Mi negrita
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Hola a todos y todas. Llámenme Johan, tengo 29 años, mido 1.85 mt y me gustan las mujeres con amplias caderas y buen trasero. Mi mujer ha descuidado su figura en los últimos años y como suele suceder hemos bajado el ritmo sexual a casi una vez por semana o cada quince días, a pesar que somos muy jóvenes.
Hace un poco más de un año, llegaron unos nuevos vecinos, el varón venía de un fracaso matrimonial y ella era una linda negrita, con rasgos bastante finos, pero tenía las caderas y el culo de su raza, además dos tetas grandes. Esa pareja hizo amistad con nosotros, pero conforme los fuimos conociendo me di cuenta que la familia de él no la aceptaba, primero por la raza y luego porque él venía de un fracaso. Sucedió que una noche Pamela (asi le llamaré), la negrita, llegó a nuestra casa llorando, nos confesó que las cosas no habían estado bien las últimas semanas y habían tomado la decisión de separarse, darse un tiempo.
Como yo trabajo como profesor de escuela, le conseguí unas horas a Pamela, ya que ella dominaba completamente el idioma inglés. Ella me agradeció mucho, ya que dependería económicamente de ella misma. Asi que también la vería frecuentemente porque era en la misma escuela. Fui haciendo amistad con ella y algunas veces le tiraba indirectas, diciéndole que como aguantaba no darle placer al cuerpo (cuerpo que ella tenía muy bien dotado). Cierto día que mi esposa no estaría con mis dos hijos, le dije a ella que yo iba a comer mal ese pard e días. Pamela no perdió tiempo en invitarme a cenar a su casa ese primer día.
Luego de cenar, pasamos al living, ella vestía un blusa con un escote que dejaba verle ese precioso par de senos duros y morenos. Creo que ambos sabíamos como iba a terminar esa noche, porque la atracción era mutua. Empecé a besarla y ella dijo que no, que ambos éramos casados, pero conforme la tocaba ella respondía, le fui sacando la ropa, yo soñaba con verla en cueros, cuando la tenia en ropa interior, ella pidió que yo estuviera igual. Asi que me desvestí y me quede en boxer. Los besos empezaron a ser más apasionados, mis manos tocaban sus senos, sus nalgas y por fin lo metí dentro de su braga, toque su monte de venus y sus labios vaginales, jugué con ellos y mojó mis dedos.
Me puse en el suelo y me metí entre sus piernas, le hice a un lado la braga y pude ver su sexo negro, los labios oscuros, solo la entrada de su vagina era rosada, su clitoris era grande, el más grande que había visto en una mujer. Me puse darle lengua y dedo en su raja negra. Pamela comenzó a gemir fuerte y me jalaba la cabeza para meterla en su concha. Me gritaba en ocasiones que me deseaba desde hace algun tiempo atrás y que quería tenerme dentro de ella. Eso me encendió y mi chupada de raja se hizo más frenética y fuerte.
-Aqui estamos incómodos, vamos a mi habitación!- dijo Pamela, me tomó de las manos y comenzamos a caminar al lecho. Nos quitamos lo último de nuestras ropas, ella tenía un cuerpazo y un culon que no pude aguantarme las ganas y le pedí que se pusiera en cuatro, lo que quería era comerme su culo y su raja por atras y chuparle las nalgas. Mi verga ya goteaba de lo excitado que yo estaba.
Me metí entre sus dos montañas de carne y le lamí su culito, casi mordía las carnes de sus nalgas, a ella le gustaba todo lo que le hacía, me pedía más y me decía que esa noche le podía hacer de todo. Me puse por atrás y la penetré en su raja negra, estaba muy caliente alli dentro, me puse a pistonearle mi verga erecta y se la daba duro hasta lo más profundo de su útero. Ella gemía y berreaba como becerrita y pedía más. La oí correrse y llenar su orificio negro, luego comenzó a mover sus caderas con mi verga dentro de su raja, como si bailara samba o salsa. Yo sentía como su vagina movía mi verga dentro de ella. Me estaba llevando al climax, pero la detuve y le dije que aún quería gozarla más.
La puse a mamarme la verga, sus gruesos labios de su boca me succionaban terriblemente delicioso, todas mi siete pulgadas entraban y salían de su boca. Me coloqué acostado boca arriba y ella se montó para cabalgarme la verga, nuevamente movió sus caderas y su culo como solo las negritas pueden hacerlo, además parecía que sus músculos vaginales envolvían mi masculinidad como si fuera un guante. Me cabalgó hasta que emití un chillido de placer, me estaba viniendo como loco dentro de ella, parecía que estuviera orinando, al menos esa fue la sensación. Le llené de esperma su oscuro agujero.
Descansamos un rato, luego me trajo asi desnuda, algo de beber. Diez minutos después me invitaba a bañarnos juntos en su ducha. Nuevamente empezamos a besarnos y a tocarnos nuestros sexos, ella se hincó y comenzó a chupármela de nuevo, luego yo la puse contra la pared y me hinqué para chuparle su pepa, nuevamente excitados volvimos a la cama e hicimos un delicioso y jugoso 69, lo digó asi porque de mi verga salían gotitas de semen y de su chuchita negra salían juguitos amargos que yo lamía sin cesar.
La puse en cuatro sobre la cama y comencé a penetrarla con fuerza, duro y rápido. Pamela gemía y me pedía más, yo tuve que pararme sin sacársela, sobre la cama, y seguir dándole duro, el haberme corrido anteriormente, producía que yo tuviera más aguante y esperara a que ella se corriera una y dos veces antes que yo. Pamela parecía chillar cuando se corría, luego volteo de lado su rostro y me dijo que lo estaba sintiendo rico. Al buen rato era yo quien buscaba correrme, ella se dio cuenta y comenzó a mover su trasero en pequeños círculos, moviendo mi verga dentro de su raja. Por fin, luego de varios minutos en ese ritmo y yo me vine entre quejidos, un nuevo chorro de esperma fue a parar a su vagina, hasta que mi verga dejó de convulsionar, se la saqué.
Luego de vestirnos, ella me dijo que pasáramos al comedor a cenar. Durante la cena ella se dio a la tarea de buscarse una explicación de lo ocurrido, luego yo le dije que no había problema que era solo sexo y que ambos habíamos sentido una atracción que desembocó en esta relación. Luego un poco descarado le dije que cuando quisiera me llamara para volver a tener relaciones, que ella era muy atractiva y que me gustaba, que sería solo sexo, nada de compromisos, ni de llamadas, ni papelitos, nada de compromiso en otras palabras. –lo pensaré!- me dijo por último.
A solo una semana de eso, nos juntamos en su casa, entré por la parte posterior por seguridad. Ella tenía un vestido super corto, apenas por debajo de sus nalgas, yo la ví y se me paró la verga. La abracé y apreté sus nalgas, la cargué y la llevé a la cama y comencé a desnudarla, hasta dejarla solo con los zapatos (me gusta ver coger a las mujeres solo con zapatos puestos) y comencé a penetrarla en la posición clásica del misionero. Le di duro y la llevé a un fabuloso orgasmo rápidamente, ella se aferró con sus piernas a mi cuerpo y nos movimos hasta que casi por segundos, me vine detrás de ella mojándole su lindo chochito negro. Como la vez anterior, cogimos, luego cenamos.. y luego volvimos a coger antes de despedirnos.
Me volví el amante de la negrita Pamela, era fabulosa en la cama, la forma en que las mujeres de color cogen es deliciosa por la forma en que mueven su trasero y los músculos de su vagina.
Por más de seis meses fui polígamo. Me cogía a dos mujeres bonitas, ya que mi mujer tiene lo suyo. Lo mejor del caso fue una vez que sin llamarme, yo llegué a su casa, nos besamos y le dije que quería hacerlo, ella me dijo que estaba en su periodo menstrual, seguimos besándonos y cuando ambos estábamos muy excitados, me dijo que ella me daría lo más íntimo que podía entregarme, se fue al tocador y regresó solo en ropa interior, no le ví la toalla sanitaria en su conchita, ella se dio cuenta que yo la veía y me dijo que se había puesto un tampón y que me daría su colita, y que solo un hombre había entrado allí, su marido.
Me la mamó para ponérmela dura, no tuvo que hacer mucho. Se puso en cuatro y me dijo que le chupara su orto, se lo lamí y dedie por algunos minutos, luego me dijo que la penetrara lentamente por su colita, me puse de pie y tomando mi verga con la mano se la puse en la entrada de su ano, empujé y poco a poco se la fui hundiendo en su recto, ella se quejaba, pero no muy fuerte, la fui ensartando hasta que solo mis cojones quedaron afuera de su recto. La fui cogiendo por el culo lentamente, pero cada vez me pedía más rápido y más fuerte, la culie más fuerte, pero lo apretado de su recto y los movimientos que hacía ella con el trasero me llevó a correrme sin remedio, le descargué una chorro de esperma dentro de su negro culito, ella no llegó a tener un orgasmo, pero si vi que le gustó hacerlo conmigo, más tarde fui perfeccionando la cogida por su colita, y al poco tiempo la llevaba al orgasmo a través de su recto.
Lo bueno no tarda mucho, su marido regresó a la casa, siempre l
a llegaba a ver mientras me estaba tirando, pero no dormía en la casa, pero a partir de allí, él regresó a su casa definitivamente, he encontrado varias veces a Pamela (ya que trabajamos en la misma escuela) y hemos tocado el tema, y estoy seguro que ella ya sentía algo por mi. Se que la volveré a tener en una cama pidiéndome más y más.
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