Mi vecina rumana
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Me llamo Esteban, divorciado, vivo con mi hija, tengo 58 años y me.
considero un tipo simpático.
El domingo pasado salí a tirar la basura, estamos en invierno, pero no es un invierno frío, así que salí en camiseta sin mangas, pantalón corto y chanclas.
Me cruzo con un matrimonio, que nos dimos los buenos días, ella es una señora rumana y el es español.
Se nota de lejos que la que manda en la casa es ella, por como lo trata al marido.
Ella iba a tirar la basura también y él ni idea, ya que se subió en su coche y se fue.
«Parece que usted nunca tiene frío», me dice, «mi marido parece mujer, vive con frío», me siguió diciendo, «y por lo que veo, usted tampoco sufre mucho del frío», le dije parado en mi portal, «no, yo tengo la sangre caliente», me dijo y siguió caminando.
Yo la quedé mirando, es una mujer de unos 45 a 50 años como mucho.
Yo la estaba mirando y ella se dio vuelta y me quedó mirando, «que me miras tanto?», me dijo, yo camine hacia ella, «nada, pensaba en la suerte de tú marido al tener una mujer como vos», le dije parado a su lado, «y que tengo de especial?», me dijo sin apartar sus ojos grises de los míos, «tienes bonitos ojos, color verde», me dijo, «tus ojos son muy bonitos también, bueno, a decir verdad, vos sos toda bonita», le dije.
«Gracias, eres un caballero», me dijo y me invitó a tomar un café, «sí, encantado, pero si llega tú marido no habrá problemas?», le dije caminando a su lado rumbo a su casa.
«No,.
fue a casa de su madre y yo no los soporto», me dijo haciéndome pasar a su casa.
«Que calor que hace acá», le dije, ya que estaba la calefacción prendida, «sí, mi marido sufre mucho del frío», me dijo y se puso a preparar café.
Hablando me dijo que se llamaba Anika, me preguntó mi nombre y de donde era, le dije que me llamaba Esteban y que era argentino.
Me preguntó si era casado, le dije que no, que soy divorciado y que vivo con mi hija.
Me ofreció un vodka para acompañar el café, y sirvió dos copas generosas, «no sabes el calor que tengo, tengo los pies sudados», me dijo, y tenía puesto unas pantuflas gruesas y unas medias gruesas también.
Se descalzo las pantuflas y se sacó las medias, «mira como estoy», me dijo pasando uno de sus pies por mi pierna y estaba sudado, «Anika, no me hagas eso que me haces dar mas calor», le dije tomando un trago de vodka, «a mi marido no le gusta que le pase mis pies por sus piernas», me dijo volviendo a pasar su pié por mi pierna, «a mí me lo podes pasar por.
donde quieras», le dije agarrando su copa con vodka y se lo doy en su mano, y yo agarrando el mío le ofrezco un brindis, «por tus hermosos pies», le dije chocando mi copa contra la de ella, «por un hombre de sangre caliente como tú», me dijo chocando su copa también y volviendo a pasar su pié por mi piernas.
Bebimos un sorbo y pasando mi mano por la cintura de Anika, atrayendola suavemente contra mi.
Ella no puso ninguna resistencia y le bese los labios, «vas muy rápido», me dijo, pero no me decía que la suelte, «no te gustan los hombres de sangre caliente?», le dije volviendo a besarla, «sí, me gustan y me gustan mucho», me dijo sin apenas apartar sus labios de los míos y nos volvimos besar, ya más intensamente, nos abrazamos, ella empezó a pasar su pié por mi pierna y yo metí mi mano dentro del pantalón de su pijama, acariciando sus nalgas.
«Ven», me dijo y agarrando mi mano fuimos a su dormitorio, la cama estaba destendida todavía, nos volvimos a besar, dejándonos caer de costado, ella no solo pasaba su pié por mi pierna, sino que pasaba su rodilla por mi pija.
Yo le empecé a bajar el pantalón, Anika levantaba su cintura, ayudando a que se lo saque, su lengua estaba dentro de mi boca, y su mano dentro de mi pantalón acariciando mi pija.
Yo me acosté boca arriba, dejando mi pija al aire, ella bajó el prepucio y se la metió en la boca.
Anika me estaba chupando la pija y yo pasaba mis manos por sus nalgas.
Dejó de chuparla, se paró al borde de la cama, se terminó de sacar su pantalón del pijama, me sacó el mío, se sacó la parte de arriba quedando completamente desnuda frente mío, se subió sobre mi agarrando mi pija con su mano y la acomodó contra su concha, completamente depilada, se fue sentando despacio, gimiendo a medida que le entraba, hasta quedar sentada sobre mí y mi pija completamente metida en su concha.
Ella gemia moviendo sus caderas con toda mi pija dentro, yo jugaba con sus tetas, de piel bien blanca, rematadas en una aureola y un pezón bien rosados.
A medida que se movía sobre mí, metía sus pies debajo de mis piernas, moviendo sus dedos.
«Anika, déjame poner atrás tuyo», le dije, «ponte, pero todavía no la metas por mi culo», me dijo bajando de encima mío, se acomodó en cuatro patas en el borde de la cama, yo me ubique detrás de ella y se la volví a meter en la concha, escuchando sus ayes de placer, le abrí sus nalgas bien blancas, mientras la cogía le veía su ano, también rosado, abierto, se notaba que no iba a ser el primero en cogerle el culo.
Sus tetas se movían para adelante y para atrás, siguiendo el movimiento de las.
embestidas que le hacía metiendo y sacando mi pija de su concha.
Anika gemia muy fuerte, se notaba que estaba gozando, yo empecé a dejar caer saliva en su ano, pasando mi dedo, ella solo se movía y gemia, le saque la pija de la concha y se la acomode contra su ojete, empezando a hacer fuerza, «haaa, haaaa, haaaa», gemia Anika mientras mi pija le entraba toda en la cola, hasta que sus nalgas quedaron pegadas a mi.
Sacaba y metía mi pija de su cola, su ano estaba tan abierto que los gritos y gemidos que daba, eran de placer.
«Que rico culo que tenes Anika», le dije moviendo mi pija en círculos bien adentro de su cola, «me alegro que te guste», me dijo entre gemidos, «mi marido casi ni me lo toca y a mi me encanta follar por atrás», dijo gimiendo fuerte, echando su cuerpo para atrás, haciendo ella sola que mi pija le entre toda.
Se la saqué viendo como le había quedado abierto el ojete, la hice acostar boca arriba, levantando sus piernas y yo de rodillas se la vuelvo a meter en la cola, escuchando sus suspiros de placer al volver a tenerla dentro.
Mientras le cogía la cola, le acariciaba la concha con mi dedo e hice algo que la hizo ponerse loca, me metí uno de sus pies en mi boca, pasando mi lengua por entre sus dedos.
Anika ya no gemia, gritaba de placer con lo que le estaba haciendo.
«Nadie me ha hecho disfrutar tanto follando mi culo como lo estás haciendo tú», me grito pasando sus manos por mis brazos, bajandolos hasta sus nalgas y se las abre todo lo mas que pudo.
«Sigue, sigue así que me corro, no pares, me estoy corriendo», gritó y empezó a temblar, sacudia su cuerpo, movía los dedos de sus pies dentro de mi boca, «correte dentro de mi culo, llenalo de leche», me gritaba sin dejar de temblar.
Yo se la metí lo más adentro que pude y me empecé a acabar dentro de la cola de Anika, sentía como mi pija palpitaba dentro de su cola, como salían mis chorros de leche llenando sus intestinos.
«No sabéis cuanto hace que no disfruto follando como he disfrutado contigo, me gustaría que lo volvamos a hacer», me dijo sentada en el borde de la cama.
«Va a ser un placer seguir disfrutando de vos», le dije besando su boca y acariciando sus tetas, «llamame cuando no esté tú marido», le dije pasando mi pija por su cara, haciendo que Anika abra su boca y me de unas chupadas en la pija.
«Te voy a llamar seguido», me dijo, dándole un beso en la cabeza de mi pija.
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