Mí tio cuidaba a sus hijas y descuidaba a su esposa
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Llegué a ese lugar y lo primero que hice fue visitar a mi tío, que llamaré Petronilo, lo había visto hace unos 10 años o 12 años por última vez, él es profesional y vive bien, conocí a mis primas, una de 16 y la otra de 14 años, pero quien me dejó anonadado fue la mujer de mi tío, a quien llamaré Gabriela, de unos 36 años, era tal como me gustan las mujeres, alta por allí de 1.75 mt, cabello castaño muy claro, tez muy blanca, senos medianos aún con mucha lozanía, pezones rosaditos, dos piernas largas blancas delgadas por abajo y llenitas arriba, con dos caderas que quitan el aliento, tiene unos pies tan lindos que los he adorado innumerables veces, ojos café muy claro, que parecen verdes a distancia.
Rapido observé que mi tío tenía descuidada a mi tía política, ella para ahogar su soledad, hacía mucho ejercicio, lo cual la mantenía muy deseable siempre y también muchos hombres andaban tras la esposa de mi tío y como después describiré, ella ya había probado el sabor de la infidelidad y le había gustado.
Yo después de dos meses, ya entraba y salía de la casa de mi tío como si viviera allí, en una de esas ocasiones llegué como siempre, me gustaba ir a la casa de mi tío por ver a la guapa de su esposa Gabriela, pues me gustaba estar con ella y charlar, y a ella le gustaba mi compañía, no puedo ocultar que yo intentaba ligarla y ver la posibilidad de tener algo con ella, pues notaba cierta soledad.
Ese día entré sin hacer mucho ruido, oí que alguien hablaba en la sala y me acerqué, pude ver que era Gabriela, estaba acostada en una cómoda hablando por teléfono, su voz era suave y apenas la escuchaba, me acerqué e iba a saludar cuando me detuve, ella no me había visto, me di cuenta que ella hablaba raro, me escondí y me acerqué para escuchar mejor, me di cuenta que hablaba con un hombre, ella le decía cosas en voz baja, eran cosas de amor, escuché que ella le decía -ahhh como eres, y luego que me vas a hacer?….ayy dios no!, ahh que malo eres…- y vi que ella tenía una de sus manos en la entrepierna, ella se estaba tocando la rajita mientras hablaba con ese tipo!, me acerqué otro poco y de pronto ella se acomoda mejor y se baja su braga hasta sus pantorrillas, luego abre sus piernas, desde donde estoy (será unos seis metros), le puedo ver su rajita con vellos castaños escasos, ella se acaricia su sexo con una mano y luego mete uno y hasta dos de sus dedos en su chuchita y se empieza a masturbar y sigue hablando con el hombre, mi verga empieza a endurecerse en mis pantalones, es algo muy erótico todo esto. Sigue hablando por teléfono mete y saca sus dedos, luego acaricia su raja. Al parecer su interlocutor le está relatando como se la cogería en la próxima oportunidad, por lo que deduzco que la mujer de mi tío ya se había estrenado como amante.
Aunque me encuentro muy cómodo alli viendo a Gabriela, mi sentido común me dice que debo salir de alli de inmediato, salgo sigilosamente y me encuentro en la calle solo y con una gran erección en los pantalones.
Mi oportunidad llega como dos semanas después, es la fiesta patronal de ese barrio, hay un baile social y como mi tío es una persona conocida e importante en ese barrio, pues es parte de los invitados. Yo también asisto. Desde el principio mi tío se va más con sus hijas, cuidándolas de tanto joven en la fiesta, pues mis primas estan en su mera edad como señoritas y mi tío se desvive cuidándolas, y deja a mi tía política olvidada. Asi que me aprovecho de eso y me estoy casi toda la noche con ella, charlando, bebiendo y bailando, ella va con un vestido de fiesta hermoso color negro, largo, con una abertura en el lateral que llega hasta sus bellos muslos, un escote con hombros descubiertos, guau vaya si estaba hermosa esa noche, muchos hombres la pasaban viendo.
Durante toda la noche la he llenado de halagos hacia su figura y su belleza. Empezamos cachondear los dos alli en la mesa, en tanto mi tío bailando y cuidando a sus hijas, en ningún momento sacó siquiera a bailar a su esposa que estaba tan linda. Al dar casi la media noche, la fiesta estaba alegre, el tío le dijo a Gabriela que se fueran pues era muy tarde para que sus hijas estuvieran afuera de la casa, ella se negó le dijo que se quedaría un rato más y que me iba pedir a mi para que la pasara dejando a la casa, él dijo que estaba bien, se dio la vuelta y se fue con las hijas. Vi la cara de tristeza de mi tía política. Yo la animé, le dije que ella era la mujer más bella de la fiesta y le dije que si yo tuviera a una mujer como ella la luciría en todos lados, pues no se puede tener una esposa tan bonita sin lucirla. Ella me agradeció y me dio un beso en la mejilla, luego durante varios minutos estuvimos tomados de las manos por abajo, salimos a bailar y yo trataba de pegarla a mi cuerpo y ella se dejaba.
Luego de una hora, ella me dijo que la fuera a dejar, yo tengo auto, la subí y me fui despacio en el camino, al pasar por un motel de esos que se utilizan por horas para amantes, tenía luces fuertes que llamaban la atención, me detuve y le dije a Gabriela que yo deseaba entrar con ella alli, que la deseaba mucho, ella se quedó oyendo y pensando, luego me dijo que ella me confesó que también quería estar con un hombre esa noche y entramos.
Ya adentro, ella como que se estaba arrepintiendo, pero yo la tomé de la cintura la acerqué y la besé ardientemente, primero labios y luego mi lengua jugo con sus labios y finalmente sentí su lengua enlazarse con la mia. Estuvimos de pie besándonos un buen rato, mis manos tocando sus nalgas sobre su vestido. Le empecé a bajar el cierre del vestido en su espalda, acaricie la piel de su espalda, era lo más suave que habían tocado mis manos, yo la besaba en el cuello y los hombros mientras deslizaba su vestido hacia abajo, la dejé en braguitas y con sus senos descubiertos, bajé a besarle y chuparle sus senos, eran bellos, aún guardaban mucha lozanía y sus pezones se pararon cuando mis labios los tomaron para mamarlos, ella gemía suavemente. Ya era hora de llevarla a la cama, la llevé, ella por delante y yo por detras pegado a ella, nos sentamos y volvimos a los besos húmedos, la fui acostando mientras la besaba, quedó acostada pero aún con sus piernas en el piso. Yo me quité el saco y la camisa.
Le volví a recorrer el cuello y sus senos con mis labios, luego mamé sus pezones, mientras lo hacía fui bajando su braguita y se la saqué completamente, mientras lamía sus pezones y ella gemía de placer, una de mis manos acariciaba su rajita, sus vellos eran finos y cuando mis dedos partían en dos sus labios vaginales pude sentir que tenía muy mojadita su chuchita, ella no era ajena a mis caricias. Cuando un hombre toca un sexo mojado de hembra, no puede evitar querer mamarlo, y eso hice, me puse hincado ante esa preciosa raja húmeda, por las luces que tenía la habitación pude ver una raja pequeña, adornada de finos vellos casi rubios, labios vaginales rosados y un pequeño clitoris que parecía inflamado, luego me puse a mamarsela, siempre me ha gustado hacer el sexo oral y Gabriela probó esa noche que me había vuelto un experto para mamar rajas, la tía Gabriela en pocos minutos pegaba de alaridos mientras yo me devoraba su raja, hasta me pedía clemencia, pero todo hombre sabe que la primera vez que le haces sexo a la mujer que se desea, debes dar todo por satisfacerla y tratar de hacerla vibrar en la cama. Y eso me propuse, yo le pasaba la lengua a su clitoris y luego bajaba a su agujerito del culo y le daba una tremenda chupada, ella se retorcía en la cama y se aferraba a las sabanas, yo con mis dos manos le sujetaba y levantaba las piernas para abrírlas al máximo y con eso tenía un panorama inmejorable de su raja y de su ano, me la estaba comiendo viva, ella no tardó en llegar a un orgasmo enorme, pero aún asi seguí comiéndome sus partes íntimas, podía sentir el sabor agrio de su eyaculación, ellla también ayudaba abriendo sus bellas piernas y empujando mi rostro hacia su rajita.
Estoy seguro que Gabriela se corrió dos veces en mi boca esa noche. Luego de esa primera batalla, ella se quedó acostada reponiéndose, me dio tiempo a terminar de desvestirme, mi verga ya goteaba líquidos preseminales, estaba parada totalmente, me acosté a su lado y ella me besó luego me tomó la verga para chaquetearme, me susurro que mi verga era grande, eso me gustó. Luego ella besó mis tetillas, delicioso la verdad, luego con su lengua bajo a mi estomago, luego mi vientre y finalmente se tragó mi verga, la chupó varias veces, luego la sacó y le paso la lengua a mi glande y a todo lo largo del tronco, sus ojos se levantaban para verme, eran brillantes esa noche, luego la volvió a engullir y la sacaba y metía en su boquita. Gabriela tiene una boquita pequeña y mi verga entraba cabal entre sus dos labios y la fricción me tenían loco de gusto.
Fue ella la que tomó la iniciativa, después de comerse mi verga, ella se fue montando sobre mi cuerpo, tomó mi verga con una mano y se fue sentando sobre ella lentamente, cerró los ojos cuando mi verga comenzó su camino dentro de su conducto vaginal, emitió un quejido de placer, sentí lo caliente del interior de su rajita estaba hirviendo alli adentro, mi verga siguió su recorrido hasta lo más profundo, quedando clavada en su vagina. Luego comenzó esa danza que todo hombre desea, Gabriela movía su cintura como una diosa, yo le acariciaba su torso y sus hermosas tetas, me levantaba en ocasiones para llegar a sus senos con la boca y mamarlos, también mis manos en ocasiones tomaban y apretaban su lindas nalgas y mis dedos llegaban, cuando ella se levantaba, a tocar mi falo mientras entraba en su vagina, como tratando de cerciorarme que si era verdad que esta bella mujer estaba ensartada contra mi verga.
Los gemidos de Gabriela no tardaron en llenar la habitación recubierta con espejos y luces por todos lados, si volteaba a cualquier dirección podía ver a mi bella hembra moviéndose encima de mi verga y podía ver los diferentes gestos de placer que se reflejaban en su rostro. Yo soy el tipo de hombre que no eyaculo con facilidad, me lo corroboró un médico hace algunos años atras, al principio creí que era un defecto, pero cogiendo con una hembra como la esposa de mi tío eso se convertía en algo ventajoso, pues culeando con alguien asi, tu no quieres terminar nunca. Mi tía política llegó a un fulminante orgasmo alli cabalgándome, emitió varios quejidos como si estuviera ahogándose, pero no dejaba de moverse encima de mi.
Luego, ella giró 180 grados sin sacar mi verga de su raja y ahora siguió cabalgandome solo que dándome la espalda, su movimiento de caderas era de una experta, ahora tenía toda la vista de su linda chuchita y sus vellos castaños ensartada por mi verga, que entraba y salía de su vagina. Podía también ver la perfección de su ojete del culo, no tardé en usar mis dedos para tocar y acariciar sus nalgas y su ojete. Ella se volteó al sentir mis dedos tocar su culo, solo me sonrió como dándome permiso.
Al rato, me fui sentando y ella se fue hacia adelante, acostándose boca abajo en la cama, yo me fui ahora colocando entre sus piernas y me puse encima de ella, tomé la verga con mi mano y busqué la entrada de su vagina que estaba chorreada de sus jugos íntimos y de mis líquidos preseminales, la fui penetrando de nuevo, ahora era yo quien llevaba el ritmo, movia mi pelvis entrando y saliendo de su chuchita con fuerza, ella comenzó a gemir de nuevo, era tanto el placer que yo sentía, que me acerqué y le dije al oido sin dejar de cogerla, -Gabriela, que rica estas!!-, ella me respondió con gemidos y pidiéndome que siguiera cogiendola asi. Me eché encima de ella con buena parte de mi peso, la tomé del cuello y de los hombros y le di duro por varios minutos, ella me decía repetidamente -asi, asi, asi, que rico me lo haces, asi, asiiiii- y Gabriela llegó a un nuevo orgasmo, tenía una facilidad para correrse, facilidad que todo hombre desea en su pareja.
Yo seguí dándole duro por otro rato más y exploté dentro de su rajita, emití dos o tres gritos de macho satisfecho, mientras que mi verga daba varios latigazos en el interior de la vagina de Gabriela. Gemimos unos minutos más los dos y luego un silencio casi total. Me quedé un rato encima de ella. Pero luego me quité, ya mi verga se había reducido. Nos quedamos descansando cada quien por su lado en la cama.
Luego ella fue la primera en ir al tocador de la habitación, luego oí la ducha, ella se estaba lavando su rajita, yo entré y le dije si podía ducharme con ella, ella dijo que si, me recibió con un abrazo y luego con un beso en la boca, me dio las gracias, me dijo que esa noche tenía muchas ganas de tener sexo y que bueno que había sido conmigo. Le dije que desde que la ví el primer día me había gustado mucho, pero que tenía pena por el tío, pero que se notaba que era una mujer solitaria. En la ducha mientras charlabamos nos empezamos de nuevo a besar, yo le tocaba sus tetas hermosas y la abrazaba para apretarle sus nalgas, de pronto ella se volteó y me dio la espalda, yo la abracé y mi verga se frotó contra sus nalgas, ella movio su trasero como retándome, yo le froté mi verga contra su raja y se fue endureciendo otra vez, vino ella metió su mano y tomó mi verga, se agachó un poco y ella misma buscó su chuchita y se clavó mi verga, luego empezamos a movernos alli en la ducha con el agua tibia cayendo en nuestros cuerpos, fue fenomenal. La cogí por la cintura y ella levantó su pierna y la puso en la orilla de la tina de la ducha, la penetré profundo y cogimos duro varios minutos. Ella movía su trasero bien rico al ritmo que yo la cogía. Estuvimos un buen rato alli ensartados, hasta que ella me dijo que termináramos en la cama.
Nos tomamos de la mano como si fuéramos novios y ya en la cama ella se colocó boca arriba abrió sus piernas y me invitó a penetrarla asi en la posición del misionero, me fui montando y la penetré, ella me encerró con sus piernas y diciendome un "gracias" comenzamos a coger de maravilla, los dos nos movimos al mismo ritmo, yo sentía que mi verga no se podía mover mucho dentro de su raja, pues estaba hasta adentro, pero era suficiente para sentir un placer intenso, de pronto ella comenzó a gritar y yo presentí que estaba por correrse, no se por cuarta vez posiblemente, aceleré para no quedarme atras y unos segundos después que ella se corrió yo de nuevo le eché mi leche en su raja.
Salimos de allí, y la llevé a su casa, iba con una carita de felicidad, se despidió de mi con un beso en la boca, me dijo un hasta pronto.
Los días pasaron y es obvio decir que me convertí en su amante, dejó a su otro hombre él de la llamada de aquel otro día. Tuvimos mucho sexo con Gabriela, como su esposo casi no estaba en casa, muchos de nuestros encuentros sexuales fue en su propia casa y en su propia cama, parecía que siempre habíamos cogido, pues le gustaba la variedad en la cama como a mi, le encantaba que me comiera su rajita hasta hacerla venir, y le gustaba comerse mi verga hasta hacerme venir, cada encuentro era algo diferente, ella era fantasiosa en la cama, no sé si mi tío lo sabía. Salimos a cenar cuando su marido salía de la ciudad o cuando se reunía con sus colegas lo cual era frecuente, después terminabamos en el mismo motel de la primera vez, era nuestro preferido.
Le expresaba mi fantasía de romperle su culito inmaculado, pero ella me decía que no, porque le habían operado de las hemorroides hace años, sin embargo, en una torrida noche de sexo, finalmente se dejó que la cogiera por alli, me puse un condón super lubricado, use aún asi una crema anestésica local, ella se puso en cuatro con la cabeza abajo, con sus propias manos abrió su lindas nalgas, yo puse mi verga en la entrada de su ojete y lentamente me la cogí y le desfloré su culito deseado, le di despacio por varios minutos, cuando acabé dentro de su hermoso ano, ella se volteó y me dijo -te amo Eduardo, sé que es una locura, tu eres el sobrino de mi esposo, además de nuestras diferencias de edad, pero te amo!-. Y yo ya estaba en ese momento enamorado de ella.
Terminó mi estadía en ese lugar, pero con todo tipo de excusas me quedé varios meses más. Hace dos meses, ella me llamó por el movil, estaba llorando, me dijo que estaba embarazada y que era mio. Eso cayó como bomba. No sabíamos que hacer en esos días. Hasta que ella tomó la decisión de abortar y me dio sus razones para hacerlo. Lo hizo en un sanatorio, lo hizo en anonimato. No lo supo nadie, más que yo y la doctora que la atendió. Luego de eso, ya nada fue lo mismo, al parecer está afectada emocionalmente. Me fui de ese lugar hace cuatro semanas y no logro sacarla de mi mente. No contesta mis llamadas y de seguro tiene sus razones. Gracias por leer esto, de alguna forma sirve de desahogo, creo que jugué con fuego y me quemé.
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