Mi primera infidelidad
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Hola a todos, soy una señora peruana, 51 años, me llamo Irene, casada y madre de dos hijos ya mayores.
Con mi esposo, vivimos en España desde hace algo mas de 15 años.
Con mi esposo tenemos un negocio, que no nos podemos quejar de como nos va.
En una reunión de amigos, en casa de otra señora peruana, estábamos bebiendo y riendo, todo normal, eramos todos matrimonios, menos el socio del esposo de mi amiga, es un chico argentino, bien parecido, un tanto bohemio, pero muy educado, que hablamos mucho esa noche, y no voy a negar que me gustaba, es un maduro de 57 años, muy interesante.
Cabellos y barbas largas, de un color gris, que no podía dejar de mirar, unos ojos verdes, que parecía que brillaban, pero no paso mas haya de solo alguna que otra mirada y conversación esporádica.
Termino la fiesta y cada uno se fue a su casa, yo pensaba en Eduardo, que así se llama el socio del marido de mi amiga, pero, solo eso, lo pensaba.
Como a los diez días voy de visita a casa de mi amiga, y estaban ahí con Eduardo, en el fondo me alegré de verlo, nos saludamos y hablamos de cosas sin importancia.
Cuando le digo que me iba, Eduardo se ofreció a llevarme en su carro, y acepté, ya que si voy en transporte, demoro mucho en llegar.
Íbamos hablando y me ofreció beber una copa en su casa, ya que queda de paso hacia la mía, y sin maldad acepté, ya que mi esposo esta trabajando e iba a demorar bastante en volver a casa.
Entramos en su casa, amplia, elegante, yo pensé que Eduardo tenía esposa, pero me dijo que no, que era soltero, y nos pusimos a hablar, me sirvió una copa de vino, brindamos y bebí un sorbo, notando como me miraba, "que me miras tanto?", le pregunté con la copa aún en mis labios, "nada, que sos una mujer hermosa, y me estaba regalando parte de tu belleza a mis ojos", me dijo, volviendo a beber.
Yo me quedé impactada por lo que me dijo, ya que mi esposo jamás me dijo nada de eso, "gracias, pero soy una mujer sin nada que destacar", le dije, intentando restar importancia a lo que me dijo, "no te equivoques, sos una mujer de belleza natural", me dijo, haciendo que me ponga un poco sonrojada, "Eduardo, tu me estas seduciendo?", le dije, un poco nerviosa, ya que si, me estaba seduciendo y me gustaba ese hombre.
"Sería un placer seducir a una mujer tan hermosa como vos", me dijo, acercando su boca a la mía, yo intente esquivar el beso, pero sentí sus labios rozar a los míos, "pero Eduardo, soy una señora casada", le dije, intentando mantener una distancia entre él y yo, a lo que Eduardo, paso un brazo por mi cintura y me atrajo hacia él, y ahí me beso, cosa que yo al principio no quería, me quitó la copa de mi mano y siguió besando mi boca, haciendo que me vaya relajando mas con sus besos, "Eduardo, espera, esto es una locura, no quiero engañar a mi esposo", le dije, intentando separarme de él, a lo que Eduardo acentuó mas el abrazo, haciendo que ahora nuestros cuerpos queden pegados y sus besos se hacían mas profundos, sentí su lengua pasar por mis labios, y sin poder resistirme más me entregue a sus besos y sus caricias, devolviendo el beso y abriendo mi boca, dejando que meta su lengua.
Sus manos acariciaban mis nalgas, las apretaba mientras nuestros besos se hacían mas fogosos, siguió besando mi cuello, mis orejas, yo lo dejaba, solo gemía entregada a sus caricias, sus manos buscaban bajar mi pantalón, yo baje mis manos y me los desabroche, dejando que él entre besos y caricias me los vaya bajando.
Mis pantalones y mis bragas estaban a la altura de mis rodillas y sus manos estrujaban mis nalgas, mis gemidos eran cada vez mas fuertes, siento como pasa una mano por entre mis nalgas y siento su dedo entrar suavemente dentro de mi vagina, haciendo que instintivamente abra mis piernas, hacía mucho tiempo que no estaba tan lubricada, tan mojada como estaba en ese momento, me va levantando la camisa y saca mis tetas del sujetador y las empieza a chupar, yo gemía, acariciaba su cabeza y tiraba la mía hacia atrás disfrutando de como Eduardo me había echo suya, "vamos a la cama", me dijo, haciendo que vaya así como estaba, con los pantalones en las rodillas y las tetas al aire.
Entramos en su habitación y me hace acostar a lo ancho de la cama y termina de desnudarme, siempre sin dejar de besarme todo el cuello, las tetas, la boca, yo lo abrazaba, acariciaba su espalda, me hizo sentar en el borde de la cama y saca su miembro, duro, grueso sin exagerar, de un color blanco atractivo, y una cabeza bien rosada, cosa que yo la agarre con mi mano y la lleve a mi boca, empezando a chupar su pija mientras se desnudaba, ya la lamía, le chupaba la cabeza, la metía hasta la mitad en mi boca, la seguía lamiendo, la volvía a meter, pero ahora hasta la garganta, me encantaba la pija de Eduardo y yo se la comía a placer, cuando se termino de desnudar, me hizo fuerza por mis hombros, haciendo que me acueste como estaba, atravesada en la cama, y me levanta las piernas, acomodando su pija contra la entrada de mi concha, que estaba muy mojada, y grite de placer al sentir como me la estaba metiendo, sentía como la pija de Eduardo entraba lentamente en mi concha, llenándola de carne, de pija, de placer, que me recorría todo el cuerpo.
Él estaba de pie sujetando mis piernas y su pija entraba y salía de mi concha, haciendo que grite de placer al sentir como me cachaba, no me interesaba que le estaba metiendo los cachos a mi esposo, solo quería disfrutar de mi amante.
Sentía su pija en lo mas profundo de mi concha, como la movía, yo estaba de ojos cerrados, disfrutando como creo que nunca disfrute en mi vida.
Me saca la pija y nos acostamos bien en la cama, a los largo, pero yo quería que me siga cachando, me hace subir sobre él y ahora fui yo, quién con mi mano dirigí su hermosa verga a mi concha, sentándome sobre ella muy despacio, disfrutando cada centímetro que me entraba, hasta quedar completamente sentada en su verga, sus manos me estrujaban las tetas mientras yo no dejaba de mover mis caderas y sentía su vergota moverse dentro de mi concha.
Así estábamos los dos, disfrutando el uno del otro, hasta que me hace bajar, me pone en cuatro, y me empieza a besar la espalda, las nalgas, siento que me abre las nalgas dejando mi ano expuesto a él, como lo empieza a lamer, yo me había dado cuenta por donde me la quería volver a meter, por mi cola, pero era tanto lo excitada que estaba que no me importaba, aparte tampoco iba a ser la primera vez que cachaba por el chiquito.
Yo respiré hondo, me relaje y solo me quedaba esperar a que me la meta por la cola, Eduardo se tomó su tiempo en lamer mi ano, empezó a pasar su verga para arriba y para abajo por mi cola, hasta que siento como la acomoda contra mi ano, y hace una fuerza, no exagerada y la cabeza de su vergota empezó a abrir mi chiquito y se metía para adentro, haciendo que mis gemidos sean casi gritos de placer a medida que su verga no dejaba de entrar en mi cola y mi chiquito se abría mas y mas a su paso, hasta que mis nalgas quedaron aplastadas contra su pelvis.
Estábamos quietos los dos, apenas me dolía, me estaba dando tiempo a que me acostumbre a tener su vergota metida en mi cola, suavemente la empezó a mover en círculos, para adelante y para atrás, yo me empecé a acariciar mi concha y le pedí casi le ordené que me cache duro, que me de duro por la cola, cosa que Eduardo apoyo su mano en mi espalda, haciendo que me agache mas y saque mas mi cola para afuera y me agarro de las caderas y me empezó a meter y sacar su vergota de mi chiquito duro, como le había pedido, sentía como a cada embestida que me daba en la cola, se me escapaba el aire en forma de pedos, "hay Eduardo, me estas destrozando la cola, mi marido se va a dar cuenta que me cacharon por la cola", le decía yo, sintiendo como su verga entraba y salía de mi chiquito, "por que se va a dar cuenta?", me dijo, sin menguar el mete saca que hacía con su vergota en mi cola, "me va a ver el chiquito todo abierto, se va a dar cuenta que me metieron la verga por la cola", le decía entre gemidos y no dejaba de acariciar mi concha.
Eduardo saca su vergota de mi cola, y me hace poner boca arriba, me levanta las piernas y de una sola me vuelve a meter su vergota bien adentro de mi cola, haciendo que de un grito de placer al ser penetrada así, "tu marido te coge muy seguido por el culo?", me dijo Eduardo, sacando casi toda su vergota y metiéndola fuerte en mi cola, haciendo que los pedos que me estaba tirando sean mas sonoros, "no, casi no me la toca, hace mucho tiempo que no me cachan por el chiquito", le dije, disfrutando de los vergasos fuertes que me daba.
Yo estaba a punto de correrme, quería explotar, "leche, dame tu leche, llena mi cola con tu leche", le gritaba, explotando en un tremendo orgasmo, que hasta hacía que se me salgan gotas de orín, de tanto placer, mis tetas se movían como locas a medida que Eduardo me cachaba mas fuerte la cola, hasta que siento como grita, me mete su verga hasta los mas profundo de mi cola y por el grito que dio y como la sentía palpitar dentro, me dí cuenta que me estaba llenando los intestinos de leche, como la movía en circulos, bien metida en mi cola, como pasaba la planta de mis pies por su cara, sus gestos, como palpitaba su verga dentro de mi cola, eso fue algo tan hermosa que no pude dejar de orinarme y seguir viniéndome de placer.
Nos quedamos quietos, jadeábamos, Eduardo seguía con su vergota bien adentro de mi cola, nos miramos, nos sonreíamos, sentía como lentamente me iba sacando su verga de mi cola, sentía mi chiquito abierto, como salía su leche, yo estaba en la gloria.
Eduardo se acostó a mi lado, lo abracé, le bese la boca, dándole las gracias por lo que me había echo disfrutar y le dije, que esperaba que esta no fuera la única vez de que estuviéramos así, pero que me tenía que higienizar, ya que me tenía que ir.
Esta es la primera vez que le metí los cachos a mi esposo, pero no fue la última, ya que con Eduardo nos seguimos viendo.
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