Mi Profesora de Francés
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Hola a todos y todas. Soy Juan (ficticio) y quiero contarles lo que me ha ocurrido recientemente. Soy asiduo lector de estos relatos y no puedo menos que contar esta historia supercaliente.
Tengo 18 años, casi 19, durante las vacaciones el año anterior, mi madre cansada de verme vagar y no hacer nada productivo, me dijo que me metería a algún curso o clases de algo, en eso estaba, cuando me dijo que había hablado con la vecina (vivimos en unos apartamentos en un edificio de seis pisos) y que le había pedido que me diera clases de francés (la abuela de ella era de origen francés). Solo porque mi madre estaba presente, sino yo me hubiera puesto a gritar de felicidad. Es que hacía cuatro meses se había pasado a vivir a estos departamentos una chica llamada Amy, de unos 25 años de edad, es la mujer más bella que yo he visto en mi corta vida, cabello güero, piel blanca, ojos verdes, lindas piernas, lindos senos y un culo bien apetitoso, todos mis amigos de los apartamentos hablaban de ella y quizá todos habíamos tenido algun sueño fantasioso de tipo sexual con ella, y ella sería mi nueva maestra para las vacaciones.
En mi caso, yo siempre he aparentado más edad de la que tengo, tal vez porque soy alto (1.82 mt) y fornido, mi amigas dicen que soy simpatico y galan y nunca me ha faltado pareja, aunque en ese momento no tenía.
Amy vivia sola, ella estaba casada, solo que su marido, estaba sacando una especialización empresarial en el extranjero, se había ido por seis meses y ya habían pasado al menos dos. Empecé a asistir, y le digo, es cierto que ella era impresionantemente bonita, pero no crei que yo tuviera alguna oportunidad. Amy siempre estaba bien vestida y en ocasiones era muy atractiva, solía usar faldas cortas aunque no minis, pero sus piernas blancas, las lindas curvas de su trasero y su protuberante busto me causaban siempre alguna erección alli sentado en la sala de estar. Amy de día daba clases de francés en un centro de idiomas. Yo recibia por la tarde.
Cierto día, ella estaba cansada, se notaba por su rostro, yo recibia una hora de clases en su apartamento, al principio eramos dos una chica de otro barrio y yo, pero a la semana ella abandonó las clases y me quedé solito con ella. Como decía ese día, le dije que no me diera clases que se veía cansada, que mejor platicaramos, ella me dijo que agradecía mi comprensión, dijo que se pondría más cómoda ya que los zapatos le apretaban. Yo me quedé viendo la TV de la sala, un canal deportivo me acuerdo. De pronto ella aparece, iba hermosa!!, con un bluson largo de una pieza, le llegaba a arriba de las rodillas, era obvio que no llevaba brazzier puesto, ya que sus pezones se pegaban al blusón, cuando se volteba yo le podía ver como un diminuto bikini se pegaba a sus nalgas, iba en sandalias, sus pies eran hermosos, finos, pintadita solo la orilla de sus uñas de color plata, bellisimos!. Ella se sentó enfrente de mi, yo no podía dejar de verle sus piernas, me puse un poco nervioso y ella lo notó inmediatamente.
De repente empezamos a platicar, y ella tomó la iniciativa.
-Oye Juan, tu te mantienes con los otros chicos de noche en el parqueo?
-Si profesora, son Tony y Beto, son amigos mios!!-
-Ahh, con que tu eres de los chicos que siempre me piropean alla afuera!!-
Me sonrojé, y me animé a decirle, -es que es muy bella usted!-
-Llamamé Amy, me haces sentir vieja!- respondió y agregó
-Te parezco bella- se puso de pie y dio una vuelta frente a mi.
-Siii..eres muy bella!!- respondi. Mi verga se paró con verla allí en un blusón delgado y moviendose en forma sexy.
-Tu también eres muy lindo, eres el chico más lindo de los de aquí!-
Me sentí halagado.
-Cuantos años tienes?- me preguntó Amy
-ehh, 20, tengo 20- dije con seguridad (aunque en realidad tenía 18)
Luego me preguntó, -Oye, haz dado alguna vez masaje, masaje al cuello!-
-Si, desde luego!!- dije tomando valor (nunca lo había hecho en mi vida)
-Dame un masaje por favor, me esta matando el estrés!!-
Amy se acercó hacia a mi, yo estaba sentado en en sofá, me indicó con señas que abriera mis largas piernas y se sentó en el medio. Sentí su duro trasero tocar mis genitales, eso aumento mi erección. Un poco tembloroso de manos comencé a tocar su cuello, había visto en algún programa alguna vez por cable. Asi que utilicé mis pulgares y mis dedos indices para hacerlo.
-ayy que rico!-, dijo Amy, al parecer le gustó la forma en que se lo hice.
Su piel, su perfume, su figura, me estaba volviendo loco, estaba a la distancia de mis manos. Era todo o nada, además ya faltaban unos treinta minutos para terminar mi sesión de clases.
Después de un buen rato, acerqué mis labios a su cuello y espalda, saqué la punta de mi lengua con mucho temor, en mi mente pasaban muchas cosas, pensaba si no ella me daría un tortazo en la cara o bien seguiría el juego, ya que se había animado a ponerse ropa flojita sin sujetadores y luego se había puesto entre mis piernas, era por algo, no?
Mi lengua y parte de mis labios tocaron su piel bajo el cuello, ella reaccionó a esto, eso me hizo retirarme en la distancia, sin embargo, no dijo absolutamente nada. Al minuto yo estaba de regreso, ahora con un poco más de confianza, mi lengua y labios completaron su cuello y bajaron por su espalda alta, su piel era suave, tersa y lisa, segundos después ella emitia ciertos sónidos de placer, aunque eran casi imperceptibles.
Al igual o más que ella, yo me excité, mi verga era de acero, dúra. Segui lamiendo su espalda, cada vez con más intensidad. Los gemidos de Amy ahora eran más claros. La fui abrazando con los brazos, toqué sus senos sobre el blusón, a pesar de no tener sujetador, eran firmes y redondas. Como no hubo resistencia, bajé los tirantes del blusón, y luego yo lo bajé hasta su cintura, a pesar que ella estaba de espaldas a mi, fue muy excitante hacerlo. Ahora tomé sus senos con mis manos (yo no podía verlos aún), uno para cada una, los apreté delicadamente, luego la yemas de mis dedos acariciaron la redondez de sus senos y luego sus pezones, que al contacto se erectaron, al tiempo que Amy seguía gimiendo.
Mi boca seguía chupando la piel de su espalda y mis manos manoseaban sus senos y pezones. Amy recostó su cabeza en mi hombro, lo cual aproveché para lamerle sus orejas y cuello, mis manos fueron bajando, primero a su delgada cintura, luego deslicé una mano entre su calzoncito, pude sentir primero sus pelitos rasurados de su pelvis, más abajo sentí el poco vello púbico que aún tenía, al finalizar su pelambre, sentí el botoncito encapuchado de su clítoris, alli lo acaricié con mi dedo medio, Amy reaccionó tomandome el brazo, pero sin utilizar mucha fuerza, más era una reacción nerviosa. Mis dedos bajaron luego a la abertura de su rajita, antes de llegar pude sentir los viscoso de sus eyaculaciones vaginales, la chica estaba mojadísima y caliente!!. Cuando toqué el orificio de su vagina, a los gemidos que daba Amy se le sumó varias respiraciones hondas y fuertes.
Luego, inserté mi dedo medio de la mano en el orificio de su vagina, ahhhgg, gimió Amy, puso sus manos sobre la mia, la que tenía en su coñito. Casi inmediatamente que lo metí, comencé a meter y sacar mi dedo de su rajita pajeandolo, ella con sus manos seguía el movimiento de mi dedo en su coñito. Seguía saliendo líquido vaginal de su rajita que mojaba mis dedos, yo me uní rapidamente a la rafaga de gemidos que ella emitía. La excitación de ambos eran increíblemente alta, me animé a meter por ello un segundo dedo en su vagina y los segui pajeando con más determinación, a los pocos segundos, sentí las uñitas de Amy clavarse en mis brazos, tiró más su cabeza hacia atrás, todo indicaba que estaba gozando un gran orgasmo, lo sentí en mis dedos, una eyaculación bajó por el interior de su vagina, a la par de varios gemidos fuertes acompañados de varias respiraciones fuertes.
Antes que terminara su orgasmo, la puse de pie con mis brazos, la acosté boca arriba en el sofá, ella tuvo un momento lúcido y me dijo: -papi no me vayas a penetrar!!-, la verdad es que en ese momento aún no había pensado en metersela, sino quería mamarle su coño mojado.
-No Amy, solo te la quiero comer toda!!-, diciendo eso y le quité su calzoncito rosa, luego le abrí las piernas, ella ayudó a abrirlas al máximo, su vulvita se abrió todita, sus labios vaginales ya colorados se abrieron como petalos de una flor, yo me puse de rodillas en el piso y metí mi cabeza entre sus piernas para alcanzar con mis labios y lengua su rica rajita, la punta de mi lengua recorrió toda la linea de su coñito, senti el sabor agridulce de sus fluidos vaginales eyaculados, mi lengua tocó su clítoris y luego bajó a la entrada de su vagina, lo cual repetí varias veces. Amy casi aullaba del placer, me empezó a decir frases muy calientes, -papi!! Te gusta mi raja!!, te gusta como te la estas comiendo??-, -Ahh rico, asi!! Asi!! Rico!!-, para ese momento la punta de mi verga ya me salian varias gotas que mojaban mis calzoncillos.
La excitación me volvió a embargar y mientras lamia su coñito le metí dos dedos dentro de su vagina y la volví a pajear, Amy se movía y se tomaba los cabellos y movía su cabeza a ambos lados, mientras no dejaba de gemir de placer.
En ese momento, me bajé los pantalones y saqué mi verga empalmada mientras no dejaba de pajear la raja de Amy con mis dos dedos, me fui colocando lentamente entre sus piernas, yo sabía que ella no quería que la penetrara, pero yo estaba muy excitado como para hacerle caso. Sin perder tiempo le saqué los dos dedos empapados de su coño y en su lugar puse mi glande y lo empujé para adentro, cuando ella abrió los ojos y me vio como se la metía quiso detenerme –que haces??- preguntó, pero se la dejé ir más y me subi sobre ella jalando con mis brazos sus pantorillas, mi verga se fue hasta adentro, Amy pujó, le jalé las piernas y se la metí hasta el fondo de su vagina. –Uyy papi, la tienes grande !-, fue lo único que me dijo, luego busqué sus tetas para mamarlas mientras me terminaba de acomodar entre sus piernas.
La comencé a follar con bombeos secos y duros, su raja estaba calientisima y mojada, al rato ella ya me aceptaba y volvía a gemir con más energia. Mis labios mordían sus erectos pezones, flop! flop! sonaban nuestros cuerpos follando. Amy me envolvió con sus piernas y me apretó hacia ella, quería tener hasta mi última pulgada de verga dentro de su coño. Mi maestrita la estaba pasando muy bien alli ensartadita.
El vaiven estaba en lo mejor, oí a Amy quejarse y respirar profundo, ella estaba llegando de nuevo a otro orgasmo. Ahora faltaba yo, puse mis brazos como palanca sobre la cama y comencé a follarla sin descanso, -ujj, ujj- decía yo cada vez que la sacaba y se la metía hasta lo más profundo de su vagina. –Ahh, ahhh, ahhhh!- fue lo salió de mi boca cuando mi verga empezó a dar latigazos dentro de la vagina de Amy, varios chorros de esperma la inundarón. Ella me abrazó como queriendo fundirse a mi cuerpo, mi verga dejó de moverse adentro de su raja. Ambos teníamos una capa de sudor en toda nuestra piel. Antes de separarnos, le di un beso en su boquita, el primero y último de la noche. Vi el reloj, nos habíamos pasado media hora de la hora normal. Mi madre estaría preocupada (siempre lo estaba). Ella se quedó viendome como me vestía, tenía una carita de satisfecha. Me despedí y me marché. Durante los pasillos hasta nuestro apartamento, no daba credito aún a lo sucedido. Los muchachos no lo van creer, pensaba yo, -.mejor no decir nada – volví a pensar.
Yo recibía clases con la profesora Amy los días martes y jueves, una hora. El encuentro sexual fue un jueves, el día domingo recibí una formidable noticia, entró mi madre de la calle y me dijo que se había encontrado a la profesora Amy y que ella le había dicho que sería mejor que yo recibira dos horas en vez de una. Una sonrisa picara invadió mi cara, puse una cara de amargura para que la viera mi madre, pero dije que era lo mejor.
Las siguientes semanas, recibía una hora de clases de francés y la otra follabamos como conejos con Amy, ella miraba su reloj y luego se sentaba en mis piernas y decía que ahora tocaba la hora de la diversión, igual cogiamos en la sala que en los dormitorios, en la cocina también, alguna vez la cogí sobre la mesa del comedor. Era una locura aquello, ahora se tragaba mi esperma, ella terminaba sobre mi boca, le lamí cada centimetro de su lindo cuerpo, ella me daba unas mamadas de verga formidable. Amy era una mujer explosiva en la cama, muy caliente. Ella me hizo prometer que no nos ibamos a enamorar, que solamente era sexo y que todo volvería a normalidad cuando regresara su marido, yo le di mi palabra. Ahh, se me olvidaba decir que ella no permitía que la cogiera por el culito rico que tenía.
Pero sucedió que cuando me iba a evaluar para pasar a otra lección, esa lección era dificil, la hice prometer que si pasaba bien, me tendría que dar su culito, ella no quería al principio prometerlo, pero lo hizo, ese fin de semana estudie horas y horas y el la evaluación la hice casi perfecta, luego de ella decirme que había estado excelente, la cargué hacia su dormitorio, le dije que iba cobrar mi recompensa, ella ya sabía que le esperaba, asi que la cogí primero por su rajita, pero al poco tiempo la puse en cuatro, le comí a lenguetazos su ano y luego se la dejé ir por el recto, la sodomicé lo que quise esa hora de diversión, la tomaba de su caderas y la ensartaba hasta que mis huevos pegaban en sus nalgas, después de varios minutos cogiendola acabé dentro de su culito, antes de marcharme me dijo que solo su marido y yo la habíamos poseido por ese lugarcito. Nuestra relación fue creciendo, lo hicimos de varias formas y posiciones en la cama, las últimas semanas juntos le echaba dos o tres polvos por sesión.
El tiempo pasó rapido y justo cuando creo que me estaba enamorando de ella, se apareció su marido. A los pocos días mi madre me dijo que ella (Amy) había llamado por teléfono diciendo que no me daría más clases de francés, me dijo también mi madre, que me metería en una academia para terminar lo que ya había empezado, me negué a hacerlo y ahora estoy deprimido, me muero de los celos verla a ella de la mano de su marido, y que puedo hacer. Yo sabía que era solo sexo, pero el corazón es el corazón.
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