Mi primera infidelidad.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Hola a todos los lectores, esta es la primera vez que escribo, ya que necesito desahogarme.
Mi nombre es Alzacia, soy peruana, tengo 33 años, casada, madre de hermosas hijas, originaria de la ciudad de Chimbote, pero vivo en Lima por razones de trabajo.
Yo me case como toda mujer, ilusionada de tener una hermosa familia, mis padres me decían que era muy joven para casarme, pero los desobedecí y me case igual, tenía 20 años.
Soy una chica rubia, de ojos verdes, estatura media y me conservo bien, ya que hago mucho deporte.
Todo iba muy bien en mi matrimonio, hasta que tuvimos nuestra primer hija, ahí la cosa cambió, mi esposo ya no me daba casi importancia, bebía mucho, estaba agresivo conmigo, al punto tal de que varias veces me dio mis buenas palizas, yo me fui a casa de mis padres y él vino a buscarme, arrepentido, llorando, jurando que nunca mas me iba a volver a golpear, y volví con él, la cosa iba bien de nuevo, y tuvimos nuestra segunda hija y fue cuando me salio una plaza de trabajo en Lima, que nos mudamos a la capital.
Al verme desamparada, volvió a las andadas, me siguió pegando, venia borracho, y abusaba de mi, y mientras me abusaba me decía que ninguna de las niñas eran hijas de él, cosa que es mentira, las dos son de él.
En el trabajo, mi jefe se dio cuenta que mi rendimiento había bajado mucho, y me hizo llamar a su oficina.
Mi jefe es una señor muy elegante, de algo mas de 50 años, moreno, alto, un hombre muy atractivo para su edad.
Nos pusimos a hablar y yo me derrumbe y me puse a llorar, contándole todo lo que me pasaba, de como mi esposo abusaba de mi, de como me golpeaba, que me decía que las niñas no eran hijas de él, y que yo tenía miedo que nos haga algo, a lo que mi jefe, muy solidario, me dijo que lo deje y que tenía un pequeño departamento que me lo cedía hasta que logre comprar o alquilar otro para mi y mis hijas.
Esa misma tarde a la salida del trabajo fuimos a verlo y era pequeño, pero coqueto, muy chebere, yo no sabía como darle las gracias, por su gesto humanitario.
Nos mudamos con mis hijas y la relación con mi jefe se fue haciendo cada vez mas de amigos, él siempre me regalaba cosas, íbamos a comer juntos, nunca dejaba de tener un detalle conmigo.
Un viernes me dice si dejaba ir a mis hijas con sus hijos y su esposa a la finca que ellos tienen a pasar el fin de semana, cosa que yo accedí muy agradecida por llevarse a mis hijas.
Mis hijas se fueron con la esposa de mi jefe y él me llama por teléfono y me invita a comer juntos, ya que estábamos los dos solos, nos encontramos en una cafetería y mientras tomábamos unas copas, me dijo de comer en su casa, yo me sentía muy cómoda con él, así que dije que si y nos fuimos en su coche a su casa, le dije que le iba a hacer un plato típico de mi ciudad, y mientras yo me hacía cargo de la cocina, él sirvió dos copas mas, cosa que como yo no estoy acostumbrada a beber, me sentí mareada, pero estaba bien, relajada.
Terminamos esa copa, y me trae otra, pero cuando me la alcanza siento su mano pasar por mi cintura, haciendo que me pegue a su cuerpo, "por la mujer mas hermosa que a dado nuestro querido Perú", me dijo a modo de brindis, sin dejar de abrazar mi cintura, le agradecí el brindis y así brindamos, pero notaba que cada vez me pegaba mas contra él, "pero que le pasa señor Alberto?", le dije, un poco incomoda por la situación, "es que me gustas mucho Alzacia, y me gustaría que fueras mi querida", me dijo, intentando besarme, "hay, tenga juicio, no se olvide que soy casada", le dije, pero no me dejaba apartar mi cuerpo del de él, "nadie lo sabría", me dijo, volviendo a intentar besarme, rosando sus labios por los míos, "pero mis hijas, mi marido", le dije, sintiendo como me enfrentaba a él y me abrazaba mas contra su cuerpo, y noto entre mis piernas el bulto que hacía su verga dura apoyándose contra mi cuca, "yo te voy a ayudar en todo lo que necesites", me decía besando mis labios y acariciando mi cola por sobre la falda que llevaba puesta, intentando meter su mano por debajo, "pero señor Alberto, que soy una señora casada", le decía, notando su mano en mi cola, intentando bajar mi tanga y su pinga restregarse contra mi cuca, "seremos amantes, quiero que seas mi querida", me dijo, metiendo su otra manos levantando mi falda y siento como me bajaba la tanga, "pero nadie se va a enterar, verdad", le dije, entregada por la falta de cariño de mi esposo y un poco también por el efecto del alcohol, sus manos acariciaban mis nalgas, las apretaba, sentía como su verga se restregaba contra mi cuca, que la empecé a notar mojada, el señor Alberto pasaba su lengua por mis labios, metiendo su lengua en mi boca, sus manos dejaron de acariciar mi cola y estaban desabrochando la camisa que llevaba puesta mientras no dejábamos de besarnos mi jefe y yo, me iba desnudando lentamente en la cocina de su casa.
Yo mientras me dejaba desnudar baje mi mano y le empecé a acariciar su verga por sobre el pantalón, desabrochando yo también su pantalón, hasta sacar su pinga y tenerla entre mis mano, era gruesa, oscura, con una cabeza brillosa y grande y mientras yo le acariciaba la verga el me mamaba las tetas, haciendo que me ponga mas arrecha, siento como mi falda cae hasta mis tobillos y sus manos no dejaban de acariciar mi cola, yo suspiraba y gemía a medida que mi jefe me mamaba las tetas y me metía mano en la cola y en la cuca.
Me fui separando de él, y me fui agachando para terminar de quitarme la tanga y las sandalias, y agarrando su pinga con una mano, me la metí en la boca, mamando la verga de mi jefe, que él mientras me acariciaba la cabeza, movía su cintura, haciendo que su verga entre y salga de mi boca, me hace poner de pie y me coloca de frente al fregadero de platos, dándole la espalda, me hace sacar mas la cola para afuera y siento como acomoda su verga contra mi cuca, haciendo que gima de placer cuando me la empezó a meter, sentía como mi cuca se abría y esa enorme y gruesa verga iba entrando toda, llenando mi cuca de verga y mientras me cachaba, me abre las nalgas viendo como tengo el ano, abierto, "ya te han cachado por el chiquito también", me dice, pasando un dedo sin dejar de meter y sacar su pinga de mi cuca, "te gusta cachar por el chiquito?", me decía sin dejar de acaricia mi ano, "no lo se, mi esposo me fuerza por el chiquito", le dije, entre suspiros de placer a medida que me estaba cachando, "ahora lo vas a hacer con placer", me dijo, dejando caer saliva en mi ano y sacando su pinga de mi cuca, la acomoda contra mi chiquito, haciendo que grite de placer cuando haciendo fuerza mi jefe, siento como se me iba metiendo en la cola su hermosa y negra verga, de como mi chiquito se abría, dejando entrar en mi cola, esa hermosa verga, hasta que mis nalgas se aplastaron contra su cuerpo, y pasando una de sus manos por debajo de mi barriga, me empezó a acariciar la cuca, mi clítoris, como metía el dedo, mientras me cachaba la cola, haciendo que gima de verdadero placer, disfrutando de su verga cachando mi cola.
La sacaba despacio y la volvía a meter toda, mis tetas colgaban y se movían según mi jefe movía su verga dentro de mi cola, "te gusta Alzacia, te gusta ser mi querida?", me decía sin dejar de cachar mi cola, haciendo que gima, grite, suspire de placer a medida que su verga no dejaba de entrar y salir de mi chiquito, "si señor Alberto, como disfruto de su pinga cachando mi chiquito", le decía con mi cola bien sacada para afuera y la pinga de mi jefe abriendo mas mi chiquito.
"No quiero que te depiles mas la cuca, quiero esa cuca bien blanquita que tienes rodeada de bellos rubios", me decía, habiendo agarrado mi cintura y metiendo y sacando su pinga de mi cola mas fuerte, haciendo que este al borde de tener un tremendo orgasmo a medida que me jefe me cachaba fuerte, "si señor Alberto, lo usted me diga", le dije, bajando mi mano y acariciando ahora yo mi cuca, "me vengo señor Alberto, me vengo, me vengo, no pare de cacharme que me vengo", le gritaba, explotando en tremendo orgasmo, que a la par de que me estaba viniendo, siento como me clava su pinga bien adentro de mi cola y la sentía palpitar, llenando mi cola de leche, yo temblaba con mis dedos en la cuca, mientras parecía que no terminaba mas de venirme y mi jefe gritaba y movía su verga en círculos dentro de mi cola viniéndose también, con toda su leche, dejando mis intestinos a rebozar de leche.
Nos quedamos así respirando agitados unos minutos, pegados el uno al otro, mi jefe no me sacaba la pinga de la cola ni yo se lo pedía, había disfrutado tanto cachando por el chiquito, que me parecía mentiras.
Me fue sacando la pinga de la cola, me dio vuelta, quedando frente a él y nos besamos con pasión, sentía como me salía la leche de la cola por lo abierto que me había dejado el chiquito, "este fin de semana lo pasamos juntos Alzacia, no quiero que vuelvas a tu casa hasta el lunes en que viene mi esposa", me decía mi jefe, apoyando su verga mojada contra mi cuca, "si señor Alberto lo que usted me diga", le dije volviendo a besar sus labios.
Y así fue como me hice la querida de mi jefe, mi propio marido me obligó a buscar cariño en otros brazos.
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