romper las defensas de Miriam y empezó descaradamente a masturbarla por sobre su pantalón entre el alcohol, el sobeteo y las palabras.
Mi mujer me contó que en un momento en que fueron sus amigas al baño, Alan la agarró de la mano y se la llevó del local hacia la calle. En cuanto traspusieron la puerta Alan la tomó y la besó en la boca, reconociendo la victoria en ese momento. La llevó por calles oscuras hasta un motel cercano, lugar en el cual siempre había presumido que llevaba a sus mujeres para echarles un “polvito”. Ella cuando se vio dentro se resistió un poco, pero el hábilmente le sacó la blusa y desabrochó el pantalón, y en un movimiento se lo sacó dejándola solo en calzón y sostén. La observó un segundo mientras Miriam intentaba taparse un poco torpemente. El alcohol la hacía sentirse muy rara y bastante excitada y aunque una voz dentro de ella le gritaba, era una voz muy débil. Alan la volvió a besar mientras le tocaba el pecho suavemente y en una hábil maniobra le quitó el sostén con una mano.
Miriam se veía semidesnuda delante de su amigo que comenzó a comerle los pechos, su resistencia comenzaba a dar paso al placer con algún pequeño gemido ya que sus pezones eran muy delicados como bien yo sabía. Él la tumbó y rápidamente le bajó el calzón dejándola completamente desnuda. Antes de que pudiera reaccionar, Alan hundió su cara en la entrepierna de Miriam, que aunque ella no podía evitar, estaba completamente mojada y palpitante. El morbo de estar desnuda delante de su amigo que le estaba haciendo una mamada deliciosa, en un sitio desconocido y sin saber cómo salir de allí parece que la puso súper caliente y se corrió silenciosamente en la boca de Alan entre grandes espasmos. Este levantó la cabeza en señal de triunfo. Miriam se relamía medio avergonzada y le decía que por favor la dejara, que ya estaba bien. Alan le dijo que está bien, que la dejaría pero que él necesitaba desahogarse, que él la había acariciado y le había dado placer y que él se merecía un pequeño premio. Ella un poco aturdida le decía que ya estaba bien, que lo había pasado bien. En ese momento Alan se bajo los pantalones y dejo ver un pene de grandes proporciones, que captó inmediatamente la atención de mi esposa. Miriam y yo habíamos fantaseado alguna vez con que la culeaba un hombre con un pene mucho más grande que el mío y Alan lo tenía mucho más grande que yo, por lo que parecía.
Alan mientras con la mano derecha se acariciaba el pene completamente tieso con la mano izquierda acariciaba la pierna de Miriam, acercándose a la entrepierna, hasta que acarició directa y suavemente el húmedo sexo de Miriam. Entonces le dijo: "Mira Miriam, si me haces una paja me doy por satisfecho y no haremos nada más". Ella no parecía del todo decidida, así que Alan se inclinó un poco y sin apartar la mano izquierda de la entrepierna de ella, cogió una de las manos de Miriam y la llevó a su pene para que esta lo tocara directamente. Miriam lo comenzó a tocar primero con cuidado y poco a poco comenzó a hacerle una suave paja con una mano.
Su pequeña mano apenas abarcaba todo el diámetro del pene de Alan así que le agarró su gran miembro con las dos manos y comenzó a masturbarle con más fuerza. Ella parecía un poco ida sintiendo la dureza del pico de Alan, cuando de pronto vio que en la punta del glande salía un poco de liquido pre seminal, paro de mastúrbalo, con un dedo recogió el líquido y se lo metió en la boca. En ese momento Alan aprovecho la oportunidad y la calentura de Miriam y con la posición ganada empujó hacía la boca de Miriam con su largo miembro. Miriam un poco sorprendida entreabrió la boca y recibió el trozo de carne directamente con los labios. El siguiente empujón de Alan consiguió meter gran parte de su pene en la boca de mi mujer. Miriam completamente desinhibida le chupaba la verga mientras Alan le agarraba la cabeza intentado penetrar más aún su garganta. Miriam pensaba que así conseguiría que Alan se corriera rápidamente y la dejara en paz, pero Alan en ese momento se la saco de la boca, dio la vuelta, la tumbo montándose sobre ella y le dijo, te voy a pisar, lo necesito, te voy a culear, te llenaré de mi leche, te dejare embarazada y serás mi mujer, mi perra por siempre
A ella sólo le dio tiempo a decir que no débilmente, mientras ese largo pene chocaba contra su húmeda vagina. El primer golpe no rompió la barrera, pero provocó un calambre de placer en Miriam que la dejó totalmente rendida. El segundo golpe entro hasta la mitad, un tercer empujón pegó sus cuerpos totalmente. Miriam se volvió a correr en ese momento rodeando con sus piernas el culo de Alan. Este comenzó un mete-saca furioso durante varios minutos, durante el cual Miriam volvió a correrse y casi perder el conocimiento. Mientras Alan se la culeaba, sus lenguas se entrelazaban y las manos de Alan jugaban con los pechos de ella.
Alan notó que se iba a correr, su primer pensamiento fue sacársela y correrse en la cara de Miriam, pero no le dio tiempo y se dejó llevar dentro de la vagina de Miriam, que sudorosa recibió la corrida de su amigo con placer. Alan descargó sus grandes y redondas bolas llenas de semen en su interior. Alan permaneció con su cuerpo sobre ella con el pene dentro de su vagina mientras se recuperaba del esfuerzo. Miriam permanecía en un estado de semiinconsciencia que hacía que no se diera totalmente cuenta de lo que pasaba, pero el placer que sentía le hacía olvidar lo demás. Alan fue recuperándose, en su cabeza solo rondaba una cosa: "que me la chupe y correrme en su boca".
Se levantó y antes de que Miriam pudiera incorporarse o decir nada ya tenía la verga en la boca. Sin querer evitarlo comenzó a chuparla de nuevo y la verga de Alan se lo agradeció volviendo a endurecerse.
No te puedes ir sin dejarme probar tu culito, ella le dijo que no, que solo era una paja y ya tenía mas de lo que pedía. Ok, le dijo Alan, duchemonos y nos vamos.
Ya en la ducha, se paró detrás de Miriam simulando tener frío. Pero lentamente su verga comenzó a endurecerse mas aún, logrando acercarse y rozar las nalgas de Miriam. En un instante la cabeza de su fierro ya se acomodaba entre las nalgas de mi mujer, ella trato de zafarse pero Alan en un rápido movimiento la agarró de las caderas y le clavó su monumental miembro. Miriam no pudo hacer nada mas, se dejo llevar al ritmo de sus bombeadas, al ser el mas alto la llegaba a levantar con cada embestida. Su culito estaba enganchado a su verga quedando pegados como perros. Movimientos bruscos y potentes no la dejaban ni siquiera pensar. Tanto fue el placer que Alan le dio por culo que Miriam alcanzó un orgasmo anal.
Con el orgasmo aún acelerando su cuerpo, Miriam decidió regalarle a Alan una deliciosa mamada. Así Alan consiguió su deseo de correrse en la boca de mi esposa. Pero no contento con eso se quedó con el sostén y el calzón de Miriam. La vistió y la llevó a casa, y en un estado de borrachera la dejó en la puerta de mi casa, se fue al dormitorio, se quitó los zapatos y la única prenda que llevaba y cayó en la cama inconsciente.
Cuando terminó la historia, lloraba mientras que con una mano me acariciaba el pene que estaba completamente tieso. Yo no sabía que decir, salvo que llevaba empalmado casi una hora con la historia, que tenía una resaca de mierda, y que quería matar a alguien. Tras pensar durante unos segundos dije:
"chúpamela ahora y ya veremos lo que hacemos después".
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