MI PRIMER GRAN POLVO CON NUESTRA EMPLEADA DE HOGAR
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por cornudissimo.
Como ya sabe todo el mundo una de mis mayores fantasías y de mis mayores placeres es ver a mi mujer en manos de otros hombres.
Ver como mi mujer es tomada y follada por otros hombres, como le dan placer y como le hacen salir a la superficie los instintos más turbios y degenerados.
Pero como buen hombre, también me gusta dar polla y también me gusta darme placer con alguna que otra mujer.
Os voy a contar lo que sucedió una mañana del mes de julio del año pasado.
En esos días mi mujer se había ido de vacaciones a casa de una amiga, lo que yo aprovechaba para salir de juerga con mis amigotes y tomarme alguna que otra copa.
Esa mañana estaba durmiendo plácidamente, después de una gran noche de juerga, cuando comencé a escuchar una voz que me llamaba, y al rato noté que alguien me tocaba. Estaba todavía medio dormido por lo que ni entendía lo que me decían, ni llegaba a saber bien lo que estaba pasando.
Como pude abrí los ojos y miré el despertador, coño ¡¡¡ eran casi las nueve y media y a las diez tenía que estar en el trabajo.
Ahora me di cuenta de lo que estaba sucediendo, era María la que me estaba avisando de que me había quedado dormido y que iba a llegar tarde al trabajo.
María era nuestra empleada de hogar, llevaba más de 15 años trabajando con nosotros y era casi ya de la familia.
Tenía 56 años y era de estatura media, con una cara que indicaba que de joven debió de haber sido guapa y con un cuerpo normalito. Poco pecho, piernas decentes y lo que más destacaba en ella era su trasero, trasero que según la ropa que vistiese resultaba más o menos atractivo.
La verdad nunca me había llamado mucho la atención, nunca me había parado a mirar con detalle su cuerpo, hasta que un día vino vestida de una manera especial.
Ese día vestía un conjunto de blusa y falda larga, blusa que tenía un enorme escote en pico que enseñaba más de lo habitual sus pequeños pechos, pechos que parecían más grandes de lo habitual, debido al sujetador que se los apretaba y subía.
La verdad ese día pensé que para la edad que tenía aún estaba de bastante buen ver.
Y al partir de ese día solía imaginar, qué cara pondría mientras yo me la cepillaba, que cara pondría mientras le llegaba el orgasmo, que cara pondría mientras recibía los envites de mi polla. Y la verdad cayó alguna que otra paja.
Me incorporé de la cama a toda velocidad y abrí el armario para seleccionar la vestimenta de ese día. Tenía poco tiempo para llegar puntual al trabajo, las copas de la noche anterior fueron, la verdad, demasiadas.
Cuando cerré el armario y giré pude ver como María seguía en medio de la habitación totalmente inmóvil, con la mirada perdida y una expresión de total asombro.
– María qué sucede? pasa algo? –
Ella seguía sin moverse y yo estaba empezando a preocuparme, – pero qué te pasa? dime María qué te pasa?
Busqué el punto en el cual tenía María la vista fija y al final lo encontré.
Era mi paquete. Yo esa mañana como muchas otras me había levantado con una erección más que importante y ella no apartaba su mirada de ahí.
– no sé que me pasa pero ultimamente me levanto siempre así – dije yo con intención de enfriar la situación, mientras colocaba la ropa que me iba a poner encima de la cama.
– joder María ni que nunca vieras un tío con una erección, supongo que a tu marido lo verías así alguna vez no? – la verdad la situación comenzaba a no gustarme mucho.
– es que, es que, es enorme, debe ser enorme – , respondió al fin ella
– bueno la verdad, creo que calzó bastante bien pero creo que quien debe comparar y juzgar eres tú, tu puedes comparar la mía con la de tu esposo –
– María tú dirás, si quieres te la enseñe y así la comparas – dije yo picaronamente.
– no sé estamos casados y no está bien hacer estas cosas, pero la verdad me gustaría vertela, debe ser enorme –
Sin darme cuenta y sin poder explicar muy bien porqué estaba comenzando a excitarme y tener una erección cada vez más poderosa. Decidí continuar con el juego y dí un paso más.
– está bien, te la enseñaré y despues me darás tu opinión –
Me saqué la camiseta y acontinuación el pantalón del pijama, quedando solamente tapado por un boxer elástico que parecía una segunda piel.
– dios mio, que pasada, es es es… – exclamó ella.
– quieres que siga? de verdad quieres que me desnude?- volví a preguntar para saber bien hasta donde estaba ella dispuesta a llegar.
– si, si quiero verte desnudo –
Me quité el boxer y antes de quedarme como mi madre me trajo al mundo, oculté con mis manos mis genitales.
– bueno María ya que insistes, aquí tienes, a ver qué te parece – y despues de decir esto retiré mis manos dejando a la vista mi polla y mis huevos.
– diosssss, es enormeeeeee, es mucho más enorme que la de Paco, dios que pasada –
No paraba de exclamar y tenía una expresión de absoluto asombro.
– asi que te gusta eh? te gustaría tocarla? vamos María si quieres tócamela, es toda tuya –
Volví a dar un paso más. La verdad nunca había imaginado estar en esta situación así.
Nunca imaginé estar totalmente desnudo y empalmado como un burro delante de María una señora de 56 años y lo que más me sorprendía era que cada vez estaba más excitado.
María dió un paso hacia mi, lo suficiente para tener a su alcancé mi majestuoso rabo.
– si quieres tocarla, tocamela, estoy a tu entera disposición, pero no me responsabilizo de lo que suceda luego –
María no dijo nada, solo miraba, miraba y contemplaba mi polla levantada hacia ella, como invitándola a jugar.
Alargó la mano derecha y agarró con fuerza mi miembro.
– dios estáaaaa durisimaaaaa y caliente –
– uhmmmmmm si que gustoooooo, siiiii – mis primeros gemidos empezaron a escucharse.
Con la otra mano agarró mis huevos y de inmediato comenzó a pajearme.
– siiiiiii, siiiiiiii joderrrrrr que gusttooooooo diossssss-
Me estaba haciendo una paja genial, me estaba masturbando como hacía tiempo que no me lo hacían.
– dime te gusta como lo hago? quien lo hace mejor yo o tu mujer?-
– No me quedo más remedio que decir la verdad, y la verdad es que nunca me habían echo una paja como esta.
– tu, joderrrrrrr tuuuu, que gustoooooo –
Me tumbé en la cama y le ordené que siguiese su tarea sentada a mi lado.
Ella obedeció y continuó con su labor, cada vez me daba más gusto y a este ritmo no creo que aguantase mucho sin correrme, por lo que tuve que interrumpir la sesión.
La puse de pie y le quité la camiseta quedando a la vista sus pequeños pechos.
Le desabroché el sujetador y comencé a devorar sus senos, sus pezones.
Tenía los pezones durísimos, prueba de que ella también tenía un grado de excitación considerable.
Mis manos continuaron descendiendo por su vientre, y aunque el paso del tiempo no perdona y las carnes van perdiendo consistencia, María aún conservaba las suyas bastante prietas.
Le bajé el pantalón, le arranqué las bragas y hundí mi cara en su sexo.
Mientrás le hacía una buena comida ella no dejaba de acariciarme el pelo y de emitir sonidos.
– siiiiiii, siiiiiii diosssssssss, que gustooooo –
Yo estaba excitadisimo y necesitaba meter la polla, por lo que no perdí más tiempo.
La acosté en la cama, le separé bien las piernas y colocandome entre ellas le introduje todo mi mastil de un duro golpe.
María pegó un salto al notar como mi miembro se abría paso entre sus maduros y carnosos labios genitales.
– me vas a decir quien te folla mejor si yo o tu marido, me lo vas a decir –
Inicié unos duros movimientos de penetración y María comenzó a gemir como una puta perra.
– diosss, me abreeeee, me destrozasssssss, siiiiii, siiiiiiii, como follassssss, como follasss, que gustooooooo-
me separé un poco de ella para poder ver bien su cara, su expresión. Por fin podía ver lo que tanto ansiaba, ver la cara de ella mientras su coño recibe las envestidas de mi grandiosa polla. Y la cara lo decía todo, estaba colorada, sudada y con una mueca de claro placer.
– te gusta eh puta? te gusta que te folle eh? quien folla mejor yo o Paco, quien?
– si me gustaaaaaaa, me gustaaaaaa, follassss tu mejorrrrr, tuuuuuuuu –
La verdad es que ella tampoco follaba nada mal, se movía más que bien y levantaba su trasero para facilitar mejor las penetraciones.
Por fin se abrazó fuertemente a mi y comenzó a correrse.
– diosssssss, diosssssss, siiiiiiii, me corrooooooo, me corroooooooo, me revientas de gustooooooo-
Yo le animaba a correrse con comentarios de todo tipo y no tardé en notar como sus jugos brotaban de su vagina y mojaban mi polla y al mismo tiempo la cama.
La cambié de posición quedando a mi altura su trasero y acercando mi pene a su coño se lo volví a introducir, al tiempo que me agarraba a sus pequeñas tetas.
Volví a penetrarla cada vez con más violencia y excitación.
– siiiiiii, putaaaaaaa, follameeeeeee, follameeeeeee, te voy a llenar de leche, siiiiiiiiii –
Llevabamos más de media hora de sexo y mis huevos explotarían si pronto no vaciaba mi leche.
Aceleré mis movimientos y mis huevos chocaban con dureza contra su culo, dios que gusto me estaba dando. Ella empezó otra vez a gemir y chillar.
– diossss diossss que gustoooooo, no paressssss, no paresssssss dame massssss, massssss, no paresssss, massss, todaaaaa –
La verdad es que nos estábamos pegando un polvo extraordinario, yo la penetraba con dureza y fuerza, y ella se comportaba como una auténtica zorra.
Hacía tiempo que no follaba con tanta intensidad, nunca imaginé que tirarme a María me pondría tan y tan cachondo, la estaba destrozando.
– siiiiiii siiiiiiiii putaaaaaaaa, mueveteeeeee, que bien follasssssss, dime a que nunca te follaron como yo eh? Eh puta te gusta que te folle verdaddddddd? Siiiiiiii siiiiiii, me voy a correrrrrrrr, me corrooooooo, te voy a llenar tu puto coño de lecheeeee, siiiiiii –
Después de varias embestidas más me corrí, como hacia tiempo que no me corría, mientras ella llegaba a su segundo orgasmo.
Nos mantuvimos unidos un tiempo y a continuación me levanté y me dirigí al baño a darme una buena ducha.
Cuando regresé a la habitación María continuaba tirada en la cama, totalmente desnuda y agotada de la sesión de sexo que le acababa de dar.
Esta fue la primera de las múltiples veces que a partir de ese día tuvimos sexo los dos juntos.
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