Mi profesor pervertido se cogió a mi mamá
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Todo sucedió cuando yo estaba en noveno grado, mi madre tenía, haciendo cuentas alrededor de 34 años, yo no entendía muchas cosas en ese entonces. Por ejemplo porque mi padre llegaba a la casa en pocas oportunidades y cada vez lo veía menos. Luego con la edad supe que mi madre era su segunda mujer.
Mi madre, que supo sacar adelante a mi hermana menor y a mi, era una linda mujer, de cabello castaño claro, de buena estatura, 1.75 mt, tez muy blanca, senos grandes de buen ver, largas piernas delgadas y un deseable trasero, mi madre era una mujer muy atractiva, yo me fijaba que en la calle, ella era el centro de atracción de las miradas de los hombres, que no aguantaban y le dejaban ir algun comentario. Pero como dije, la ausencia de mi padre, la mantenía insatisfecha sexualmente, yo me daba cuenta con mis 16 años, pues en la noche escuchaba ruidos, me acercaba a la puerta de su recamara y la oía gemir, como en un acto sexual, sin embargo, ella no tenía a ningún hombre dentro de su recamara. Por fin la curiosidad me ganó y un día cuando ella no estaba registré su habitación y encontré un consolador (un dildo), con el cual ella se masturbaba frecuentemente y además un bote de vaselina que decía lubricante sexual.
En el colegio donde estudiaba había un profesor que tenía fama de mujeriego, se decía que por su cama ya habían pasado muchas de las profesoras y algunas de ellas casadas. El tipo era moreno, cabello morocho, era bastante alto, facilmente 1.90 mt y algunos compañeros de clase que lo habían visto orinar en los mingitorios del colegio decían que tenía una verga enorme, lo cual sirvió de broma durante mucho tiempo. Al maestro lo llamaré Rolando. Cuando mi profesor Rolando conoció a mi madre cierta vez que me fue mal en matemática, curso que él impartía, el profesor empezó a acosar a mi madre, a mi me preguntaba frecuentemente sobre ella, de mi padre y yo ingenuamente le contaba casi todo.
Al siguiente mes nuevamente me fue mal o creo que él pudo hacerme perder el curso, con tal de que mi mamá llegara a platicar con él. Esta vez yo me quede afuera, la charla duró más tiempo que lo acostumbrado, De repente salió mi madre y me llevó con ella casi no platicó en el camino.
Dos días después, en la noche, ella me dijo que me acostara temprano, no entendí por qué, me llevó a mi habitación y lo que nunca había hecho, ella me encerró con llavé en mi propia habitación. Luego más tarde oí que ella conversaba con alguien en la sala de estar, no le di importancia y me puse a ver televisión, pero luego comencé a oir gemidos de la recamara de mi madre, eran gemidos sexuales, pensé que ella estaba jugando con su consolador de nuevo, pero empecé a oir que la cama rechinaba y golpeaba contra la pared, los gemidos afloraron, luego hasta crei escuchar la voz de un hombre y la voz de mi madre. En ocasiones podía oir jadear a mi madre. Pero no podía salir de mi propia habitación. Yo no sabía que mi madre había recibido a el profesor Rolando esa noche. Al día siguiente le pregunté a mi madre por lo del encierro en mi habitación y ella me dijo que por error le había echado cerrojo a mi puerta. Luego al preguntarle si había recibido alguna visita, ella me dijo que no, que había puesto el televisor con mucho volumen, que eso era todo. A mi eso no me pareció lo que había ocurrido.
Como a la semana de eso, nuevamente mi madre me pidió que me fuera a dormir temprano, yo ya estaba preparado, tenía una copia de la llave de mi habitación. Ella se había dado una ducha y se puso perfume, era lógico que esperaba a alguien. Yo salí de mi habitación y me escondí debajo de la mesa del comedor, era el mejor escondite pues mi madre le había puesto un mantel que era larguisimo y que llegaba casi al piso. Pude ver que mi madre había prendido la chimenea de la sala de estar, además había puesto una alfombra gruesa enfrente y algunas almohadas y cojines sobre la alfombre, además me di cuenta que había puesto unas candelas alrededor, las cuales prendió. En eso tocaron el timbre, se oyó una voz de hombre, me parecía conocida, el tono de voz era igual que la noche anterior, me ubiqué mejor para ver, si era el profesor Rolando. Mi madre le ofreció una cerveza (ella no guardaba cerveza en el refrigerador) y la fue a traer al refrigerador, cerca de donde yo estaba. Mi madre tenía puesto un vestido de dos piezas, una blusa tipo camisa y una falda corta, ella no se ponía eso a menos que fuera a una reunión o bien que estuviera mi padre. Luego mi madre le dijo al profesor que había hecho lo que le había pedido, lo de la chimenea y lo de las candelas. El profesor le pidió a mi madre que se sentaran sobre la alfombra frente a la chimenea.
Mi madre no dejó de estar nerviosa, pero su deseo sexual era más grande. -tranquila, todo va a estar bien!- le dijo él, abrazándola. Luego comenzó a besarla en el cuello, ella al principio no quería. Pero el profesor insistió, buscó la boca de mamá y comenzó a besársela, al poco tiempo ella correspondió, los besos se oían hasta donde yo estaba, el profesor poco a poco fue acostando a mi madre mientra seguía besándola, luego fue desabrochando los botones de la blusa hasta que quedó el sostén expuesto, luego lo levantó hasta extraer los senos de mamá, los comenzó a acariciar sobre todo las puntas, luego los capturó con su boca, sus labios mamaron los bellos senos de mamá, quien comenzó a gemir, El profesor tomaba con las manos ambas tetas y las mamaba a placer, hizo sentar un momento a mamá solo para quitarle la blusa y el sostén y tener desnudo el torso de ella, siguió deleitándose con los senos de ella comiéndoselos a su gusto. Al parecer él lo hacía con mucha experiencia, pues ella estaba totalmente excitada y a su merced, en ocasiones ella misma tomaba sus senos con las manos y se les ofrecia al profesor.
Luego de un buen rato de besos y mamadas, el fue sacándole la falda, luego le quitó los zapatos y tomandole uno de sus pies comenzó a lamerlo como si fuera un perrito, lamió sus pies y chupó cada dedito, mi madre se quejaba del gusto, yo en lo particular tenía una gran erección debajo de la mesa y empezaba a tocarmela. Luego de lamer cada dedo de sus pies, le fue sacando las bragas, alli quedó mi madre desnuda en sus manos, el separó sus piernas y fue besando sus muslos blancos hasta llegar a su panocha, él metió su boca hasta su raja y comenzó a lamer nuevamente como perrito, mi madre gemía bastante, parecía que le faltaba el aire y lo tomaba de la cabeza al profesor y le restregaba su cara en su panocha abierta. El profesor Rolando devoraba el coño de mi madre con tal deseo que el mismo pujaba.
Luego como era de suponer, él fue bajando sus besos y lamidas a su vientre y luego de esa pequeña escala, bajó hasta su sexo, como si fuera un bocado delicioso, le pasó la lengua a sus pliegues vaginales, aspiro su olor y luego volvió a lamer sus labios vaginales mayores como si se tratase de una golosina, luego utilizando las dos manos abrió la vulva de ella y ahora su lengua pudo tocar lo más íntimo de su gruta, no cabe duda que el profesor tocó las fibras nerviosas de su clitoris, porque mi madre se retorcia en la alfombra dando alaridos, incluso quiso quitar al profesor de entre sus piernas, pero él haciendo alarde de dominación le tomó las manos y siguió comiendose su fruta hasta que ella llegó a un monumental orgasmo. Ella tardó en normalizarse, fueron varios quejidos y gemidos consecutivos.
Luego él pacientemente, se puso de pie, y comenzó a desnudarse, cuando se quitó los calzoncillos pude observar que lo que decían los compañeros del colegio que lo vieron en los mingitorios era cierto, el profesor era bien dotado, tenía una verga semierecta enorme, gorda y casi negra, algunas venas gruesas recorrían su tronco. El profesor veía a su hembra con las piernas abiertas y el coño lleno de jugos íntimos con su saliva, a él le gustaba lo que veía y se frotó la verga como degustando la vista que tenía. Con la mano le hizo una señal a ella, luego le dijo -Ven!!-. Ella entendió perfectamente el deseo del profesor. Se fue hincando y a gatas se acercó a él, comenzó con darle algunos besitos a sus cojones, luego le pasó la lengua a su arrugada piel, mientras el se hacia una paja. Luego ella le tomó el tronco de la verga y se lo llevó a la boca, mamó la enorme cabeza negra varias veces, el profesor profirió un gemido de gusto, luego ella se metió más profundo la verga en su boca, no pudo tragarla toda como quería, pues su boca no era lo suficientemente larga para metersela toda. Luego como es común comenzó a chuparla metiendola y sacándola de su boca, lo cual hizo que el profesor no dejara de gemir un instante.
Poco después, el profesor le tomaba la cabeza a mi madre y le metía la verga en la boca y se ponía como a follársela, como si su boca fuera una vagina. Luego de unos minutos, el profesor le indicó a mi madre que se acostara como estaba antes, el se metió entre sus piernas, frotó su enorme glande entre los labios vaginales de ella y la penetró, ella dio un gemido sonoro, el arremetió un poco más y le terminó de meter toda esa gran carne, luego él comenzó a cogérsela ritmicamente, se fue subiendo sobre ella hasta que los dos estuvieron completamente sus cuerpos rozando uno con el otro. Ella subió sus piernas y las puso pegadas a sus costados, a los pocos minutos entre gemidos de ambos el profesor comenzó a embestirla más fuerte, ella puso sus ojos en blanco y los abrazó duro mientras se corría como una zorra.
Sin esperar nada, él se zafó de ella y volteándola la puso en cuatro, el pervertido profesor le apretaba las nalgas y se las golpeaba como quien corrige a un infante. Luego de ponerle las nalgas de color rojo, comenzó a besarle exactamente en la raya, le estaba pasando la lengua entre sus nalgas y sobre su ano, ella no dejaba de gemir y comenzó a padirle que se lo siguiera haciendo más y más. Llego un momento en que el rostro del profesor se metió entre las dos nalgas de ella, que no paraba de gemir de placer. Por fin el se colocó por detras y la penetró duro, la tomó de los hombros o aveces de la cintura para metersela profundamente y embestirla duro. Los dos entraron en un un ritmo casi salvaje, hasta que los dos emitieron un bramido, los dos estaban corriendose como animales.
Ella se derrumbó sobre la alfombra y él sobre ella, después de unos minutos, el se fue levantando, pude ver su verga brillosa por los jugos de ella y el semen de él. Se levantó y fue a traer la cerveza que había dejado antes de iniciar, luego se acostó a su lado y bebieron entre los dos la cerveza. Yo estaba shockeado de todo eso, pero tenia mi pijama llena de mi propio semen.
Aproveché que se pusieron a besar un momento para salir de mi escondite y llegar a mi recamara sin hacer ruido. Aun estaba en la puerta y los oía murmurar. Me subí a la cama, el corazón se me salía. Pero había visto la infidelidad de mi madre, pero el abandono de mi padre lo provocó, siendo ella una mujer bella y estando en la edad más cachonda.
FIN.
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