Mi trabajo de mozo en la finca
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
.Hola a todos los que leen estos relatos. Esto me ocurrió a mediados del año 2010.
Yo fui uno de tantos latinos indocumentados que fuimos arrestados por la migra y devueltos a nuestros países, donde no se consiguen trabajos. Mi nombre es Efrén, de 29 años, mido 1.85 mt, soy latino, un poco morocho y moreno claro. Mi complexión es musculosa, en los casi diez años que estuve en la unión americana, hice pesas por las noches por lo que mi físico es bueno.
Tres meses después de haber regresado a mi país, como muchos, no encontraba trabajo, tuve que recurrir a una prima quien conocía a un hermano de su esposo, él tenía mucho dinero y tenía una hacienda a dos horas de la ciudad donde vivo con mis padres. El único trabajo era el de mozo de la casa patronal, que es la casa donde vive el dueño y su familia. Don Seferino es el hermano del esposo de mi prima, un viejo gordete de unos cincuenta y tantos años, hombre muy rígido. El se había casado por segunda vez, su esposa es una cubana de nombre Maritza, a quien don Seferino cela enfermizamente.
Maritza la esposa del patrón, es un bella trigueña, con cabello teñido de castaño claro, tiene operadas las tetas, por lo cual son enormes, tiene unas bellas piernas con un tremendo trasero de campeonato. Al principio ella ni me dirigía la palabra. Yo la veía cuando se bañaba en la piscina con unos trajes de baño bastante atrevidos, algunos eran hilos dentales, se me paraba la verga (que de hecho tengo grande) y tenía que pajearme en mi habitación solo de recordar el bello cuerpo de la esposa del patrón. Casi todos los días me la jalaba por ella. Al ver que el patrón casi ni la tocaba ni se mantenía en casa, decidí jugármela y tratar de tirarme a la patrona.
Comencé a ser muy atento con ella, más atento que los otros sirvientes. En mi caso a mi me tocaba dirigir al jardinero, al chofer y los de seguridad de la hacienda, eso me daba más libertad de verla y hablar con ella. En una ocasión haciendo una ronda por la noche, oí gemidos en la habitación del patrón, era Maritza, al principio crei que estaba teniendo relaciones con don Seferino, pero me acordé que el no había llegado a dormir, toqué la puerta para preguntar si todo estaba bien, ella con voz un poco agitada me dijo que todo estaba bien, supongo que estaba masturbándose, lo cual me dio más animo para seguir con mi conquista.
Conforme pasaban las semanas, ella ya me dirigía la palabra con más frecuencia. Últimamente estaba preguntándome de mi vida, si tenía mujer, de mi familia, etc. Le conté lo de mis diez años en el norte, ella se interesó más en mi.
Ese día glorioso, ella se estaba bañando con un diminuto bikini, sus tetas casi enseñaban los pezones de lo corto que era ese sostén de baño. No pude ocultar la erección que tenía, cuando ella me llamó para pedir una bebida, se quedó viendo mi bulto en el pantalón, me sonrió coquetamente. En la noche atendí el timbre de su habitación y allí estaba en ropa interior. La muy caliente me dijo que si sabía dar un masaje, aunque no se nada de eso, le dije que si, entonces ella me pidió que le diera un masaje, me dio un bote con un aceite con olor y se acostó en la cama boca abajo, empecé con los hombros, luego la espalda, su piel era muy tersa y suave, llegué a su descomunal culo, era impresionante la firmeza, seguí con sus muslos traseros.
-Efrén que suaves y fuertes tus manos!, que rico siento-, la chica me estaba dando señales de que quería algo más, yo lo presentía. Yo ya tenía de nuevo una erección como la de la tarde. Ella abrió las piernas para que las masajeara una por una. Al abrir pude ver que su diminuta braguita apenas tapaba su raja y que algunos pelitos salían al descubierto, eso me excitó aún más, mis manos tocaron sus nalgas, las estrujé y las apreté como haciendo un masaje allí. Ella no dijo nada. Segúi haciéndolo y mis pulgares pasaron a un centímetro de su ano y de su raja.
-Asi Efrén asi, no te detengas!- me dijo Maritza, parecía que ella también se excitaba con todo esto.
Segúi tocando y estrujando sus nalgas con mis manos. Yo sentía calentura en todo mi cuerpo y mi rostro parecía echar fuego. Cuando oí el primer gemido de ella, mis pulgares se metieron por debajo de su ropita, sentí el calor de su raja en mis dedos, luego sentí lo arrugado de su ano, lo hice varias veces y ella no dijo nada, lo cual me invitaba a seguirla tocando. Seguí haciéndolo y ya estaba muy entusiasmado, ya pasaba mis pulgares y otros dedos en su cuquita y frotaba sin miseria su ojito del culo.
-Efrén, Efrén que me haces?- me dijo
-Te gusta lo que te hago?- le respondí con una pregunta.
-Sii, papi, me gusta, que rico!!- me dijo la deliciosa cubana.
Mis manos volaban por su portentoso trasero, mi excitación me hizo sustraerle su calzoncito y ahora podía abrir sus nalgas y verle su raja húmeda y brillosa frente a mi.
Luego mis dedos jugaban con sus labios vaginales y Maritza empezó a gemir como si de verdad la estuviera follando. Metí un dedo en su gruta y casi me lo quema, lo tenía hirviendo!. Le dejé ir otro dedo más y empecé a pajearla con ellos, su raja estaba repleta de jugos lubricantes calientes. Me subí enla cama y le fui besando las duras carnes de sus nalgas. Mi lengua empezó a jugar con su arrugado culito, mientras mis dedos entraban y salían de su cuca con mucha velocidad. Entre mis dedos circulaba una gran cantidad de líquidos vaginales de Maritza.
No pude más y me subí completamente a la cama, me saqué la verga del pantalón y poniéndome encima de ella la penetré. –Efrén!, que me haces?….que rico papi que rico!!- decía Maritza con mi verga hasta el cabo, me puse a pistonearsela con movimientos fuertes y secos, sus gemidos me excitaban cada vez más, me puse a besarla por el cuello, la espalda y le quité el sostén. Le estuve dando duro en la raja, metiendo y sacando mi verga dura. Sus nalgas rebotaban contra mi vientre. Maritza no dejaba de gemir y aveces pedía más duro.
Luego de cogerla por varios minutos asi, aprovechando la posición, la puse en cuatro al estilo perruno y le volví a penetrar, ella seguía gimiendo y gimiendo, como si no hubiera cogido por semanas. Yo la tomaba por la cintura y le metía hasta el último centímetro de verga en su raja.
Maritza empezó a mover la cintura y el trasero como una experta, no en vano era cubana, me quedé inmóvil degustando el rico movimiento que me daba un gran placer. Con ese movimiento no fue difícil que en pocos minutos me sacara la leche. Emití un quejido como un león y en seguida mi verga daba chipotazos dentro de la vagina de Maritza. Hasta que le eché la última gota le saqué mi nabo, ella siguió acostada boca abajo, sin moverse y decir nada, realmente era un invitación a retirarme, y asi lo hice.
A partir de ese día, cuando se aseguraba que su marido no llegaría a dormir, Maritza me llamaba y yo le hacía el amor en su cama, ahora si le mamaba las tetas y todo el cuerpo. Eso podía ser una o dos veces por semana. Pero en el fondo yo sabía que me estaba jugando el pellejo.
Nada bueno dura para siempre. Cierta vez después de cogerla por dos horas, yo me dirigía a mi habitación dentro de la hacienda, cuando de pronto, pum sentí un golpe en la cabeza y se me apagaron las luces, desperté en un vehículo atado y con el rostro cubierto.
Me bajaron y empezaron a patearme en todo el cuerpo, yo les gritaba por piedad, -eso es por meterte con la esposa del patrón!!- y me dejaron inconsciente a patadas.
Vale la pena esta amarga experiencia por cogerse una belleza como Maritza?, ya lo creo.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!