Mi mujer se masturba con otra
Los dos nos miramos con la polla en nuestra mano, dura, tiesa, observando cómo nuestras mujeres se abrían el coño deseando que los negros de la peli las follaran como putas..
Por fin había llegado el fin de semana y como cada mañana mi polla estaba dura como una piedra. Mi mujer dormía desnuda a mi lado, sus pezones estaban duros, pero lo que me apetecía era bajar hasta su coño y lamerlo. Así lo hice. Pronto sentí como comenzaba a jadear y mover suavemente sus caderas para sentir mejor mi lengua recorriendo su clítoris ya mojado. Seguí lamiendo y follando su húmedo chochito con un dedo. Mi saliva y sus jugos vaginales ya chorreraban por la raja de su coño, así que me puse encima de ella y la penetré besándola para que saboreara su coño en mi lengua.
Entre gemidos me comentó que ayer quedó con Merche aprovechando que su marido, Luis, estaba trabajando de noche. Merche y Luis son amigos de hace muchos años.
-Quedamos para ver una peli porno, de orgías. – Me comentó entre gemidos.
– ¿En serio? ¿Con Merche? – Respondí sorprendido sin dejar de martillear su coño con mi verga.
Siguió comentándome que se pusieron tan cachondas que acabaron masturbándose, gracias, eso sí, a que iban también un poco contentas por el alcohol. Le pedí que me dijera cómo era su coño, si se desnudaron completamente… que me diera más detalles a la vez que sentí un aumento de calentura, cosa que notó al sentir que mis embestidas eran más fuertes.
-Nos desnudamos sí…mmmm… nos abrimos de piernas… oooohhh… – Gemía mientras seguía dándole duro. – Tiene las tetas más gordas que yo, la muy perra, el coño totalmente depilado… Nos masturbamos tres o cuatro veces… mmmmm… puto, me corro… ¡¡¡aaaahhhh!!!
Mi mente las imaginaba a las dos…ahí… abriéndose el coño mirando la peli porno, masturbándose y gimiendo como perras… me corrí pensando en ellas.
Ya en la ducha me dijo que el viernes lo volverían a repetir y ahí fue cuando se me ocurrió la idea.
Hablé con mi amigo Luis del tema y se puso como yo, cachondo perdido. Así que decidió no decirle a su mujer que ese viernes libraba. La idea era entrar en el piso con sigilo y observarlas.
Así lo hicimos. Entramos con mucho cuidado de no hacer ruido y ya al fondo del pasillo se oían los gemidos de una peli porno. Nos acercamos a la puerta del salón y vimos la enorme pantalla del televisor un Gang Bang de negros con pollas enormes follando a una rubia tetona por todos los agujeros de su cuerpo. En el sofá, ellas dos, totalmente abiertas de piernas, mi mujer tenía las piernas encima de las de ella, casi con la rodilla le rozaba el chocho a Merche. Se estaban masajeando las tetas. “Pedazo de tetas tiene…” Pensé mirando a Merche. Luis se bajó la cremallera y se sacó los huevos y la polla que ya la tenía bien dura, así que le imité. Los dos nos miramos con la polla en nuestra mano, dura, tiesa, observando cómo nuestras mujeres se abrían el coño deseando que los negros de la peli las follaran como putas.
-Dios… tu mujer está para reventarla a pollazos.- Me dijo Luis
-Pues anda que la tuya… mira qué cara de zorra pone, relamiéndose mirando a los negros. Le daba yo un buen pollazo…mmm
-Pues vamos a ello.
Nos acercamos lentamente y Luis soltó:
-Así que queréis pollas…¿eh?
Se puso rápidamente frente a ellas, las dos gritaron asustadas y sorprendidas tratando de taparse las tetas a la vez que cerraban las piernas. Nos miraron desconcertadas y un tanto avergonzadas. Nos insultaron, increpando nuestra actitud, pero sin dejar de mirar nuestras pollas erectas frente a sus caras. Yo agarré la cabeza de mi mujer y la dirigía hacia la polla de Luis. Ella trató de resistirse.
-¿Qué…qué haces?
-Abre la boca y chupa…zorra.-Le dije
Merche no daba crédito a lo que veía. Mi mujer abrió la boca y se la metió entera. Merche abrió la boca sorprendida ante el gesto de su amiga, momento que aproveché para meterle la polla en su boca y obligarla a mamarla.
-Ahí, ahí…chupa zorrona.- Le decía su marido a Merche.
Las dos se afanaron en lamernos las pollas de arriba abajo, los huevos, tragaban y tragaban, era como una competición a ver quién la chupaba mejor. Después comencé a follarle las tetas, con la polla bien ensalivada resbalaba mucho mejor. Merche y Luis se miraban excitados.
Luego puse a Merche de pie, la recliné frente al televisor para que mirara la peli y comencé a follarla por detrás y a darle azotes en su culazo.
-¡Puta! Si os portáis bien a lo mejor un día os soltamos con un montón de negros para que os hagan eso… ¡zorras!
Mi mujer ya estaba cabalgando del revés a Luis, sin perderse detalle de mis embestidas a Merche y el sonido de mi polla chocando contra su coño con fuerza. La giré un poco para que mirara lo que mi mujer estaba haciendo con su marido. Botaba y botaba sobre su polla. Era delicioso ver cómo la polla dura de Luis entraba y salía del coño de mi mujer. Las dos gritaban como perras con cada pollazo, deseando más y más. Agarré las tetas bamboleantes de Merche mientras le pellizcaba suavemente los pezones. Aquellas enormes tetas que no me cabían en las manos eran mías ahora.
Luis levantó a mi mujer del sofá sin sacar su polla, era como si la tuviera empalada y comenzó a follarla de pie junto a mí. Ella le rodeó con sus piernas la cadera y siguió cabalgándole con fuerza. Azotó el culo de su amiga llamándola puta mientras miraba mi polla entrando y saliendo del coño de su amiga.
-Hijo puta…ahhh…mmmm… qué polla, Dios…mmm.- Decía mi mujer mirando a Luis
Él sonreía con placer agarrando el culo de mi mujer ayudándola a subir y a bajar.
Yo me agarré a las caderas de Merche haciéndole saber que me iba a correr en su coño de puta.
-Me corro…puta…puta…ohhhh…mmmmmmm
Luis hizo lo mismo. Después las dos se fueron al sofá y para sorpresa nuestra comenzaron a hacer la tijera y frotar sus coños con nuestro esperma caliente. Se corrieron mirándonos, como dedicándonos ese brutal orgasmo.
Y lo prometido es deuda… Al cabo de unos meses varios negros dieron cuenta de ellas para nuestro deleite, pero eso… es otra historia.
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