Mi primera vez como cornudo
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Somos un matrimonio maduro.
Hace 20 años que estámos casados, mi mujer se llama Lola y yo Javier.
Ella tiene 42 años y yo 45.
Aunque en la cama nos llevamos muy bien, tenemos una fantasía, quiero ver a mi mujer follar con otro hombre.
Que la folle por todos lados y yo mirar.
Siempre que hablamos sobre el tema, nunca nos ponemos de acuerdo, yo quiero que el que se la folle sea nuestro compadre, el padrino de nuestro hijo, pero ella quiere que sea un extraño, y si fuera un negro mejor.
Yo le digo que si es un extraño debe usar protección y yo quiero ver como le llenan de leche o el coño o el culo, como le sale la leche.
Lola es una mujer ni gorda ni flaca, de buenas tetas, con unos pezones grandes y un culo redondo de nalgas grandes, metro sesenta de altura, una mujer de buen ver.
El argumento que me dio mi mujer, en el fondo tiene razón, y eso me hizo acceder a su pedido.
«Que pasa si no queremos volver a hacer eso, un desconocido termina, se va, y nunca lo volvemos a ver, pero con el compadre, después que me haya follado puede querer seguir follandome», me dijo y tiene razón.
El sábado nos vestimos y salimos a beber unas cañas y buscar a quien se folle a Lola.
Cerca de donde estábamos sentados, había un top manta, un chico negro, alto, de algo más de metro ochenta, se notaba que estaba muy bien de cuerpo, se lo mostré a Lola y a ella le gustó.
Me acerqué a él como viendo lo que vendía, nos pusimos a hablar y le dije lo que queríamos hacer mi mujer y yo.
Al principio se negaba, hasta que le ofrecí 50 euros y bebidas en casael, ahí aceptó, Lola pagó las cañas que habíamos bebido y nos fuimos para casa.
Lola iba sentada en el asiento de atrás con Jeremías, que asi se llamaba el negro.
Cuando miro por el retrovisor, Lola y el negro se iban besando, mi mujer tenía las tetas al aire y Jeremías mientras la besaba, se las iba estrujando.
Escuchaba los gemidos de mi mujer entre los brazos del negro, hasta que en un momento dadodado vuelvo a mirar y no vi a Lola, me volteo mas y estaba ella chupando la polla del negro y este metiendo su mano dentro del pantalón de mi mujer, acariciando su culo.
Yo iba con la polla dura.
Cuando llegamos a casa, se arreglaron la ropa y subimos.
De inmediato nos fuimos al dormitorio, Lola se lo comía a besos a Jeremías, se iban desnudando mutuamente, cuando le vi bien la polla a Jeremías, me quedé sorprendido por el tamaño y el grosor.
Jeremías se tendió en la cama boca arriba, con su tremenda polla dura, Lola la cogió con su mano y la empezó a besar, pasaba su lengua por toda esa enorme polla, intentaba meterse algo en su boca para chuparla.
Mientras mi mujer le chupaba como podía la polla al negro,.
yo pasé mis dedos por su coño, estaba empapada.
Se fue subiendo sobre Jeremías besando su cuerpo, acomodó la polla contra su coño, y yo escuchaba sus quejidos de dolor y placer, viendo como esa tremenda polla entraba en su coño, abriéndolo como jamás me imaginé ver así de abierto su coño.
Las manos del negro acariciaban el cuerpo de mi mujer, mientras Lola, jadeaba de placer y movia sus caderas, haciendo que la tremenda polla de Jeremías entre y salga, haciendo un sonido acuoso.
Yo veía como el negro la estaba follando y me empecé a masturbar.
Solo se escuchaban los ayes de placer de Lola, disfrutando esa enorme polla.
En un momento dado, Lola le dijo que la folle por el culo, bajando de la polla de Jeremías, dejando que vea por un segundo su coño abierto como jamás se lo habia visto.
Lola se puso en cuatro patas, y se abrió sus redondas y gordas nalgas, dejando que Jeremías y yo le veamos el ano.
Lola tiene el ano abierto, pero por mi polla, que no es ni la mitad que la de Jeremías.
Le empecé a pasar bastante vaselina, mientras Jeremías se pasaba vaselina por su polla, yo le metí dos dedos llenos de vaselina en su culo.
Lola seguía en cuatro patas abriendo sus nalgas, jadeando, ansiosa de que Jeremías le folle el culo.
Yo la veía así, estaba ansioso de ver como Jeremías le iba a destrozar el ano a mi mujer, pero tenía miedo que le haga daño.
Jeremías se acomoda detrás de Lola, apoyando su polla contra el ojete de mi mujer y escucho el grito de dolor de Lola cuando Jeremías se la empezó a meter por el culo.
Yo escuchaba a mi mujer quejarse a medida que desaparecía esa tremenda polla dentro de su culo.
Lola daba fuertes gemidos, entre dolor y placer, ella seguía en cuatro patas y no dejaba de abrir sus nalgas, hasta que vi como su culo se pegaba al cuerpo del negro, le había metido toda la polla en su culo.
Jeremías empezó a hacer salir su polla del culo de mi mujer y se la volvía a meter toda.
Los gemidos de Lola eran cada vez mas fuertes, escuchaba como a medida que entraba y salía esa tremenda polla de su ojete, ella se tiraba pedoste.
Jeremías la cogió de las tetas y la trajo bien contra él, haciendo que su polla le entre lo mas adentro que pudo, y la siguio follando entre los gemidos y gritos de placer de mi mujer.
Yo quedé muy sorprendido cuando vi que a medida que Jeremías le follaba fuerte el culo, Lola se empezaba a cagar.
Conmigo nunca le había pasado eso, y yo veia que cada vez que Jeremías metía y sacaba su polla, salía mas cagada.
«Mi amor, te estas cagando», le dije viendo que a Jeremías no le molestaba, ya que no dejaba de follar cada vez mas fuerte el culo de mi mujer.
«Siiiii, me estoy cagando de placerrrrr», me gritó y empezo a morder las sábanas corriendose como loca y Jeremías le follaba cada vez mas fuerte el culo.
Hasta que dio un grito, le metió bien adentro la polla y el negro se empezó a correr dentro de su culo.
Yo no aguanté más y cogiendo a mi mujer por la cabeza, le metí la polla en su boca y al sentir el calor y la humedad me empecé a correr yo también en la boca de mi mujer.
Cuando Jeremías le sacó la polla del culo a Lola, su ojete estaba literalmente destrozado, la polla del negro estaba toda cagada.
Lola jadeando hacía fuerza con su ano para adentro, como queriendo cerrarlo, lo tenía tan abierto, que le empezó a salir leche y no podía evitar seguir cagandose.
«Te gustó mi vida ver como me follaron», me dijo Lola, cayendo de costado en la cama, completamente agotada de como la había follado el negro.
Fue la experiencia mas extraña, pero la mas excitante que viví en todos estos años de matrimonio.
Con Lola habíamos follado muchas veces por el culo, pero jamás se había cagado, como se cagó con la polla del negro, siempre fue esquiva a tragar mi leche, pero ahi la tragó sin problemas.
No se si volveremos a repetir esto, es algo que debemos hablar mas adelante.
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