Mi vecina Arantxa
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Me llamo Sebastian, vivo solo en una urbanización en la localidad de Alcorcón, tengo 35 años y soy guarda de seguridad.
Desde que vine de Argentina, hace doce años, siempre viví ahí, nos conocemos todos los vecinos.
Frente por frente a mi departamento vive un matrimonio español con una hija de 15 años.
La señora se llama Arantxa, es una mujer muy atractiva, desde el primer día que la vi, me gustó, pero nunca me dio pie a nada.
Con el paso del tiempo nos saludamos, nos hablamos, pero siempre cosas sin importancia.
Frente a casa hay un parque bastante grande, donde la gente va a tomar sol o simplemente a caminar.
Una tarde estaba en el parque caminando sin nada que hacer y veo a Arantxa sentada en un banco, pensativa, "buenas tardes", la saludo, "hay, hola, buenas tardes, perdón, estaba distraída", me dijo.
Estaba en chanclas, pantalón corto y una camiseta blanca muy liviana.
Me quedé mirando sus pies y sus piernas, que las vi mas hermosas que de costumbre, "estas bien?", le dije, notando una tristeza en sus ojos que no podía ocultar, "sí, acá sentada", me dijo, bajando la mirada al suelo, "que te pasa Arantxa?", le dije, sentándome a su lado, "nada", me dijo, y empezó a llorar, "estas llorando por nada?", le dije, pasando mi brazo por sus hombros intentando consolarla.
La deje que llore sin decir nada, hasta que se calmó, "querés caminar o hablamos acá sentados?", le dije, sin dejar de abrazarla, "que quieres que te diga?, siempre problemas con mi marido", me dijo, agachando la cabeza, y me empezó a contar de sus problemas con el marido, que no trabaja, que el dinero no les da, que pasan discutiendo todos los días y él es violento con ella, volviendo a llorar de nuevo, y entre hipos de llanto, me dijo que la había violado dos veces.
Yo estaba duro de lo que me contaba, no sabía que decirle, me sentí mal cuando me dijo que su propio marido la había violado, pero que tenía miedo de ir y denunciarlo, ya que como es muy violento, no sabía que podría llegar a hacerles a ella y a su hija.
Seguimos hablando y yo trataba de calmarla, la invité a una terraza a que comiera algo, ya que me dijo que hacía dos días no comía, "que vergüenza haberte contado esto", me dijo, esperando el bocata que había pedido.
Cuando terminamos nos levantamos y nos fuimos.
Yo estaba bastante mal por lo que me había contado.
Cuando entré en casa me quedé pensando en todo lo que Arantxa me había contado, pero que podía hacer yo, nada.
Pasaron unos días que no la volví a ver, hasta una tarde que yo iba a tomar unas cañas y la veo venir, se notaba que estaba mal, no se cuidaba como cuando la conocí, estaba muy venida a menos, nos saludamos y la invité de nuevo a tomar algo, "no gracias, quiero darme una ducha antes que esté mas fresco", me dijo, "no tenés agua caliente en tu casa?", le dije, "no, nos cortaron el gas hace mas de un mes, y ya me llegó la carta de que nos van a cortar la luz también", me dijo, bajando la cabeza, "mira, si no lo tomas a mal, no querés venir a casa y te duchas ahí?", le dije, sin ninguna mala intención, "no se que hacer", me dijo, siempre mirando al suelo, insistí un poco y me dijo que bueno, ella entró en su casa, que no había nadie, ya que su hija estaba en casa de la madre de Arantxa y el marido, solo él sabía donde estaba.
Al rato escucho el timbre de casa y era ella, envuelta en una bata, de chanclas y una ropa para cambiarse, entra en el baño y yo me fijé que tenía en la despensa, agarré algo y lo puse en una bolsa para dárselo a ella.
"que delicia de baño me di, muchas gracias, me hacía falta", me dijo, pasando una toalla por su pelo mojado, "Sebastian, podría lavar esta ropa en tu lava ropas?", me pidió con su atado de ropa, que pensé que era para cambiarse, le dije que si, y ella se dispuso a lavar su ropa, le dije lo que le había separado, y sus ojos se llenaron de lagrimas.
"Pintura para las uñas no te ofrezco porque no tengo", le dije riendo, viendo las uñas de sus manos y sus pies con restos de hacía bastante tiempo.
Me gustó que se riera con la tontería que le dije, "pero si quieres un masaje en los pies, te lo puedo hacer encantado", le dije, "que vergüenza", me dijo, cuando le agarre un pie y se lo empecé a hacer el masaje.
Arantxa se recostó sobre el sillón, donde se le abrió un poco la bata, dejando ver hasta bastante mas arriba de las rodillas.
Yo seguí masajeando sus pies y en la postura que estaba, si se le abría un poco mas la bata se le iba a ver la concha.
"Me haces sentir tan relajada Sebastian", me dijo, y no se si lo hizo sin querer o queriendo, que movió sus piernas, haciendo que su bata se abra y le vea la concha, que en una época bastante lejana se notaba que la llevaba bien depilada, ya que tenía el bello púbico creciendo, pero igual, me pareció una hermosa concha, yo no sabía que hacer, le miraba la concha y sentía como mi pija se iba poniendo dura.
Yo me tiro al agua a ver que pasa, me dije a mi mismo, "que hermoso pie que tenes", le dije, levantando su pie y me lo metí en la boca, haciendo con este movimiento que se le destape toda la concha, "hay Sebastian, no, que los tengo horribles", me dijo, pero no hizo nada por taparse y se dio cuenta que estaba con la concha al aire, "son una delicia", le dije pasando mi lengua por entre sus dedo y mi mano empezó a subir por su pierna, llegando a los bellos púbicos, "no Sebastian, no, por favor", me decía, pero no sacaba su pie de mi boca ni mi mano de su concha.
Yo deje de lamer su pie y le abrí las piernas, arrodillándome en el suelo y le empecé a chupar la concha, "no, no seas loco", me decía acariciando mi cabeza y gimiendo a medida que le chupaba y le lamía el clítoris.
A medida que jugaba con mi lengua en su concha le fui metiendo el dedo, estaba empapada, le abrí la bata y sin dejar de chupar su concha le empecé a acariciar las tetas, "por que, por que me haces esto?", me decía, agarrando mis manos y sobando sus tetas conmigo.
Escuchaba sus gemidos, como movía su cuerpo.
Yo dejé de acariciar sus tetas y me bajé el pantalón, Arantxa me agarro de los hombros, me hizo poner de pie y me sentó sobre el sillón, se quito la bata quedando completamente desnuda, se subió sobre mi agarrando mi pija con su mano y ella misma la acomodó contra su concha, sentándose, y gimiendo a medida que mi pija le iba entrando, "comete mis tetas", me dijo, llevando mi cabeza contra sus tetas mientras no dejaba de mover si cintura con toda mi pija dentro.
Yo le chupaba los pezones como loco, le agarre las nalgas y la movía también, "quieto, deja que me mueva sala", me dijo, yo me quedé quieto y la dejaba mover a ella, que gemía y cerraba sus ojos.
Su concha estaba tan caliente y mojada, "deja que me folle yo sola, tu come mis tetas y acaricia mi culo", me dijo, mordiendo las palabras, "no solo quiero acariciar tu culo, te lo quiero coger", le dije, buscando su ano con mi dedo, "si cariño, ya me vas a follar por el culo también, pero deja que disfrute de tu polla un poco más", me dijo, agarrando mi cara y besando mi boca, metiendo su lengua bien adentro.
Los gemidos que daba eran tremendos, su cuerpo temblaba, "me estoy corriendo cariño, me estoy corriendo", me decía besando mi boca y mordiendo mis labios.
Yo estaba haciendo un esfuerzo enorme por no acabarme dentro de su concha, estaba tan caliente y mojada que no sabía si me iba a poder aguantar.
Arantxa se calmó, me volvió a besar la boca y se bajo de mi pija, me miró y se agacho, metiendo mi pija en su boca, dándole unas chupadas, se puso en cuatro patas en el sillón y se abre las nalgas dejando que le vea el ojete, hermoso pero abierto, se notaba que no iba a ser el primero en cogerle el culo.
Sin dudarlo, metí mi cara entre sus nalgas y le empecé a chupar el ano, escuchaba sus gemidos a medida que le lamía el ojete, "folla mi culo, mete tu polla bien adentro", me decía, sin dejar de abrir sus nalgas y apoyando su cara contra el respaldo del sillón.
Me acomodé entre sus nalgas y acomodé mi pija contra su ojete, escuchando como Arantxa gemía a medida que mi pija le entraba en el culo, hasta que quedamos pegados, ella no dejaba de abrir sus nalgas, sentía el calor de sus intestinos, "así cariño, folla bien mi culo", me decía, dejando que le agarre la cintura y con los movimientos que hacía, mi pija salía y entraba de su ojete y ella gemía cada vez mas fuerte, yo estaba tan caliente que no pude mas y se la metí toda, empezando a acabarme dentro del culo de Arantxa, sentía los chorros de leche como salían fuerte y los gemidos de esa hermosa mujer disfrutando.
Quedé pegado bien contra su culo, con toda mi pija dentro, le acariciaba las nalgas, bajaba mis manos y le agarraba las tetas, movía mi pija dentro de su culo, hacía que apoye las plantas de sus pies en mis piernas.
"Y esto por que fue, agradecimiento, o necesitabas estar con alguien que te haga disfrutar?", le dije, sacando muy despacio la pija de su culo, viendo lo abierto que le había quedado el ojete y como lentamente se le iba cerrando, "necesitaba estar con alguien que me haga sentir bien, que me guste, que por un rato no sea una muerta de hambre y sea la mujer de alguien que me respete", me dijo, tapando su culo con su mano y yendo al baño.
Yo entré detrás de ella que estaba sentada en el inodoro, "deja a tu marido y venite conmigo", le dije, pasando mi mano por su cabeza, "me gustaría, pero no puedo, tengo una hija, y le tengo miedo a mi marido", me dijo, recostando su cabeza contra una de mis piernas, "pensalo", le dije, y salí del baño, esperando que ella termine.
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