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Infidelidad, Travestis / Transexuales

Mi primera infidelidad

Lo que un viaje de trabajo puede provocar….

Unas hermosas y bien formadas nalgas, complementando una larga cabellera rubia, caminaba hacia el baño; el cuarto a oscuras y la luz que salía de ese recinto dibujó una silueta perfecta de quien me había hecho despertar algo que creía olvidado.

Trabajo para una empresa de logística y suelo viajar constantemente para supervisar los embarques. En esta ocasión, mi jefa quiso acompañarme y para cerrar un contrato con una empresa en la misma ciudad. Yo soy una mujer normal de cuarenta y pocos años, casada, sin hijos y con un cuerpo nada espectacular; ella es una rubia alta, hermosa con un cuerpo esculpido por el ejercicio y la dieta sana; siempre usaba faldas y tacones, vistiendo elegantemente. Debido a una convención en aquella ciudad, tuvimos que compartir la habitación del hotel; no me preocupe por esa situación.

Llegamos directamente a trabajar, cargando con una pequeña maleta cada quien, íbamos a regresar al día siguiente. Al terminar de trabajar, mi jefa me habló muy contenta porque el contrato se había cerrado y quería celebrar; yo también había terminado mi trabajo satisfactoriamente y estuve de acuerdo. Fuimos a un bar cerca del hotel para cenar y tomar un trago. La platica fluyó cordial y casi íntima. Me comentó que nunca se había casado y yo le dije que mi matrimonio estaba bien; ella dijo que tenía sus escapadas; yo le dije qué mi esposo había sido mi único hombre y que nuestra intimidad estaba bien. Era tarde en la noche cuando regresamos al hotel; yo me sentía achispada y desinhibida.

Al llegar a la puerta de la habitación, mi jefa me volteó y me dió un beso apasionado; su lengua luchaba por entrar en mi boca; le eché mis brazos al cuello y correspondí el beso; nunca me habían besado de esa manera; me tomó de la cintura y me empujó hacia adentro. Iba a prender la luz y me dijo que la dejara así; me comenzó a desnudar, besándome el cuello; disfrutando de cada centímetro de mi piel; me dejó en lencería y escuché que se desnudaba; la abracé y sentí su brasier y su panty; su piel era tersa como porcelana; bajo la copa de mi brasier y comenzó a chupar mi pezón como nunca lo había sentido; su mano se metió a mi panty y acariciaba mi clítoris; me humedecía rápidamente; me pidió que la acariciara; el tacto de sus pechos y sus nalgas era surreal; jamás había tocado otros pechos que no fueran los míos y me excitaba; su piel, su pelo eran tan perfectos que me sentía como en un sueño erótico; yo una mujer tan común estaba siendo poseída por un ser de fantasía.

Ella me tocaba con tanta maestría que y mi excitación crecía tan velozmente que mi primer orgasmo no tardó en llegar; todo mi cuerpo se convulsionaba sin control en un exquisito éxtasis, ella continuaba de la misma manera alargando el placer. Sentí como gran cantidad de líquido salía de mi, borbotones que no habían sucedido; ella abrió su mano para cubrir completamente mis labios vaginales y tomar la mayor cantidad de líquido; esparció un poco en el interior de mis muslos y acarició delicadamente mi culo; a pesar de tener las uñas largas y bien cuidadas, sabía acariciar y tocar sin arañar; retiró su mano y pude escuchar como saboreaba mi líquido de entre sus dedos; me quitó la panty con delicadeza, descubrió mis senos de las copas del brasier, abrió mis piernas y levantándolas metió su cara en mi entrepierna; sostuve mis piernas en la posición que ella quería; su lengua acarició de abajo hacia arriba toda mi parte íntima, desde el culo hasta el clítoris, vibrando sus labios, haciendo más intenso el trabajo oral; estaba disfrutando extraordinariamente mi primer oral, mi marido no lo había considerado necesario; ella recogía todo mi líquido con su lengua y lo saboreaba con avidez; otro orgasmo no tardó en llegar; nunca había tenido orgasmos seguidos en mi vida y ella hacía que yo los consiguiera sin problema.

Yo estaba exhausta, mi cuerpo no me respondía; dejé a mi cuerpo relajarse completamente; ella, al sentir mi orgasmo, se levantó y se subió sobre mi; algo duro y caliente empezó a acariciar mis labios vaginales; sin darme tiempo a reaccionar, ella comenzó a introducirlo en mi.

-lo lamento, no me gustan los condones

Abrí los ojos desmesuradamente, me estaba metiendo una verga.

Lo metía lentamente, disfrutando de un hueco caliente y húmedo, casi nuevo; esa verga era más larga y más gruesa que la de mi marido; sentía como me abría y como mi vagina se amoldaba a ese tubo de carne ardiente. Chocó con algo dentro de mi, cuando los vellos de sus bolas acariciaron mis nalgas; yo jadeaba y pujaba, tratando de expulsar al invasor; me lastimaba, pero era un dolor delicioso; se quedó quieto, mientras yo sentía las pulsaciones de su falo dentro de mi; sus pechos estaban a la altura de mi boca, me pidió que los chupara; yo lo hice como me gustaría que me lo hicieran a mi; un gemido de placer de su parte, me indicó que lo estaba haciendo bien; mientras yo lamía, chupaba y mordía sus pezones, ella inició el bombeo; suave, lento, largo, me sentía vacía cuando lo sacaba más de la mitad; con cada pequeño mordisco que yo le daba, ella gemía y su verga palpitaba más fuerte; era delicioso ese movimiento dentro de mi; tome sus perfectas nalgas y las acaricie mientras lo empujaba dentro de mi. El roce del bombeo me estaba llevando a otro orgasmo; ella lo sintió y variaba la profundidad, la velocidad y la fuerza del bombeo. A veces se detenía unos segundos y yo sentía las palpitaciones de la eyaculación, pero se detenía para tranquilizarse y seguir disfrutando de mi. Unas de esas palpitaciones fueron tan fuertes y directamente en mi clítoris que me llevaron a otro orgasmo; mi vagina se contraía rápidamente y yo sentía ese falo en toda su extensión. De momento, lentamente, se enterró hasta lo más profundo de mi; estaba más duro, sentí la cabeza de la verga hincharse más, las palpitaciones se hicieron más fuertes y rápidas.

-me estoy viniendo… me voy a venir dentro de ti

Yo no conocía más hombre que mi marido y, ahora, una mujer eyaculaba dentro de mí. El primer chorro lo sentí fuerte y caliente, hasta donde mi marido no había llegado. La excitación de lo que estaba sucediendo, me hizo terminar una vez más; podía sentir mi vagina exprimiendo todo lo que salía de ella. Los jadeos y gemidos de ambos se acompasaron. Cuando hubo terminado de eyacular; se salió de mi; grandes cantidades de leche escurrían de mi; acercó su chorreante falo a mi cara.

-límpiame

Sin pensarlo 2 veces, metí su verga en mi boca y chupe todo lo que escurría; al introducirlo en mi boca, palpito una vez más, expulsando un poco de leche en mi boca; era un sabor fuerte que me fascinó.

Nos acostamos juntos, desnudos; la luz seguía apagada. Me dijo que era travestí y que yo me le había antojado desde que nos conocimos. Se levantó y fue al baño.

Unas hermosas y bien formadas nalgas, complementando una larga cabellera rubia, caminaba hacia el baño; el cuarto a oscuras y la luz que salía de ese recinto dibujó una silueta perfecta de quien me había hecho despertar algo que creía olvidado.

Cuando regresó, comenzó a acariciarme una vez más; su falo se endureció al tocar mi piel; me erice porque sabía que lo tendría dentro una vez más; mis labios vaginales palpitaron de deseo.

Nunca le fui infiel a mi esposo; pero, esta noche, aprenderé lo que necesitaba saber antes de casarme…

100 Lecturas/28 junio, 2025/0 Comentarios/por Teseo68
Etiquetas: baño, hotel, infidelidad, infiel, mayor, orgasmo, vagina, viaje
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