Mi niño rico
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Digánme Sofia, cuando esto comenzó yo tenía 29 años, tenía 6 de casada. Mi matrimonio era bastante bueno, pero la desgracia nos cayó encima, mi esposo tenía un problema y no podíamos tener hijos, a pesar que hoy en día existen muchas opciones para ser padres, mi esposo que es 7 años mayor que yo, no las acepta, prefiere los tratamientos médicos y hemos intentado decenas de veces y no yo no quedo preñada.
A raíz de ese problema, Daniel, el hijo de los vecinos, ha llenado parcialmente ese vacío, el llegaba a la casa casi todos los días. Desde que tenía 8 años. En mi caso soy morena clara, 1.68 mt, mis senos son medianos de bonita forma y siempre he sido un poco de caderas anchas y voluminoso trasero, que es mi atractivo principal, el sexo con mi marido ha sido inmejorable, somos muy abiertos en el cama, y me encanta sentir su pene en mi orto al igual que en mi vagina.
Como dije al inicio yo veía a Daniel como el hijo que no tenía. Llegué al extremo de tomarme la libertad de tomar la ducha juntos, yo observé que mi vagina y mis senos le llamaban la atención a Danielito, su pene se ponía semiduro en ocasiones. La verdad es que yo podía verlo como un hijo, pero el me podía mirar como mujer o amiga. Asi también cuando el tenía doce o trece años lo sorprendí con mis calzones sucios, la noche anterior había tenido buen sexo con mi esposo, asi que estaba impregnado de mis jugos íntimos y posiblemente de los de mi marido. El chico estaba despertando sexualmente. A Daniel le gustaba esconderse debajo de mi cama, era para verme como me vestía después de un baño o por la mañana, el creía que yo no sabía que estaba alli debajo. Yo sabía que me veía como su modelo sexual, asi que algunas veces le di gusto y casi le modelé en ropa interior, yo sabía que sus primeras masturbaciones fue pensando en mi. Aveces eso me daba morbo y en otras me daba verguenza.
Cuando Daniel tenía 15 años, ya su cuerpo empezaba a cambiar, ya no le gustaba ducharse conmigo, porque le daba veguenza tener una erección frente a mi y que sus guevos ya tenían vello al igual que su pubis. En esos días, me dieron una mala noticia, los padres de Daniel se mudarían a la capital del país, por un trabajo que habia conseguido el papá de Daniel, y obviamente se lo llevarían con ellos. Esa noticia me devastó, ya que mi vida era muy solitaria en casa, si tenía amigas pero no siempre estaban conmigo, mi esposo trabajaba jornadas de ocho a diez horas diarias.
Un día antes de su partida. Daniel llegó a despedirse de mi, yo estaba en la cama viendo tv, pero estaba bastante deprimida, Daniel con su cuerpo ya de un adolescente, se abrazó a mi y lloramos unos minutos. Pero conforme pasaban los minutos, el abrazo se fue volviendo caricia. En ese momento yo tenía una blusa escotada, sentí su mano acariciar mis senos como nunca lo había hecho, yo lo dejé, pensé que él estaba también nostalgico y era su forma de demostrarlo. Sin embargo su mano se fue metiendo entre mi blusa y en segundos estaba acariciando mis senos piel a piel, exploró mis pezones, que ante sus caricias se fueron endureciendo entre sus dedos. Mi falda me llegaba a las rodillas. Luego de explorar mis senos, sus manos se centraron en mis piernas, yo me puse boca arriba y fui dejando que Daniel me explorara.
Me subió la falda y acarició mis muslos. -te gustan mis piernas?- le alcancé a decir con palabras entrecortadas, aunque no quisiera me estaba excitando y sentí un nudo en la garganta. El movió la cabeza en forma afirmativa y siguió tocándome. Subió más mi falda y fue visible para él mi braguita, tenía puesta una de color rosado tipo bikini, asi que apenas tapaba mi vello púbico recortado y mi panocha. Daniel tocó y exploró el frente de mi braguita, pasó sus deditos por mi raja encima de la delgada tela y eso me estremeció como nunca, una parte de mi quería detenerlo y la otra quería que continuará y fuera más agresivo inclusive.
Sus caricias continuaron sobre mi raja, yo tenía miedo de empezar a mojarme, pero eso no era voluntario. No sé si Daniel había visto algo en la tv o en el internet, pero acercó su boquita y comenzó a besar mi braguita encima de mi panocha, eran besos tiernos al principio, pero pronto se volvieron tambien chupadas, su lengua recorría mi braga y aveces me tocaba la piel al borde de mi braguita, eso me excitaba mucho. Vi mi reloj, mi esposo no estaría allí hasta dentro de dos horas. Asi que no había problema. Yo me estaba mojando en serio. Daniel no se animaba a hacer más, siguió lamiendo mi braguita encima de mi raja. Asi que para ayudarlo, jalé un poco mi braga hacia un lado destapando una parte de mi raja, él sin esperar pasó su lengua y chupó parte de mis labios vaginales, su lengua estaba caliente y mojada de saliva, me hizo suspirar y cerré los ojos degustando lo que el chico me daba.
El chico ahora más animado, terminó por correrme la braga hacia un lado totalmente y me dejó expuesta la raja, Daniel comenzó a comerme la panocha, un poco en desorden, pero eso era la parte más excitante, su inexperiencia, su lengua tocaba mi clitoris, eso me hacía mojarme mucho, y luego bajaba hasta casi tocar mi ano. -Danielito, mi niño, que me haces?, me tienes loca!, Danielito mi niño!!- y me corrí, le acaricié sus cabellos y abrí más mis piernas y él pudo casi meter su lengua en mi raja, tuvo que haber sentido los jugos de mi corrida. Fue una corrida bárbara.
Daniel quería seguir comiendome la raja, pero yo quería ahora jugar con él. Lo acosté casi en la misma posición donde yo estaba y desabroché su pantalón, observé que el pantalón tenía algunos circulos húmedos, el chico se estaba mojando también, le bajé su boxer y ante mi quedó su verga paradita, para su edad era grande, un poco más pequeña que la de mi marido pero él solo tenía quince. Comencé a jugar con ella, acariciándola, el chico tenía los ojos abiertisimos y miraba todo lo que yo le hacía. Luego comencé a darle besitos en todas partes, al igual que él me lo había hecho. Luego la empecé a chupar, la chupaba y la lamía, hacía ambas cosas alternativas. Su verga aún creció otro poco y se puso bien rígida.
Segui chupandosela, lamía y chupaba, no quería que el chico se corriera tan pronto, bajé a lamerle sus pequeños guevos, que se pusieorn duritos a contacto de mi lengua. Daniel, cada vez que le chupaba la verga, ponía los ojos casi en blanco, el niño estaba extasiado. Luego me metí su verga en la boca y comencé a meterla y sacarla, en un minuto sentí como el chico estallaba dentro de mi boca, su semen era poco espeso, no como el de mi marido, parecía que se estaba orinando en mi boca por la cantidad que sacó de su pene, yo no la saqué de mi boca en ningún instante. Sin decir palabra, Daniel se vistió y me dio un beso robado en la boca y salió casi corriendo. No lo volví a ver hasta después de 7 años.
Fue en un domingo del 2011, era una fiesta prenavideña, la verdad es que no lo reconocí hasta que un amigo lo presentó, ya era todo un hombre, alto y guapo. Cuando lo vi se me derritieron las piernas, casi me desmayo, pensé que no lo vería jamas, cuantas noches soñé con él, repitiendo esa tarde antes de marcharse, lo soñaba haciendome el amor esa tarde que no lo hicimos, que solo tuvimos sexo oral. Algunas veces lo soñaba siendo un hombre y que me buscaba y teníamos sexo duro. Ahora alli estaba frente a mi. Me saludó y me sonrió, era muy simpatico, las chicas asistentes estaban interesadas en Daniel, la verdad muy atractivo mi pasado niño.
Durante el convivio que era tipo campestre, era un amplio patio de un vecino. Daniel se sentó a unos metros de mi, y no dejaba de verme, yo lo sorprendí varias veces viendome toda. Yo ese día llevaba una mini de esas que se pegan al cuerpo, la blusa abierta, me veía muy bien, además yo quería estar asi para impresionar a Daniel. En eso mi esposo llegó conmigo y me dijo que si podía preparar unas botanas para degustar con sus amigos, ya que la hora del almuerzo aún no llegaba. Sin perder tiempo fui con Daniel y le dije que me acompañara a la casa que no quería ir sola, la casa estaba a unas dos cuadras de alli, Nos fuimos platicando de todo un poco, de sus estudios, de sus padres, de lo que había sucedido en tanto tiempo. El me decía doña Sofia en todo momento. Yo ya tenía mis 36 años.
Entramos a mi casa, fuimos a cocina y le dije que se sentara y que contara de todo lo que le había pasado. Resultó que estaba terminando la carrera de Ingeniero en Sistemas, yo lo oía y estaba parada de espaldas a él, haciendo las botanas que mi marido quería. En eso ya no lo oí, pero sentí unas manos que me tomaban de la cintura y me abrazaban, su boca se puso cerca de mi oido y me dijo que nunca me había olvidado, que siempre recordaba aquella tarde cuando se despidió de mi, me besó el cuello al tiempo que su paquete se pego a mis nalgas. -no daniel, no mi niño!!- le dije, pero sin oponerme a sus caricias. -No me detenga doña Sofia, que siempre soñé con este momento!- me dijo.
Sus varoniles manos se metieron debajo de mi mini y acariciaron mis nalgas, el seguía chupándome el cuello y de pronto nuestras bocas se unieron en un interminable beso de lenguas. Sus manos se habían metido entre mi braga y me tocaban la panocha por todos lados. Yo me mojé de inmediato. Siempre de espaldas, me soltó la boca, solo para ponerse de rodillas a mis espaldas, levantar mi mini, bajar mis bragas y empezar a comerse las carnes de mis nalgas, la chupaba y las lamía como si fueran dulce de leche. Sus manos abrieron los cachetes de mis nalgas y su lengua recorrió mi ano y lo mamó como si fuera una fruta fresca, la punta de su lengua me hacía circulos alrededor de mi culo al tiempo que sus dedos acariciaban mi raja ya completamente mojada. Yo gemía y le decía -Daniel, mi niño!. te extrañe mi niño!-. Daniel no dejaba de lamer mi culo y luego abriendome las piernas más, su lengua jugó con mis labios vaginales y mi clitoris, yo estaba ardiendo de deseo.
Daniel luego de darse un agasajo con mi trasero, se puso de pie, sacó de su pantalón su verga, no la vi, pero la pude sentir frotándose en mi ano y en mi panocha, se sentía durísima y gorda. Luego de frotarla varias veces, lo cual me tenía al límite, me la fue clavando en mi raja, a pesar de la alta lubricación que yo tenía, su verga se fue metiendo con dificultad, era una vergota grande y gorda, mi vagina se fue amoldando a su enorme miembro, cuando me la había metido a la mitad, se puso a pistonearme, entraba más de lo que salía, asi me la terminó de clavar todita, sus embestidas eran con fuerza, Daniel se quejaba cada vez que me la empujaba adentro, estaba muy excitado. Me apretaba las nalgas y los senos con sus manos sin dejar de cogerme. Yo sabía que no podíamos tardarnos mucho, asi que empecé a mover mis nalgas a compas de la follada que me daba Daniel, excitándolo más. Además yo estaba al borde de una corrida tremenda. En pocos segundos sus embestidas eran tan tremendas que me levantaban del suelo, su verga entraba hasta lo más profundo de mi vagina. De pronto lo oí gritar varias veces, mi niño estaba empezando a venirse, aceleró y con eso logré yo también llegar al mio, sentí su esperma inundar mi raja, podía sentir la palpitación de su verga dentro de mi cada vez que soltaba un chorro de su leche. Luego el se separó y se recostó a reponerse y subirse los pantalones.
Salimos de mi casa, yo estaba un poco acalorada y el tambien, cuando caminaba sentía como su esperma me salía de mi panocha y mojaba mi braguita. Llegué con mi marido le entregué las botanas. Ese día Daniel estuvo conmigo, charlamos y me decía que de niño se había enamorado de mi y aún tenía ese sentimiento por mi. Yo le explicaba que yo sera una mujer casada y que amaba a mi marido y que lo que había pasado, había sido muy bonito, pero no era posible seguir asi. Daniel me comentó que se había mudado de nuevo a esta ciudad y que me visitaría frecuentemente.
Los días pasaban y yo tenía contacto con Daniel, pero telefónico, casi siempre yo me negaba a recibirlo o salir con él, me inventaba que tenía compromisos.
En una de tantas ocasiones, que habíamos visitado de nuevo al médico que veía a mi esposo, casi habíamos perdido la esperanza de procrear un hijo, el médico le dio un tratamiento carisimo a mi esposo, era de dos meses, en esa semana yo estaría de nuevo fertil, ovulando, el medico comento que tres eran los días que mi esposo debía tener relaciones conmigo esos días. Lo hicimos el primer día, muy lejos de ser placentero, fue más como obligado, terminó dos veces en mi panocha. Al segundo día una llamada por telefono de su jefe, lo quería en una ciudad a cuatro horas de alli, para terminar un negocio, no estaría esos dos días. Alli fue cuando tomé la decisión de llamar a Daniel, yo quería concebir un hijo y era mi oportunidad de oro. Daniel llegó esa noche a la casa, y comenzamos a besarnos, lo llevé a mi habitación y alli nos desnudamos el uno al otro, hicimos una 69 deliciosa, el me comió la panocha como quiso y yo le comí la verga y los guevos.
Luego me mamó los senos y besó todo mi cuerpo hasta los pies. Se puso encima de mi y terminó lo que empezó siete años antes, me cogió como los dioses, yo tuve varios orgasmos alli clavada por su linda verga, no se si ya era experto en hacer el amor o el erotismo de todo lo que aconteció antes de ese momento. Después me puse a cabalgarlo, lo hice correrse en mi vagina dos veces, cabalgándolo de frente y de espaldas a él. Luego me dijo que había soñado cogiendome por el culo, se lo entregué sin pensarlo dos veces, con la condición que quería que cuando estuviera listo para correrse me la metiera en la panocha, quería tener su leche adentro de mi.
El contento me tomó y me puso en cuatro con el trasero levantado, me lamió mi rendondo orificio varias veces y poniendo su gordo pene, me penetro por el culo, me hizo ver estrellas, su verga era más gorda que la de mi marido y sentí que me llenaba de carne el recto, Daniel me martillaba con fuerza, el estaba muy excitado, su verga me llegaba muy profundo, por un momento tuve miedo que me lastimara, pero me excitó mucho y tuve un tremendo orgasmo, diferente al que lograba penetrada por la panocha. Cuando lo oi quejarse, tal como le pedi, él cambio su verga a mi panocha pistoneo un rato y se vino por tercera vez en la noche. Seguimos abrazados hasta recuperarnos, me dijo que era la noche más especial de toda su vida. Yo no dejé que se fuera de mi casa hasta el amanecer del otro día, donde me dio un rico polvo mañanero, donde n perdió la oportunidad de metermela de nuevo por el culo. Nos duchamos juntos antes de irse, todavía le di sexo oral en la ducha, hasta hacerlo venirse en mi boca, no eyaculó mucho porque la mayoría estaba o había estado en mi panocha. Le dije que había sido nuestra primera vez y sería la última, ya que a pesar de todo, amaba a mi marido. El dijo que le costaría mucho aceptar eso, pero que estaba bien.
Hoy tengo un embarazo de siete meses y medio, y sé que se parecerá a mi niño, a Daniel. Mi marido está muy feliz.
Nuestro contacto ahora don Daniel es más por amistad que por amor. Creo que asi es.
Ya esperó mucho para saborearlo recién a los 15, tipo 11 o 12 diría yo de mínimo chupándolo y mejor si ya te puede coger, pero cada caso es un mundo.