MI PRIMERA VEZ CON UN PEQUE 02
Hola, soy Marina, continuación de la primera historia que escribí, más centrada en la noche de todos los acontecimientos y su inicio..
MIS INICIOS CON LOS PEQUES 02
Chicos, hola otra vez, sigo contando mi historia de cómo me inicié en la depravación, yo cuando inicié tenía solo diecisiete años, prácticamente era menor de edad pero según le preguntes a quién sería ya mayor y puede que una malvada aprovechadora. Me describo, ahora a mis 47 tengo una belleza envidiable, soy una madurita pedo evidentemente juvenil, alimentándome de la energía cachonda de niños y niñas perversas, tengo una numerosa familia y doy rienda suelta a todas mis locuras depravadas y con alta carga sexual. Soy rubia, de ojos azules, de piel clara aunque algo bronceada por el sol, tengo familia mulata, rubia y negra, producto de todos mis diversos amantes, algunos de ellos provenientes de mi mismo útero y de mis hija mayor; mis caderas son moderadamente anchas, buenas nalgas, redondeadas. Mi nieto de piel blanca aunque algo tostada por la playa se coloca detrás de su prima follándole el culo con una tal intensidad que está luchando por no eyacular en sus intestinos demasiado pronto, el trío folla delante mío con una gran lujuria, sin preocuparse de lo que alguien se atreva a decir, yo encantada, aprovecho para masturbarme y ver en mi laptop equipada con Tails OS un link, algo de uno de mis amigos que me envía cosas buenas. Lo miro en tor, obvio, no lo haría en una página normal, así es en estas tecnologías seguras, si no quieres seguridad y que todos vean y sepan lo que buscas y descargas por internet usa otros métodos, pero la paz mental y la tranquilidad llegan con ciertas medidas de seguridad que te harán desarrollar la paciencia, pero para mí vale la pena, gigabytes de información llegan a mi computadora portátil, la veo y consumo, así se demore algo. Me entretengo mirando a mis familiares mientras tanto, la orgía diminuta que tuvimos hace horas nos ha dejado cansados, solo los tres aquí tienen energías para follar, ni el vecino puede moverse, sigue inconsciente tras correrse solo cuatro veces anoche, un hombre común y corriente, aunque tal vez tenga que ver el hecho que mi hija lo dejara seco ayer por la tarde, tal vez, no lo vi, estaba ocupada con Lili, la vecina de nueve años que recién ahora está aprendiendo a comer una concha.
Continuando con mi relato de mi historia previa procedo a relatar mi aventuras pervertidas, tenía diecisiete en ese entonces y estaba en una fiesta, divirtiéndome con el chico soñado, él era algo mayor que yo y realmente le interesaba, me comía con la mirada, estaba cautivado por mis curvas de mujer, pues ya estaba crecida, mis tetas y mi trasero estaban por llegar al tamaño que actualmente tengo. Nos veíamos con deseo, era la cita perfecta, sin embargo allí sucede algo que lo cambia todo, algo que me ha beneficiado y “perjudicado” hasta el día de hoy, veo allí como de repente llegan otros invitados, esa familia de alcurnia que había llegado de otro país directo a nuestra fiesta, ellos eran rubios y de piel blanca, eran como reyes que todos veían cuando pasaban por nuestros costados, eran impresionantes seres humanos con carnes atrayentes, provocando las miradas entre todos los presentes, todos hacia ellos. La mujer era de dieciséis años a lo mucho, quince posiblemente, su hermano tenía, no sé cuántos tenía, tal vez catorce, y detrás de ellos llegaba un niño, parecía de siete o algo así, caminan en la fiesta, los hombres la miran embobados, el jovencito despierta miradas de algunas de mis compañeras, mi chico se distrae por un rato, no estábamos saliendo juntos, claro que no, pero igual él estaba conmigo, en ese momento al menos. Por si no lo dije era 1987, mis papás tuvieron que aguantarse que estuviera en una fiesta, así ellos no quisieran y tenían que conformarse con ello, esta era mi noche y me iba a divertir, nadie me destruiría la noche, la diversión estaba sin lugar a dudas asegurada, agarro a mi joven pero él se tiene que ir, yo no quiero que se retire, me dice que va a traer unos vasos, me siento mal que el chico que tanto deseaba desde hace semanas se tenga que alejar por un momento, no se me ocurre qué decirle, lo dejo partir. Bailan a mi alrededor las personas, todas alegres y dispuestas al placer inmediato, los hombres buscan a la chica, parece que tiene quince, no parecía por el cuerpo, una amiga que se me acerca me dice que habían venido de Sudamérica y que eran de la nobleza, prósperos empresarios o alguna de esas fumadas que se inventan durante los chismes, yo no le creo nada, busco con la mirada a mi chico, está cerca del varón rubio, el guapísimo que ya tiene a dos hembras a su costado, putas ellas se habían adelantado a las demás que miraban de reojo al guapísimo semental que tal vez esa noche probaría coños negros si seguía con las adelantadas.
Trato de mirar hacia otro lado, sin embargo el chico de ¿quince? sigue conversando con las demás, agarra a una de la cintura, parece que sus pantalones le quedaban algo ajustados, me impresiona, veo una de las manos de él agarrando el trasero redondo de una de las morenas dos años mayores que él, me excito al pensar en lo que le haría a su trasero, ya había oído que habían hombres que gustaban de penetrar a las mujeres por el ano, no lo entendía en ese entonces por lo que veía mejor follar por el coño como cualquiera, tal vez era lo mejor. Sin embargo lo fuerte vino después, el niño pasa por su costado mirando la mano y el trasero de la negra, acaricia sin querer por detrás de las rodillas, muy cerca del muslo, de una de ellas, ella lo mira, sonríe, toca su cabeza y el muchacho toca ahora sí bien fuerte ambos traseros a su disposición, las chicas se aferran al pecho del adolescente, el menor se retira de allí al recibir una indicación de su hermano, deja de taparlo y al irse deja al descubierto lo delicioso. La ropa del chico definitivamente le quedaba chica, un bulto redondeado se forma en su entrepierna, la mulata agarra por fuera mientras él miraba sus tetas, la mujer se deleita con el tamaño de la bestialidad entre sus piernas, el muchacho se sabe ganador, algunos miraban, entre ellas mi amiga que babeaba por el enorme tamaño del miembro viril del joven que había venido de otro lugar, el muchacho sudamericano que portaba un buen equipo para repartir semen a todas las golfas que lo deleitaran, sin duda el chico tenía sus atributos, miro hacia un costado, buscando a la mujer, sabiendo que ella también era fuerte, sexualmente, al menos. Mi amiga me pregunta qué miro, yo miento, digo que busco a mi… es allí cuando lo veo, veo a mi novio, está allí con la mujer, con la rubia, con ese pedazo de lomo jugoso y rubio, yo me pongo furiosa, mi compañera mira esto y me detiene, me agarra con fuerza tratando de hacerme entrar en razón, trata de tranquilizarme, me mira y sabe qué es lo que quiero, trata de hablarme de otra cosa pero no deseo, trata de distraerme pero no es tan sencillo.
Teresa. Amiga, por favor, déjalo, todos los hombres son así, déjalo, nos conseguiremos otros mejores, vamos.
Marina. No…
Teresa. Amiga…
Marina. ¡No!
Dos chicos que pasaban por ahí voltean ante el grito, no me interesa, me retiro, trato de hablar con mi chico que sujeta del brazo a la rubia tan guapa como yo y me acerco, trato de gritar pero un tipo mas grande se pone en mi camino, lo insulto, él no me vio, se retira pensando que soy una loca, seguramente, camino, la veo, sujeta a mi chico de la camisa, llevándoselo, él obedece, la sigue, no hay nada que se pueda hacer, ya había caído ante la golfa. Sigo caminando, rumbo a mi objetivo, siento la voz de Teresa detrás pero no le hago mucho caso, mucha gente se pone delante mío, los empujo, salgo del tumulto, lucho, no voy a dejar que una golfa prostituta catira se robe lo que era mío, lo que ya había tomado y reclamado como mío, los persigo, ambos se van hasta las habitaciones, los persigo por todas partes, me sigue interrumpiendo la gente, los hago a un lado en medio de todo el tumulto. Finalmente llego a toparme con unos últimos, era el chico, tal vez de quince o catorce, agarrado de dos hembras morenas de mi edad, una de ellas en realidad creo que era mayor de edad, él sonríe mirándome con sus hermosos ojos azules, como si viera a alguien conocido y me observa la figura, las tetas, el cuerpo, las caderas, las dos negras no se dignan a decirme algo, la menor solo me mira, un “¿vienes?” se escucha de él, yo no lo puedo creer, miro a mi chico, yéndose con su hermana, miro al rubio, a las otras zorras y digo con una rabia y enojo contenidos “ya”. Los sigo a un pasillo rumbo a una habitación, esta está llena, de pronto la mayor de edad se besa con el de 14, yo no lo miro, de pronto la menor acaricia el bulto que para estas alturas era gigantesco, deformándose el pantalón un poco, ridículo se veía al menos, la chica baja la cremallera, una bestialidad envuelta en ropa interior se va asomando, ella me da un beso en la boca, no era la primera vez que tenía un beso por parte de una mujer, sin embargo yo no era lesbiana y su atrevimiento me ofendió ligeramente. De pronto el joven trata de avanzar haciendo el esfuerzo de abrir la puerta que tenía delante, la chiquilla ahora se apodera de su boca y lo posee, la mayor me mira algo raro pero se resigna a tener que acompañarme para no quedarme sola, la chica masajea el miembro erecto del muchacho que abre la puerta al mismo tiempo que los de adentro, era su hermana la que estaba allí, los recibe, primero a la negra con un beso en los labios y luego a su hermano con un beso de lengua. La mayor de edad morena trata de buscarme la boca pero no me dejo, con que me haya besado la chiquita era suficiente, no quería otra hembra hurgando entre mis labios, suficiente acción con otras mujeres, pero tras mis pensamientos no pude evitar oír dos cosas, una era el sonido de los dos hermanos besándose entre sí, era demencial concebir algo así, dos con-sanguíneos chasqueando las lenguas así con total desparpajo, no tenía sentido, ver eso era simplemente chocante. La mulata menor los mira con deseo a la vez que palpa la enorme carne del quinceañero, era una monstruosidad, se relamía pensando en nuestras posibilidades, sobretodo de ella metiéndose tremendo manjar, no…, locura, dentro del chocho, mientras la negra mayor de edad me sujeta de la cintura para tantear qué era lo que quería yo, se me acerca para besarme, no me dejo, ella no reniega, simplemente trata de hacer como que no existo.
Pese a esto, el beso incestuoso de estos dos rubios adonis, no me parece lo suficientemente peligroso, pues la segunda cosa que me llama la atención me obliga a voltear hacia adentro de la habitación, la hermana nos permite el paso, la mayor se queda tras de mi, la mulata a su costado, la rubia pasa y el hermano de catorce se queda mirando el interior, adentro el hermanito menor de ellos, el de siete, desnudo de la cintura para abajo y con un pedazo de carne colgando de la entrepierna conversa de lo más normal con un joven de cabello castaño que tiene toda la ropa fuera de su cuerpo. Ahora lo veo bien, era el amor de mi vida, bueno, de esa semana, charlando casi desnudo junto a un niño casi desnudo, en la misma habitación encerrados junto a la hermana del rubio, el cual estaba a punto de entrar a la habitación rodeado de tres mujeres, dos morenas mayores que él por un par de años y yo, era la muestra de la depravación que teníamos en ese entonces, era una muestra que el mundo estaba yendo por derroteros peligrosos en esa época y la confirmación aún peor que la traición de mi chico. Una orgía, el muchacho me había abandonado a mí para irse a una orgía y una con muchas hembras, tres hermanos involucrados, que parecía que por lo menos se besaban entre ellos y un menor de edad… bueno, todos éramos menores de edad allí, todos menos la negra que me odiaba, pero había uno que sí era menor de edad de verdad, tenía… no sé cuántos tenía pero era evidente que no podía estar allí con nosotros, era inconcebible, esto me indignó sobremanera, quería irme cuanto antes y lo peor era ver al otro ahí con él. Mirar ahí a mi chico conversando desnudo con un niño donde hace rato ambos estaban con la hermana mayor de este era lo peor, me daban escalofríos pensar en ambos varones con sus penes erectos siendo masturbados por la rubia y mirando cómo el chico guapo era lamido por dos negras espectaculares, con cuerpazos y listas para recibir la verga más grande que alguna vez hubieran visto, podría decir que era cachondo, pero me indigné, no pude estar allí más tiempo y me fui, el rubio se extrañó, la rubia no dijo nada, el niño notó mi huida y el chico con el que estaba esa noche ni lamentó que me había retirado, tendría seguro a dos morenas para disfrutar a gusto.
Teresa. Allí estás, ¿dónde te habías metido?
Marina. No me sigas, puta.
Dejo a un lado a mi amiga que esperaba en el pasillo, en ese momento no me había dado cuenta pero salió alguien más de la habitación y cerró la puerta, dejando a los dos varones y a las tres mujeres listas para disfrutar, no sé si Teresa entró o no, serían seis con ella, bien por ellos, no me interesa. Yo salí y entré a otras habitaciones, lista para descansar, lista para llorar, para llamar por teléfono si es que encontraba uno por ahí y llamar a mis padres o a algún amigo decente si es que tal cosa existiere en verdad, me encierro pero pronto descubro que no había cerrado la habitación, agarro un cigarrillo, sentada en la cama lo enciendo y me pongo a fumar, no había mucho que hacer solo era esperar a que quisiera hacer otra cosa. De repente se abre la puerta, ¿no la había cerrado?, no, entra en ese preciso momento el niño menor de edad, el que lo era realmente, se acerca con un jugo de naranja, lo confirmé así porque lo olí, la cosa no tenía nada de alcohol, yo estaba sensible, no quería nada en ese momento, rechazo el vaso, aún no reacciono ante la invasión a la privacidad, este niño no quería “dejarme sola” al parecer. Se sienta a mi costado además, encima de los que agarran confianza, era de esos, bien, lo miro de reojo, todavía estaba con las piernas desnudas, pero sí tenía un calzoncillo de diseño neutro, curioso, no era de elefantitos o algo así, tolero su presencia, por alguna razón no veo en él un hombre que se pueda aprovechar de mi situación de tristeza, follarme, darme una bebida adulterada, alcohol, que no tenía, o algo diferente que pudiera hacerme caer en sus garras. Lo dejé ingresar, lo dejé sentarse a mi costado, era inofensivo para mí, se me acerca, me pregunta si todo estaba bien, yo le digo que sí, trato de disimular, trato de no pensar en lo que vi esa noche con sus hermanos, le pregunto de dónde era su acento, él me dice que de la costa, le pregunto su edad, me dice que tiene siete años, que le falta un poco más de medio año para cumplir ocho, le digo qué hace en una fiesta así, de adultos, él me pregunta si era adulta. La verdad era que no, pero casi, todos allí éramos de casi la misma edad, entre catorce y diecinueve años, para qué fingir otra cosa, no nos importaba, ni siquiera reaccionaron mal al ver al niño ingresar con sus hermanos, ahí se me ocurre algo y le pregunto si eran sus hermanos, él me dice que sí, le pregunto si todos, él me dice que algo así, que no le puede decir a nadie muchas cosas pero que para el mundo son todos hermanos. Yo me pregunto qué me quiere decir con eso, le sigo insistiendo, no puedo quitarme esas dudas de mi cabeza, le pregunto si los dos rubios eran familiares, eran hermanos, él me dice que sí eran familia, pero que hermanos-hermanos no tanto, yo no aguanto tanto y le sigo insistiendo de qué se trata todo esto, si para él era normal ver a familiares besándose en los labios, él se divierte, prefiere tomar mis insistencias como curiosidades raras.
Paquito. ¿De verdad lo quieres saber?
Marina. ¿Sí?
Paquito. No sé… voy a ver, ¿puedo preguntar por qué te retiraste, no quieres jugar con nosotros?
Marina. Jugar, eres un niño, tienes siete y algo años, qué puedes querer hacer con adultos, ¿jugar con los juguetes? ¿O estas?
Hago un movimiento con mi tórax.
Paquito. Sí, puedo jugar con ustedes, ¿por qué no puedes creer que también hago cosas divertidas?
Marina. Sí, claro, pero si eres un niño…
Paquito. Sé que no es algo normal, pero nosotros no provenimos de una familia como la de ustedes.
Marina. Algo de eso sé, tus hermanos se besaban, estaban delante tuyo, estaban a punto de tener una orgía, no era algo normal, ¿no deberías pedir auxilio o salir corriendo?
Paquito. Te puedo contar algo, me recuerdas a alguien y me caes bien.
Marina. ¿Te recuerdo a alguien? ¿A quién?
Paquito. A mi mamá.
Marina. ¿Y ella sabe lo que está pasando en tu familia con tus hermanos?
Paquito. Sí.
Ambos conversamos durante unos minutos, el niñito me cuenta que en su familia no hay polémicas en cuanto a la edad y los géneros, me cuenta que desde pequeño recuerda ver a sus hermanos teniendo relaciones sexuales entre ellos y con sus padres, lejos de horrorizarme, como creo que debía, me ponía más y más curiosa. Me relataba cuando su padre le dio verga a su hija desde que ella cumple nueve y que a él su mamá lo tiene entre sus piernas desde que tiene recuerdos, mi entrepierna se moja al pensar en el chico guapo y su hermana follando, me excito sin ninguna duda, era lo que estaba pasando en estos momentos, el calor era mayor en el ambiente, nadie podría decir lo contrario, si entrara alguien a interrumpirnos lo echaría rápidamente de ahí para poder seguir escuchando el relato que el niñito de siete años me estaba contando sobre su familia. Se acerca un poco hacia donde estoy yo y repito la acción hacia su dirección, me quiero acercar a este peque y saber todo lo posible sobre su familia y sobre sus depravadas costumbres, pienso en mi madre y en mi familia y sé que nunca consentirían algo como esto, son tan buenitos que jamás los imagino follando con sus niñita aunque sea de casualidad, no noté en mi papá algo raro hacia una chica como yo, por lo que es imposible pensarlo. A pesar que ellos nunca lo harían no puedo evitar pensar en el pene de mi papi pasando por mi espalda y sobando la parte superior de mi culo, me emociono pensando en esa posibilidad por lo que pensar en estar un hijo con su progenitor no se me hace una terrible afrenta que debe ser condenada por la sociedad, era intenso en gran medida. Niños y adolescentes teniendo sexo con personas mayores, era algo que me estaba emocionando, no lo entendía bien, era raro, demasiado extraño, pero no era algo que me importara, seguía este juego perverso de un cheto miniatura de nueve años, bueno, en realidad tenía siete, que estaba acercándose peligrosamente hacia mi cara encadilando a esta chica y provocando sensaciones que no creía que iba a tener, pobre mujer, ahora esta mujer es una depravada, soy una degenerada. Me había contado la historia de su vida, su poca experiencia sexual la cual había disfrutado con sus progenitores, las sesiones que había tenido con sus hermanos, era chocante, pero era su verdad y yo toda incrédula le estaba dando a entender que todo lo que estaba diciendo era mentira. Se levanta, sus piernas seguían desnudas, su entrepierna no, ese cuerpo de infante, menor de edad, no me impresionaba, no en ese sentido, no era musculoso, no era delgadito, era un chico un poco ancho pero bajito para su edad, tal vez cuando sea adolescente se parezca algo a su hermano mayor o sea tan proporcionado como su hermana, no importaba. Respiro, mi peque también lo hace, se aproxima lentamente y me da un beso en los labios, chico, yo no me muevo, estaba algo bebida pero sabía perfectamente lo que hacía, no me iba a hacer la víctima bajo ninguna circunstancia, yo me estaba convenciendo de esta curiosa acción, me excita todo esto. Miro fijamente a este niño, su piel blanca, sus ojos verdes, sus piernitas, su polito con diseño popular, su calzoncillo neutro, el que incrementaba su tamaño a cada segundo, ¿era esto posible?, no lo sabía en ese entonces, sin embargo algo recordaba de hermanos de las chicas, pero algo tan contundente no había visto antes, tengo ganas, no lo niego, mi deseo se incrementa cada vez más.
Paquito. Marina eres muy hermosa.
Marina. Qué va, tú eres solo un niño, ¿qué dirían de mí si me vieran aquí contigo?
Paquito. Que tú quieres divertirte aquí conmigo.
Marina. Me acusarán de algo.
Se acerca y me da un beso en los labios, uno verdadero, no uno diminuto como el anterior, yo respondo a su seducción, me dejo con él, pasa un corto momento y me dejo, respondo, me beso verdaderamente con él, disfruto de este momento, me deleito, siento su corta experiencia. Su lengua pasa por mis labios, choca con la mía, estamos gozando con el intercambio de saliva, es una maravilla, siento un calor intenso recorriendo mi cuerpo, es bellísimo, disfruto con el experimentado beso de un niño de siete años, era 1987 y el futuro podría ser ahora muy divertido. Me abraza, intenta, alarga su mano para tocar mis pechos, es raro, uno de ese tamaño haciendo algo tan curioso, yo me dejo, que toque mi teta izquierda, que la toque como tanto desea, respiro por la nariz, los últimos minutos siento una vorágine de morbo y deseos de hacer algo cachondo, algo indebido. Lo atraigo hacia mi pecho, lo beso profundamente, toco su espalda baja, toco las nalgas de ese niño, estoy cachonda y puedo cometer locuras, meto mi lengua, el chico me demuestra toda su experiencia, toco su cuerpo por sobre su ropa, bajo instintivamente hacia sus genitales como si fuera un chico normal, como si fuera un hombre. Me sujeta una teta, la amasa como mejor puede, con su otra mano trata de sacarme la polera, no tengo control, mis fogosos diecisiete años se desatan con ese efebo, ni eso, es un piojo que me quiere desvestir, qué rayos, permito su intromisión y le dejo sacarme el polo, mi ropa interior se vuelve un problema, me saca el sostén, lo intenta, yo me sonrojo y lo ayudo, dejo al descubierto mis pechos que para entonces estaban buenos como los de esos videos que los compañeros ven en sus betamax, qué más da. Agarro mi sostén y me lo quito en el acto, él me ve los pezones, su calzoncillo parece moverse, es una maravilla, su miembro parece ahora querer romper el diminuto trozo de tela, alargo la mano para tocar esto, siento el pene de buen tamaño, no puedo evitar sonrojarme otra vez, aprieto y siento la masculinidad de un niño de siete u ocho años, era impresionante. Se me queda mirando y parece darme a entender que siga, yo le obedezco sin saber y bajo poco a poco esa ropita interior, me emociono, un macizo trozo de carne sale disparado, son dieciséis centímetros bastante llamativos, yo quedo boquiabierta, es una verga hermosa, era inhumana, no era normal que algo como esto estuviese sucediendo, tenía ganas de meterlo en mi interior, era raro.
Mariana. ¿Qué cosa, cómo es esto posible?
Paquito. Como te dije, en mi familia hay gente bastante anormal, como lo llama mi hermano, jiji, yo soy solo un peque en comparación con mis primos, ellos sí son unas bestialidades.
Marina. Pero cómo.
Se acerca y me acaricia un pezón, ¿cómo era posible que fuera así de grande?, magnífica, era lo que necesitaba en ese momento, me emociono, beso su pecho, sus labios, toco su pene, el cual era gruesito, tres centímetros y medio, algo así, en ese momento no lo había calculado, obvio, no me había dado para medirlo en ese momento, no se me había ocurrido, pero ganas no me faltaban y calculando ahora en los penes de mis chicos, sí, tienen cosas impresionantes igualmente entre las piernas a corta edad, algo de mi familia ¿le pasa a alguien más?, díganmelo, puede que me haya contagiado su dotado cuerpo o que hayamos varios así, no lo puedo saber. Quién diría que esos acontecimientos alterarían el futuro de manera tan extraña, las cosas han tomado un camino curioso, una familia y tal vez medio pueblo seguramente se han visto afectados por este hecho, pues el pequeño ha alterado a una chica, ahora se ha vuelto una mujer, una que ha cambiado la vida de muchas personas, esas cosas pequeñas que suceden, algo “malo” ha despertado en mí, algo perverso veo en este tipo de siete primaveras, algo que me contagiaba, algo que yo también quería probar.
Síganme y esperen a las siguientes entregas de esta pequeña saga, y tal vez de muchas otras si es que a ustedes les gusta. Si te interesa saber más qué métodos uso para estar tranquila y vivir mi vida, conversar o aconsejarme me escribes a mi email, si no funciona busca un relato nuevo o mi perfil y usa el mail que aparece allí.
Felicitaciones Sexywriter has sabido mantener el interés, sin dejar de ser sensual a la vez que compartes tus pensamientos, y esos pensamientos corraboran la veracidad de lo narrado.
❤️❤️ que historia,. Espero con muchas ganas la siguiente parte de esta maravillosa vida,. Muchas gracias.
besos 😘❤️
Este relato me ha excitado más que el primero. La manera cómo lo cuentas, creando una historia atrapante, hace que el morbo vaya creciendo de a poco. Te felicito! Leeré los próximos con muchas ganas.