Mi obsesión fue un chico de 16 años, fui su perrita
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Fue hace un año.
Debo decir que estoy casada con Mario, desde hace quince años, me casé muy joven.
Debo decir que siempre he sido una mujer muy cachonda, desde niña.
Perdí mi virginidad a los catorce, muy joven, con un profesor del colegio.
Soy Morena clara, tengo bonito cuerpo, mido 1.71 mt, alta para ser latina y mujer.
Mis bubis son medianas, pero de buena forma y mi atractivo son mis curvas de cintura a mi trasero.
Tuve sexo con todos los novios que tuve, que fueron cinco en mi juventud, hasta que llegó mi esposo, del cual me enamoré y ahora tenemos un hijo de 13 años.
Soy más caliente que mi esposo, antes de irse a trabajar lo convenzo de dejarme follada y satisfecha, aunque aveces el no quiere.
Pues la historia comienza cuando mi hijo nos cuenta que tiene un amigo suyo más grande en el colegio, de quince años, que es repitente en su aula, mi hijo me comentaba que este chico, que llamaré Nelson, lo defendía en el colegio de otros chicos, cosa de jóvenes.
Pero eso hizo que desde el inicio me cayera bien.
Cierta vez mi hijo lo invitó a la casa.
Nelson era de mayor estatura que mi hijo, con rasgos ya de un joven o muchacho en su pubertad, su cuerpo ya había dejado de ser niño, pues tenía cierta complexión fuerte.
Sucedió que cuando él llegó yo estaba limpiando y usaba unos pantaloncillos cortos y una blusa con buen escote, rápido sentí su mirada sobre mi, me miraba los pies, mi entrepierna, mis senos y mi trasero, en ocasiones yo voltee rápido y pude ver que se tocaba su paquete al verme, que ya no era de un chico, al principio me ofendí, pero conforme pasaba el día, el no perdía detalle en lo que yo hacía, eso me fue calentando, pues el chico era de muy buen ver, era guapito y yo son muy cachonda, hasta fantasie con él clavándome dos dedos en mi raja en la noche.
En una ocasión que llegó a casa a quedarse con mi hijo, era ya como las once de la noche, mi esposo y yo estabamos jugueteando en la cama, nos tocábamos y besábamos, en eso, me puse en cuatro y mi esposo empezó a quitarme mi pantalón, luego mi panty y comenzó a comerme la rajita y el culito, me gusta como me lame el ojete y luego entierra sus dedos en mi panocha, yo estaba ardiendo y me mojaba mucho, él estaba concentrado comiéndome mis orificios, en eso pude ver que la puerta de nuestra recamara estaba entreabierta, eso no era raro, pero noté movimiento, entre la oscuridad y la luz de nuestra mesa de noche, pude notar la figura de Nelson, el amigo de mi hijo, que nos observaba, pensé en detener el sexo oral que me daba mi esposo, pero decidí al último que no lo haría, me gustaba la idea de ser observada y entonces comencé a gemir más fuerte y a decirle cosas a mi marido -que rico me comes mi panocha, ayy que rico, mete tu lengua en mi culito, asi, asi, que rico, tu lengua está muy caliente- y asi iba diciendo cosas que me prendían, ponían más caliente a mi marido y seguro que el chico Nelson se pajeaba alli parado viendo aquel espectáculo.
Luego tumbé a mi esposo en la cama y a propósito encendí la otra mesita de noche, quería que el chico no se perdiera ningún detalle, asi que me puse espaldas, y comencé a comerme la verga de mi marido, la metía y la chupaba como desesperada, luego me agachaba lo más que podía para abrir mi trasero y enseñarle a Nelson todo el esplendor de mi raja y mi ojete del culo.
Luego ya con la verga parada, me subí a cabalgar el pedazo de carne dura que me daba mi esposo.
Lo monté y comencé a moverme, me inclinaba hacia adelante para darle mis tetas para que mi esposo las mamara y para que chico Nelson viera la verga de mi esposo dentro de mi vagina, entrando y saliendo con nuestros jugos íntimos mezclados.
En pocos minutos comencé a quejarme y a decir -me corro, me corro papi, que rica tienes la verga dentro de mi panochita- y seguí moviendome y luego me corri gimiendo y quejándome, luego mi esposo gimió y dijo un par de cosas sucias y descargó su semen en mi panocha, yo seguí moviendome y sentí como su esperma me salía por la panocha y mojaba el tronco de su verga.
Oí levemente como se cerró la puerta de la recamara, mi esposo ni cuenta, luego oí el ruido de la puerta del baño, pues rechinaba de una manera especial.
Luego de descansar un poco, le dije a mi esposo que iría por un poco de agua.
Salí solo para ver si estaba aún el chico Nelson en el baño, ya no estaba, pero sin embargo entré al baño, me encontré papel higiénico, tirado, que tenía como moco, era la corrida de chico Nelson, se había venido viéndonos tener sexo con mi marido y empecé a obsesionarme con él.
Pasó con un mes después de eso, mi esposo no pasaría ese fin de semana en la casa, por planificación anual de su empresa, y mi hijo me pidió permiso para que viniera Nelson a la casa a quedarse, asi que estaríamos solo los tres.
Debo comentar que me masturbé en la noche pensando en ese chico Nelson y la escena de la vez anterior, me imaginaba como se jalaría el pene hasta correrse.
Como que todo estaba planeado, el destino hizo lo suyo, pues la noche en que llegó Nelson, comenzó a llover como nunca, hubo rayos y truenos, y de repente se fue el flujo eléctrico.
Había viento también.
Mi hijo le tiene cierto pavor al viento fuerte y ahora sin electricidad.
Decidimos que los tres nos fueramos a mi recamara, con ropa de dormir y esperaríamos que viniera el fluido electrico, asi lo hicimos.
Me puse unos pantaloncillos más cortos de los normal y una blusa de tirantes sin sostén.
Vi a Nelson con su pantalón de dormir y como que era de talla más pequeña que la que debe usar, posiblemente creció y la siguió usando, pues se le marcaba su paquete, no parecía tan pequeño como el de mi hijo.
Nos acostamos, mi hijo y yo en las orillas y Nelson al centro.
Ellos platicaron sus cosas de chicos, mientras yo veía mis chats en el teléfono.
Pasaron las horas y me di cuenta que mi hijo ya estaba dormido, solo Nelson permanecía despierto tan bien jugando con su móvil.
Entonces le dije que ya se fueran a dormir, cargué a mi hijo y lo llevé dormido a su habitación, Nelson me iba alumbrando con una lámpara el camino, lo deposité en la cama y lo cubrí.
Se me ocurrió decirle a Nelson si quería esperar a que viniera la electricidad, aquí o en mi recamara, sin pensarlo mucho, dijo que en mi recamara, sentí un poco de excitación que el chico me acompañara a mi cama, nos acostamos, incluso nos metimos entre la sabanas, charlamos un poco en la penumbra y poco a poco nos quedamos dormidos, al menos yo.
Me despertó sentir un cuerpo junto al mio, era Nelson quien estaba atrás de mi, yo en posición de lado, sentí su paquete pegado a mi nalgas, sobre mis diminuto shortcito.
Me fui poniendo cachonda y dejé que el experimentara conmigo.
El empezó a restregar su pene contra mi trasero, luego sentí su mano sobre mi playera y sobre mi seno, sentí su aliento.
Yo gemí para que supiera que no era ajena a todo esto.
El entendió bastante bien porque comenzó a bajarme mi pequeño short, lo bajó hasta mis rodillas y luego lo hizo con mis pantys, luego el chico volvió a intentar con su pene y a restregarlo contra mi rajita, yo estaba que me moría de excitación, me estaba mojando en serio con este chico.
Su pene estaba erecto y duro, lo podía sentir claramente entre mis labios vaginales, no era un pene de adolescente, era ya una verga de hombre!!
Nelson siguió metiendo y sacando su verga entre los pliegues de mi raja, sin penetrarme.
Yo no pude aguantar más y le abrí las piernas, el nuevamente entendió muy bien el mensaje, a los pocos segundos sentí el grosor de su verga, estaba caliente muy caliente, entrar en mi panocha, yo estaba tan mojada que él la deslizó sin mucho obstáculo, pude sentir su carne penetrar mi espacio más íntimo y al mismo tiempo debutarme como infiel, aunque en ese momento no lo pensé, gocé cada pulgada de su verga que me metió allí de lado en mi propia cama.
Luego que la metió comenzó a moverse dentro de mi, yo no pude evitar gemir y quejarme gozando cada instante de la rica cogida que me daba.
No era cosa del otro mundo su estilo, pero la fantasía, la situación de que era compañero de mi hijo, me ponía más cachonda y yo movía también mi pelvis para que me la metiera hasta lo más profundo de mi vagina.
En eso yo vi que el chico estaba por llegar al punto de no retorno, entonces lo detuve y le dije – tranquilo chico, tranquilo!, despacio! Despacio!-, el nuevamente entendió y se detuvo para meter su mano entre mi playera y tocarme los senos, sin movernos.
Yo me lenvanté la playera y el masajeo mejor mi seno y mi pezón poniendo le durito.
Luego le dije que no se moviera que yo me movería, asi que comencé a mover mi pelvis, logrando también la penetración de su verga en mi rajita, sin que el hiciera nada, sentí como pedazo de carne dura se movía en el canal de mi vagina.
Era sabroso y excitante, tanto que comencé a sentir como me embargaba un orgasmo, comencé a gemir descontroladamente y aceleré el mete-saca y me derrame, fue una tremenda corrida.
Apenas terminé y me repuse, me voltee y me fui directo a su verga para mamarla, a pesar de la penumbra pude ver una verga, como dije, ya de un hombre, tenía que ser más grande que la de mi marido incluso y lo mejor su verga estaba gruesa y dura como la piedra.
La mamé y le daba también besos y lengüetazos, se la chupaba y lamía como un pedazo de chocolate gigante.
Hice que Nelson se retorciera en la cama y con una almohada en su rostro.
En eso el empezó a gemir y pude presentir su corrida, abrí la boca y el chico depositó todo su semen en mi boca, era bastante cantidad para un chico de su edad.
Me la tomé toda y no dejé caer nada en la cama.
Pensé que Nelson estaría satisfecho y acabado, pero no pensé que él era todo vigor y juventud.
Me acarició con sus manos mi raja, metía sus dedos entre mi pelambre y en mis labios vaginales, me estaba poniendo cachonda de nuevo, luego me daba besos en mi vientre y alrededor de mi panochita mojada.
–quieres chuparme mi cuquita?- le pregunté.
Le abrí las piernas y el chico se acomodó entre mis muslos, sentí su pequeña lengua jugar con mis labios vaginales, sin mucha experiencia, pero con mucho deseo.
Me calentó más.
Yo misma, abrí mi rajita y asi su lenguita pudo llegar hasta la entrada de mi vagina y a mi clítoris, el seguía usando la punta de lengua y me daba toques en mi botoncito y eso me hizo mojarme más y empecé a gemir, diciéndole que no dejara de hacérmelo, que no parara nunca.
Su pequeña lengua me llevó al cielo pronto, un orgasmo que me partió la espalda y me hizo casi gritar de gusto.
Mientras el seguía lamiendo y chupando mi panochita.
En eso le dije, -detente!-, abrí mis piernas y recogí las rodillas, le dije –vuelve a metérmela!-, el poco a poco se fue acomodando y le ayudé tomando su verga, que ya estaba dura de nuevo, y la puse en la entrada de mi vagina, él solo tuvo que dejarse caer y me penetró de nuevo.
Gemí y grite de gusto, -que ricooo!!- -asi papito, asi!!, métela toda-, el chico por inercia comenzó a moverse adentro y afuera de mi vagina ante mis gemidos, dejé ahora que el dirigiera todo, me chupó las tetas, mordió mis pezones con fuerza, podía dejarme marcado sus dientes, pero ya no me importaba nada, quería gozar a este chico tan promiscuo.
Chupaba y mordía uno de mis senos y se pasaba al otro para hacer lo mismo.
Sentí cuando el comenzó a moverse más y más rápido, yo estaba a punto también de correrme de nuevo y quería que llegaramos juntos, asi que me puse a mover mi pelvis y mi espalda, para aumentar el roce de nuestros sexos, entramos en un ritmo tremendo, el gemía y yo gemía, anuncie primero que me corría y eso aceleró el del chico y el también gritó a todo pulmón, sentí su chorrito de semen meterse hasta lo más profundo de mi panocha, lo pegué contra mi cuerpo y sentí los latidos de su pene expulsando esperma.
Fue una cosa brutal de locos.
Asi debuté como amante de un chico y los primeros cuernos de mi marido.
Estabamos tan cansados que Nelson se quedó a dormir en mi cama, ni supe en que momento regresó la electricidad.
Por supuesto que al otro día, sentí un cargo de conciencia, un arrepentimiento de todo esto, porque me podría traer problemas graves si algo se supiera.
Pero Nelson regresó a su casa, no sin antes darme un beso de despedida en los labios.
No se como consiguió mi número del móvil, posiblemente mi hijo.
Me llamaba de vez en cuando o chateaba conmigo.
Y volvío a suceder.
Mi hijo y mi marido irían a ver un partido de futbol a una ciudad cercana, pero dormirían en un hotel y saldrían al otro día de regreso.
En el chat se lo conté a Nelson, quien me dijo que pediría permiso de ir a dormir a mi casa, diciéndole a sus papás que allí estaría mi hijo, eran mentiras, solo estaríamos él y yo.
De entrada, ahora con iluminación, lo hicimos en la sala, me desnudé frente a él, vi su paquete inflarse en sus pantalones.
Lo desvestí y le mamé su verga hasta dejarla como me gusta, empalmada y durísima.
No pude esperar y me senté sobre su verga, lo monté y me la metí hasta que desapareció en mi panocha mojada.
Le ofrecí mis tetas y le dije –muerdemelas-, el chico me chupó y me mordió los pezones, hasta hacerme gemir de pasión.
No quería que terminara pronto.
Asi que me desmonté y acostándome en el sofá grande, le pedí que me lamiera todo el cuerpo, el chico abrió los ojos y me comenzó a lamer como si fuera un perrito, inició lamiéndome los dedos de los pies, los chupó uno por uno, luego mis pantorrillas, las rodillas, pasó la lengua a mis muslos, la entrepierna, me hizo vibrar de pasión, lamió mi rajita, subió a mi vientre, mamó mis tetas y llegó a mi cuello y mi boca.
Luego aún insatisfecho, me hizo señas para que me diera vuelta y comenzó de nuevo, mi cuello lo lamió, pasó a mi espalda, me dio algo de cosquillas, pero lo húmedo y caliente de su lengua me ponía loca, bajó a mis nalgas, las chupó mucho, las abrió con sus manos y divisó el ojo de mi culito, se lo comió todo, su lengua parecía succionar y raspar mi ano y no me pude contener y tuve un orgasmo increíble, nunca me había pasado, acabar solo con un chupada de culito, ni mi marido.
Ahora quería y necesitaba cogérmelo.
Lo puse acostado boca arriba y me subí de nuevo sobre él, me enterré su verga que goteaba liquido preseminal, lo monté, lo cabalgue, le di mis tetas para que las mordiera y volví a tener otro orgasmo brutal, el chico se vino dentro de mi, estaba vez su cantidad fue grande, que me salía por los labios de mi vagina.
Luego lo tomé de la mano y lo llevé a la ducha de mi recamara, los dos estamos sudados, en la regadera nos besamos como si fueramos enamorados, la verga se le fue parando de nuevo y poniéndose dura, me acosté en el piso de la ducha y le pedí que me poseyera, el se puso entre mis muslos y me penetró de forma rica, nos besamos y ahora la cogida fue lenta, me mamaba los senos y el cuello, el chico no era un completo aficionado, tenía su experiencia, que luego me confesaría, pues una prima mayor que él se lo había cogido y entrenado por casi un año.
En el piso de la ducha, con el agua caliente cayendo, me cogió de nuevo y nos venimos un orgasmo por cada quien.
Nos secamos y luego le hice de cenar.
Luego fuimos a ver tv a mi cama.
Una hora después el chico se metió entre mis piernas y me beso los muslos, la entrepierna y luego la panochita hasta hacerme acabar en su boca.
Nunca nadie me había hecho acabar tantas veces en pocas horas y todavía faltaba.
Me puse en cuatro y le pedí me chupara la raja y el culito.
El no dudó y se puso a lamer y chupar mis dos hoyuelos, me mojé toda de nuevo.
El chico tenía interés en mi ojito del culo, pues lo lamía sin cesar.
–te gusta mi culito?- le pregunté.
El asintió con la cabeza.
–te gustaría cogerme por allí?- volví a preguntarle.
El chico volvió a asentir con la cabeza.
-meteme un dedo en mi culito?- el chico dudó, pero lo hizo.
Le pedí que lo metiera y lo sacara, lo hizo varias veces, luego de varios minutos, le dije que metiera un segundo dedo e hiciera lo mismo, el chico lo hizo y yo miraba que estaba sumamente excitado.
Cuando sentí que su segundo dedo se acomodaba bien en mi recto, le dije que ya estaba lista, que me la metiera por el ano.
El se puso detrás y tomando su verga la puso en la entrada de mi culo y la fue insertando con cierta dificultad, tenía un glande cabezón que se resistía, pero poco a poco sentí como su glande entraba en mi ano y luego su tronco se fue metiendo con menos obstáculo, gemí para que viera que me gustaba, eso lo animó y arremetiendo me la metió toda su carne en mi culito.
Me la tenía toda adentro de mi recto.
Entonces comenzó a moverse adentro y afuera, primero lento, luego más rápido, yo veía que él estaba por correrse a los pocos minutos de estar cogiéndome por mi orificio pequeño.
Entonces ayudé a que se corriera moviendo mis caderas y mi trasero, el chico estalló a los pocos segundos y acabó dentro de mi recto, sentí su semen caliente allí adentro.
Luego nos volvimos a duchar y desnudos nos dormimos entre las sabanas.
Lo fui a dejar a su casa antes que llegara mi marido y mi hijo.
Nelson se volvió una obsesión para mi pues quería verlo, quería coger con él y no era posible que eso fuera frecuente, no solo por mi esposo, los vecinos y mi hijo, sino también por los padres de Nelson.
Los sabados eran los días con mayor oportunidad, cuando él salía con sus amigos, yo me lo levantaba en mi auto y me lo llevaba a un motel y cogíamos rico por una o dos horas.
Luego lo regresaba.
Poco a poco la obsesión se me fue quitando, y luego de varios meses lo dejé de ver y ya no llegó tampoco a casa.
Solo lo veo desde lejos o lo saludo.
Espero les haya gustado.
Pues tuve a alguien más después, un padre de familia de otro amigo de mi hijo.
Me prepararé para contarlo.
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